¡Va a ser mío!

By Mabib_

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Todo el alumnado femenino de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, está de acuerdo con que... More

Derechos de autor.
Sinopsis.
Uno.
Dos.
Tres.
Cuatro.
Cinco.
Seis.
Siete.
Ocho.
Nueve.
Diez.
Once.
Doce.
Trece.
Catorce.
Quince.
Dieciséis.
Diecisiete.
Dieciocho.
Diecinueve.
Veinte.
Veintiuno.
Veintidós.
Veintitrés.
Veinticuatro.
Veinticinco.
Veintiséis.
Veintisiete.
Veintiocho.
Veintinueve.
Treinta.
Treinta y uno.
Treinta y dos.
Treinta y tres.
Treinta y cuatro.
Treinta y cinco.
Treinta y seis.
Treinta y siete.
Treinta y nueve.
Cuarenta.
Cuarenta y uno.
Cuarenta y dos.
Cuarenta y tres.
Cuarenta y cuatro.
Cuarenta y cinco.
Cuarenta y seis.
Cuarenta y siete.
Cuarenta y ocho.
Cuarenta y nueve.
Cincuenta.
Epílogo.

Treinta y ocho.

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By Mabib_

 Aye estaba más emocionada que Dani y yo juntas de todo el fin de semana que habíamos pasado, sin embargo a ninguna de las dos nos daba la misma emoción. Al menos de mi parte no podía contarles que había tenido relaciones con Lautaro, eso había muerto con nosotros y aunque fuera un tema que quisiera hablar con más de uno, también fue lo que le prometí a él.

Por su parte, Dani, volvió un poco celosa que Miguel le ofreciera a una de las chicas alcanzarla hasta una terminal en plan seductor y eso fue motivo para hablar de ellos y no de mí, no podía quejarse porque ellos no eran nada oficial, yo hubiese preferido eso antes de fingir el camino de vuelta que todo estaba bien con Lauti, cuando en realidad quería dormir todo el tiempo para evitar mirarlo y recordar lo que habíamos hecho.

—Tengo un problema de amor y odio con Lautaro, a veces me cae bien y a veces quiero arruinarle su perfecta cara ¿soy la única?

—No, yo también a veces lo quiero y a veces no, pero bueno es amigo de ella no podemos hablar mal de él.

—A mí me da igual chicas, porque me pasa exactamente lo mismo, a veces lo quiero un montón y otras no me lo fumo ni con marihuana. —les dije y ella se rieron. Él causaba eso en la gente, eras su amigo o no lo eras, no había gris para él y su personalidad, aceptaba lo que querías que supiera, pero más o menos se metía tu opinión en el culo.

—Ese chico sería un novio que definitivamente no quisiéramos tener, se me hace re histérico.

—Su problema está en que siempre quiere tener la razón y él es la victima de todo, le encanta la atención pero creo que ya me acostumbré, es bueno una vez que lo conoces.

—Sí debe ser divertido. —dijo Aye, y estuve de acuerdo en eso porque era de lo que más valoraba de él, sin embargo mis amigas no iban a poder saberlo porque Lauti no las quería mucho y había puesto una pared desde el principio, le costaba derrumbar la indiferencia.

Yo no tenía la culpa de no haberme creído mi propio acuerdo, sí tenía la responsabilidad de afrontar que para mí fue más que haber tenido relaciones toda la madrugada, no podía pretender que para él fuese diferente, siempre dijo que el sexo era para disfrutar y estaba en mí creer eso o no, pero había algo interno que me molestaba, era más que sólo querer hacerle recordar lo que era estar con una mujer, porque ilusamente yo creía que podía revertir un poco su preferencia, sin embargo no lo hice y eso me hacía sentir defraudada y molesta conmigo.

Para él no fue más que sexo y estaba bien, eran las reglas del juego, pero su teatro de que todo seguía igual entre nosotros no se la iba a creer, cualquier persona en su sano juicio calificaría la noche que tuvimos como una fantástica y emblemática, si eso no era poco para todos los calificativos que definían la ocasión.

— ¿Cuánto te falta para empezar la universidad?

—Es la última semana, quiero y no quiero empezar, estoy tranquila y ansiosa al mismo tiempo.

— ¿Y por qué no te venís de nuevo para acá? —me preguntó Nico por teléfono. —te puedo pagar el avión ida y vuelta con mis puntos, venís sola esta vez y te despejas mejor, creo tus últimos viajecitos no te hicieron el efecto que merecías.

—Es una buena propuesta, yo tengo plata pero no sé, ustedes están trabajando y tampoco quiero molestarlos.

—Sabés que no me gusta que digas así Cali, Sabri te adora y vos sos mi hermana, no necesitas permiso.

