Alba POV
"-Hoy tenemos un bombazo y es que... ¡Kiko Matamoros ha decidido volver a Sálvame!"
-Yo no sé si eres consciente de que has conseguido una cosa increíble en un solo día. Una cosa que a cualquier español le cuesta meses, o directamente no consigue en su puta vida.
-Ojalá a toda España le gustase el arte y la pintura, pero no es así.
-No me refiero a lo de los cuadros, imbécil. -María soltó una risa que intentó reprimir desde el momento en el que pronuncié las últimas palabras. -Has conseguido dos trabajos en un día, ¿¡Tu sabes lo que es eso!?
-Suerte, tía. -Admití mientras cogía un puñado de nueces del bol que sujetaba María. Ella me miró con desaprobación en sus ojos. -Lo del bar ha sido suerte. Aunque técnicamente aún no me han cogido, tengo que hacer la prueba esta noche.
-¿Pero como ha sido todo? Es que yo sigo flipando, de verdad.
-Yo que sé, mi encargada es muy rara...
-¿Es la chica que iba la última vez con el dueño del museo?
-No es el dueño, ese es el padre. Pero si, y ella al parecer es su chica. Natalia se llama.
-Anda... -Soltó. -Pues no tenía pinta de ser un alma caritativa que va regalando trabajos por ahí, ¿Eh?
-¿Por qué crees que he dicho que es rara? Me deja muy desconcertada esa mujer.
-A mi también me desconcertaría si ese pivonazo fuese mi jefa.
Después de esa pregunta, me desinteresé por la conversación y me acomodé más aún en el sofá. Al ver mi reacción, María puso su espalda recta y me miró con una ceja alzada.
-¿Hay algo que yo no sepa?
-¿Sobre qué?
-¿De qué estamos hablando, Alba?
-¿Natalia? -Ella asintió, expectante. -No hay nada que decir. -Negué con la cabeza. -Es solo eso, que es muy rara a veces.
-Es muy rara a veces y...
-Y... Me desconcierta muchísimo.
-Te desconcierta muchísimo porque... -Ella intentaba entablar contacto visual, pero yo miraba las nueces que tenia en mi mano izquierda.
-No sé... Tengo la sensación de que...-Ella me interrumpió.
-Qué facilidad tengo para sacarte las cosas, ¿No?
La miré con indignación y cogí el mando para darle volumen a la televisión.
-Está bien, está bien, ¡Era broma! -María cogió el aparato para quitarle toda la voz que le añadí yo segundos atrás. Yo suspiré y acepté la broma.
-Tengo la sensación de que me mira mucho, y de una manera descarada... Me pidió cantar...
-¿Cantar para qué?
-Para lo del bar, ya sabes. La cosa es que cuando terminé se me quedó mirando varios segundos. Fue un momento extraño, yo no sabía que hacer.
-¿Se habrá encoñado de ti?
-No, tía. ¿Y el novio qué? -Ella levanto sus hombros. -Pero no sé. Al principio era super arisca. Después, de repente, no es miss simpatía pero me sonreía de una manera que...
-Que se te caían las bragas. -Su respuesta me hizo dejar los ojos en blanco. -No me lo puedes negar, tu mirada lo dice todo, cariño.
-La cuestión... -Interrumpí, alargando las vocales de manera exagerada. -Es que después de tener destellos de ser una persona super guay en el fondo, de repente volvió a ser como al principio. ¿Como si fuese la típica superestrella que se cree mejor que nadie? Pues igual.
-Pues a mi no me extrañaría nada que le gustases, la verdad.
-Mira a su novio y luego mírame a mi, por Dios. Que parece Salvador Dalí con ese bigote, y Salvador Dalí es mucho Salvador Dalí.
-El chico es guapo pero tu también lo eres.
-No estoy de acuerdo con eso último, pero aunque fuese así ni siquiera me lo planteo. No tenemos nada que ver, en la vida se fijaría en mi. Además, parece la típica persona que tiene 10 mayordomos en su casa haciendo todo lo que les pide. Tiene pinta de ser muy pija y creída. Yo soy muy simple.
-Bueno, bueno. No caigas en los estereotipos ni en las apariencias. Ojalá tenga yo razón y se esté fijando en ti, es un buen partido para olvidarte del subnormal de Ángel.
-Ay, Ángel... -Suspiré. -No quiero olvidarlo a costa de otra persona. De todos modos... he quedado con un chico esta noche.
**
Natalia POV
-Y voy yo, me pongo las gafas y le digo "Búscame". -Damion y yo empezamos a reírnos a carcajadas. A los pocos segundos, volví a hablar, sin dejar de reírme. -Y justo antes de irme veo que me está mirando con una cara... Seguro que se piensa que soy mazo gilipollas.
-Normal. -Mi amigo seguía riéndose de la anécdota. -Me encantan los días en los que vienes con algo así que contarme.
-Pues imagínate cómo me gusta a mi vivir eso. Algún día de estos seguro que haciendo el gilipollas acabo descojonandome y se rompe toda la magia.
