SKY
Ver su rostro de decepción mezclada con ira me hace sentir vulnerable.
Joder, ¿por qué tengo que temerle tanto a mi padre...?
Muerde su labio inferior con rabia y se adentra a la fiesta, sin mirarme ni una sola vez.
Bien merecido lo tengo.
Una vez que la pierdo de vista me adentro a la fiesta.
Alguien me toma del brazo.
—Gracias por quedarte —sonríe Alexa a medida que las palabras salen de su boca.
Me suelto bruscamente, haciéndola retroceder varios centímetros.
—No creas que me quedo por tí.
—¿Entonces...?
—Por Cárdigan. Lo hago por él. Y te juro que si vuelves a nombrarlo delante de ella se me olvidará por completo que hemos sido amigos desde pequeños.
Su rostro se entristece y se va.
Me siento en un sofá blanco con brusquedad y refriego mi rostro con las manos.
¿Dónde estará...?
Los minutos pasan y un mal presentimiento me recorre el pecho...
A lo lejos veo a Brigitte y Maddie venir desesperadas.
Mi corazón comienza a latir con fuerza, ¿qué mierda sucede?
Brigitte casi se tropieza pero logra llegar a mí, comienza a hablar rápidamente.
—¿Dónde se encuentra Iris? Estaba en la barra de tragos y luego desapareció.
—Yo... Un guardia la llevó a la academia porque había tomado mucho y se sentía mal.
—Mierda... Mierda... —maldice Brigitte jalándose el cabello, agitada.
—¿Qué sucede? —consulto con total confusión.
—Sky, aquí no falta ningún guardia.
—¿Cómo que no fal...? ¿Q-qué?
—¡Maldita sea! ¡Todos los guardias se encuentran en la fiesta! ¡Todos!
—¿Cómo lo sabes?
—Porque acabo de preguntarle a todos si vieron a Iris irse y todos negaron. Los acabo de contar, se encuentran todos juntos en aquella esquina, ¡y son la misma cantidad de guardias que hay desde que llegamos! ¡Mierda!
Siento como si el mundo se detuviera.
Me levanto del sofá y comienzo a correr hacia la salida, sin importarme empujar a las personas que se me cruzan por delante.
Salgo.
Joder, está oscurísimo.
—Hay que buscarla, ¡ya! ¡Avísenle a todos que Iris no está!
Las chicas asienten y buscan a Asher rápidamente.
Mierda, mierda, mierda.
Sabía que no podía dejarla sola, lo sabía y mi miedo por Cárdigan fué más fuerte... ¿Por qué mierda tengo que ser tan débil cuando se trata de mi pad... de él?
—¡MIERDA! —grita Asher con desesperación cuando sale.
—Asher, ve con Brigitte, tú, Maddie, ven conmigo —ordeno
Los guardias comienzan a correr en todas las direcciones posibles, y solo espero que mi instinto esté funcionando en este momento porque mis piernas se mueven hacia cierta dirección. Siento un impulso que me lleva hacia esa dirección, y espero que sea gracias a la conexión que tenemos. Ruego que sea eso...
Miro hacia atrás para comprobar que Maddie sí me sigue y seguimos corriendo los dos. Mis piernas se desgastan con cada paso que doy.
¿Voy a seguir corriendo a pesar de sentir mis piernas quemar? Sí.
¿Por ella? Sí.
Lo único que me importa en este momento es ella. Lo único que siempre me ha importado ha sido ella. Es ella y solo ella, pero mi miedo no me permitía verlo...
—¡Iris! —grito en voz tan alta que siento mi garganta doler.
—¡Iris! ¡Amiga! ¡¿Dónde estás?! —sigue Maddie, en un tono de voz más bajo que el mío pero siendo alto de todas maneras.
No obtenemos respuesta...
Sigo corriendo y me freno por un instante cuando mis ojos se cierran, mostrándome a una chica pelirroja de vestido rojo tumbada en el suelo...
Mierda.
La visión es borrosa, pero...
Pero puedo notar sangre sobre el césped, puedo notar sangre sobre la chica...
