Una limonada derramada en su blusa.
Así es como Irina conoce a Louisa: con un pequeño accidente.
Un encuentro fortuito que deja de serlo cuando Irina descubre que la camarera que arruinó su atuendo es nada más y nada menos que una de sus nuevas alumnas. Y no solo eso: es una de las peores del curso, cuyo único interés parece ser llenarla de preguntas, no darle ninguna respuesta a cambio; y revolotear a su alrededor con el mero propósito de volverla completamente loca.
Irina odia los juegos y con Louisa, se encuentra jugando uno en el que no conoce las reglas. Solo hay una: "no involucrarse con sus estudiantes". Y la está rompiendo.
Hasta que un día, Louisa desaparece dejando tras ella problemas y desastres.
Louisa no ha olvidado todo lo sucedido. Ha vivido su vida creyendo que luego del accidente, su deuda con el karma ha sido saldada.
Sin embargo, el destino la pone cara a cara con su antigua profesora y sus mundos vuelven a ponerse patas arriba.
Pero esta vez, Louisa no puede huir y aunque quisiera, decide no hacerlo. El problema es que no sabe si Irina la mirará con los mismos ojos... O si será capaz de hacerlo.
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Esta historia está registrada en Safecreative bajo la licencia #2209302122542 e ISBN 978-631-90651-2-1
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Katherine acaba de cumplir veinte y está decidida a empezar a vivir de verdad. Para eso, debe dar un paso fuera del armario. Literal y metafóricamente hablando. ¿La mejor forma de hacerlo? Fácil: contárselo a Theresa, su mejor amiga.
Por otra parte, Deborah ya ha colonizado la mitad del camino de una veinteañera. También oculta varios esqueletos en su armario y otros que deberían estar bien enterrados. Su reputación es tan grande como su historial y en sus hombros carga con la fama de Two Queens, el mítico club lésbico que Theresa ha elegido para evangelizar a Katherine sobre la Biblia Sáfica.
Katherine no debería enamorarse de Deborah. Deborah no debería dejar que Katherine entre en su vida. No estaban destinadas a conocerse esa noche, pero
las advertencias y los rumores no serán suficientes para detenerlas.
Ni a ellas ni al desastre.