—Lo voy a considerar Nico, creo que me vendría bien despejar la cabeza, sola.

—Ni hablar, me encantaría poder ayudarte con esa cabecita tuya.

—Lo sé.

Después de hablar con mi hermano, tenía más mensajes de los que había visto antes de llamarlo, sentí esa necesidad de contarle a alguien lo que me pasaba pero no me animaba de decirlo en voz alta, Nicolás no necesitaba mucho misterio de mi parte para darse cuenta, sin embargo lo poco que logró animarme, los mensajes de Dante me bajaron las ganas de levantarme completamente.

Él insistía para que volviéramos y yo no entendía cómo mi desprecio no le era suficiente, más directo de lo que intentaba no sabía cómo hacerle entender que no quería saber más nada, mucho menos desde que pensar en tener sexo con él me causaría gracia con todas las comparaciones que haría con Lautaro.

—Cali ¿me acompañas al shopping? —me preguntó mamá del otro lado de la puerta. —vamos a sacarlo a Dylan que está aburrido.

— ¿Y la madre?

— ¿Me acompañas o no?

—Ahora voy. —suspiré y apagué el teléfono sin contestarle a Dante, preferí no llevarlo porque nada de lo que alguien pudiera decirme iba a hacer, ni siquiera confirmarle a los chicos que iría a la casa de Lauti para comer pizzas y emborracharnos.

Mi hermana como siempre cuando recibía a Germán, se volvía una estúpida, delegaba los cuidados de Dylan a mi mamá y si ella no estaba no le daba la atención que mi sobrino merecía, es por eso que agradecía que mamá estuviera y para entretenerlo los llevamos a los juegos del shopping donde ya podía mantenerse parado y caminar de nuestra mano, sin contar posar para todas las fotos que le sacábamos.

—Creo que me voy a ir de nuevo a lo de Nico, me invitó.

—Bueno todavía tenés tiempo, mientras no te quieras ir a vivir allá.

— ¿Por qué no?

—No sería capaz de soportar tanto, dos hijos fuera de casa sería demasiado, está bien que son grandes ustedes pero ya demasiado batallo por Nico.

—En algún momento voy a tener que ir si quiero trabajar profesionalmente mamá, yo sé que vamos a extrañarnos, pero es para crecer.

—Sí hija, no voy a impedir que sigas tu sueños, sólo que te extrañaría mucho. —dijo y yo sonreí acariciándole el brazo. —aparte tu hermana me está volviendo loca, cada vez la comprendo menos, yo también fui muy joven cuando lo tuve a Nicolás, pero la responsabilidad la desarrollé al segundo de vida que tuvo tu hermano en este mundo.

—Será que son otras épocas, yo tampoco la entiendo pero algún día se va a arrepentir y Dylan le va a hacer lo mismo, y va a cosechar lo que sembró.

—Lo único que te pido Cali es que te cuides hija, yo sé que vos sos mucho más responsable que tu hermana pero tienen que seguir sus sueños, trabajar, establecerse y después armar una familia, a veces tengo miedo que tu hermana se quede para siempre estancada.

—Ay mamá, tampoco sería tan tonta, Antonella vive así porque quiere y aunque te enojes es tu culpa, vos seguís alimentando su vagancia, un no que le digas y vas a ver cómo empieza a cambiar. —le dije levantándolo a Dylan que estaba cansado de caminar porque frenó en mis piernas estirándome los brazos. Fue bueno para evitar escuchar las justificaciones de mamá, y aunque pensé que las iba a decir igual, otra cosa llamó mi atención.

— ¡Cali! —gritó Amaia del otro lado de los juegos. Levanté mi mano para saludarla y después le pasé a mi mamá en brazos a Dylan para acercarme a ella.

—Ahí vengo. ¡Hola Amu!

— ¡Hola! justo hoy estaba pensando en llamarte, qué bueno que te encuentro. —me abrazó y cuando nos apartamos yo le toqué la pancita más grande de lo que recordaba.

—Qué linda está, ¿qué pasó?

—Por Lauti te quería preguntar, ¿pasó algo entre ustedes, siguen siendo amigos?

—Sí ¿por qué?

—Está re asqueroso, ayer casi le pego una cachetada, no quería hablarme y lo conozco demasiado, crié yo a ese monstruo y sé cuando algo va mal. —me dijo con obviedad y yo fruncí el ceño extrañada, no recordaba que algo fuera mal para él.

—La verdad ni idea, ¿qué le puede pasar?

—Eso te quería preguntar pero si vos no sabés entonces deberíamos averiguarlo, algo hay, yo pensaba que era con vos porque ayer cuando le pregunté ni siquiera me quiso contar cómo estabas.

—A tu hermano le faltan algunos jugadores, vos lo sabés.

