Aún no había amanecido cuando abrió los ojos, se estiró perezosamente en la cama y una sonrisa curvo sus labios, era un precioso día para… Vengarse del idiota.
Salió de su cama muy animada, después de la discusión con Andrew se había acostado y no había podido dejar de pensar en lo sucedido, aunque continuaba muy enfadada con él, debía admitir que también se sentía… Desilusionada, o decepcionada, era algo muy extraño que nunca había experimentado.
El hecho de la decepción por que ambos habían reconocido y afirmado que no había ningún interés el uno en el otro, era algo que no se habría imaginado sentir nunca, pero así era, por lo que se sentía algo asustada.
Dejó de lado sus pensamientos y sonrió deseosa de ir a hacerle una visita a Andrew, todavía quedaba un buen rato para que amaneciera, así que no había nadie despierto, se asomó al pasillo silenciosamente, y como había imaginado, no había ni un alma, se dio cuenta de que llevaba el camisón que había utilizado para dormir, pero se encogió de hombros sin importarle mucho, nadie la vería.
Caminó sigilosa hasta llegar a la puerta de Andrew, antes de abrirla apoyó la oreja intentando oír cualquier signo de que estuviera despierto, pero no se escuchaba nada, así que con cuidado giró el pomo abriendo la puerta, este hombre era idiota hasta para no cerrarse la puerta con llave, en fin…
La habitación no estaba tan a oscuras como se había imaginado, ya que el tonto se había dejado una vela encendida, observó la silueta de Andrew en la cama durmiendo boca abajo, con el rostro a un lado y los brazos acomodados en la almohada.
Entró cerrando la puerta con cuidado, Andrew dormía sin percatarse de absolutamente nada, así que, el plan venganza contra el idiota estaba en marcha.
Bueno, no era tan una venganza, más bien era una bromita inofensiva que no le haría daño a nadie, bueno, a él sí, pero que se aguantase.
Lo más silenciosamente posible, se acercó a la mesa dónde Andrew había dejado sus pertenencias, agarró las prendas de ropa que había traído para el viaje, y se acercó a la ventana, abrió con cuidado y al escuchar el leve ruido se giró para comprobar si Andrew seguía dormido, y así era, no se había movido.
Asomó la cabeza por la ventana, esta daba al patio trasero, que era prácticamente todo prado, y con una sonrisa maliciosa, lanzó la ropa y observó cómo caía en el césped.
Se giró sonriente, al escuchar un suspiro se tensó de pies a cabeza, Andrew se removió bajo la sábana, se colocó de lado y siguió durmiendo, esta vez la que suspiró fue ella aliviada.
Siguiendo con su plan, se acercó a la bañera, al lado de esta había un estante con toallas y una pastilla de jabón, agarró las toallas y las lanzó también por la ventana.
Ahora sí el idiota tendría dificultades para cubrirse.
Buscó con la mirada las llaves de la habitación y las úbico en la mesita de noche que había en el lado izquierdo junto a la cama, con pasos silenciosos se acercó lentamente, Andrew estaba justo al lado de la mesita, así que tendría que ser muy precavida, aunque había podido comprobar en varias ocasiones, que para despertarlo hacía falta una tropa, o bien, un cubo de agua como la otra vez.
Ahora que lo pensaba, ayer un cubo de agua helada, hoy sin nada con qué cubrirse, eran peor que dos niños pequeños, pero bueno…
Observó a Andrew dormir plácidamente, hasta le dio pena, pero recordó todo lo que se habían dicho la noche anterior y como se habían comportado, porque aunque él hubiera iniciado la discusión, ella también le había hablado mal y le había dicho que no le interesaba en ningún aspecto, al igual que él a ella… ¿Se estaba dejando llevar por el enfado y la decepción, además de la rabia por sentirse decepcionada y no ser capaz de comprender por qué le afectaba tanto?
Intentando alejar todos esos pensamientos de su cabeza, terminó de acercarse a la mesita, con cuidado estiró su brazo, miró de reojo a Andrew, este estaba en el quinto sueño, cuando las yemas de sus dedos rozaban las llaves, se vio arrastrada hasta caer sentada en la cama, aguanto un pequeño gritó en su garganta asustada.
Se quedó completamente inmóvil, aguantando la respiración inconscientemente, miró a Andrew y se dio cuenta de la situación.
Andrew en sueños la había agarrado de la cintura y la había sentado justo a su lado, con los brazos rodeándola con fuerza impidiéndole moverse. Él seguía dormido ya que mantenía los ojos cerrados y la respiración pausada y relajada, aunque se aferraba a ella como si fuese la almohada más cómoda.
Sin saber que hacer agarró con cuidado uno de los brazos de Andrew intentando quitárselo de encima, pero este apretó más su agarré.
Agobiada por el inesperado percance agarró las llaves, bueno, algo menos.
Tuvo una idea, así que con cuidado la puso en práctica, lentamente, apenas rozándole, acarició uno de sus brazos provocándole pequeñas cosquillas, este se removió inquieto y soltó uno de sus brazos colocándose boca arriba.
Despacio deslizó el otro brazo hasta que consiguió quitárselo de encima y se levantó de un salto.
