A mitad del turno _______ se tomó un descanso y bajó a tomar café a la planta baja. Meg se dejó caer en un asiento a su lado.
-¿Dónde diablos te metiste el lunes por la noche? Me preocupé mucho cuando no bajaste a tomar café. Estaba asustada, como me contaste eso del ejecutivo...
-¿Qué ejecutivo?
-Ya sabes, el que te molestaba, ese rubio que se llama Bolton. El otro día, en cuanto me puse a trabajar en tu planta, se me acercó y me preguntó dónde estabas.
-¿Cómo dices? -preguntó _____ pálida.
-Tuve que decírselo, cariño. ¿Subió a buscarte?
-No lo sé... yo no lo vi -musitó ________ preguntándose de pronto si habría sido Ricky Bolton quien había escuchado la conversación de Liam.
De pronto otra conversación entre dos mujeres de la limpieza llamó la atención de_______.
-Apuesto a que es una secretaria o algo así...
-No tal y como iba vestida, con ese sombrero y todo eso -argumentó la otra vehemente-. Y de todos modos, ¿para qué iba a llevar a una secretaria al funeral de su padre?
-¿De quién están hablando? - preguntó _______ aclarándose la garganta.
-De la misteriosa castaña con la que llegó el señor Payne a Atenas -rió Meg-. ¿Una secretaria? De eso nada, no con esa ropa.
-Muchas secretarias están muy cualificadas y ganan mucho dinero –aseguró______.
-Esa castaña se parecía mucho a ti -bromeó otra-. Y tú desapareciste la noche del lunes. ¿Tienes algo que confesar?
-¿Yo... yo? -repitió ______ desconcertada.
-¡_______ hubiera estado demasiado ocupada dándole clases sobre sexismo al señor Payne como para acompañarlo! -rió alguien.
-Esta noche voy muy retrasada, será mejor que me ponga a trabajar –comentó______.
Al acabar su turno _______ tomó el autobús a casa. Nada más llegar vio una limusina aparcada. La tensión se apoderó de ella y el corazón le latió acelerado. Al acercarse Liam Payne salió del coche con toda naturalidad.
Y, como era habitual, su aspecto era sensacional. Traje sastre gris marengo, camisa de rayas, corbata de seda. El corazón de ____ zozobró. Payne parecía exactamente lo que era: un hombre de negocios rico y sofisticado. ¿Cómo podía haber imaginado, ni tan siquiera por un segundo, que podía relacionarse con una persona así? ______ sacó las llaves con mano temblorosa.
-No juegas limpio, Payne. Te dije que no quería verte.
-Te hice daño y lo siento -murmuró él tranquilo.
______ ladeó la cabeza. No estaba preparada para escuchar aquella disculpa tan penosa para su ego. De sus ojos salieron lágrimas mientras trataba de meter la llave por la cerradura. Payne le quitó las llaves, abrió y dio un paso atrás. ______ entró y apagó la alarma.
-No tengo ganas de hablar contigo, ¿de acuerdo?
-No, no estoy de acuerdo. Yo quiero que hablemos.
______ tragó. Probablemente lo único que quería era ofrecerle una explicación y marcharse, pensó. Se encogió de hombros como si aquello no le importara y trató de mantener alta su dignidad. Payne la siguió por las escaleras que había detrás del mostrador. Ella abrió la puerta de su casa y encendió la luz de la mesilla.
Aquella era su casa, y tenía una sola habitación, pero estaba orgullosa de ella. Había pintado las paredes de amarillo, colgado pósters y cubierto un sillón con una bonita tela de color. Dejó las llaves sobre la mesa junto a la ventana y se volvió hacia él.
Liam la observó con una intensidad inquietante. _______ se ruborizó y se cruzó de brazos, plenamente consciente de pronto de su pobre aspecto. Levantó la barbilla y sus miradas se encontraron. Ella se estremeció, sintió un calor inundar sus muslos, una necesidad despertar de pronto.
-Ven a casa conmigo -rogó él con voz espesa.
-¡No! -jadeó Ella confundida ante aquella invitación.
Las densas pestañas de Liam descendieron lentamente sobre su intensa mirada mientras él respiraba hondo, lleno de tensión.
-Tienes razón, tenemos que hablar primero -concedió él a su pesar.
¿Primero?, se preguntó _______ volviéndose temblorosa, atónita ante la idea de que él pudiera obligarla a rendirse con una sola mirada.
-El otro día, en la isla, me equivoqué totalmente contigo -admitió Liam sin vacilar-. Cuando me llamó mi gerente con las malas noticias no le dejé ni explicarse. No quería discutir sobre ese asunto. Me temo que pensé que habías sido tú quien había hecho esa llamada desde el aeropuerto. Estaba furioso.
-Sí.
