Lecciones Oscuras

By MoonRabbit13

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Un nuevo año lectivo comienza en la Academia Oscura Salamanca, una institución secreta donde el mismísimo Dia... More

Sinopsis y advertencias
Parte I: El descenso al infierno es fácil
Uno
Dos
Tres
Cuatro
Cinco
Seis
Siete
Ocho
Nueve
Parte II. Los muertos viajan deprisa
Diez
Once
Doce
Trece
Catorce
Quince
Dieciséis
Diecisiete
Dieciocho
Diecinueve
Parte III. Ciertas cosas oscuras
Veinte
Veintiuno
Veintidós
Veintitrés
Veinticuatro
Veinticinco
Veintiséis
Veintisiete
Veintiocho
Veintinueve
Parte IV. Los horrores de la sombra
Treinta
Treinta y uno
Treinta y dos
Treinta y tres
Treinta y cuatro
Treinta y cinco
Parte V. Los demonios están aquí
Treinta y séis
Treinta y ocho
Parte VI. Destruir un mundo
Treinta y nueve
Cuarenta
Cuarenta y uno
Cuarenta y dos
Cuarenta y tres
Cuarenta y cuatro
Cuarenta y cinco
Cuarenta y seis
Cuarenta y siete
Epílogo. No puedes enviarme al Infierno
Agradecimientos
Otros títulos

Treinta y siete

175 28 12
By MoonRabbit13

No podían liberar a Gaspar así como así. Seguía siendo un peligro para el resto de los estudiantes. Así que simplemente habían cambiado los calabozos por un cuarto sin ventanas. Seguía siendo austero a más no poder pero al menos tenía un baño decente y el aire ya no estaba viciado con el olor del moho y la soledad. Y se le permitía ver a Hugo y Margot, siempre y cuando hubiera más de un profesor con ello.

Pero antes lo habían llevado a él y a sus amigos al despacho del Director, que más bien parecía el salón del trono de alguna película que Gaspar había vistode pequeño. Era enorme y elegante. Un enorme escritorio de ébano se encontraba frente a un gran vitral que representaba un aquelarre de brujas; aquel era el único detalle de color en la sala decorada en blanco y negro. El Director estaba sentado en la silla que hacía juego con el escritorio. Tenía el aspecto de un rey oscuro sentado en su trono. Se veía relajado y casi entretenido. Gaspar tuvo el mal presentimiento de que él y los demás se habían convertido en meros bufones de aquel ridículo rey.

Les habían ordenado que se sentaran en tres elegantes sillas de ébano, mientras que los seis profesores ocupaban un lujoso juego de sillones ubicado en el centro del salón, quienes los miraban con sorpresa y espanto. Estaba claro que ninguno esperaba verlos allí.

―¿Cree que es seguro tenerlo aquí? ¿Y por qué están los otros dos? ―inquirió el profesor Sheridan señalando a los tres estudiantes de primero.

Al parecer algunos no esperaban ni deseaban verlos allí.

Gaspar se odiaba por hacerles pasar por ello a Hugo y Margot. La chica se había cruzado de piernas y brazos y miraba a todos los profesores con hostilidad; en cambio Hugo se removía nervioso en su asiento. Gaspar había estado a punto de decirle algo, pero el pelinegro extendió su mano para tomar la suya. Hasta ese momento, Gaspar no se había dado cuenta de que estaba temblando. Y tuvo que aceptar que, aunque le daba miedo por ellos, agradecía tenerlos a los dos allí.

―Los he reunido a todos aquí porque hay información de la que deben ser puestos al tanto ―respondió el Director desde su escritorio, llamando su atención. Los miró a todos como un rey miraba a su pueblo. Gaspar no concebía tener relación con aquel ser imponente y majestuoso.

No podía ser su sobrino.

―En la madrugada anterior, los profesores Rodia y Emil evitaron que el estudiante Gaspar asesinara a su compañero ―continuó y tuvo que reprimir una sonrisa al ver a los dos involucrados, atacante y víctima tomados de la mano―. Y estamos en conocimiento de que estuvo involucrado en las muertes de los demás alumnos. Sin embargo, él no es el verdadero culpable.

―¿Qué quiere decir? ―exclamó la profesora Noreen.

