Los labios de Seokjin eran suaves, pensó Namjoon mientras lo veía chupar y succionar su pene. El interior de su boca era muy húmedo y caliente, se amoldaba a su extensión como su hubiera sido hecha para él. Sus mejillas se ahuecaban para tomarlo. Cuando Seokjin gemía, todo el interior vibraba y Namjoon tenía que sujetarse de algo para no llegar al orgasmo demasiado pronto.
Cerró los ojos levantando el rostro al techo con la respiración entrecortada y el sudor perlando su rostro cuando la lengua suave y cálida contorneo su glande. Se sentía tan caliente.
Bajo la mirada de regreso a Seokjin encontrándose con los ojos del chico fijos en él. Lo había notado antes, pero a Seokjin en verdad le gustaba que lo observara mientras hacía cosas obscenas. Tenía rostro de ángel, pero toda su pureza y timidez se perdía una vez que entraba a la cama. Sus ojos ardían con la llama de una pasión apenas contenible. Al chico le gustaba ser observado a pesar de que sus mejillas ardían por la pena.
Namjoon decidió complacerlo prestándole toda su atención. Seokjin le sostenía la mirada con aquellos ojos llenos de lágrimas de placer y seguía chupando con pasión, su mano acariciando los muslos y testículos de Namjoon con notable determinación. De pronto su mano libre se desvió hacia su propia erección, acariciando y atendiendo sus necesidades. Namjoon arqueó una ceja y sonrió apenas conteniendo el gemido que amenazaba con salir de su boca cuando Seokjin empezó a aumentar la velocidad de sus movimientos.
El sonido húmedo y los jadeos ahogados de Seokjin se convirtieron en música para sus oídos. Namjoon movió su mano para acariciar el cabello castaño oscuro, sus ojos entrecerrados. Sus caderas exigían embestir. Se contuvo y respiró profundo cuando Seokjin cambió la dirección de su mano hacia su contraída entrada. Namjoon sintió el filo del orgasmo cuando vio al chico meterse dos dedos y gemir de satisfacción en el momento en que empezó a golpear su próstata.
La mirada de Seokjin se volvió borrosa, su boca y mano trabajando al mismo tiempo a un ritmo constante y rápido. Namjoon apretó los puños, sujetándose de la cabecera de la cama cuando finalmente terminó. Seokjin soltó un sonido sorprendido cuando el líquido caliente se derramó sobre sus labios y parte de su rostro.
Namjoon palmeo la cabeza del chico con cariño cuando sus miradas se encontraron. Se aseguró de que también hubiera alcanzado su liberación y sonrió amable.
—Te ves hermoso —le dijo.
—Tengo tu semen por toda la cara —respondió Seokjin con voz ronca y aturdida incorporándose y sacando los dedos de su trasero para luego mirar su propio semen sobre las sábanas—. La persona que hace la lavandería seguro nos odiará.
Namjoon soltó una risita risueña y se impulsó al frente para limpiar con cuidado el rostro de Seokjin: sus mejillas estaban calientes al tacto, sus pupilas dilatadas, sus labios rojos e inflamados. A pesar de tener ese aspecto de haber sido usado hasta la saciedad sus facciones bellamente esculpidas hacían imposible no verlo con ternura y adoración, sobre todo cuando se dejó mimar por Namjoon cerrando sus ojitos y ronroneando como un felino caprichoso.
—¿Aún puedes seguir? —preguntó Namjoon al sentir que el deseo empezaba a construirse de nuevo con rapidez, su sangre corriendo hacia el sur de su cuerpo.
La mirada de Seokjin brilló, ni siquiera hacia falta que lo dijera, el muchacho estaba más que listo.
La puerta de la habitación se abrió de golpe y el cuerpo de Seokjin se tensó como una cuerda de guitarra a punto de romperse. Namjoon frunció el ceño y volteó para encontrarse con el rostro serio y poco impresionado de Hoseok.
—¿Qué? —quiso saber el líder, odiaba ser interrumpido cuando estaba con Seokjin—. ¿Acaso nadie sabe llamar a la puerta?
No es que Hoseok no lo hubiese visto en situaciones comprometedoras antes, es sólo que le molestaba porque Seokjin se sentía incómodo cuando otros los veían de esa manera. Y si a Seokjin le molestaba entonces a él le molestaba también.
—Hay una situación —dijo Hoseok, sin inmutarse—. Jungkook fue directo a una trampa, está un poco herido, pero está bien.
La actitud de Namjoon cambió.
—¿Sabían que iría? —el rostro del moreno se deformó en uno de ansiedad y temor, su mirada cambió a Seokjin.
