Camil
No podía equivocarme, vi su reacción que fue provocada por el aumento de mi voluntad y estaba muy segura que eso lo había afectado, pude ver el dolor en su mirada y cuando llevo su mano al pecho afectado por la presión, pero, yo sabía que eso era imposible, Daniel no estaba marcado por mi y aún así lo fuera él no era como yo, no era un lobo, no era un ser sobrenatural para que pudiera sentir mi voluntad o si quiera mi esencia.
Todo esto me confundía, necesitaba respuestas, necesitaba saber el porqué estaba enredada con historias que involucraban a lobos, brujos y vampiros. ¿Que quería la Diosa de mi exactamente?¿Cual era su plan para con Daniel y con todos los que lo rodeaban?
—Alpha.—levante la mirada de la arena hacia mi llamado.—Me alegra verla.—el viento llevo mi aroma hacia su dirección. Roberth se detuvo de inmediato y sonrió de lado olfateando mi nuevo aroma.
—Cállate.—desvíe la mirada de la de el algo apenada, ahora sabía que el vínculo ya lo había iniciado.
—Y yo que estaba angustiado por usted y que los legionarios la encontraran.—llegó a un paso de mi y se retiró las gafas de sol.—Al parecer estuvo muy bien acompañada.—sonrió más.
—No te enseñaron a respetar a tus superiores.—baje del capo de mi auto y escuché su risa tras de mi.
—No olvide que soy un rogué, ademas debe ser más precavida ya que si esas dos rogues la olfatean sabrán quien es su mate.
—Kate deseará matarme y es algo que también se lo deseo.—apreté los puños, la siguiente vez que la encontrara no saldría con vida.
—Piense.—Roberth se colocó frente a mi y me tomó de los antebrazos.—Ahora mismo percibo más del olor de Daniel que el suyo, ellas no son estupidas y lo sabrán de inmediato y créame que no irán por usted.
—Tienes razón.—irían por mi punto débil, mire hacia ambos lados en la playa, era muy temprano por lo que no había absolutamente nadie por los entornos.—Sujeta esto.—le entregue mi polera y luego comencé a desprenderme de mi ropa.
—¿¡Que demonios hace!?.
—Guarda silencio, nadie se dará cuenta.—Roberth desvío la mirada al verme estar en ropa interior y carraspeo.—Debo quitarme su aroma y el agua salada ayudará.
—Pudo haber hecho cualquier otro cosa.—sonreí.
—Eres un Beta y tienes mate al igual que yo, por lo que eres doblemente leal y confío en ti tanto como en mi propio Beta.–ahora el sonrío.—Ahora cuida mis cosas, vuelvo enseguida.
.-"No debiste hacer eso, no fue correcto"
Fruncí el ceño ante las palabras de mi loba.
.-No hice nada malo, yo tengo mate al igual que él y no pienso fallarle
.-"Por lo que ahora tenemos mate es por lo que no debiste hacerlo, Daniel lo podría tomar mal"
.-Daniel no lo sabrá, relájate.
(...)
—El agua es maravillosa, me relajo mucho.—voltee a verlo mientras conducía y yo secaba mi cabello.
—Ahora huele extraño, me irrita las fosas nasales.—reí y negué con la cabeza. —¿Por qué confía en mi?.—me pregunto con un tono de voz apagado.
—Me ayudaste, no tenías que hacerlo pero aún así lo hiciste. Eres un rogué por el solo hecho que no aceptaste que te apartaran de tu mate yo hubiera hecho lo mismo.—Roberth me miro por segundos y regreso su mirada al frente.—Un Alpha no olvida los favores que les hacen, así que he estado pensando...
—No creo que dirá lo que pienso que dirá.—me miro sospechando de mis palabras.
—Quiero que vengas conmigo a mi manada, tú mate y los cachorros serán bienvenidos. Tendrás el título de Delta y entrenarás a los nuevos prospectos, solo espero que Lisa acepte.—Roberth suspiro con pesadez, su mirada cambio y mostró una pequeña sonrisa.
—Hace mucho...demasiado tiempo que, había olvidado como es vivir en una manada.
—¿Entonces aceptas?.—sonreí más contagiándolo, Roberth exhaló todo el aire.
—Debo decírmelo a Lisa, no sé qué pensara de esto.
—Será diferente, ambos sabemos que los humanos tardan más en adaptarse pero será un cambio a mejoras. Además aquí estarán en peligro.