El Director tomó aire y contó una larga historia. La historia de cómo se creó la Academia. O, mejor dicho, cómo ella nació.

En tiempos inmemoriales existió un ángel. Era amable y querido por sus hermanos y el Padre. Era entusiasta y curioso. Disfrutaba de mostrarle a los querubines todos los detalles de la Creación. Cuando el Padre creó la tierra, aprendió sobre ella y se la enseñó a sus hermanos. Padre disfrutaba de ver a sus hijos así de entretenidos y quiso crear otros seres que pudieran maravillarse de igual manera, que admiraran sus creaciones así.

Entonces creó a Adán. Pero el muchacho no era muy curioso, obedeció todas las reglas que les dictaron los ángeles, se quedó dentro del Edén como el buen chico que era. Entonces creó a Lilith. Ella sí tenía la curiosidad que deseaba, pero Adán no era un buen maestro. Frustrado ante esto, el ángel encargado de cuidarlos le enseñó a Lilith todo sobre las plantas y animales. Vio sus ojos brillar ante el vuelo de las mariposas y su risa cuando la hierba le hacía cosquillas en sus pies inquietos. Quizás fue en ese momento en el que el ángel aprendió algo nuevo, algo que no debía.

Ofendido por ser ignorado, Adán intentó enseñarle a Lilith algo que solo él podría. Pero de nuevo, no fue un buen maestro. Él solo sabía de órdenes y obediencia. Fue violento y Lilith lo rechazó. Entonces, ella aprendió algo que al Padre no le gustó: a decir no.

Lilith fue rechazada y expulsada. El ángel también lo fue. Pues él aprendió algo peor que la negación: la duda. A cuestionar.

Juntos, el ángel y la mujer habían sido condenados por aprender a elegir. Así que él eligió crear su propio hogar.

El ángel invitó a sus demás hermanos, los que de él aprendieron también a negar, a cuestionar, a elegir. Crearon un lugar donde reinaba el caos, pues todos elegían cosas distintas. Y el ángel caído le enseñó a su humana a ser algo más. A, como él, manejar la materia y la vida a su antojo, a leer el mundo y sus designios. Y Lilith se convirtió en la primera bruja, la reina de su Infierno.

Esto al Padre no le gustó. Corrigió su error, eliminándola y creando otra humana. Y aunque el ángel caído consiguió hacerse con los retazos del alma de su amada, la había perdido.

El pobre ángel caído quedó devastado. Le cedió el mando de su gente a su hermano menor, el que tenía una voz capaz de persuadir e imponer. Mientras, el ángel caído que había recibido el nombre de Diablo, del portador de la luz y las sombras, formó su propio hogar lejos de sus viejos hermanos y de los que le quedaban. Decidió volver a hacer lo que más adoraba, lo que había soñado hacer con su amada.

Encontró un pequeño espacio entre el reino de los humanos y el de los demonios. Allí, a partir de los restos de la hermosa alma de su querida Lilith, creó los cimientos de un lugar donde pudiera enseñarle a otros humanos. Crear más brujos como ella. Así, si algún día despertara no se sentiría sola.

―Sabía que eras un viejo cursi, pero debo admitir que estoy sorprendido ―comentó Rodia consternado, ganándose una mirada molesta de los demás.

―Nunca les he ocultado mi naturaleza romántica ―se defendió el Director.

―¿Y todo ese cuento de hadas fue solo para decirnos que este castillo está poseído por la primera bruja? ¿Y que ella asesinó a nuestros estudiantes? ―cuestionó la profesora Artemisa con indignación.

―¿Por qué? ¿Y cómo? ―quiso saber Rodia. A diferencia de los demás profesores que se encontraban sentados en los sillones con la espalda y la mirada atenta, el profesor de Nigromancia no había dejado de caminar de aquí para allá; aunque Gaspar se percató de que nunca se alejaba demasiado de él y los otros chicos―. Ha copiado nuestra tesis para robarle maná a los alumnos atacados. Ha usado métodos que solo Emil conocía, prácticamente le copió su caligrafía al marcar los cuerpos de los estudiantes. Y ¿con qué propósito? Si es como usted dice, ¿ella no debería ser la "guardiana" de este lugar y sus habitantes? ―exigió Rodia marcando las comillas y sin esconder la molestia en su voz.

