Una semana, una semana de ejercicios y de prácticas de telequinesis, la semana más larga que he tenido en estos meses.
La cama donde estaba me resultaba un poco fría, mi Kyouya era quien me daba calor.
Me pregunto si acaso el volverá, yo sin duda no me hago tantas ilusiones, tal vez el tenga razón y simplemente toda persona que quiero termina por irse.
— Bebito, buenas noticias, hablé con Saichi - San y nos dio permiso para salir a caminar al parque cerca de aquí — La mirada se me iluminó por completo, ese parque estaba cerca, muy cerca de Seirin, con suerte y podre ver desde fuera de las rejas, tal vez pueda saber como están.
— Vamos, vamos Kai, quiero ir — Me levante casi de un brinco de la cama, hace días que tuve una recaída y me quede sin mover las piernas, justo después de que uno de los médicos que esta aquí para revisar mi avance me dijo algo horrible.
— Muy bien, Tetsuya, vas bien, tienes un perfecto control de tus facultades especiales — Deje que él me ayudara a sostenerme en pie.
— Gracias — Tangente, no me agradaba nada este doctor.
— Bien, para la próxima, por favor, se más rápido — Me miró con superioridad, sabía que no podía hacerle ningún daño, no mientras este mal y Kyouya, mi Kyouya este “dormido”, no podía hacerle nada.
— He hecho todo lo que pudo, no puedo hacer mucho por ahora — Él rodeo la mesa en forma de media luna que nos separa y me sentó en la misma tomado mi cintura y posicionándose entre mis piernas.
— Escucha muy bien lo que tengo que decir pequeño pedazo de mierda, aquí yo soy tu superior y no puedes ponerte al tú por tú, si no quieres consecuencias — Levanto lentamente su mano, y la estrelló sobre una de las mías con fuerza, me dolió tanto que solté un quejido de dolor, mire la mano que se convirtió de una rojo intenso a un violeta algo fuerte.
— Sueltame — Me removí un poco, poniéndome en pie con dificultad.
— Y recuerda algo, pequeñas perra rastrera, te he descubierto, ese tal Kyouya no es más que una simple farsa, tú mismo te le inventas, tal ves seas psíquico y tengas telequinesis, pero eso de que un ser Paranormal te acompaña, no me la creó, si querías atención simplemente hubieras abierto las piernas para los directivos, no dudo que con esa carita de ángel caído y tu lindo cuerpo se hubieran opuesto a darte todo lo que querías — Se rió mientras me empujaba hasta el suelo golpeado mis piernas débiles y mi vientre sacandome el aire.
— ¿Dónde esta tu chico ahora?, estas débil, por lo tanto no puedes “sacar" a ese ente que sin duda, no existe, tú lo sabes, yo lo sé, todos lo sabremos, pero el resto quiere creer que es real — Se carcajeó en mi cara.
— No hables de él, no hables de mi Kyouya como si no existiera, tienes miedo, miedo de salir lastimado, por eso te des quitas ahora que él no puede salir — Trate de poner toda la fuerza que pude en mis brazos para por lo menos sentarme sobre el suelo.
— Maldito mocosos impertinente, como se te ocurre oponente a mi, alguien superior, te arrepentirás de haberme insultado —
— No eres más que un maldito cobarde —
No dijo nada, se quedo callado sin nada que decir ni hacer, simplemente se quedo viendo mi sonrisa de medio lado, sabiendo que yo había ganado.
Después me miró con superioridad.
— Y suponiendo que no lo has inventado, seguro que el también te abandono, tal como hizo tú madre, tal como lo han hecho tus “amiguitos”, tal como lo han hecho todos los que has conocido, haces tanto daño, que se puede esperar de un simple experimento, de un mal nacido que no se tienta el corazón por ver a las personas sufrir, maldito asesino — Me dejo ahí, no dije nada, no hice nada, simplemente me abrace al dolor que sentí cundo me recordó porque estaba donde estaba y el propósito de mi miserable existencia, miré a la nada mietras las lágrimas se escurrían con dolor por mi rostro cayendo al suelo, soy un asesino, soy un asesino, todo me odian, hago daño y Kyouya no volverá porque también me ha abandonado.
— Mi bebé tus piernas, responden — Él parecía que lloraría en cualquier momento, Kai era una persona muy buena, de las pocas que logran quedarse a mi lado aun sabiendo lo que soy.
— También parece haber terminando tus cuadros de depresión, me siento muy feliz ángel — Hideo entró a mi habitación con una sonrisa — eso significa que le dirás adiós a la silla de ruedas, ¿no amor? — Sonreí tanto que sentía que el corazón se me saldría de la felicidad.
— Sí papi — Cerré la boca y con rapidez la tape, que vergüenza, baje la cabeza sabiendo que las mejillas se me habían encendido de un rojo intenso.
— Tetsuya, vuelve a repetirlo — Me tomo por los hombros agitandome un poco de adelante hacia atrás.
Negué y me recargue sobre su hombro sin abrazarlo.
— Por favor, ángel — Aquella súplica me estremeció de una manera tan agradable.
Trague saliva y mordi mi labio inferior en un intento de acallar mi vergüenza.
— P -papi — Salió en un susurro tembloroso.
