Hola mis pequeños tulipanes!
Aquí maxieloveer deseándoles una linda navidad, espero pasen una
linda fiesta con sus familias y la gente que aman en este mundo.
Sin más que decir, disfruten el especial de Navidad de Medical Love!
Max miraba atentamente la nieve que caía en su jardín, en sus manos tenía una taza de chocolate disfrutando del silencio que había en su casa.
Estaba nervioso por esa navidad, pero el sonido de la puerta hizo que se olvidara de sus pensamientos. Rápidamente volteó a ver a la entrada sonriendo a ver a su prometido junto a su hijo.
—Checo, Pato, volvieron más rápido de lo que creí —comentó Max acariciando el cabello de Pato cuando abrazó sus piernas.
—Lo mismo pensé, cuando terminamos de comprar empezó a llegar mucha gente —dijo el mexicano dejando una bolsa sobre la mesa.
—Lo imagino, la gente siempre va a último momento —bromeó Max tomando un sorbo de su chocolate, ya que fue a Sergio quien se olvido de la cena.
—Son cosas que pasan, no los culpo —murmuró con una pequeña sonrisa en su rostro — ¿Ya tenemos menú, cariño?
Max sacó su móvil de su bolsillo trasero, entro a sus notas buscando donde había anotado todo.
—Rollitos de jamón y espárragos con queso crema como plato de entrada —comentó Max con una sonrisa leve —. Como plato principal haremos un pollo asado con glaseado de miel y mostaza, igual hare verduras asadas.
—¿Verduras asadas? ¿Qué lleva eso? —preguntó curioso Sergio mientras le colocaba un mandril a Pato, ya que él quería hacer galletas.
—Pues ya sabes, papas, batatas, zanahorias, brócoli y pimientos —Max miro el rostro de su hijo que hizo una mueca —. Pero como se que a mi pequeño no le gustan los pimientos, se lo vamos a quitar.
Patricio solo rio y dejo que su padre le subiera las mangas de su suéter.
—Bien, empecemos mejor, porque sino no lo tendremos nunca listo —dijo Sergio con una sonrisa en su rostro.
Y como el mexicano dijo, empezaron a cocinar todo para la cena de esa noche, iba a tomar tiempo, pero al menos los tres disfrutaban estando juntos en la cocina.
Había pasado bastante cuando ya dejaron cocinando la cena, y el pequeño Pato ya estaba aburrido de esperar. Así que Sergio les dijo que podían ir a jugar a la nieve como familia.
El pequeño aceptó de inmediato. Junto a Max fueron a colocarse ropa más adecuada para la nieve, mientras que Sergio terminaba de colocar la mesa.
Pato bajó rápidamente las escaleras dejando escuchar su risa por toda la casa. Sergio lo volteó a ver y lo cargó cuando se lanzó a sus brazos.
—¡Oh! No tan rápido campeón, ¿dónde esta pa Max?
—Ahí viene... Cada vez es más lento... ¿Va a ser como los abuelitos?
Sergio lo miro extrañado, miro la escalera viendo como su prometido venía bajando las escaleras lentamente, como si tuviera miedo de caerse.
—¿Todo bien, Maxie? —preguntó el mexicano cuando su pareja llegó a su lado.
—Claro que sí, ¿qué te hace creer que no? —murmuró Max besando la mejilla de ambos chicos.
Sergio no quiso preguntar más. Dejó a Pato en el suelo, el niño tomo la mano del rubio y juntos fueron al jardín. El mayor lo miro atentamente, lo veía bien, dudaba que estuviera enfermo.
Solo suspiró y salió de la casa directo al jardín, donde su pequeño hijo ya estaba haciendo bolas de nieve para lanzarle a su pa Checo.
—¡Papá, ven! —exclamó emocionado el menor corriendo hacía él y esconderse detrás.
Sergio reía por la acción, ya que su prometido tenía una gran cantidad de nieve en sus manos.