—Sí pero estoy preocupada, está como... angustiado, la última vez también lo vi así pero no fue tan notable como ayer. —me dijo preocupada. —es raro en Lauti, él es muy autosuficiente.

—Voy a hablar con él, igual hace poco nos arreglamos nosotros, también se había enojado conmigo y estuvimos una semana sin hablarnos.

—Si fue esa semana que lo vi un sólo día porque estaba insoportable, puede que haya sido por eso, pero ahora sabía que iban a viajar juntos ¿estuvo todo bien ahí?

—Sí, bien.

—Mmm, voy a investigar entonces, ¿cuándo venís a comer a casa?

—Ay sí, tengo que llevarte los regalitos que le compré a Dafne, no te los pude llevar antes pero voy a arreglar con Lauti para la semana que viene o la otra, seguro me voy ésta a Buenos aires.

—Qué linda que sos, bueno cuando puedas comemos algo, disfrutá tu viajecito.

—Gracias Amu, nos vemos a la vuelta. —le dije y la abracé para después acariciar su panza. —manteneme informa sobre Lauti.

—Dale, gracias preciosa, nos vemos.

Me acerqué nuevamente a mamá y a Dylan y me agaché para levantarlo, tenía sueño así que pronto se acostó en mi hombro.

— ¿Quién es? —me preguntó mamá curiosa.

—La hermana de Lauti, está preocupada por él, se ve que anda peleado con la vida.

—A mí también me pareció eso las últimas veces que vino a casa, de hecho todavía no entiendo por qué le pegó de esa forma al otro chico.

—No lo quiere mamá, ya te expliqué.

—Sí pero para mí hay algo más Cali, uno no va a pegándole a la gente por la vida, y si decís que este chico no te hizo nada, no creo que sea porque no lo quiere.

—Para mí sí.

—Para mí algo más le pasa a Lauti, deberías fijarte. —me sugirió y pensé que eso no me incumbía. Yo no era su mamá y tampoco su psicóloga, como amiga él fingía que estaba todo bien y no podía preguntar por lo que me decían los demás, tenía que contarme si sentía que quería hacerlo, lo cual iba a ser muy difícil porque Lautaro había puesto entre nosotros una cartel divisorio que en grandes el letras remarcaba que éramos amigos, y que todo entre nosotros estaba igual o mejor que antes.

Lo que pasó no fue nada ni para él ni tenía que serlo para mí.


Arreglé rápidamente los trámites para salir a Buenos aires por la mañana, llegaría para que Sabri me pasara a buscar por el aeropuerto, me llevara a la casa y después ella iría a trabajar, me quedaría sola una hora hasta que mi hermano llegara pero eso no iba a ser problema para mí porque todo viaje me daba sueño y podía dormir. Decidí entonces no ir a la casa de Lauti para comer pizzas y emborracharnos como él tenía pensado, tampoco le avisé pero no pasó mucho en tiempo desde que llegué hasta que él llamó.

— ¿Te vas a Buenos aires?

—Sí, ¿cómo sabés? Ah, te dijo Amu.

—Sí, ¿por qué?

—Porque mi hermano me invitó y como todavía nos queda una semana voy a aprovechar a ir, sola.

—Pero no me dijiste nada que ibas a irte, y tampoco estás viniendo ¿no?

—No tenía mucho para decirte Lauti, y no, me voy a quedar a organizar la valija y lavar ropa, salgo mañana temprano.

—Ah... muy de improvisto.

—Ajá, las cosas salen mejor así. —le dije mientras doblaba algunas camisetas para poner dentro de mi valija. Hablaba con él sosteniendo el teléfono entre mi mejilla y hombro. —Vas a necesitar designar a alguien que te cuide si vas a emborracharte.

—Así parece, como vos vas a abandonarme voy a tener que buscar otros recursos.

—Eso no sé si es bueno o malo.

—Yo tampoco, ¿entonces... de verdad te vas?

—Sí pero vuelvo en una semana tonto, ya sé que me vas a extrañar pero podés vivir sin mí, no te preocupes.

—En realidad no lo sé. —dijo y yo quise sonreír pero preferí evadir su comentario, eso no ayudaba justamente a: Olvidarse de todo. 

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"𝘕𝘰 𝘴é 𝘴𝘪 𝘦𝘴 𝘢𝘮𝘰𝘳, 𝘳í𝘰 𝘮𝘪𝘳𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘦𝘭 𝘱𝘩𝘰𝘯𝘦 𝘕𝘦𝘯𝘢, 𝘵𝘦 𝘦𝘯𝘷𝘪𝘥𝘪𝘢 𝘦𝘭 𝘴𝘰𝘭 𝘗𝘰𝘳𝘲𝘶𝘦 𝘣𝘳𝘪𝘭𝘭𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘰 é...