-Es que menudo alter ego os habéis montado Mikel y tu, de verdad. ¿Su padre no os dice nada?
-¿Qué nos va a decir? El Mascart está enfocado hacia la juventud y, ¿Qué es lo más importante para la juventud de hoy en día? -Me quedé esperando una respuesta de Damion, sin éxito. -El postureo, amigo mio. Y Mikel y yo podemos ser expertos en eso.
-No si, la verdad es que os está funcionando bastante...
-Pues si. Su padre se está forrando, y nosotros estamos teniendo bastante dinero para lo jóvenes que somos.
-Tu ten cuidado, que tal vez ese alter ego te acabe comiendo, y como termines siendo así de gilipollas en la realidad te mando a la mierda.
-Lo hago por diversión, y porque nos funciona de cara al público.
Damion desbloqueó y bloqueó su teléfono en pocos segundos y, seguidamente levantó su mirada hacía la mía.
-¿Crees que tardará mucho?
-No sé. Tiene pinta de ser buena chica, no creo que tarde.
-¿Le diste la dirección correcta?
-¿Te crees que soy imbécil? -Le dije, dándole un pequeño golpe en la parte trasera de su cabeza.
-Ahora en serio, ¿De verdad es buena? Porque ya tenía prácticamente contratada a otra chavala y...
-Lo es. -Le interrumpí. -Y mucho.
-¿Que qué cantó?
-Buah, ni lo sé. Yo estaba haciendo otras cosas mientras cantaba, pero por lo que pude escuchar así de fondo estuvo guay, la verdad. -Tragué saliva. Era totalmente consciente de que estaba mintiendo. -Es especial. -En el momento que vi que Damion ya estaba a otra cosa, me arrepentí de haber dicho lo que acababa de decir.
-¿Quien?
-La chica, Alba. Sus cuadros son espectaculares. Y, no sé, parece tan lejana a todo el postureo que te dije antes... -Mi amigo sonrió ante mis declaraciones. Pero su sonrisa era más bien sospechosa. -No vayas por ahí, Damion. Estoy con Mikel... Además, apenas la conozco.
-¿Por qué necesitas aclarar eso último?
-No lo he dicho para aclarar nada, es solo un hecho.
-Entiendo...
Esta última conversación me estresó, provocando que diese varios sorbos de más a mi cerveza.
Por casualidad, la puerta del local se colocó en mi campo visual y allí estaba: Alba Reche. Estaba... diferente. Diferente a todas las veces que la vi. Vestía con una chaqueta de cuero y falda roja. Su pelo estaba liso, pero voluminoso. Y el rubio de este se mezclaba con el de su color natural. Parecía sacada de ''Grease''. Por lo tanto, no había otra opción: Estaba deslumbrante, para mi desgracia.
-Es ella. -Informé, señalándola con la mirada.
-¿El chico que va con ella no es vuestro Joan? -¿Qué? ¿A qué chico se refería?
Solo fue cuando dejé de fijarme en aquella chica cuando vi que, efectivamente, no venía sola. Volví a dar otro trago a la bebida.
-Increíble. Ahora resulta que el Mascart es el nuevo Badoo.
-¿Te imaginas? -Damion comenzó a reirse, pero a mi no me hacía ni puta gracia.
No mentiría si dijese que la única y exclusiva razón por la que no me resulta gracioso es porque le tengo envidia. Le envidio porque él es capaz de acercarse a ella, de conocerla, sea cual sea el tipo de relación que salga de ahí. Me encantaría descubrirla, tiene una luz propia que no se la vi a nadie. Un algo... un algo que yo nunca podré averiguar.
-Mírala. Actúa como si estuviese buscando algo.
-Claro, a mi. -Le respondí con una sonrisa picarona mientras levantaba el bote de cerveza.
-Eres una hija de puta.
-Lo sé.
Alba POV
Cuando mis ojos se encontraron con el objetivo, mi boca se abrió leve e inconscientemente. ¿Era Natalia? ¿La encargada del Mascart tan elegante era esa chica de pantalones con estampado de camuflaje y bomber naranja? ¿Como podían ser la misma persona?
-Menudo cambio. -Habló Joan, que estaba pensando lo mismo que yo.
-Madre mía... -Musité. Creo que fue el "Madre mía" más espontáneo que dije nunca. -No parece ella.
-¿No tenías que hablar con ella o algo? Ahí la tienes.
-Si... es verdad. Vuelvo en seguida. -Me despedí de Joan con una sonrisa y me armé de valor para hablar con esa chica.
Antes de llegar, ella se percató de mi presencia y, como venía siendo costumbre, nos miramos fijamente. Había una conexión, juraría que no estoy loca, juraría que la hay.
Pero apenas pude mediar palabra, pues nada más llegar ella señaló con su dedo a la persona que realmente debería haber buscado: la que tenía justo delante.
-¿Eres Alba? -Asentí. -Me han dicho que cantas bien, pero aquí hay mucho ruído y no voy a poder comprobarlo bien, ¿vamos dentro?