Se giró hacia Andrew molesta, de veras que este hombre no se despertaba con nada.
Se acercó con cuidado y observó su rostro, tenía un brazo colocado bajo la cabeza y el otro estirado.
Kristal inconscientemente llevó su mano al rostro de Andrew y apartó un mechón de pelo que tenía en medio de la cara, con la mano a centímetros de él se quedó observándolo embelesada, cuando se dio cuenta de lo que hacía se alejó y frunció el ceño.
Y justo ahí se dio cuenta de que Andrew no llevaba camisa, la sábana se le había bajado hasta el borde de su cintura, tenía los pectorales descubiertos, enfocando sus ojos pudo ver algunas pequeñas marcas en su pecho y hombros, se preguntó cómo se las habría hecho.
Siguió su mirada por sus fuertes brazos, su pecho, su abdomen, hasta llegar al borde de la sábana, su respiración se detuvo al observar esa parte que se encontraba cubierta.
Sus ojos se abrieron como platos y llevó su mano a su boca para cubrirla… ¡Dios! ¡¡Ay!! Ehh… Se había quedado petrificada observando esa parte… De eh… El cuerpo de Andrew, menos mal que la sábana lo cubría porque si no el grito que habría dado se habría escuchado en toda Escocia.
Esa… Parte… De la anatomía de Andrew, estaba… Muy despierta por así decirlo, y… ¿Levantada?.
Ella no comprendía mucho sobre… El sexo, pero sí que sabía ciertas cosas que había escuchado a las criadas, o que había comentado con su amiga Shena. Tenía entendido que los hombres por las mañanas, amanecen… Con su… Bueno, muy animados, pero nunca imaginó que tanto.
Trago saliva y salió de la habitación avergonzada, sus mejillas le ardían, seguramente estaban al rojo vivo, cuando salió de nuevo al pasillo y cerró con cuidado suspiró largamente.
Con la llave que tenía en la mano cerró la puerta y no se molestó en llevarse la llave, ya le abrirían la puerta, o no. Bueno, lo más probable es que cuando se despertase cualquiera de sus hombres le abriría, pero mientras tanto, se llevaría el susto.
Entró de nuevo en su habitación muy contenta y muy abochornada con lo sucedido. Se puso un pantalón y una camisa cómoda, recogió todas sus cosas y bajó a desayunar algo antes de partir.
Bostezó pesadamente estirándose en la cama, restregando sus ojos se incorporó levemente y miró a su alrededor recordando dónde se encontraba.
Se levantó perezosamente haciendo caso nulo de su evidente erección, era algo que le ocurría siempre, se dirigió a la ventana, está estaba medio abierta, que extraño, creía haberla dejado cerrada la noche anterior.
A lo mejor estaba confundido, ya que con todo lo sucedido con Kristal y la discusión que habían tenido, le había costado quedarse dormido, no había dejado de darle vueltas a todo hasta que al fin había podido dormirse.
Aunque ahora después de todo, ya no se sentía tan cabreado, era más bien, como un vacío extraño.
Abrió del todo la ventana y observó el amanecer, apenas estaba saliendo el sol, este sin dudas era su momento favorito del día, la mezcla de colores en el cielo junto las montañas y prados de Escocia.
Bostezó de nuevo girándose contemplando la habitación, el agua que había usado la noche anterior para el baño aún seguía ahí, aunque ahora debía estar fría.
Pensó en pedir que le cambiarán el agua para darse un baño rápido, pero lo mejor sería salir lo antes posible, ya se lavaría en algún riachuelo o cuando volviesen a parar en otra posada.
Así que bastante agotado camino hasta la mesa dónde había dejado sus pertenencias, su espada, algunas cosas que había traído para el camino, y su… Espera, ¿Dónde diablos estaba su ropa?.
Frunció el ceño extrañado y revolvió todo lo que había en la mesa como si así fuesen a aparecer las pocas mudas que había traído, no había nada, giró sobre sí mismo y examinó cada centímetro de la habitación pensando que quizá la habría dejado en otro lado, absolutamente nada.
Vale, ahora empezaba a volverse loco, genial.
Agarró la sábana y la ató en su cintura cubriendo su desnudez, y empezó a examinar cada rincón de esa maldita habitación, cajones, mesas, hasta debajo de la cama, ¡Todo! Y su ropa no estaba.
Estaba empezando a agobiarse, y mucho, se dirigió a la ventana y la abrió de par en par para que le diese el aire en la cara, y lo vio, apenas fue un pequeño reflejo, cuando volvió a mirar justo en esa dirección, se quedó a cuadros.
Toda su ropa, hasta las jodidas toallas, estaban tiradas en el campo, ¿Que…?.
Tuvo un pequeño recuerdo, como si le hubieran acariciado el rostro mientras dormía, no podía ser…
Se giró de golpe y casi corrió hacia la puerta, cuando intentó abrirla, estaba cerrada, buscó las llaves dónde las había dejado la noche anterior, y en la mesita de noche, no había nada… Esa… ¡La iba a matar!.
¡Estaba completamente seguro que había sido esa loca desquiciada la que le había hecho esto!, ¡Se las iba a cobrar!.