-Pero esta mañana he sabido que decías la verdad, había alguien más la otra noche. La cámara de seguridad del corredor lo tiene todo grabado -reveló Liam-. Si yo hubiera estado más centrado aquél día me hubiera acordado de la cinta de vídeo y habría comprobado de inmediato que decías la verdad -______ asintió en silencio, sin mirarlo -. Tengo mucho carácter, pero normalmente no llego a juicios tan precipitados sobre la base de pruebas circunstanciales únicamente.
-Bueno, es cierto que las circunstancias no me favorecían, ¿verdad? -respondió _______ tratando de no darle importancia, deseosa de acabar con aquella visita -. Tú no me conocías, ¿cómo ibas a saber que yo no hago esas cosas?
-Eres muy generosa, pero no voy a esconderme tras esa excusa. Hemos pasado el suficiente tiempo juntos, yo debería de haberlo sabido -la contradijo Liam-. Lamento terriblemente la forma en que te traté. Fui... brutal.
_______ no discutió ese punto. Se quedó mirando para abajo, resistiéndose a la tentación de posar los ojos sobre él. Liam se lo estaba poniendo difícil. No quería servirse de la excusa que ella le ofrecía como hubiera hecho la mayoría de los hombres. No trataba de aminorar en nada su culpa, de negar su crueldad. El silencio era tenso. Ella sabía que él esperaba una respuesta, pero no tenía nada que decirle.
- El empleado que fue a la competencia con la filtración fue un ejecutivo llamado...
-¿Ricky Bolton? -preguntó ______ de improviso, sin pensar.
-¿Cómo lo sabes? Dijiste que no lo habías visto...
-Y no lo vi. Esta noche, a la hora del descanso, Meg me ha dicho que Ricky Bolton le preguntó dónde estaba ese día y que...
-¿Y por qué iba a preguntar Bolton dónde estabas tú?
-Es el tipo de la octava planta que siempre me estaba molestando -explicó _______ con una mueca.
-Pues se me ha negado el placer incluso de despedirlo, ha dimitido. Cambió la información por un puesto de trabajo mejor en otra empresa... aunque no creo que permanezca en ella mucho tiempo, desde luego.
-¿Y por qué no?
-Porque es incapaz de lealtad alguna a ninguna empresa - sonrió Liam curvando sus sensuales labios -. ¿Cómo va nadie a confiar en él? A la primera excusa lo despedirán.
-¡Ah! -exclamó _____ contemplando y admirando por fin el rostro de él mientras sentía que se le secaba la boca-. Pues no pareces muy enfadado.
-Bueno, he dejado mis planes de compra para más adelante. Y vendí el stock de la empresa A antes de que se enterara nadie... -añadió Liam sosteniendo su mirada con brillantes ojos oscuros y utilizando los mismos términos que había empleado en la isla, en la cama, para explicarle a _______ sus tácticas en los negocios. ______ se ruborizó-. Y en cuanto a la empresa B mis competidores han creído erróneamente que si yo estaba interesado en ella era porque contaba con una nueva tecnología. Han comprado una buena parte de sus stocks -continuó Liam irónico-. Luego descubrirán que no es así, pero cuando vayan a deshacerse de la mercancía lo harán con pérdidas.
-Así que al final lo más probable es que tú la compres por nada...
Se hizo el silencio. Liam observó los ojos de _______ con una mirada intensa y oscura. Ella se puso tensa. Era insoportablemente consciente de su potente masculinidad. Bajo la ropa sus pechos estaban duros, hinchados, y los pezones tensos y deseosos. Un rubor rosado coloreaba sus mejillas. De pronto Liam cruzó la distancia que los separaba con un solo movimiento.
-No volveré a hacerte daño otra vez,_____(apodo).
-Creo que ahora deberías de marcharte, Liam -contestó ella.
-¿Por qué? -preguntó él sorprendido.
Con sólo aquella palabra, que revelaba cuán fácilmente pensaba Liam que se ganaría su perdón, ________ se armó de valor. Toda su flaqueza desapareció.
-Creo que es evidente -murmuró ella seca-. Lo que ocurrió en la isla no volverá a ocurrir más. No tenemos nada más que decirnos el uno al otro.
-No te dejaré marchar -declaró Liam en un tono de voz sedoso pero firme.
-¿Y quién diablos te crees que eres para decirme eso a mí? -preguntó ella con ojos chocolate brillantes de ira.
-Tu amante -respondió él en voz baja._______ se puso pálida-. Te dije que yo no soy de los que se acuestan con mujeres una sola noche. Aún estás enfadada conmigo, ______, y lo comprendo, pero no es un problema insuperable.
-No importa si yo sigo enfadada o no -protestó ella-. En la isla... tú y yo... bueno... fue más una fantasía que otra cosa.
-Gracias -contestó Liam sonriendo a medias.
-Pero ahora estamos en el mundo real, Liam.
-Yo no sabía que lo hubiéramos abandonado ni tan siquiera en Chindos....