Narra Malú
Ha sido la semana más desesperante de todas, Paulina no mejora, al contrario, empeora cada día. Gaby y Nali casi no duermen, una porque no encuentra una cura médica posible y la otra porque no encuentra la forma de resolver las pistas que se van presentando a cada paso.
Mabel, la abue, Diurna y Martín regresaron a España, aunque Mabel y la abue con el corazón en un hilo, lógicamente esta situación las supera. Mabel quería regresar a Pau a España y que la atiendan allí, pero la abue confía en Nali, cree que esto tiene que ver con la maldición.
De Larry, Harry y el Gordo no volvimos a saber. Según Nali nos explicó, la maldición es algo que llega solo algunas veces y sobre ciertos objetos. Hasta ahora nadie ha podido librarse de ella y cuando aparece, el tesoro nunca es encontrado, por eso mismo los tres desaparecieron: el collar está maldito.
En cuanto a Vane y a mí, estamos bien, un poco estresadas por todo lo que sucede, claro, pero juntas, queriéndonos por sobre todas las cosas y poniendo todo de nuestra parte para que esto se resuelva. Es muy duro ver a Paulina decaer a diario y notar la desesperación de Sol, Gaby y Nali. Por suerte tienen a Ana y José que no se les desprenden un minuto.
Hemos pasado por Argentina y Brasil, obteniendo más pistas que nos trajeron a Perú. Resultó que las monedas que Nali arrojó al trío de tontos, no eran las que había encontrado, sino unas similares. Las que encontró son, efectivamente, parte de la embarcación de Martín Cruz de la Vega y Sánchez que nos llevaron a una pista en Argentina, luego otra en Brasil y luego una más hasta llegar aquí.
¿Por qué es importante esto? Primero, porque en caso de encontrar el tesoro, ella lo puede reclamar como suyo ya que al ser la primera persona en hallar algo perteneciente al tesoro en cuestión, le da derecho de potestad, y segundo, porque la emoción que le generó comprobar que lo que había encontrado era efectivamente parte de la embarcación, fue inolvidable. No cabía de la felicidad, no cabían de la felicidad, Paulina y Gaby estaban igual, a pesar de la situación de Pau, saben lo que esto significa para Nali, el amor que se tienen entre hermanas es invaluable, me recuerda mucho al amor que siento hacia mi hermano, sin él no seria quien soy.
En fin, ahora mismo voy a buscar a Sol, necesito hacerle una consulta sobre unas cosas. Llego a su habitación, la puerta está entreabierta, me acerco y la veo conversando con Pau, ambas de pie, pero Sol la mira con lágrimas en los ojos. No me animo a interrumpir, me quedo a un costado donde no me pueden ver, no debería, pero no puedo evitar querer escucharlas.
-Deja de decir tonterías, sabes que te vas a poner bien.-
-¿Y si no lo hago? ¿Y si muero?-
-Basta de decir eso, no lo acepto.-
Sol se va hacia un costado quedando de espaldas a Pau, se limpia las lágrimas, está muy sentida.
-Tienes que pensar que es una opción. A ver, yo no me quiero morir, ¿estas loca? Todavía tengo que ver un partido de Simona en vivo e ir a muchos mas conciertos de Malula y Vane.- Dice Pau y ríe.
-Claro, tus prioridades.- Responde Sol irónica y se gira para mirarla. -¿Podrías hablar enserio por una vez?-
-Pero si estoy siendo seria y no lo quieres aceptar.-
-No, no, obvio no, eso no. No quiero que mueras, no ahora que por fin te he encontrado. Te amo, maldita sea, no te quiero perder.-
-Cotilla, ¿qué haces oyendo tras las puertas?- Pregunta Vane en susurro llegando a donde estoy.
Con señas le pido que haga silencio, la tomo de la mano y la llevo hasta nuestra habitación.
-¡Joder! Lo cortaste en la mejor parte.-
-¿De que hablas?-
-Sol le dijo a Pau que la ama.-
-¿Y eso es importante por....?-
-Porque es la primera vez que se lo dice.-
-¡Joder! Es muy importante.-
-¡Y no oí la respuesta! No se si Pau la ama también. Que manía la tuya de interrumpir.-
Narra Vane
Malú y su vena cotilla es fabulosa, me encanta cuando se pone así. La abrazo por la espalda y le lleno de besos el cuello.
-¡Cotilla!-
-Y tú, corta rollos.-
Le doy un beso en los labios y hago que se siente sobre mis piernas.
-Me gusta que Ana, Sol y tu hermano hayan encontrado a las capullas.-
-Y creo que lo de Gaby quedó muy atrás, es obvio que quiere a José. Esa tontera de la apuesta, afortunadamente, fue solo eso.-
-Estaba pensando que al regresar a Madrid, cuando todo esto se acabe, debemos realizar un viaje.-
-¿Un viaje Vane? Llevamos viajando desde que conocimos a las chicas.- Dice entre risas.