—¡Carajo! —esbozo con furor y vuelvo a correr con más intensidad que antes.
La rabia me carcome todo el cuerpo al saber que esa chica podría ser chispita.
Mi corazón late desbocado y mi pulso se encuentra descontrolado.
Siento la adrenalina recorrer todo mi cuerpo, pasando cada parte de mí como si fueran corrientes eléctricas.
Sigo corriendo y grito con todas mis fuerzas...
—¡Iris! ¡Iris, joder! ¡¿Dónde estás?! —vocifero a todo pulmón, con la voz jadeante.
Ese es el último grito que pego antes de que mis pies se queden estancados en el suelo.
Mi corazón se frena al observar la escena frente a mí. El pecho me arde, me quema.
Un jadeo ahogado abandona mis labios.
Una daga atravesándome el pecho. Así se siente. Se siente como una jodida daga recién salida del fuego atravesando mi pecho con intensidad.
Sus sollozos me hacen salir de mi trance.
No...
No, no, no, mierda.
Levanta su cabeza del suelo y me mira, mira a Maddie y mira a los demás guardias que vienen a lo lejos.
De su labio inferior sale sangre, su cuello tiene marcas moradas, su ojo derecho está hinchado. Sus piernas tiemblan, con rasguños y cortes en ellas... Su vestido rojo tiene partes rasgadas, dejando expuesta un poco de piel con sangre...
Niega con su cabeza y comienza a toser.
El odio hacia quien sea que le haya hecho esto se apodera de mí. Mis puños se cierran en un puño fuerte.
—Mierda, mierda, mierda —me acerco a ella con rapidez y me tumbo a su lado con desesperación —. Mírame. Iris, mírame.
Niega.
Tomo su barbilla con cuidado y la levanto para que nuestros ojos conecten.
—¿Quién fué?
Sus pupilas se dilatan pero no responde.
—Te he preguntado algo. ¿Quién fué, Iris? ¿Quién mierda te hizo eso? ¿Quién mierda te ha dejado así?
—Nadie.
—Respóndeme con la verdad. Hazlo —mi tono autoritario y enojado se deja claro.
—¿Ahora te importa? Vuelve a la fiesta y déjame a mí con mis asuntos. A tí no te importa una mierda quién me hizo esto. No te importó, no te importa y no te importará jamás.
—Última vez que lo pregunto. ¿Quién mierda te hizo eso? ¿A quién tengo que matar? Porque te juro que buscaré a ese imbécil y le haré pagar. Puedo jurártelo.
Un escalofrío la recorre y se retuerce con la mano en su abdomen.
—No tienes que matar a nadie.
—¿Te lo has hecho tú? —pregunto con ironía y la mandíbula tensa.
No responde.
—Es obvio que tú no te lo has hecho, así que dime. Dime su nombre. Dime su apellido. Dime su aspecto físico, porque apenas lo encuentre, lo único que quedará de él, será su tumba.
Respiro profundamente, observándola con detenimiento.
—Se arrepentirá toda su maldita vida de haberte tocado.
—¡Aquí está! ¡La hemos encontrado!
Ella desvía la vista hacia los guardias que vienen hacia aquí.
Visualizo a Maddie apoyada en un árbol, con las lágrimas cayendo por sus mejillas.
Yo estaría igual que ella si no fuerza por la rabia que me invade.
Vuelvo mi vista hacia Iris, y la encuentro con su ceño fruncido, su respiración agitada y sus ojos rojos.
Rojos brillantes.
—Iris...
Su mandíbula se tensa y aprieta sus labios, furiosa.
Miro hacia atrás, confundido y cuando logro visualizar la situación, me doy cuenta de su enojo.
Alexa.
Alexa se encamina hacia aquí con aire de preocupación, obviamente fingido.
Siquiera antes de que ella pueda abrir la boca para chillar alguna de las tantas idioteces que suele chillar, Iris levanta su mano y Alexa sale volando fuertemente. Ella choca contra un árbol y cae al suelo.
Oh mierda.