—Lo se, mis cachorros estan aprendiendo a controlar su fuerza y habilidades pero a menudo lo olvidan, ya han tenido problemas en el colegio y están empezando a llamar la atención, tengo miedo que los descubran.—los cachorros eran mucho más difíciles de controlar, generalmente compiten según su rango y siendo hijos de un Beta no esperaba menos, los humanos son violentos y si provocan a un cachorro de lobo este sin duda los responderán pero ahora eso seria perjudicial.
–Con más razón debes convencerla. Apenas descubramos cómo llevarnos a Mary todos nos iremos.
—Hablando de eso.—Roberth carraspeó y sonrió de lado. Sostuve la respiración por unos segundos.—Me informaron desde adentro que hoy liberan a la chica.
—No puede ser.—sonreí, estaba feliz si, pero también estaba aterrada ya que esto aceleraría todo.—Oh no.—trague saliva muy nerviosa, el miedo me invadió al ver nuevamente el rostro de miedo, decepción y rechazo de Daniel.
—Debe acelerar todo con Daniel, el tiempo ya está corriendo.
Lo sabía, los Legionarios irían por ella a penas este libre, ellos no dejaban cabos sueltos y Mary era uno que los perjudicaban a ellos y a su perfecta Legión.
—Ya tengo una fecha, pase lo que pase lo haré.—el día que lo lleve a la cabaña le contaré todo, suspire sintiendo latir con fuerza mi corazón, sentí la mirada de Roberth en mi quizás sintiendo el miedo que corría por mis venas.—¿A donde iremos?.—cambie de tema.
—Marcelus quiere verla, dice que tiene algo que podría ayudar.
—¿Ayudar a que exactamente?
—El libro, obviamente. Quiere verlo ¿verdad?, Saber lo que es y lo qué Lucas oculta. Y a decir verdad yo también quiero saberlo, he pasado casi diez años con ellos desde la academia y nunca noté nada, hasta que usted llegó y quiero saber lo que es.
—También yo créeme, quiero resolver este rompecabezas.—suspiré con pesadez, quizás el tener ese libro nos ayude a saber más de todo ellos; Diego con un anillo Femme, Daniel y Nina quien su padrastro era un lobo y por último Lucas quien tenía ese libro y hacía inconscientemente conjuros. Yo era el mate de Daniel y no sabía si eso había sido azares del destino o mi Diosa había intervenido.
—Llegamos.—salí de inmediato del auto y deseé no haberlo hecho, el lugar era horrible y no estaba por demás decir que se veía hostil, no solo por el lugar si no por las caras poco amigables de las personas que lo rodeaban. —Lindo vecindario ¿verdad?.—ironizó Roberth a mi lado, mire el edificio deteriorado que no era más que un hotel de quinta, letras psicodélicas malogradas y la pintura desgastada, esto más parecía un lugar para demoler que para vivir; todo este lugar me hacía recordar donde habían tenido secuestrada a mi hermana apesta igual o peor.
—Bien, ¿en que piso está?.—Roberth me siguió el paso.—Tu no entrarás.—me detuve y este rio.
—Ni crea que la dejare entrar sola, me acaba de nombrar como Delta y en ausencia de su Beta tomo su cargo.—iba a protestar.—Vamos, nos está esperando. —se adelantó, no quería ponerlo en peligro pero podía ayudarme, ademas tenía razón Jordan ya no estaba aquí.
—Espero encontrar el auto aquí al salir.—Roberth me abrió la puerta con una sonrisa de lado; adentro el edificio era y se veía peor que por fuera. —¿Por que demonios se está hospedando aquí?.—nos acercamos al mostrador, no había nadie y nada más que solo un timbre muy sucio que no deseaba tocar y un panel de números con habitaciones, solo había una llave colgada en la habitación 333.
—Es solo una idea pero debería convencerlo de salir de la ciudad.—resople molesta.
—Se lo dije, es más lo invité a venir a mi manada por su ayuda.—Roberth me miro.—Se negó hacerlo. Creo que quiere que lo encuentren y morir.
—Mataron a su hija y su nieta, yo desearía lo mismo, pero no antes de llevarme a algunos de esos legionarios al infierno.—lo mire.—Debo convencer a Lisa.—eso último fue más para el que para mi.
—Buenas tardes.—iba a saludar pero me quede viendo a la anciana de ojos blancos y cabello de igual color, era de piel trigueña y se veía muy anciana.—El los está esperando.—Roberth y yo nos miramos mientras la mujer tomaba la única llave del panel y lo colocó sobre él mostrador.
—Gracias.—dije sin apartar mi mirada de sus ojos, era claro que era invidente.
—Un gusto Alpha.—me sonrió sinceramente, o eso percibí. Roberth me tomo del antebrazo y prácticamente me saco de ahí.