―El cómo es sencillo ―respondió el Director con aquella paciencia infinita que mostraba en todas sus clases―. Ella aprende todos los hechizos y rituales que se realizan y escriben en la Academia. Ha memorizado y perfeccionado el saber de todos sus estudiantes. Sin importar cuánto estos lo ocultaran de otros ojos, las paredes tienen oídos. De esta forma, también aprendió y se apoderó de la tesis de Emil... y tuya.

Rodia ignoró el hecho de que el Director ya sabía que aquella tesis también era suya, y dijo, con apremio:

―¿Y el por qué?

―Eso es otro tema del que debemos hablar.

―Con todo respeto, señor. ¿Por qué no nos ha dicho antes todo esto? ―inquirió la profesora Noreen. No había acusación ni enfado en su voz, pero Gaspar notó que sus ojos ciegos mostraban cierta pena.

A ninguno de los profesores les gustó descubrir los detalles sobre el lugar donde trabajaban y vivían de esta manera. Algunos , como Artemisa y Sheridan, incluso se dejaban ver realmente enojados, con sus cejas fruncidas y brazos cruzados.

―Todos tenemos algo que celamos. Para mí, Lilith es mi compañera, el ser más importante en este mundo. Pero para otros podría ser considerada simplemente una fuente inagotable de conocimiento y poder, algo que podrían usar a su antojo. He sido docente demasiado tiempo como para saber cuán ambiciosos pueden ser los humanos en su búsqueda de conocimiento y poder. No pueden culparme por cuidar de lo único que es mío.

Gaspar lo comprendía. Si supiera que habría una forma de esconder y cuidar a Hugo y Margot de todo lo que quisiera hacerles mal, lo haría sin dudar. Los guardaría en una caja de diamante, en un búnker en el centro de la Tierra si así podría mantenerlos a salvo. Pero no podía. Él era su mayor amenaza.

―Entonces, ¿por qué ella... nuestra Señora ha atacado a nuestros estudiantes? ―preguntó Emil con cortesía.

El Director lo miró un momento y apenas pudo esconder la diminuta sonrisa que apareció en sus labios. Finalmente dijo:

―Como les he dicho, el alma de Lilith ha sido despedazada por los ángeles; le han negado el descanso o la posibilidad de renacer, incluso el tormento. Yo salvaguardé los fragmentos de su alma y con ellos creé los cimientos de esta Academia. En este castillo ella tiene vida, pero no libertad. La he condenado a tener todo lo que siempre ha soñado al alcance de su mano pero sin poder tomarlo. Pero con la llegada de Gaspar, un cuerpo que ella podría poseer e incluso de Hugo, quien tiene una sensibilidad que le permitió escucharla, su ambición creció y la enloqueció. Bueno, siempre ha estado un poco loca mi querida.

―Agilice, Señor.

―En resumen, Lilith ha querido liberarse para presenciar el Apocalipsis.

―¡Pero yo no quiero destruir el mundo!

―Y no lo harás tú, Gaspar. No eres el arma, solo eres un heraldo, un presagio ―lo tranquilizó, o al menos en parte―. Pero podrías si quisieras. Tu voz tiene tanta autoridad como la de Satanás, podías liderar las legiones de demonios sobre la tierra. Pero aún no ha llegado el momento de realizar esa elección.

―¿Entonces? ―lo apuró Rodia, cansado de las vueltas de su jefe.

―Lilith está ansiosa por la llegada del juicio final, por ver el fin de los hijos de Adán, por lo que, en su locura, desea congraciarse con quien podría desatar el Apocalipsis. Necesita maná para liberarse, para poder crearse un cuerpo y caminar junto al ejército de sus hijos.

―Así que, este lugar donde todos nosotros vivimos no es otra cosa que Lilith, la primera bruja. La cual está loca y ha tenido acceso a todas nuestras técnicas y conocimientos por siglos. Y ahora la señora quiere despertarse de su siesta de belleza y usar a nuestros estudiantes para comenzar el Apocalipsis. ¿Me he olvidado de algo? ―preguntó Rodia con parsimonia y una mueca cínica.

―Sí ―dijo Emil―. ¿Cómo la detenemos?

Ya pasaron unos días, pero como regalito de San Valentín les dejo el tan pedido dibujo del trio cerbero, tanto les debía. Espero que les guste. 💖🍰💋

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