—Ve —asintió el chico de inmediato notando la disculpa guardada en la cara de Namjoon.
En menos de medio minuto Namjoon ya se había enfundado en una bata y salido de la habitación dejando un enorme vacío. Seokjin se puso en pie y se dirigió al cuarto de baño para asearse pensando en las palabras de Hoseok. Seguro la situación no era favorable. Jungkook había mencionado a un soplón así que tal vez se tratara de eso.
Al levantar la mirada se encontró con su propio reflejo en el espejo. Su piel blanca y tersa estaba roja no solo en el rostro sino en parte de su pecho y hombros también. Ya que se veía no podía evitar avergonzarse por las cosas que había estado haciendo apenas unos minutos antes.
Recordó la manera en la que Namjoon se había tensado en cuestión de segundos volviendo a su aspecto de hombre serio y ocupado. No le gustaba verlo así. Pensó en la situación y llegó a a una conclusión. Se puso la pijama y salió de su habitación sin hacer ruido. La casa era enorme, pero aun así podía escuchar el murmullos de voces hablando desde la parte inferior.
Sus pies se desviaron hacia la habitación de a lado, la de Taehyung.
Llamó un par de veces a la puerta antes de empujarla y asomar la cabeza al interior. Eran cerca de las once de la noche, pero Taehyung era el tipo de personas que dormían temprano, justo como un bebé.
Su amigo estaba atravesado en la cama con los pies cayendo por el borde del colchón, las sábanas estaban en el suelo y su cabello castaño era un remolino de nudos. Al parecer se había ido a la cama sin secarse luego de la ducha.
—Pescaras un resfriado — soltó entre dientes al acercarse y hundir los dedos entre los mechones de cabello solo para confirmar que aún estaba húmedo—. Tae, creo que necesitaré tu ayuda.
No hubo respuesta. Suspirando se sentó a la orilla de la cama peinando el cabello enmarañado de su amigo con cariño. El ceño de Taehyung se frunció, pero no despertó. El menor se removió un poco hasta girar y quedar boca abajo ignorando todo, quejándose entre sueños. Seokjin soltó una risita y resopló.
—¿Te agrada Jungkook? —preguntó, pero de nuevo no hubo respuesta—. Creo que tú le agradas a él o de lo contrario ya te habría asesinado. Necesitaré tu ayuda —insistió—. Quiero hacer algo por Namjoon, ¿Qué dices?
Taehyung se removió de nuevo sin abrir los ojos. En cambio soltó algunas palabras que Seokjin no logró comprender, estaba soñando, quizás.
—Supongo que te hablaré de mi plan mañana cuando estés consciente. Creo que pensarás que estoy demente, pero... No lo sé, ¿alguna vez has visto a una persona a los ojos y has pensado "yo pertenezco a su lado"?
El rostro de Taehyung era inexpresivo, su respiración profunda y constante. Seokjin sonrió pensando si su amigo querría huir una vez que le explicara lo que quería hacer. No lo culparía si lo hacia.
—¿Recuerdas el hogar que estábamos buscando tú y yo al venir aquí? Creo que encontré el mío, pero no es es esta casa exactamente sino una persona. También las personas se pueden convertirse en tu hogar, ¿no crees?
Estaba siendo tonto. Después de todo nada le aseguraba que Namjoon sintiera siquiera una parte de lo que él sentía. Quizás para el moreno siempre sería un simple placer sexual y nada más. Era estúpido creer además que podría hacer una diferencia tratando de ayudarlo. No es como si tuviera habilidades de mafioso o algo parecido. Solo tenía su determinación y las ganas de ser alguien útil de una forma u otra. No sabía si sería suficiente, pero tampoco era el tipo de personas que se quedaba con la sensación de que pudo haber hecho algo y no lo hizo.
—Espero que funcione.
—No quiero que te lastime —le respondió la voz baja y adormilada de Taehyung.
Se sorprendió cuando volteó a verlo y se encontró con los ojos de su amigo fijos en él.
—No quiero que salgas herido —continuó Taehyung—. No debí insistir para que escapáramos de casa.
Seokjin le sonrió con dulzura, pero la expresión de dolor y culpa no abandonó el rostro del menor. Abrió la boca para responder, Taehyung fue rápido al interrumpirlo:
—Te ayudaré. Si de verdad sientes que encontraste lo que buscabas entonces te ayudaré a mantenerlo cerca.
—Gracias, Tae. También quiero que encuentres lo que buscas.
El menor no respondió. Él ya había encontrado lo que buscaba hace mucho tiempo.