✁・・・Song: ❛YeYe - Yura Yura❜
De forma torpe se colocó un pasador para el cabello para retener mechones de pelo que caían en su cara, por tercera vez intentó poner corrector en las ojeras que se le habían formado por haberse quedado hasta madrugada viendo películas, para después sellarlo con polvo traslúcido, las dos veces anteriores había fallado miserablemente debido a que sus lágrimas no dejaban de correr. Se vistió con un atuendo cómodo, estaba descuidadamente arrugado y no tenía los ánimos para plancharlo, por lo que optó salir así, no es que realmente le importara mucho su apariencia en este punto. Agarró la caja mediana de cartón que había dejado en el suelo, a pesar de que su tamaño le ocupaban los dos brazos, no estaba pesada, solo contenía unas prendas, cuadernos, un par de libros, cosas que no le impedían transportarla por sí misma.
El día era soleado con una que otra nube merodeando, el viento soplaba gentilmente haciendo que las flores y el césped bailaran lentamente alrededor del sendero que atravesaba el pequeño campo. Las personas caminaban de un lugar a otro, las palomas revoloteaban, las abejas danzaban sobre las hermosas flores de distintos colores que desprendían su deliciosa fragancia en el aire. Todo parecía tan lleno de vida, era un día muy tranquilo, cualquiera se podría poner de buen humor. Curiosamente, un día tan espléndido con este no concordaba con el sentir de la joven muchacha que caminaba según el sendero le indicara para guiarla hasta poder llegar a la estación del tren. Una vez que llegó a su destino, divisó al chico que tanto amaba sentado en una de las bancas, el apuesto joven de ojos esmeralda miraba con serenidad como las personas pasaban por enfrente de él, no les prestaba atención una vez que salían de su campo de visión. No fue hasta que una muy conocida figura se plantó enfrente suyo que reaccionó regalándole una cálida sonrisa levantándose de donde se encontraba descansando.
La chica intentó corresponder el gesto a la vez que alzaba tímidamente una de sus manos en forma de saludo, sosteniendo con la otra la caja que había cargado todo el camino. Su amable rostro le trajo dolorosos recuerdos de hace unos pocos días. Como de costumbre, Makoto solía quedarse los fines de semana en el apartamento de (TN). Ambos llevaban casi un año de relación, conociéndose a finales de segundo grado de preparatoria. El castaño claro siempre fue lo que ella soñó, era amable, confiable, divertido, inteligente, se preocupaba siempre por su bienestar, procuraba hacerla sentir feliz y amada, además de que era atractivo, y talentoso para la natación. Makoto sentía lo mismo por ella, realmente la amaba, era una chica fantástica, carismática, graciosa, podía contar con ella siempre en cualquier circunstancia. Cuando tenían épocas de exámenes, estudiaban juntos, ya fuera en casa de él o de ella, se mensajeaban todos los días, la primera cosa que hacían en la mañana era desearse los buenos días por mensaje de texto para después encontrarse e ir a la escuela juntos. Al terminar las clases la acompañaba a su casa y se quedaba unos minutos a pasar el rato. De igual manera, si un día por alguna razón no podían verse en persona, las llamadas nocturnas de larga duración no podían faltar. Cualquiera que los viera podría decir que esa relación duraría años, ambos se miraban muy enamorados, hasta que un día el afectuoso chico de ojos verdes dio una vuelta a las cosas. La muchacha ya se había imaginado qué podría estar pasando, su novio cada vez le decía menos "te amo", los cumplidos empezaban a ser unilaterales de parte de ella para él, no correspondía como antes a los jugueteos de pareja y sus besos comenzaban a ser planos, la iniciativa empezaba a recaer solo en ella. Pero todo este tiempo Makoto le correspondía de forma amable. Su mente había decidido ignorar todo aquello.
(TN) le mostraba feliz e ilusionada sus ideas relacionadas a cómo se verían una vez que entraran a la universidad, ya que él se iría a Tokio y ella asistiría a una que se encontraba más cerca de su hogar, pues le resultaba más económico. Tenía todo planeado solo necesitaba la aprobación de su novio, si Makoto no estaba muy ocupado podrían hacer video llamada en las noches, e incluso los fines de semana llamarse y dejar la llamada correr toda la noche para simular que estaban el uno al lado del otro. Si no tenían mucho trabajo que hacer, podrían tomar turnos para visitarse una vez al mes. El castaño tenía la cabeza baja, miraba perdidamente el suelo con ojos melancólicos, dentro de él sabía que ya no podía más, en algún momento esto iba a suceder. La chica, conociendo al hombre que amaba, se percató de que algo no estaba bien, por lo que, sin pensarlo, dejó salir la pregunta que cayó como una bomba atómica en su relación.
—¿O es que a caso no estoy en tus planes a futuro...? —ahí estaban esas palabras las cuales ambos de alguna manera sabían que eran ciertas, pero ninguno de los dos se atrevía a aceptarlo.
—Siento tanto el no habértelo dicho antes —su lágrimas se empezaron a arremolinar para caer por el borde de su párpado inferior—. No podía. Estaba muy confundido y no soportaba la idea de hacerte daño —le confesó el castaño manteniendo la cabeza baja.
—¿Qué...? —dijo en un suspiro a la vez que sentía una gran presión en su pecho.
La película que miraban juntos en Netflix esa noche estaba en pausa en espera de ser reanudada, cosa que no pasó.