Dos guardias se acercan a Alexa e intentan hacer que despierte. Me sorprende la tranquilidad con la que afrontan la situación, días atrás no hubieran dudado en inyectarle un tranquilizante a Iris. Eso me tranquiliza un poco, porque supongo que están comenzando a pensar en ella.
Miro a Iris, quien tiene la mirada aún incrustada en Alexa.
Algunos gritos horrorosos salen de las bocas de los presentes, pero yo solo me concentro en ella.
—Oye... Volvamos a la academia... Tienen que curarte, tienes que descansar y tienes que contarnos todo lo sucedido...
—Vete a la mierda.
—Iris, por favor... Sé que... No debí haberte dejado sola... Debí haberte llevado a la academia yo... Es solo que... No pude... Lo siento...
—¿No pudiste? ¡¿No pudiste?! —gruñe con estrés, pero inmediatamente una sensación de melancolía mezclada con burla brilla en sus ojos—. Quédate tranquilo. Estoy acostumbrada a no ser la primera opción.
—Iris, yo no...
—Ah, se me olvidaba. Por mis golpes no te preocupes, no lo culpes a él.
Frunzo mi ceño.
—Ha sido mi culpa, yo no tuve que haberlo provocado. Después de todo siempre soy la culpable de todo, ¿no es así, Sky? —chista con sus puños apretados, mientras los hilillos de sangre se deslizan por sus antebrazos.
Siquiera antes de que pueda responder que no es así, que jamás lo sería, unos guardas la toman en brazos con cuidado y la llevan a la camioneta.
He insistido para poder ir con ellos, pero me lo han negado.
Minutos después, veo la camioneta donde va Iris irse en camino a la academia.
—Aún no puedo creerlo. Me ha dolido demasiado verla así, joder, ¿por qué mierda iban a hacerle algo así? —escupe Maddie con amargura.
Asher le da unas palmaditas en el hombro y mira entre los árboles.
—Ella está sufriendo mucho... —lamenta Brigitte decepcionada—. Si tan solo estuviera en su mundo, en el mundo que ella ha crecido, nada de esto le hubiera pasado...
—Pero si ella estuviera en el mundo que ha crecido, tampoco la hubiéramos conocido, ella no hubiera conocido su naturaleza, no hubiera conocido sus poderes, no sabría la maravillosa magia que puede crear, lo especial que ella es para este mundo. El problema no es que chispita se encuentre en este mundo, el problema son las personas de mierda que la hacen sufrir.
Aprieto mis puños con rabia al decir las últimas palabras.
—Pero juro que averiguaré quién mierda ha sido el que le ha hecho daño a mi nena, y no habrá persona que me detenga.
—¡Hora de irnos! —grita la directora, a lo lejos.
Vemos a todos los alumnos de la academia acercarse en las camionetas que conducen los guardias.
Maddie, Asher, Brigitte y yo nos subimos a una camioneta.
El guardia la enciende y comienza a conducir rumbo a la academia.
Los minutos pasan y mi ansiedad crece cada vez más. No veo la hora de llegar para ir a verla, ver cómo está, ver cómo han curado sus heridas...
Necesito protegerla. No puedo y tampoco quiero dejar que algo así vuelva a sucederle...
Era obvio que había sido un ser despreciablemente masculino, porque sus golpes lo demostraban.
Sus marcas eran de golpes violentos y fuertes.
Unos golpes en mi hombro me hacen saber que hemos llegado. Me bajo con rapidez de la camioneta y corremos hacia la academia.
No dudo ni un segundo en ir a la enfermería, porque es casi seguro que la tienen allí.
La recepcionista me mira confundida.
—Iris. Pelirroja, de ojos verdes, hada de fueg-
—Sé quién es Iris, niño. Lo sé. Iris Whindhound. Pasillo izquierdo, habitación 5. No sé si tienes permitido pasar, hay unos guardias dentro...
—Está bien, está bien —respondo atropelladamente y camino con zancadas hacia la habitación número 5.
Al llegar a la puerta, no lo pienso ni un solo segundo y entro de un portazo.
Dos guardias se encuentran haciéndole preguntas a Iris.