—¡Ven aquí Patito! ¡Pa Max quiere darte algo!
Max se acercó a ellos y le lanzo la nieve a ambos, sorprendiendo a Checo que rápidamente empezó a correr detrás de él junto a Pato.
Estar así le hacía recordar bastante a algo, ¿pero a quien?
Estuvieron corriendo por algunos minutos, hasta que Patricio se canso al costarle más por la nieve. Así que Max le dio la gran idea de hacer un muñeco de nieve.
Pato se encargó de hacer la bola más pequeña, Max le de al medio y por último, Sergio haría la base del muñeco.
En vez en cuando se lanzaban bolas de nieve entre ellos, hasta el punto que el pequeño quedo de espalda en la nieve.
Cuando estuvieron listo, Max coloco su parte del muñeco sobre la de su prometido. Sergio se dirigió dónde Patricio y cargo para que colocará la cabeza del muñeco.
—¡Quedó muy linda! Pero le hace falta algo —murmuró Patito viendo el muñeco, movió rápidamente sus pies — ¡Papá, voy a ir a buscar algo!
Sergio rio levemente y bajo al menor, se acercó rápidamente hacia su pareja colocando sus manos sobre sus cinturas para levantarlo y dar una vuelta.
—¡Checo! ¡Bájame, bájame! —exclamó sin dejar de reir el rubio y enredando sus brazos en el cuello del mexicano.
—¡Vamos mi vida! ¿Hace cuánto no disfrutábamos esto? —preguntó Sergio dejando un casto beso en su labio.
Pato volvió aparecer sonriendo al ver a sus padres tan felices jugando entre ellos. En sus manos tenía una bufanda rosada que había encontrado en la habitación de sus papis.
—¡Traje todo lo necesario! Hasta una zanahoria.
Sergio se detuvo con los ataques de beso y bajó la mirada para poder ver a su hijo. Con cuidado bajo al pediatra que jalo su mejilla con cariño.
Max miró sorprendido la bufanda que su hijo le había entregado, llamando la atención de Sergio.
—¿Pasa algo? —preguntó el pecoso abrazando a su pareja.
—No, nada.
—No sabía que te gustaba el rosado —comentó Sergio viendo la bufanda.
—Es que... El modelo era lindo.
Max se separó del pecoso y fue junto a Patito para ayudarlo a decorar el muñeco de nieve.
Sergio sacó su celular de su bolsillo y le sacó una foto a los dos dueños de su corazón.
Cuando terminaron de decorarlo, Sergio fue a dejar el celular en algún marco de la ventana para colocar el temporizador.
Rápidamente se acercó a ellos abrazando a Max de la cintura y colocado su mano en el hombro de Patito que hacía caras.
De la nada Patito se lanzó a la nieve causando preocupación en Max que se agachó rápidamente al verlo.
Sergio aprovechó el momento para cargar al rubio y dejarse caer a la nieve junto a su hijo.
Las risas se escucharon por todo el jardín. Así estuvieron unos minutos hasta que por fin Sergio se levantó para ir por su móvil.
—Oh, Maxie, adivina qué —dijo riendo el pecoso tomando el móvil.
—No creo, igual de distraigo que la primera vez —bromeó Max al ver que su prometido no saco una foto, sino que estaba grabando.
Sergio solo rasco su nuca riendo, haría lo mismo que hizo hace años, ver el vídeo y sacar pantallazo.
—Vamos a cenar mejor, debe estar listo todo ya —comentó Max cargando a Patito que ya empezaba a pasar sus puños por sus ojitos.
La cena fue maravillosa, la comida delicioso y el ambiente estuvo fantástica.
Los tres estaban acurrucados en el sofá terminando de ver la película que a los tres les gustaba, "Mi pobre Angelito".
Sergio estaba al medio, teniendo en su pecho la cabeza de su pareja y en sus piernas a su hijo, que ya estaba durmiendo.
—Se quedó dormido... —susurró Sergio acariciando el cabello de Patito.