-Claro.
-¿Te esperas aquí un momento, Nat?
La forma que tuvo de llamarla me llenó de curiosidad a la vez que me pareció adorable. Pero no podía parecerme adorable cada cosa que se saliese de esa coraza que tenía mi encargada. Ella asintió.
Entramos por dentro de la barra del bar hasta llegar a una pequeña estancia donde solo había una mesa y varios asientos.
-¿Qué te ha comentado Natalia?
-Nada, que ella conocía a un chico que buscaba camareras que supiesen cantar para hacer algunos bolos. Supongo que el chico eres tu. -Me reí para parecer más simpática.
-Soy yo, soy yo. Me llamo Damion, por cierto. -Damion cogió un papel que se encontraba en la mesa y me lo prestó. -¿Te sabes alguna de estas canciones?
-Hmm -Frotaba mi mentón con mis dedos mientras estudiaba atentamente aquella lista. -¿Te vale Respect?
-Adelante. -El dueño del bar se sentó sobre dicha mesa y cruzó sus brazos. Estaba listo para escucharme.
-Ain't gonna do you wrong while you're gone. Ain't gonna do you wrong 'cause I don't wanna. All I'm asking is for respect when you come home, yeah baby. When you come home, mister.
-Buah, qué pasada el "Mister" final. Te ha quedado super sensual. Me encanta. -Su reacción me hizo sonreír ampliamente y me llenó de confianza.
-¿Otra?
-Si, claro. ¿Te sabes alguna de reggaeton que hay ahí? -Yo volví a prestar atención a la hoja. -Lo digo porque es bueno que la chica que cante sea versatil, ¿sabes? Porque no tenemos todos los días el mismo público y nos solemos adaptar...
-Es obvio que tu mil cosas quieres hacer, y cuando te hablan de mi conmigo te las imaginas. Si yo apago la luz, tu la que prender, porque yo sé que tu prefieres tocar lo que puedes ver.
-Muy bien, muy bien... ¿Si yo te doy un micro podrías salir a cantar ahora mismo? ¿delante de todos?
-¿Qué? -Mi cuerpo se exaltó del susto ante tal propuesta.
-Si lo haces, estás contratada.
-Está bien... ¿qué canción?
-A ver, viendo como vas vestida no me perdonaría ponerte una canción que no fuese rockera. ¿Te sabes la de Highway to Hell?
-¿En serio vas a...?
-¿Hacer cantar a una chica que ha cantado con cierto pudor y verguenza una canción de reggaeton que habla de follar una canción que requiere toda la personalidad del mundo? Definitivamente si. -Estaba tan bloqueada que, de repente, ya tenía el micrófono en mis manos y los rasgueos de guitarra ya se escuchaban por todo el local. -Ve al escenario cuando empieces a cantar, ¡la gente se va a quedar loca! ¡Lo vas a hacer genial!
Los primeros versos los canté como quien intenta cantarle una nana a un bebé. Me sentía fuera de lugar, y cualquiera que me viese seguro que pensaría que soy patosísima. En el estribillo ya estaba en el escenario, y prefería concentrar mi mente en Joan que, al parecer, estaba disfrutando. Se notaba tanto que, sin quererlo, me transmitió toda la confianza del mundo.
En la segunda parte de la canción desgarraba poco a poco esa personalidad que se necesitaba en el momento. Sin darme cuenta, dejé de actuar. Era Alba la que estaba cantando, con toda la espontáneidad del mundo.
Llegó el tan famoso solo de guitarra, la sala y yo empezamos a saltar. Toda la motivación del mundo se concentraba en este lugar, entre estas personas. Natalia estaba al fondo de esta aplaudiendo, sonriendo y moviendo la cabeza al ritmo de la música. A Joan se le veía más suelto, disfrutando al 100%, tal y como estaba haciendo yo, conmigo. Su sonrisa me transmitía tanto...
La canción terminó, el público estaba por todo lo alto y yo por los suelos, literalmente. Ahogada, pero feliz.
Después de un largo aplauso, bajé exhausta y le entregué el micro a Joan.
-¿Te apetece ser mi compañero de ingerir 400 litros de alcohol en una noche? -Le pedí con una sonrisa pícara. Sonrisa que me devolvió.
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Buenas! Creo que después de este capítulo es el momento perfecto para hablar un poco con vosotros.
Quería daros las gracias porque escribo esta historia pensando en toda la gente que la puede disfrutar, y si una sola persona ya lo hace me siento super satisfecha.
Lo bueno que tiene Wattpad es que la gente puede comentar cuando la historia aún está en creación, y me encantaría que aprovecharais eso y, si os apetece, me comentarais que os está pareciendo, qué os gusta y qué no, que querríais que pasase en los próximos capítulos... Me encantaría escuchar todo lo que tiene que decir sobre la historia la gente que la lee.
Y nada, eso, que muchísimas gracias y que ojalá la estéis disfrutando y lo sigáis haciendo.
Hasta el próximo capítulo!