—¿En qué momento ha sucedido? ¿A qué hora? ¿Por qué te has ido de la fiesta? ¿Quién te...? —oigo las interrogaciones que los guardias le hacen a Iris.
Finalmente, los dos se giran hacia mí al percatarse de mi presencia.
Y como era de esperarse, uno de los guardias es Rick. El otro se llama Will, Will Corts. Es moreno y de cabello oscuro, alto, demasiado.
—¿Qué haces aquí, Sky?
—He venido a verla.
—Estamos ocupados.
—Ya veo. ¿Han conseguido que siquiera les responda? —cuestiono de brazos cruzados.
—Pues... —se miran entre ellos y se rascan la cabeza.
—Lo sabía. Si a alguien le va a responder, les dejo en claro que no es a ustedes. La están abrumando aún más de lo que ya está, no les va a responder, no les quiere responder. Así que podrían dejar de perder el tiempo.
Me permito detallarla un poco.
Su cabello rojizo le cae por los hombros y se pierde sobre su cintura. Aún se encuentra desordenado y un poco alborotado. Sus mejillas tienen curitas, su labio tiene una pomada, sus brazos vendados y desde su cintura para abajo tiene una manta blanca.
Su mirada...
Su mirada luce apagada, sus ojos cansados y un tanto vidriosos. Su mirada está perdida en uno de los jarrones que se encuentra en una esquina. No quita su vista de ahí.
Sus manos...
Sus manos tienen vendas...
Por el rabillo del ojo veo a Asher y Brigitte entrar.
—Nosotros nos quedaremos con ella.
—Sinceramente creo que es mejor idea que se queden ellos a que nos quedemos nosotros y perturbarle la tranquilidad a Iris, Rick.
Rick asiente, no tan convencido y salen de la habitación.
—Pequeña... —susurra Asher cuando la puerta se cierra.
Se acerca a ella y comienza a acariciarle el cabello con delicadeza.
Ella no se mueve.
—Dime que no ha sido él, por favor...
¿Qué?
—Por favor... Porque te juro que puedo ir a buscarlo y darle su merecido justo ahora...
Iris no responde...
—¿Él? ¿De quién hablas? —pregunto alarmado.
—De...
Iris abre sus ojos y suelta un quejido.
—No te atrevas —amenaza en dirección a Asher.
—¿Qué mierda pasa? —me levanto de la silla en la que me había sentado de un tirón y me paro frente a Asher—. ¿De qué cosa no me he enterado?
—Nada —responde Iris.
—Pequeña... —suplica Asher.
—¿Tú sabes quién ha sido? —cuestiono con el semblante serio.
—Yo... Eh... —mira a Iris con notable nerviosismo.
—No sabe nada.
Desvío mi mirada hacia la pelirroja.
—¿Quién? Dime quién fué de una maldita vez.
—No. Te. Importa.
—¿Iris, ha sido él?
Ella comienza a temblar.
—Joder, ¡claro que ha sido él! —exclama Asher con rabia y golpea la mesa fuertemente.
Cierra sus ojos por unos segundos y se encamina hacia la puerta, decidido.
—¡N-no! ¡N-no, Asher, no! —Iris rompe en llanto inmediatamente.
Mi corazón se encoge y se ablanda de una manera que hace mucho no sucedía...
Asher se detiene al oír las súplicas.
—No puedes seguir con esto, pequeña —susurra abatido sin darse la vuelta, con la mano en la manija de la puerta.
—S-solo... No lo... Ha-hagas... P-por favor... Te lo s-suplico, A-asher —ruega con la voz temblorosa y rompe a llorar más fuerte.
—Lo siento Iris, pero no voy a dejar que permitas que ese imbécil siga maltratándote de esa manera.
—¡No! ¡No, Asher, no! ¡ME DA MUCHO MIEDO! —la sostengo de los hombros cuando intenta levantarse de la cama—. ¡SUÉLTAME! ¡Suéltame maldito idiota! ¡No me toques y déjame ir!
Asher se frena al oír las súplicas desesperadas por parte de la pelirroja.
Por fin se la da vuelta y la mira.