(TN) había soñado muy a futuro su vida junto a Makoto, él significaba mucho para ella, era lo mejor que le había pasado. Estaba consciente que es malo hacerse ilusiones de que las relaciones son para siempre, porque no es así la mayoría de las veces. Esas dulces oraciones de "juntos para siempre" y "te amaré por toda mi vida" eran tan románticas como infantiles, ¿pues quién realmente puede ver el futuro como para asegurar tal cosa? Y desgraciadamente ella nunca se había puesto a pensar qué haría si su novio faltaba algún día. Por otro lado, durante todo ese tiempo, la cabeza de Makoto era un remolino que desordenaba cada rincón de su mente, se sentía como si dos partes de él lucharan constantemente, una parte le decía que lo mejor era que terminara su relación antes de que las cosas fueran más profundas, otra parte le decía que no la dejara porque la amaba. Una cosa sí estaba clara, el castaño nunca dudó de lo que sintió por la chica en un principio, realmente significaba mucho para él, lo hacía sentir de una manera excepcional, su linda risa, sus adorables estornudos, las historias alocadas que le contaba, su dulce rostro que se iluminaba cuando lo veía, cada cosa de ella le enamoraba; fue por todo eso que estaba confundido, no tenía idea de en qué momento su corazón decidió ir en otra dirección, y la sola idea de tener que romper con ella le desgarraba el alma, no podía evitar llorar.
Esas últimas veces en las que escaso pero cariñoso le dedicaba esas tiernas palabras de amor y esos apodos cariñosos, sentía un sabor agridulce. Se sentía feliz de poder llamarla de esas formas, pero al mismo tiempo se regañaba así mismo ya que sabía que si quería terminar la relación en un futuro no muy lejano debía evitar que las cosas siguieran escalando. Pero no podía detener sus labios de dejar escapar esas palabras. Simplemente se sentía tan natural el decirle así, salía con total facilidad. Él sabía que la había amado, el día de la ruptura le rogó a la muchacha que no dudara de la sinceridad de sus sentimientos, es solo que ese amor en vez de seguir floreciendo volvió a ser un capullo, uno que no volvería a mostrar sus coloridos pétalos, ahora solo la quería, lo que lo llevaba a la siguiente encrucijada: ¿Cómo se supone que se debe terminar una relación con alguien a quien quieres? ¿Cómo se supone que se tiene que soportar el lastimar a alguien a quien aún se aprecia? Makoto no era capaz de encontrar respuesta a esas dos grandes preguntas, por lo que optó simplemente seguir disfrutando del tiempo que le quedara en relación con ella.
Ahora que ya no estaban juntos, esas llamadas a altas horas de la noche y esos días enteros de pasar horas juntos se acabarían. Ahora que ya no estaban juntos, (TN) volvería sola a casa. Ahora que ya no estaban juntos, Makoto no podría sentir a la chica entre sus brazos de la misma manera que antes. Ahora que ya no estaban juntos, esas amorosas palabras se esfumarían como humo en el viento. Ahora que no estaban juntos, cada uno se iría por caminos separados por primera vez desde hace meses. No fue hasta ese día que se dieron cuenta de lo tan acostumbrados que estaban el uno al otro, formaban parte de su rutina diaria; deberían volver a como eran sus vidas antes de su relación, pero esta vez con un sabor amargo dentro de ellos.
En silencio, la chica esperaba parada al lado de su ahora ex-novio para que se dieran las tres con quince de la tarde y que el tren que esperaba Makoto apareciera. Ninguno de los dos decía nada, el silencio entristecido era todo lo que necesitaban. Después de que el ex-nadador de Iwatobi abordara ese tren, seguramente pasaría mucho tiempo para que se volvieran a ver, ya que esta vez el verse no era más una prioridad. El chico de ojos verdes le regresó la copia de las llaves del apartamento de ella justo antes de que el tren arribara. Se volvió hacia ella ofreciéndole una triste media sonrisa.
—Me llevaré recuerdos muy bonitos de nosotros —expresó el muchacho con su amable voz.
Por costumbre, Makoto alzó su mano con la intención de ponerla sobre la cabeza de la chica, cuando se dio cuenta de sus movimientos, convirtió dudoso su acto en un apretón de manos, el cual (TN) aceptó. Después, el castaño se limitó a subir el tren junto con la caja que contenía sus pertenencias que había dejado en el apartamento de su ex-novia. Se sentó en un lugar que le diera la espalda a la muchacha que estaba dejando atrás, pues si seguía mirándola sabía que se rompería enfrente de ella.
Una vez que el tren partió, la joven de deshizo de la falsa máscara que se había puesto para aparentar ser fuerte enfrente de él. Su entrecejo se alzó, se mordió el labio inferior en una lucha contra sus ojos que se habían cristalizado y amenazaban con desbordar en llanto, se quedó parada en ese mismo punto por unos instantes más dejando que la suave y cálida brisa del verano la abrazara como si de un consuelo de tratase. No lo odiaba, no podía, y tampoco había razón para odiarlo, a veces simplemente el amor se acaba, y desafortunadamente eso le tuvo que suceder a su relación. Algún día se volverían a encontrar, pero esta vez como los buenos amigos que solían ser.
¿Qué tal? ¿Sí me quedó triste? xD
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Publicación: jun. 15, 2020