Luego de haber tenido esa conversación con Louis, tenía que admitir que en realidad sí había quedado algo molesta. No, no con él, por supuesto que no. Él no tenía la culpa, en lo absoluto. Mi molestia iba más bien dirigida, indirectamente, hacia la que tenía el papel de novia en su vida. ¿Por qué? Pues, básicamente porque no podía creerme que Eleanor fuese capaz de pensar que a mí me gustaba Louis, mi mejor amigo.
¡Me molestaba, muchísimo! Sí, quizás no era lo más cercana a Eleanor, y probablemente la poca simpatía que podía sentir hacia ella iba fundada en que era la novia de Tomlinson, pero creía que, al menos, después de todas esas llamadas nocturnas en medio de llantos irrefrenables e incontenibles en donde me pedía ayuda con sus discusiones con Lou, algún lazo debía haber quedado entre nosotras. ¿No? Esperaba que algún grado de confianza me tuviera. Tal vez era mi error creerlo así, de cualquier forma, la chica había conseguido decepcionarme a lo grande.
Durante el resto del día no hice mucho, tan solo me limité a invertir mi sábado durmiendo e intentando evadir esa endemoniada resaca. Ya el domingo en la mañana desperté temprano y completamente revitalizada. Como quería aprovechar el día le mandé un mensaje a Perrie, quien la tarde anterior había llegado de su última gira de conciertos con Little Mix. Tenía muchas ganas de verla, así que esperaba que Zayn siguiera fermentando el alcohol de la noche del viernes, de modo de que su novia estuviera disponible para mí.
Y, efectivamente, a los pocos minutos ella me respondía diciendo que nos juntáramos a almorzar para por fin podernos al día una con la otra.
Cogí un vestido veraniego, corto, azul decorado con puntitos blancos, y para compensar el frío, unas pantimedias negras. Encima, una chaqueta color crema con unas cuantas pulseras y collares, con mis botines marrones. En cuanto a mi cabello, lo dejé caer libremente por mis hombros, y respecto al maquillaje, solo apliqué algo de delineador, rubor y brillo labial. Me observé una última vez en el espejo, cogí mi bolso y salí de mi cuarto, lista para despedirme de los chicos, quienes aún permanecían en pijama, jugando FIFA en el living, acompañados con bolsas de papas fritas y doritos, y sus infaltables cervezas.
Miré mi reloj de pulsera para confirmar la hora.
–Una de la tarde... Ustedes son realmente un desastre –sonreí, observándolos.
Louis pausó el juego y ambos voltearon para verme, devolviéndome la sonrisa.
–Lo somos –afirmó Harry–, pero tú, a diferencia de nosotros, luces preciosa, princesa. Y según lo que veo, vas a salir. Así que... ¿Quién es el bastardo que se atreve a alejarte de nosotros? –preguntó dramáticamente.
Negué con la cabeza.
–No es ningún bastardo, es Perrie, quedamos de juntarnos a comer juntas, así que... Nos vemos al rato, chicos –dije, antes de darme media vuelta y encaminarme a la puerta para salir, escuchando tras de mí un "adiós, Lucie, saluda a Perrie".
(...)
Nos encontramos en el Olive Garden, uno de nuestros restaurantes preferidos. En cuanto entré al lugar pude ver a la rubia sentada, esperándome mientras miraba su celular distraídamente hasta que por fin su mirada reparó en mi presencia. Rápidamente, se puso de pie lanzándose a abrazarme, robándonos así un par de miradas de algunos curiosos presentes. Por mi parte, no hice más que corresponderle fuertemente al abrazo.
–¡Te extrañé tanto! –me dijo, para luego separarse y mirarme de arriba abajo–. Zorra, te ves estupenda.
–¡También te extrañé! –le correspondí, entre risas–. Me encanta lo que hiciste con tu cabello –admití. Me encantaba como le quedaba ese largo, se veía preciosa.
Lo siguiente que hicimos fue tomar asiento, realizar nuestros respectivos pedidos y pronto la conversación ya fluía entre nosotras, tal y como siempre lo hacía. Mi conexión con Perrie era infinita –a diferencia de lo que me sucedía con Eleanor–, jamás habían silencios entre nosotras, mucho menos en ese momento que todavía teníamos montones de temas pendientes entre nosotras. La boda con Zayn, su gira y con ello sus últimas anécdotas con sus compañeras de banda, en fin... Me divertía escuchándola, era lo que mejor sabía hacer, es decir, trabajaba en ello, escuchando a la gente, además que las historias de mi amiga eran increíbles.
–De acuerdo, de acuerdo... Basta de hablar de mí –dijo ella, antes de darle un sorbo a su agua mineral–. Ahora tú, cuéntame qué hay de ti... Zayn me dijo lo de Christopher... Ese hijo de puta –masculló.
Asentí avergonzada, y justo como había hecho con Louis y Harry, empecé a contarle la historia, añadiéndole a esta el incidente de la golpiza que los chicos le habían dado a Chris y mi última visita a mi antiguo departamento.
–...Así que ahora estoy viviendo con Styles y Louis –finalicé, recibiendo como respuesta una mirada de mi amiga, con los ojos extremadamente abiertos. Reí con su expresión, y para enmendar mis palabras dije:– Te juro que no es tan terrible como crees. De hecho, Harry es bastante ordenado, y bueno... Louis es Louis. Siempre ha sido un desastre.
–Bueno... Eh... No sé qué decir. Supongo que está bien, a fin de cuentas, ¿Quién mejor para vivir que tus mejores amigos? –me sonrió–. Aunque... ¿Qué es lo que opina Eleanor de esto?
Vaya. Ni siquiera había tenido que mencionarla como para que Perrie ya se imaginara su opinión al respecto.
