DANTE 

―¡Alto ahí, Rowan!
―Tengo prisa, me van a regañar.― Dijo sin siquiera mirarme. Use mi velocidad de lobo y me planté frente a ella. Rowan dio un respingo y salto para atrás.―¡Madre mía!
―Ve despacio, ya estás en el sendero. Pareces cenicienta, solo que en versión bonita.
―¿Solo que en versión bonita? Estas loco.― replicó y volvió a avanzar pero, moderando sus pasos.
―No lo estoy. Además, Cenicienta está muy clichada, delgada, rubia, ojos azules. Todos creen que es el modelo perfecto para lo hombres, pero... En lo personal las prefiero castañas claras.― Rowan Se detuvo un momento y entrecerró los ojos para mirarme.― Como tú, por ejemplo.
―Estas loco, definitivamente.

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ANNIE

―¡Está loco! Claro que lo está.― Me digo en la intimidad de mi recámara.
Dante es extraño, primero trató de matarme, me atacó en su forma lobuna y casi golpea a mi mejor amigo... Pero siendo sinceros, me confunde. Miro mi reflejo en el espejo, me inspeccionó. Siempre veo lo mismo, una chica para nada atractiva. ¿Entonces qué es lo que me vio?
―¿Qué haces? ¿Pensando en mi?― Me estremezco y giro para comprobar lo que me temía.
―¿¡Qué haces aquí!?  Y n-no, no estaba pensando en ti.― Sentí como mis mejillas se ponían coloradas. No sé cómo lo hizo, pero estaba sentado en mi ventana. Para la otra le pondré el pestillo y si es necesario, plata líquida.
―Me hieres aquí.― Dijo señalando su corazón, lo que me provocó una sonrisa.― Y para que lo sepas vengo por ti, de hoy adelante vendré a recogerte todos los días.

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