-Por eso mismo, un viaje tu y yo solitas, nadie más.- Beso su hombro. -Recién oí a Nali pedir perdón a Ana por esta luna de mil, pero Ana le decía que iría a Siberia, en una cabaña sin calefacción, mientras sea con ella.-
-¡Y después me dices cotilla a mí! Tramposa.-
Me da un golpecillo y me devuelve todos los besos que le di en su cuello.
-Fue solo casualidad.- Me excuso entre risas. -El caso es que quiero eso, una cabaña perdida en el medio de la nada, una playa preferiblemente, solas tú, yo y el mar, ¿qué te parece?-
-Me parece fabuloso.- Dice al tiempo que acerca sus labios a los míos y me roba un beso lento y dulce. -Llegamos a Madrid, no deshacemos maletas. Seguimos.-
-Bueno, primero debo tomar un café con Mónica, que se lo he prometido, y luego nos vamos.-
-¿Cómo que un café con Mónica? Óyeme.-
-Un cafecito, mi amor, quedamos así.-
-Mmmmmm, un cafecito con esa mujer super sexy.- Me mira achicando los ojos.
-¿No que no es guapa? ¿Ahora resulta super sexy?- Pregunto conteniendo una sonrisa.
-No me cambies el...-
Nos interrumpen unos golpes a la puerta, abrimos, son Nali y Ana que anuncian que tenemos que salir.
Sin mas, salimos y nos montamos en un par de jeeps. Paulina viene también, está muy pálida, pero animada. Hacemos unos cuantos kilómetros hasta una zona cercana al Machu Picchu, que según los cálculos de Nali, ese habría sido el lugar a donde llegó Martín.
Dejamos los jeeps y empezamos el camino a pie. La idea es llegar hasta las ruinas, pero primero queremos pasar por la región. A Pau se le complica bastante ya que estamos en altura, pero sabemos que no va a detenerse.
El lugar es hermoso, muy tradicional, aborígenes en las calles vendiendo artesanías, puestos de comidas típicas, todo muy pintoresco. Malú aprovecha para comprarse una manta, no puede con su genio, siempre debe comprar algo.
-¡Vane, Vane, Vane!- Grita Ana a una distancia. -No puede ser. Vanesa ven.-
Corremos hacia donde está y ahí, como perdida en la nada, mis ojos no pueden creer lo que ven.
-Es... es la feria ¿no? ¿Es posible?- Pregunta Ana casi sin habla.
Nali llega corriendo también, estaba hablando con varias personas.
-¿Cómo es que no la vi antes? Pasamos por aquí.- Digo sorprendida.
-¿Es la feria?- Pregunta Nali.
-La misma que vimos en Argentina.- Respondo casi sin habla.
En verdad no había visto esa feria antes y acabábamos de pasar por ahí. Es como si hubiese aparecido por arte de magia.
-Vamos.- Dice Gaby segura.
Ingresa con José, seguida de Pau y Sol. Yo me paro al lado de Nali que está como yo, helada. No lo puede creer.
-¿En verdad es la feria?- Pregunta.
-Te juro que sí, mi amor.- Responde Ana en tono dulce. Entiende lo que esto significa para Nali.
-Tiene que ser, solo apareció, como en Argentina.- Digo.
-Estamos tan cerca, joder, estamos muy muy cerca.-
Traga saliva, está muy nerviosa. Ana la toma de la mano dándole seguridad, Malú hace lo mismo conmigo y lo que agradezco con el alma, la miro y en sus ojos encuentro la calma que necesito ahora.
Entramos, a unos metros nos juntamos con el resto que no espera.
-Vane, ahí.-
Ana señala la carpa, la misma carpa en la que encontramos a la gitana en Argentina. Afirmo con la cabeza y sin más, todos caminamos hacia su interior.
-Sabía que me encontrarían.-
La voz inconfundible de esta mujer se hace eco en el lugar, no puede ser, no puede ser, es ella, es la gitana. Sonríe al vernos y nos hace seña para que nos sentemos. Con el dedo índice señala a Nali y afirma con una sonrisa en el rostro y luego sonríe a Malú cuando ve el collar en su cuello.
-Creo que esto les pertenece.-
Coloca sobre la mesa una pequeña caja, la abro y ante nosotros, el famoso collar... idéntico al que Malú lleva en su cuello.
A Nali se le llenan los ojos de lágrimas y por primera vez desde que llegamos esboza una enorme sonrisa al tiempo que empieza a aplaudir. Todos hacemos lo mismo, celebramos y aplaudimos.
-Alto, alto, alto.- Dice Malú. -Tengo que probar algo. Siempre he notado que tiene una inscripción.-
Se quita el collar que lleva en su cuello, lo une al otro y los coloca a contraluz. Efectivamente, en una de las paredes de la carpa se visualiza una palabra.... MUNAY.
Bueno, se me pasó el viernes, pero lo subo hoy. Hasta el lunes. Gracias!!!
Espero que esteis disfrutando de esta historia. Beso enorme!!
Y como siempre, os leo!!!