— Mi niño, he esperado tanto por que me digas papá — Me alzó quedando en sus brazos, tal y como lo harían con un niño pequeño.
— Que lindo, foto foto — Kai sacó su celular tomado fotos del momento.
— Kai — Hideo miro al pelirrojo con una cara rara — Dime por favor que grabaste ese momento — Se miraron serios por unos instantes.
— Por quien me tomas Hideo, claro que lo hice, soy más rápido que un rayo — Ambos chillaron de felicidad al reproducir una y otra vez mi vergüenza en el teléfono de Kai siguiendo yo en los brazos del azabache.
Se estaban burlado de mi, de mi vergüenza, por favor, tragarme tierra, AHORA.
— ¿Seguros que no quieren mi hermosa presencia con ustedes? — Hideo parecía abatido.
— Sin duda de hermoso no tienes nada — Me burle de él, es mi venganza, lo atacó donde más le duele, su ego y vanidad.
— Tetsu, bebé, así no se le habla a papi — Mi cara enrojeció a niveles extremos, me había atacado con mis propias palabras — touché — Le dije poniendo una mano en mi pecho de manera dramática mientras el pellizco con cariño mi mejilla.
— Nos vamos — Kai me tomo del brazo y caminamos por 20min aproximadamente y llegamos al parque, dimos dos vueltas.
— Kai — Él me dio toda su atención, estábamos sentados en una banca a la sobra de un árbol frondoso, dando de comer a las palomas que ahí se reunían.
— ¿Podemos caminar por allá? — Él me vio y luego a la dirección.
— Sí bebé claro, vamos — Se levantó y luego me ayudo a mi.
Caminos a un paso moderadamente lento, al casi llegar a la preparatoria Kai me hablo.
— ¿Quieres un helado bebé? Asenti, pero luego me vio — mejor hay que dejarlo para otro día — Yo realmente quería un helado, así que le hice un puchero.
— Pero, quiero — El soltó un quejido de emoción.
— Mi vida… pero, no quiero dejarte solo, la máquina esta en la tienda de la esquina, y no puedes pararte bien — Le acaricie la mejilla con afecto y le sonreí.
— Tranquilo Kai nii, me agarro de la pared, puedo caminar hacia la reja de hasta allá y regresaré, lo haré lentito y con cuidado — Me miro con duda.
— ¿Con cuidado? —
— Con mucho cuidado — Rectifique haciéndole una carita de cachorro.
— Mi vido, eres un amor — Me regalo un besito en la nariz y después le dio un toquecito a esta con su dedo índice — Ya vuelvo mi amor — Camino a paso rápido
— Vainilla — Le grite, él volteo dando una vuelta, levantó el pulgar para segur dando la vuelta terminando en la misma posición inicial.
Reí, realmente lo quiero, cuando pude me di la vuelta y sostenido de la pared camine a la reja viendo como los estudiantes estaban en la hora de descanso.
Mi pecho dolió un poco de ver como todos estaban bien, bien sin mí, cerré los ojos.
— ¿Kuroko? — Abrí los ojos cuando vi a mi luz, mi pecho brinco de felicidad.
— Kagami… kun — El se acercó a mi agarrando las rejas que nos separan.
— ¿Dónde estuviste? todo estábamos muy preocupado, nunca volviste la escuela después de aquel problema en el gimnasio.
¿Problema?, debió haber sido Kyouya.
— Si es por eso, no te preocupes, no estoy enojado, solo… vuelve — Parecía tan desesperado que me dolió.
— Lo siento, no puedo, me gustaría, pero no — Puse mi mano en la suya la cual era grande, muy grande.
— ¿Por qué no, peque? ¿tus padres no te dejan? — Negué con rapidez, ni Hideo ni Aimi tenían la culpa de nada.
— Entones, ¿Por qué? — Me pidió con desesperación.
— Kuroko -kun, ¿¡Eres tú!? — La entrenadora y el equipo corrió a mi.
— Hola — Baje la mirada, tome con fuerza la punta de las mangas de mi suéter gris claro estilo overzise, apague mis manos a mis muslos por el costado lo cuales estaban envueltos en unas mallas negras tambaleándome un poco.
— ¿Dónde estuviste? No viniste al día siguiente de la pelea con Akashi — Hyugga sempai saco una mano y me levanto la cara con suavidad.
— Yo, no puedo decirles, lo siento mucho — Nunca aparte su mano, al contrario, pose la mía sobre la suya que se movía con tranquilidad pasando de vez en cuando su pulgar por esta.
— Tienes que decirnos, podemos ayudarte — Koganei sempai también saco la mano pero la poso en mi cabeza revolviendo mi cabello.
Pero, era hora de irme, Kai llegaría en cualquier momento, y le dieron indicaciones estrictas de no acercarme a la preparatoria lo suficientemente para ver a la gente.
— Me tengo que ir — Ello me gritaron un “no” desesperado pero aparte aquellas manos gentiles y con cuidado me sostuve de la pared caminando con cuidado pero lo más rápido que pude, dejando salir un sollozo acompañado de una lágrima, ellos me seguían gritando y yo solo avanzaba de nuevo a la soledad.
Holaaaaa!
Les traje actualización, de nuevo, muy tarde, los siento mucho por tardar, pero espero que disfruten de la lectura de hoy, los amo mucho bebeshitos.
Bye