Zoe estaba caminando por los largos pasillos de su colegio cuando a lo lejos vio a sus amigas, ,¿Será que desobedecia a su madre? Mejor no, pero eran sus amigas le dolía... Cuando se dio cuenta ya estaba caminando hacia ellas
— hola nena— saluda Melisa con ánimos
— hola
— ¿Y esos ánimos tuyos?, bueno no importa ¡ya nos enteramos que te besaste con Simón!— dice Ámbar con entusiasmo
— baja la voz— Zoe realmente no le gustaba que las personas se enteraran de todo lo que hacía
— Dios, está bien— ámbar volteo sus ojos— ¿Quieres venir hoy a tatuarte con nosotras?
—no...no creo que a mis padres le agrade la idea— exclama jugando con sus manos
— ¿En serio? Por Dios Zoe, deja de pensar en tus papis, además por ahí escuché que a Simón le gustan tatuadas, incluso su última novia tenía tatuajes— en su tono se podia escuchar su manipulación, pero Zoe no lo noto
Zoe dudó un momento, mirando a sus amigas y luego hacia el pasillo vacío. La idea de hacerse un tatuaje le causaba nervios, y aunque realmente no quería desobedecer a sus padres, las palabras de Ámbar sobre Simón resonaban en su cabeza. Melisa, notando su indecisión, se acercó y le puso un brazo sobre los hombros.
—Vamos, Zoe. Será algo pequeño, algo que puedas esconder. Nadie tiene que enterarse si no quieres —dijo Melisa en tono persuasivo.
—Además, ¡sería nuestro primer tatuaje juntas! —añadió Ámbar con una sonrisa—. Imagínate, un recuerdo para siempre.
Zoe miró a sus amigas, sintiendo una mezcla de emoción y miedo. Finalmente, respiró hondo y asintió.
—Está bien… pero sólo algo pequeño y en un lugar que pueda ocultar.
Ambas amigas saltaron emocionadas, celebrando la decisión de Zoe. Un par de horas después, las tres se encontraban en un estudio de tatuajes pequeño y discreto, escondido en una calle secundaria. El lugar estaba iluminado por luces de neón y olía a desinfectante. Zoe se sentía cada vez más nerviosa, pero sus amigas la alentaban.
—No te preocupes, Zoe, el dolor no es tan malo —le aseguró Melisa mientras le daba un apretón en la mano.
Zoe miró al tatuador, que la esperaba con una sonrisa tranquila.
—¿Estás lista? —le preguntó él.
Ella asintió, aunque su corazón latía con fuerza. Decidieron hacer un pequeño tatuaje en su espalda baja. Cuando la aguja tocó su piel, Zoe cerró los ojos, tratando de concentrarse en respirar y no en el leve dolor.
Al cabo de unos minutos, el tatuador terminó, y Zoe abrió los ojos para ver el resultado.
Era pequeño y sutil, pero le gustaba el diseño. Significa " chica Estella" que por más que las cosas estuvieran oscuras ella seguiría brillando, así como las estrellas en la noche.
—¡Mírate, Zoe! Te ves genial —exclamó Ámbar, riendo mientras Zoe observaba su nuevo tatuaje con una mezcla de orgullo y un toque de culpa.
—Gracias, chicas… aunque no sé cómo le voy a explicar esto a mis papás —dijo, riendo nerviosamente.
—No te preocupes, nosotras te cubrimos —respondió Melisa, guiñándole un ojo—. Hoy somos cómplices.
Mientras salían del estudio, Zoe sonreía, sintiendo una extraña mezcla de rebeldía y libertad. Aunque el camino de regreso a casa se sintió largo, ahora tenía algo más que le recordaría esta pequeña aventura junto a sus amigas.