—Eso parece, iré a dejarlo a su camita, ¿puedes ir por las cosas?
Sergio asintió levemente. Max se levantó con cuidado y cargo al menor que se acomodo en sus brazos.
El mexicano lo siguió con la mirada, hasta que ya no los vio más por las escaleras. Se levantó y se estiró quitando el sueño que tenía.
Se dirigio a la cocina para buscar harina y un colador que le costó encontrar.
—¿Encontraste todo?
—¡Dios! —exclamó asustado al ver a su pareja apoyado en su pared —. Me asustaste.
—Perdoname amor, fue inevitable —rio Max besando la mejilla del pecoso — ¿Vamos?
Juntos fueron a la puerta que daba al jardín. Sergio solo colocaba sus pies y Max le colocaba la harina imitando las pisadas de Santa Claus.
—Y... ¡Listo! Santa Claus pasó por la casa —dijo sonriendo Sergio viendo las pisadas y los regalos.
—Vamos a dormir mejor cariño —murmuró Max apoyando su cabeza en el pecho del pecoso —. Estoy muerto...
—Ven aquí bebito —Sergio cargó al rubio que se acomodó en su pecho rápidamente.
Subió las escaleras lentamente hasta llegar a la habitación, lo acomodo con cuidado en la cama y se colocó a su lado.
—Descansa pequeño...
—Descansa, mijn liefje —susurró Max quedándose dormido.
—¡Pa Max, pa Checo! ¡Miren!
Patito estaba viendo sorprendido al ver las pisadas de Santa Claus.
Max miraba la escena con una sonrisa en su rostro, Sergio solo se sentaba con un café en manos.
—¿Ya quieres repartir tus regalos? —preguntó Max sentándose junto a su pareja.
Patito solo asintió y se acercó a tomar el primer regalo, que era para él.
Asi pasaron toda la mañana. Patito estaba feliz con sus regalos hasta que nombre el nombre de su pa Checo.
—Mira papi, este es para ti —murmuró el pequeño acercándose para ti.
—Oye pequeño, abajo hay uno igualito, revisa para quien es —dijo Max acariciando la espalda del pequeño.
Patito fue rápidamente a buscarlo. Nuevamente fue hacia el y se sentó entre sus padres.
Juntos abrieron los regalos, era una cajita que Max había hecho él mismo.
—"Espero con ansias conocerte, hermanito mayor"
—"Pa Checo, ¿listo para volver a cambiar pañales?"
Sergio miró el interior de la caja, adentro había unos zapatitos, la prueba de embarazo y un pequeño peluche.
Miró la caja que tenía su hijo, eran juguetes para que el bebé y él jugarán juntos.
—¿En serio?... —murmuró Sergio mirando con cierto brillo en sus ojos a Max.
Max solo asintió. Sergio sin esperarlo se levantó dejando la caja a un lado y cargo a Max dando una vuelta.
—¡Te lo tenías bien escondido! —reclamó Sergio con una gran sonrisa en su rostro.
—Perdón, quería que fuera una sorpresa —dijo tomando ambas mejillas de su prometido.
Patito se acercó rápidamente dando pequeños saltos. Sergio se agachó y lo cargo para tener un abrazo familiar.
—¿Hace cuánto sabías?
—Un mes... Así que estamos fuera de riesgo.
Checo se sintió más emocionado, estaba feliz de recibir una linda información en navidad. Cada vez su familia crecía más.
—Me has hecho el hombre más feliz del mundo... Otras vez.
Max solo rio y selló el amor que se tenían ambos con un tierno y cálido beso.
—La familia Pérez-Horner crece cada vez más —dijo en un susurró Sergio contra los labios de su pareja.
—¡Seré un hermano mayor!
—¡Sí, pequeño, y el mejor! —dijo Max besando las mejillas de su hijo.
Se sentía tan bien, era una de sus mejores navidades que han tenido. Ya esperaba tener al bebé o a la bebé en sus brazos.