Wesley
Mire por ultima vez la entrada de la casa de Andréi y el cuerpo de Rosie tirado en la entrada. Tal vez exagere con lo de desmayarla y quitarle la emoción a todo el asunto, pero ya estaba hecho.
¿Que si me arrepentía? para nada, todo estaba saliendo tal y como lo había planeado. Solo me hacía falta enterarme si es que Andréi le propondría un trato a Rossie para asesinarme. Pero hasta eso, yo ya estaría completamente listo.
Cada cosa que estaba pasando, ya la tenía calculada, se que cosas podría hacer Rossie o que cosas le podría ofrecer Andréi. Todo esto tenía un solo objetivo, dañar psicológicamente a Rossie ¿motivo? solo diversión.
Estaba conduciendo directo a la casa de Isabella, después del problema con Rossie no volvimos a hablar y me hubiera gustado que se quedara así, pero ella comparaba mis medicinas así que no me quedaba otra opción.
Estacione en frente de su casa, guarde mi arma y me puse la capucha antes de salir del auto. Apenas puse un pie en la entrada ella abrió la puerta, me sonrió pero no le devolví el gesto.
—No vienes con Rossie —Su sonrisa aumentó—. Ya la entregaste.
—No te alegres tanto Isabella, ella volverá.
—Volverá con ganas de matarte —Se hizo a un lado y me dejó pasar. Me quede de pie cerca de un sofa mientras ella se tumbaba en frente mio dejando a la vista sus piernas ya que llevaba un corto vestido negro—. Que pena Wesley, estoy segura de que ella aceptara y no cumpliras tu objetivo.
—Tengo todo calculado, no importa lo que ella haga —Palmeo el sofá y me senté a su lado.
—Pues ella podría fingir que no aceptó, pero en realidad sí y los engañaría a Andréi y a ti —Me removí en el sofá cuando se acercó a mí y apoyó su barbilla en mi hombro.
—Pues eso va con el hecho de que acepte, así que ya tengo todo calculado —Deslizó su mano por mi brazo y sentí escalofríos. Detestaba tomar esos asquerosos medicamentos, me hacían sentir como una persona normal y mi cuerpo reaccionaba ante este tipo de situaciones.
—Basta, estamos hablando del plan —Le había dicho a Rossie que no volvería a tomar mi medicación pero desde pues desmayarla me empecé a sentir raro así que tomé las últimas pastillas que llevaba.
—Tomaste tu medicación ¿cierto? —No respondí pero ella comprendió—. Estás nervioso.
—No estoy para esto ahora.
—¿Solo ahora? ¡Eres virgen Wesley y tienes veintitrés años! —La ira empezó a recorrerme de pies a cabeza ante su mención—. ¿Porque no haces solo por esta noche como una persona normal y no te dejas llevar?
—Porque no soy una persona normal y no me dejo llevar —Me levanté del sofá y la mire desde arriba. —Dame los medicamentos y ya.
—No, si no me das lo que yo quiero, no te los doy —Dijo con calma.
—Voy a...
—¿Matarme? No puedes, cuando tomas tu medicación actúas como alguien de tu edad y actúas como una persona normal. Ahora podrías dejarte llevar y hacer lo que una persona de tu edad ya debió hacer hace mucho.
—Jodete —Sin decir mas camine hacia la salida pero ella corrió y me impidió el paso.
—No te vas a ir.
—Eres una necesitada Isabella —Acerque mi rostro al suyo y lo deje a unos centímetros—Y yo no estoy para saciarte —Antes de poder separarme, llevo sus brazos detrás de mi cuello y pego sus labios a los míos. Y como si eso fuera una bomba, saque una navaja de mi chaqueta y la presioné contra su cuello.
—No vuelvas a tocarme —Empecé a caminar hacia adelante hasta acorralarla contra una pared—. Solo porque eres una vieja amiga no te mato.
—Sabes que ella jamás se acostara contigo —Dijo como si aquello me importara—. Jamás se enamoraría de ti.
—Y yo tampoco Isabella, yo tampoco lo haré —Presione aún más—. Solo busco una compañera.
—¿¡Y porque yo no!? nos conocemos desde hace años, siempre he estado contigo y jamas te he decepcionado.
—Isabella, ahora mismo lo has hecho —Di un paso hacia atrás y abrí la puerta pero Isabella hablo.
—Ella se ha enamorado de ti y tú lo estás haciendo —Dijo en voz baja—. Solo trato de evitar que salgas lastimado—Ella sola se contradecía.
—Isabella, Savannah estaba mal de la cabeza y le divertía lastimarme. Ella me convirtió en lo que soy y no puedo cambiar eso.