Bajé la vista. Quizás la molestia de Eleanor no era tan injustificada como yo creía. ¿No? Mierda...
–Bueno, creí que no se molestaría, hasta que ayer Louis me contó que tuvieron una discusión nada bonita por mi culpa –comenté–. Según lo que me dijo, Eleanor cree que me gusta Louis o algo así –expliqué, antes de darle un sorbo a mi copa de vino para luego volver a hablar:– ¿Puedes creerlo? Quiero decir... ¿Louis y yo? ¿Gustarnos? No consigo explicármelo... ¡Somos mejores amigos de toda la vida!
–Mm... Lo sé, lo sé... Ustedes son como hermanos, Lu. Y en realidad... Creo que es eso mismo lo que le debe preocupar tanto a Eleanor –señaló ella, pausadamente.
La miré confundida. De verdad que no entendía a dónde diablos quería ir con eso.
–Mira... No te miento que me fue extraño cuando Zayn me contó de la existencia de su "princesa" en su vida... –me sonrió con culpabilidad–, y es que tú tienes una relación más que particular con los chicos, especialmente con Louis... Así que imagino que para Eleanor eso es lo que la hace dudar y temer ahora que estás aún más cerca de él.
–Supongo que puede ser –murmuré–. Pero... Ya conociéndome desde hace tanto tiempo, debería saber cómo son las cosas entre nosotros. Siempre ha sido así, Louis es como mi hermano, al igual que lo siento así con Liam, Niall, Zayn o Harry.
–Veamos, Lucinda Posey... Hablando en serio... ¿Jamás te ha gustado Louis? Me refiero a que es guapo, simpático y siendo mejores amigos... Alguna vez algo debe haber pasado. ¿No? –hizo una pausa–. Además, en ese video que grabaron de ustedes bailando Moves Like Jagger se nota que hay... ¿Cómo definirlo? "Tensión sexual" –ambas estallamos en risas por la manera en que Perrie pronunciaba las palabras "tensión sexual". ¿Tensión sexual? ¿Entre Louis y yo? Jamás.
–No sé... No sé... –dije, ya dejando de lado las carcajadas–. Nunca habría considerado esa posibilidad. Perrie, amo tanto a Louis que no podría atreverme a mirarlo con esos ojos para arruinar nuestra amistad. Sé bien que nunca encontraré a un chico que me quiera en la forma que él lo hace.
De ninguna forma. Louis era único en su especie. Apostaba mi vida a que no podría toparme con otra persona que me entendiera del modo en que él lo hacía.
–¿Y no son esas razones suficientes como para que alguien te guste? No digo que ahora, ni mañana, pues no es un buen momento para considerarlo... A lo que voy es que eso que dijiste recién de "nunca encontraré a un chico que me quiera en la forma que él lo hace", es la misma explicación que yo aplicaría con Zayn para explicar uno de los tantos motivos por el cual lo amo tanto como para querer compartir el resto de mi vida a su lado –insistió.
Bajé la vista, sabiendo que en cierto punto, Edwards tenía razón. Mas yo continuaría empeñándome en decir que no, que entre nosotros todo era diferente, que éramos la gran excepción a la regla general.
Louis' POV
–¿En serio te dijo eso? ¿Lucinda? ¿Tú y Lucinda? –repitió Harry, al tiempo en que intentaba agarrar con el tenedor uno de los fideos de la sopa instantánea que había preparado para que almorzáramos. Como él no quiso cocinar, tuvimos que conformarnos con mi especialidad en la cocina: fideos instantáneos.
Habíamos pasado toda la tarde jugando videojuegos, hablando de esto y aquello, hasta que por fin acabamos dando con el tema de Lucie y Eleanor.
–Joder, qué ridiculez... Hermano, si yo no tengo posibilidades con Lucie, tú menos.
–¡Exacto! Eso es a lo que me refiero... –exclamé, agradecido de por fin encontrar algo de comprensión–. Ya no sé que mierda hacer... Eleanor perdió la puta razón, no hay explicación alguna. Y ni ganas tengo de verla después de lo del viernes. Styles, te juro, sentí que volvía a tener quince años y que hablaba con mi madre para poder irme de fiesta. Fue uno de los peores interrogatorios de mi vida.
–¿Tanto así? ¿Y esto en base de qué? Quiero decir, ¿De dónde mierda sacó esas ideas? –me preguntó, dejando de lado su sopa, rindiéndose con esta–. Louis esto sabe como la mierda.
–No sé cuándo habrás comido mierda, pero te apuesto a que no son tan malos –repliqué–. Eh... No sé, me dijo un montón de locuras, Harry. Habló muy mal de Lucie... Obviamente esto no se lo conté a ella, aunque sí le mencioné lo de la discusión. Para ambos fue decepcionante... –confesé–. Yo sé que Eleanor no está ni cerca de ser la mejor amiga de Lucinda, a diferencia de Perrie, es tan solo que... No sé, esperaba que ya siendo mi novia, y conociendo a Lucie, trataría de aceptarla y llevarse bien con ella. O incluso trataría de fingirlo.
–¿Sabes?... Odiaría estar en tus zapatos...
–Sabio consejo, Harold. Muchas gracias –ironicé.
–Déjame terminar... –advirtió–. Creo que lo mejor que puedes hacer es encargarte de tu novia, demostrarle que lo que está imaginando es un montón de mierda. Enséñale que ella es quien te interesa, con quien quieres estar. Así se quedará tranquila...
Sonaba razonable. Además, ¿Qué otra alternativa tenía?
–Gracias, hermano –le sonreí, agradecido.
Harry tenía razón. No había más que hacer que dedicarme a mi única chica.