Completamente enfurecido golpeó la puerta repetidas veces, pero al parecer no había nadie cerca que le escuchase.
Volvió hacia la ventana, alguien debía oírle.
-¡¡¡¿Holaaaa?!!!, ¡¡¡¡Ayuda!!!!.- Nadie, esperó unos segundos con la esperanza de que apareciese alguien que le ayudará, pero nadie aparecía.
Se llevó las manos a la cabeza enfadado y sin saber qué hacer.
La ventana estaba a unos cuantos metros del suelo, pero no tenía nada para atar y bajar escalando, solo la sábana que llevaba puesta, y no sería suficiente.
Sin saber qué más hacer, agarró su machete que estaba en la mesa junto a su espada, y se dirigió a la puerta, intentó forzar la cerradura pero no había manera.
Pegó la oreja a la puerta intentando escuchar si alguien pasaba para pedir ayuda, pero nada. Golpeó varias veces esta gritando intentando ser escuchado, ¡¿Que no había nadie en esta estúpida posada o que?!.
Decidido a tumbar la puerta, aún con el machete en la mano, se echó hacia atrás varios pasos.
-¡Una! ¡Dos! ¡¡¡AHHHHH!!!.- Impacto contra la puerta y esta se abrió de golpe, aunque intentó aguantar el equilibrio cayó de culo al suelo algo mareado.
-¿Mi Laird?.- La cabeza de Tavish se asomó en la habitación y lo contempló como si de un loco se tratase.- ¿Está bien?.- Andrew aún algo perdido se levantó y se aproximó a grandes zancadas hasta el pobre Tavish y lo abrazó como si fuese un ángel caído del cielo.
-¡Tavish! ¡Al fin alguien que aparece!.- Tavish se había quedado petrificado.- ¡Necesito tu ayuda!.- Andrew se separó de él y lo agarró de los hombros.
Después de haberle pedido a su gran guerrero y ahora más amigo que nunca que le subiese la ropa y no comentase nada de esto, pudo relajarse un poco, Kristal había dejado las llaves en la cerradura así que al Tavish escuchar semejante gritó había ido a abrir la puerta, pero Andrew se había llevado de todas formas el impacto.
Cuando al fin pudo vestirse y le agradeció a Tavish el gran favor recogió todas sus pertenencias con rapidez y bajó hasta el comedor. Por culpa de esa loca gran parte de su ropa había quedado sucia pero no podía hacer más.
No había ninguna cara conocida en el comedor, quizá ya estaban fuera porque ya había amanecido, ahora por culpa de Kristal él sería el último en aparecer.
Y así era, allí estaban ya todos en sus respectivos caballos esperando… A Andrew.
Pero él lo único que hizo fue buscarla con la mirada hasta que la encontró sobre su yegua, la muy descarada le miraba sonriendo como si nada.
Decidido se encaminó hacia ella a paso fuerte.
-¡Necesito hablar contigo!.- La miró esperando a que bajase de la yegua pero ella simplemente le observaba sin ninguna expresión en el rostro, él entrecerró los ojos.
-¿Después de estar haciéndonos esperar tanto rato ahora quieres hablar?.- Kristal lo miró con una ceja alzada, y Andrew sin previo aviso la agarró de la cintura y la bajó de la yegua, Kristal se quedó unos segundos atónita hasta que reacciono quitándose las manos de Andrew de la cintura.- ¿Qué quieres?.- Le preguntó arisca.
-¿Podrías dejar de comportarte como una cría? ¿Tenías que tirar mi ropa y dejarme encerrado?.- Esta vez no se echaría atrás en su enfado, Kristal se había pasado de la raya. Los guerreros estaban a varios metros de ellos intentando no escuchar la conversación.
-Aquí el único crío que hay sois vos, Laird.- Mencionó la última palabra con sorna.- Además de que me acusáis sin pruebas.- Se cruzó de brazos.
-No me hacen falta pruebas, sé perfectamente que has sido tú Kristal, ¿Ahora que me vas a dejar de tutear? No eres más que una cría.- Andrew la miró serio, sin una pizca de expresión en el rostro.
-¡Oh! Que listo eres, Laird.- Llevo una mano a su corazón con dramatismo.- ¿Nos vamos o vas a seguir haciéndote esperar?.- Sin esperar respuesta se subió a su yegua dejándolo ahí con la palabra en la boca.
Andrew aún cabreado, se dirigió hacia su caballo que lo tenía agarrado uno de sus guerreros y subió con agilidad.
-¡Nos vamos!.- Gritó y volvieron a iniciar la marcha.
HOLA CHIC@S, ESPERO QUE ESTÉIS BIEN, ESTAS DOS ULTIMAS SEMANAS ME HA COSTADO MAS ESCRIBIR CAPS POR ALGUNOS PROBLEMILLAS PERSONALES, PERO AQUÍ TENÉIS LA CONTINUACIÓN, ESPERO QUE OS GUSTE, NOS VEMOS PRONTO.
(SI VEIS FALTAS ES PORQUE AÚN NO ESTA CORREGIDO, LO CORREGIRÉ MAÑANA)