—No quiero verte sufrir de nuevo —¡Ja! como si su "preocupación" hiciera que me quedara con ella.
—Yo soy quien está dañando a Rossie, ella no me ha hecho nada —La deje con la palabra en la boca y me retiro.
Estaba decidido, no volvería a tomar mi medicación. Siempre terminaba en situaciones incómodas y empezaba a pensar demasiado. Entonces recordé la vez que vi a Rossie hace años, ya la había visto antes pero aquella vez fue diferente, ella me había reconocido.
"Mi padre hablaba sin parar sobre los planes de esta noche, me dijo que robarían una casa pero sabía que para mi padre robar implicaba matar. Era la primera vez que haría algo así con mi padre, así que no me molestaba admitir que estaba muy nervioso.
—¿Me estás oyendo Wesley? —Preguntó mi padre—. Entiendes que si te capturan pueden dar conmigo ¿cierto?
—Claro que lo se y si te estoy escuchando —Seguimos caminando por la calle principal. Pero entonces note que una buena cantidad de gente se amontonaba unas cuadras más adelante. Ellos estaban en paralela entonces cuando pasamos de frente, pude ver de quien se trataba—Jack Cox ¿que hace por aquí?
—Claro que lo es, debe estar tratando de llamar la atención y que en los periódicos pongan "Jack Cox haciendo una obra caritativa" —Respondió mi padre soltando el aire con fuerza—. La gente como ellos no luchan por nada Wesley, pero su final es...aburrido. Nosotros vivimos cada segundo cargado de adrenalina y nuestros finales son...fantásticos.
—Claro —Entonces noté que algunas personas se giraban en nuestra dirección, pero era porque el mismísimo Jack Cox nos miraba. Claro que conocía la historia que había entre él y mi padre, pero después de tantos años no creí que las cosas seguirían así.
Pero eso no me importo, yo me fije en Rossie la cual me miraba a los ojos. Desde donde estaba podía diferenciar el verde de sus ojos y la ligera sonrisa que me ofrecía. Por fin me había reconocido, después de tantas veces que nos vimos y ella me miraba como un extraño, después de tantos años ella por fin me reconoció. Yo le devolví la sonrisa, note como movió la mano saludando pero yo no le devolví el gesto, sentí que sería extraño.
—Ellos mueren como personas normales —Continuó hablando mi padre sin darle importancia a la mirada de las demás personas—. Nosotros morimos al robar un banco, tiendas, asesinando gente y todo con la adrenalina corriendo por nuestras venas —Una vez llegamos a nuestro destino -que en realidad era dejando unas cuadras atrás a Rossie- mi padre entró a la tienda y yo me quedé afuera.
Mi padre y yo siempre habíamos tenido intriga sobre los Cox, mi padre sabía muy bien que había hablado muchas veces con Rossie. A mi padre no le molestaba ya que ambos sabíamos que ella y su hermano eran los blancos más fáciles para extraer información.
Rossie no era linda, a veces me ponía de mal humor cuando hablaba con ella, su voz me irritaba pero aprendí a lidiar con ello solo porque quería saber. A pesar de ser menor que yo, sabía muy bien cómo retener información. Me era casi imposible sacarle algo de información y con el tiempo ella se convirtió en un juego, pero mi obsesión no fue con Rossie sino con el hecho de ganar el juego que yo mismo cree.
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Intentaba con todas mis fuerzas que los nervios no me controlaran y salí corriendo en dirección a la casa. Los chicos y yo llevabamos bolsos negros para llenarlos del dinero que robariamos, me encontre con todos en la caja fuerte la cual ya se encontraba abierta. Las manos me temblaban pero aun asi segui sacando el dinero y poniéndolo en la bolsa.
—Que niñita, no puede ni controlarse en un robo —Le dijo un chico a otro refiriéndose a mi—. Lo quiero ver cuando robemos un banco.
—Nada mas no estas muerto porque mi padre dio la orden de que saliéramos los nueve y que no nos matemos entre nosotros —Respondí con rabia y disimuladamente lleve una mano a mi costado—. Pero como dice mi padre "todo acto tiene su consecuencia, pero en la gente como nosotros siempre es mala" —Tomé su brazo y pase la navaja por su muñeca pero sin cortar la vena.
—¿Qué mierda...? —Él sabía que acababa de hacer un corte casi mortal ya que la pase muy cerca de la vena—. Podrías matarme, idiota.
—Si, corte tu muñeca y casi corto tu vena, así que te aconsejo no hacer movimientos bruscos —Me agache y segui metiendo dinero—. No, en realidad me gustaría que no sigas mi consejo, asi te mueres.
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