—Mira cómo te ha dejado... —se restriega la cara con la mano, frustrado pero conmovido.
—No lo volverá a hacer, yo lo sé. No me va a volver a pasar, pero si tú lo buscas, me va a matar. Me matará, Asher.
Brigitte, quien no ha dicho una palabra hasta ahora, decide sentarse a su lado y abrazarla.
Ella rompe a llorar más fuerte, y su amiga comienza a derramar lágrimas con ella.
(...)
Me despierto gracias al ruido de la puerta y me percato de que sigo sentado en una silla al lado de Iris.
Ella duerme plácidamente, con su carita apoyada sutilmente en la almohada, su respiración tranquila y relajada.
Retengo el impulso de colocarle el mechón de cabello rojizo que le cae en el rostro por el simple hecho de que podría despertarla, y no quiero eso, no cuando duerme tan cómoda y tranquila.
Miro hacia mi costado.
—¿Tienes que revisarla o algo? —pregunto a John, quien se encuentra al costado de la puerta.
Intento que mi tono de voz sea bajo para no despertarla.
—Tengo que cambiarle las vendas y sacarle los puntos...
—Oh, mierda... ¿Tiene que ser sí o sí ahora? Está durmiendo muy cómodamente, no quisiera que por despertarla vuelva a alterarse...
—Lamentablemente sí, hijo mio...
—Está bien, John...
Él está a punto de despertarla pero lo detengo.
—¿Qué sucede?
—Te has enterado que alguien la ha golpeado, ¿verdad? —él asiente—. Eso quiere decir que ella está en peligro...
—Si... Lastimosamente si... Pero ella no ha dicho nada al respecto...
—Lo sé... Necesito que me hagas un favor, bueno, a ella... Bueno, en realidad no sé para quién es el favor, porque a ella no le gustará. Pero es por ella. Es para que no esté tan en pelig-
—Lo pillo, hijo, lo pillo. ¿Qué necesitas que haga?
Me acerco a su oído y comienzo a susurrarle mi idea...
Minutos después, él me mira burlón.
—Vale, tenías razón, a ella no le hará ni una pizca de gracia si lo que me acabas de pedir se lleva a cabo. Créeme que si fuera Iris, ganas de meterte una patada en los huevos no me faltarían. Pero bueno, el amor, el amor.
—Oye, oye, oye. No te lo he pedido para que te burles de mí, es por el bien de ella.
—Vale, entonces se puede llevar a cabo con otro guardia.
—¡John Carlsson! Ni se te ocurra.
—¿Ves? Lo haces por amor, no por "su bienestar"
—Claro que lo hago por su bienestar, es más seguro conmigo que con otro guardia. Obviamente.
—Claro —chista con burla.
—Si —afirmo.
Rueda sus ojos con diversión y despierta a Iris con suavidad.
Mi pelirroja abre sus ojitos lentamente y se restriega la cara con una mueca.
La amo.
—Hola pequeñitaaaa —chilla John con ánimo.
Ella esboza una sonrisa.
—Te echaba de menos, ¡gracias por venir a visitarme! ¡Qué considerada!
—Claro, claro. Es que he dicho, ¿por qué no me golpeo con palo así tengo una excusa de ver a Johnsito? Ha funcionado porque aquí estoy.
—¡Qué sacrificio has hecho por mí, me siento halagado señorita Whindhound!
Ella ríe pero parece más una mueca. Se lleva la mano al estómago.
—Bien, hijita, tengo que cambiarte las vendas.
—Vale. El doctor que me ha atendido antes no ha sido muy amable que digamos —rueda sus ojos—. Te prefiero a tí.
—Me has traicionado, te has atendido con otro —se lleva una mano al pecho, ofendido.
—¡Upsi! Puede que te haya traicionado, pero solo un poquitito, porque yo no fui la que pidió al otro doctor que me atendiera, solo se mandó, como si yo lo hubiera pedido a él. Era obvio que si me daban a elegir te elegía a tí, Johnsito. Nadie te supera, jamás eh. Jamás, jamás.
—Vale, vale, ya no me siento taaaaan traicionado. Me sigo sintiendo, pero ya no tanto. Además no hay doctor en esta vida que atienda tan bien, excelente, perfecto y lindo como yo, ¿verdad?
Ella suelta una risita divertida y asiente.
—Bueno, bueno. Ya basta de juegos que tengo trabajo que hacer —chista divertido.
La sonrisa de Iris desaparece cuando se percata de mi presencia.
Vale, vaaaaale...
Vale, la entiendo.
Diez minutos más tarde, cuando Iris ya tiene todas las vendas cambiadas, John vuelve a hablar.
—Venga niña, llegó la hora de quitarte los puntos.
—Madre mía. Tengo miedo —chilla horrorizada—. ¿Tú qué haces aquí? No has aportado nada desde que llegaste. Me empiezas a estorbar. Vale, no, no me empiezas a estorbar recién, lo has hecho desde que llegaste —rueda sus ojos en mi dirección.
Miro a John en busca de ayuda.
—Déjalo al pobre hombrecillo que es un tonto enamorado. No ha querido dejarte sola ni un segundo. Es un secreto, pero lo tienes loco —le guiña un ojo.
—Era secreto, porque estoy segura que por el tono que has usado se ha enterado hasta la recepcionista del hospital del mundo de los humanos.
John comienza a reírse a carcajadas.
—Esto a mí no me da gracia —rasco mi cuello con nerviosismo.
—A mí no me da gracia tu presencia y sigues aquí, aguántatela —chista ella en mi dirección.
—Vale, vale, me callo.
John coge una especia de tijeras raras y un algodón y no sé qué más.
Iris hace una mueca miedosa y se tapa los ojos, dejando un pequeño espacio para ver lo que John hace.
John rocía un líquido al rededor de la cicatríz de chispita y acerca las tijeras al hilo.
Cuando está a punto de cortar y...
—¡Espera, espera, espera!
—¿Qué sucede?
—No he respirado profundamente.
John niega con su cabeza, divertido.
—Ahora sí.
John vuelve a acercar las tijeras y...
—¡No, no, no! ¡Espera!
—¿Qué sucede ahora?
—Cuando te dije "ahora sí" se me ha escapado todo el aire.
—Pues coge más entonces y no digas ninguna palabra, solo asiente.
Iris toma una gran bocanada de aire y asiente.
John vuelve a acercar las tijeras.
Iris vuelve a taparse los ojos dejando un huequito.
—!No, para!
—Se me está acabando la paciencia, niña de mi corazón.
—Tengo miedo...
—No dolerá. Pero podemos hacer una cosa.
John suelta las tijeras y coge mi mano. Coge la mano de Iris y hace que ella coja la mía. Vale, menudo lío se ha hecho en mi mente, pero observarlo es más fácil.
—Sí te duele, solo apriétasela, imagina que es... No lo sé.
Vale, esto ha sonado...
Eh...
Medio raro...
—Sí imagino que es Sky podría apretársela desde ya.
Vale, ha sonado completamente raro.
<<Mente sucia>>
Eh, no, jamás.
Vale, compruebo que ella también lo ha malpensado por el color que adhieren sus mejillas.
—Le apretaría la mano, la mano, porque lo odio.
—Vale, vale. Oh... Imagina que es un oscuichi.
Una carcajada brota desde el fondo de mi garganta.
—¿Un qué...? —pregunto.
—Oscuichi. Ya sabes, esas cosas que se aprietan para desestresarse.
Esta vez los dos reímos.
—Se le... es un... Se le dice Squishy, John —corrige chispita entre risas.
—Oscuichi y Squishy es casi igual, no sé qué tanta gracia les causa —revolotea sus ojos, irritado—. A lo que voy es que si te duele le aprietes la mano con toda tu fuerza a Sky. Ya sabes que él es fuerte. No le dolerá.
—Claro, de todas formas soy un oscuichi —me burlo.
Rueda sus ojos y vuelve a coger la tijera.
Y esta vez sí comienza a cortar el primer punto.
Ella clava sus uñas en mi mano y suelta un grito. Un grito tan fuerte que podría haberme dejado sordo, de hecho, se me hace raro que no me haya dejado sordo.
—¡Dijiste que no dolería, mentiroso!
—¡Es que tú eres una maricona!
Y vuelve a cortar otro punto.
Otra clavada de uñas a mi mano.
—¡Ni aire me dejaste tomar, traicionero!
Corta otro punto.
—¡Esto me está doliendo demasiado!
Otro punto.
—¡Dame tiempo de tomar aire que me desespero!
Corta un punto.
Una clavada de uñas a mi mano.
Y un grito ensordecedor.
Corta un punto.
Una clavada de uñas a mi mano.
Y un grito ensordecedor.
Y así sucesivamente hasta que ya no quedan más puntos por cortar.
Iris queda atónita mirando su cicatríz.
Su cicatríz sin los puntos.
—Es más horrorosa de lo que pensé —susurra con melancolía pero intentando ocultarlo en su tono burlesco.
—John, ¿nos dejarías un momento a solas? —pido.
—Ay mamita. Ay caray. Uy. Uy. Uy.
—No hace falta John —minimiza ella.
—Oh, créeme que sí hace falta —la miro a los ojos con advertencia.
—Usen protección —chilla y nos lanza un sobrecito plateado.
—¿Por qué rayos tienes un sobre de co-
Cierra de un portazo.
Miro a Iris, quien tiene la boca abierta y una mirada de asco hacia el sobrecito.
—Saca eso de mi vista, por favor —pide con una mirada un tanto dudosa.
—Es un sobre de c-
—¡Ya sé lo que es! ¡Sácalo, sácalo!
Dejo el sobre sobre la mesa.
Vale, eso a sido difícil pensarlo.
Y dicen que el español es fácil, claro.
—¿Para qué has hecho que John salga? —pregunta mirando su cicatriz detenidamente.
—Justamente por eso.
—¿Por qué cosa?
—Eso.
—Oye, sé que es fea, pero tampoco para que me lo recalq-
—¿Ves? Estás pensando cosas que no son. En ningún momento he dicho que es fea, mucho menos te lo he recalcado, tendría que estar demente para hacer algo así. Y es justamente lo contrario, no me parece fea, me parece que le da un toque único a tu muslo.
—Ya.
—Sí, ya. Ya lo hemos hablado mil veces, no sé si lo recuerdas. Yo sí, yo sí lo recuerdo muy bien. Recuerdo muy bien las miles de veces que te he dicho que una cicatriz es algo norm-
—Normal, que es bonita, que no tiene que importarme lo que los demás piensen de mí, que yo debo quererme, bla, bla, bla. Me sé el discurso de memoria.
—¿Y por qué no lo pones en práctica?
—Yo no he dicho nada.
—Sí, lo has dicho. Y tus ojos también lo dicen.
Rueda sus ojos.
—Déjame descansar, ya demasiado tuve que soportarte. Vete a algún lugar lejos y no me estorbes.
—Solo quiero que entiendas que no hay nada malo en qu-
—Ya lo he entendido, ahora lárgate. De una vez. Haz lo mismo que hiciste en la fiesta; vete con Alexa y déjame sola.
—Yo...
—Yo... Yo... Yo... Lárgate, Sky.
—Me iré, pero esta conversación no termina aquí. Nada de esto termina aquí.
Rueda sus ojos y se da la vuelta para darme la espalda.
Oh, chispita, si supieras que me comenzarás a ver más seguido...
IRIS
Me despierto vagamente porque oigo pisadas.
Me sobresalto inmediatamente, pero me relajo al ver que es John.
—Te llevarán a tu cuarto. Allí estarás más protegida —comenta John y unos guardias comienzan a ayudarme a levantarme.
—Eh... Vale
Me encojo de hombros.
Me dan una silla de ruedas y...
—Yo me tengo que sentar... ¿ahí?
—No, ahí me siento yo, ¿sabes? —chista John—. Pues claro que sí cariño mio.
Ruedo mis ojos y me siento con esfuerzo.
Me sacan rápidamente de la habitación y comienzan a llevarme por los pasillos de la academia. Un guardia me impulsa en la silla de ruedas, el otro lleva el palo con mi suero.
Qué lindo es ser atendida y no hacer absolutamente nada.
Pasamos por mi cuarto pero ellos no frenan.
¿Eh?
—Era allí —señalo perezosamente el lugar por donde pasamos pero ellos hacen caso omiso a mi comentario y siguen avanzando—. Oigan, tienen que retroceder, se han pasado, mi cuarto, ya lo hemos pasado. ¿A dónde me llevan?
El miedo comenzó a invadirme al ver que no se detenían.
El aire se me fue de los pulmones por un momento. Mis ojos se abrieron con temor.
—¿A-a dón... dónde me llevan...? —pregunto con timidez y miedo.
El guardia que lleva mi suero le pide al otro que pare y se agacha para mirarme.
—No te preocupes, Iris. No te haremos daño, nosotros somos guardias y jamás desearíamos que a alguien le pase lo que te pasó a tí, mucho menos provocaríamos ese daño. Te estamos llevando a tu nuevo cuarto porque han habido cambios. Hubo una petición y a la directora le ha parecido bien.
¿Cambio de cuarto? ¿Qué?
Ellos vuelven a caminar y caminar, hasta que llegamos a un cuarto.
—Aquí es —uno de los guardias saca una llave de su bolsillo y abre la puerta.
—Bienvenida a tu nuevo cuarto, Iris —dicen los guardias y cuando veo a un chico parado en la cocina, de espaldas, me paralizo.
No es muy difícil confundirse.
Espalda ancha, brazos definidos, alto.
Rubio.
Ru-bio.
Malditamente rubio.
Se da la vuelta al oír nuestra llegada y puedo ver esos malísimos, estorbantes, arrogantes, irritantes, molestos, pésimos y jodidamente atractivos ojos dorados que tanto odio.
Sky.
Sky es el jodido compañero de cuarto que me han otorgado.
Nunca había deseado tanto que la tierra me tragara.
Tantos insultos vienen a mi mente pero lo único que me sale es...
—Ni en mis propios sueños comparto yo —me señalo—, mini casita contigo.
—Que nombre tan absurdo, pero en ese caso...
Sonríe arrogantemente y las ganas de darle una paliza me aguan la boca.
Me guiña un ojo, coqueto, justo antes de continuar...
—Bienvenida a tu nueva mini casita, chispita.
N.A:
AYYY MAMIIITAAAAA
Y ESE FINAAALLLL?
ME MUERO CON USTEDES (dramática 100%, obvio)
Escribir este cap fue un altibajo de emociones.
Enojo
Frustración
Tristeza
Tensión
Nervios
Risa (John un comediante total)
De todo, absolutamente de todo me producido este capítulo.
Estuve desaparecida por demasiado tiempo, así que quiero pedirles una disculpa con este hermoso capítulo de casi 5000 palabras jiji (es un montón, aclaro, el capítulo más largo que hice😝✌🏻)
No pude actualizar porque estuve bastante ocupada, no me organizaba con los horarios, y lo peor de todo:
Tenía bloqueo lector
Y tenía bloqueo ESCRITOR
No tenía buenas ideas, no tenía inspiración, no sabía cómo empezar el cap, y no disfrutaba escribir teniendo ese bloqueo lector
Y justo hoy, me vino una idea a la mente e inspiración, así que aca les dejo este hermoso, triste, enojon, y amoroso cap😝🫶🏻
Qué les pareció este cap?
Qué emociones sintieron?
¿Sintieron tensión entre Sky e Iris?
¿Se rieron en las partes de John? JAJA SHO ZI
Me siento orgullosa al poder haber hecho este cap, hace mucho no tenía tanta motivación.
¿Se imaginaron el cambio de habitaciones?
Si es que se lo imaginaron, ¿se imaginaron que iba a ser con Sky?
Me ayudarían muchísimo votando y compartiendo mi historia para que cada vez seamos más fueguitos🫶🏻❤️🩹
Los amo con toda mi alma, espero poder volver a actualizar pronto❤️🩹
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