–Cuanto más rápido salgamos de aquí será mejor.—concordaba con eso.
(...)
Uno diría que por la apariencia del edificio este estaría abandonado pero no era así, a menudo subíamos hasta el tercer nivel se escuchaban todo tipo de ruidos, desde groserías, gritos y llanto de niños o incluso bebes hasta podría decir gemidos que no era necesario ser listo para saber lo que significaba.
Al llegar al piso este solo estaba alumbrado por una tenue luz y le seguía otra que parpadeaba, solo ver el recibidor parecía que hubieran asesinado a alguien aquí, la habitación asignada era una de las últimas, al llegar la puerta se abrió sola. Típico.
—Llegan tarde.—Marcelus estaba de pie en medio de la habitación, vestía formal quizás demasiado elegante para estar en un lugar como este.
—Tienes lindos vecinos.—el brujo miro a Roberth sonriendo. Di unos pasos hacia el pasando el umbral de la puerta, Roberth venía tras de mi pero mi ahora Delta no pudo hacerlo.—¿Que es esto?.—voltee a verlo y pareciera que golpeaba un vidrio trasparente delante suyo, algo no lo dejaba seguir.
—Pedí que solo la Alpha llegara a mi.—lo mire pero no pareciera tener malas intenciones.
—Bien ya estoy aquí y por lo que tengo entendido puedes ayudarnos a ingresar a la habitación de Lucas.–Marcelus asentó y me miro fijamente como tratando de adivinar o descubrir algo en mi.
—Esto le ayudará, solo debe verterlo sobre la entrada de la puerta.—saco de su traje una botellita transparente, iba a tomarlo pero el la oculto en su palma.—Tengo que pedirle un favor antes.—lo mire y su mirada estaba más seria de lo normal. Asenté levemente.—Al irse de la ciudad quiero que se lleve al muchacho, hablo de Lucas.
—¿Que dices?.— hablo Roberth por mi, también estuve extrañada por esa petición.
—¿Quieres que me lleve a Lucas a la manada?, Marcelus el...
—Lo matarán aquí, proviene de un aquelarre muy poderoso que el no sabe, el chico hace magia y su curiosidad lo ha llevada a eso pero si sigue haciéndolo su poder saldrá con más fuerza.
—¿Como sabes que seguirá haciéndolo?.—Marcelus desvío la mirada hacia el ventanal, la luz de la media tarde se filtraba.
—Es como la luz, podrás cubrir los orificios y ocultarla en la oscuridad pero está siempre buscar la manera de filtrarse y hacerse ver, quizás no mañana pero si pronto.—Marcelus me miro y se acerco a mi muy lentamente.—Ese chico es más fuerte de que piensa, la va ayudar, mucho y créame que a la larga será parte de su familia.—eso toco en mi fondo provocándome algo inexplicable, sabía por que lo decía.
—¿Que has visto?.— susurre, el solo hizo una mueca.
—Lo que vemos no suele ser siempre lo que pase, basta una acción o palabra y todo cambiará. Es solo cuestión de tiempo.—suspire sin perderlo de vista al extenderme la botellita, sabría que no diría más.
Tome la botella y en el intento mis dedos chocaron con los de él y su expresión cambio completamente a una ausente sin emoción o expresión, iba a retirar mi mano pero el la sujeto con fuerza y me jalo hacia él con más fuerza de lo que había previsto.
—¡Oye, qué demonios haces!.—Roberth intento ingresar pero sabía que era imposible. Marcelus no dejaba mi mano pero no con brusquedad si no con mucha delicadeza, hice un gesto con la mano a Roberth para que se relajara, Marcelus se detuvo de un momento a otro y me miro con algo diferente en sus ojos.
—Ya deben irse.—se alejó de mi sin perderme de vista, con la botella en mi mano retrocedí hasta estar cerca de Roberth.
—Intentaré hacerlo, muy pronto saldré de aquí y prometo tratar de llevarme a Lucas.—Marcelus asentó con la cabeza débilmente.
—Alpha.—voltee a su llamado de inmediato, hizo un gesto.—Muchas felicidades.—sonrió de lado a lado verdaderamente feliz por algo.—Y de verdad no sabe cuanto lo lamentó.—su sonrisa murió y en su lugar aprecio una tristeza absoluta.
Por alguna razón cada fibra y nervio de mi tembló y una enorme angustia creció y aumentó en mi pecho.
—Vámonos.—seguí a Roberth de cerca hasta volver al pasadizo y las escaleras para el primer piso.
(...)
—Jamás los logró entender, siempre dejan mucho que desear. Arg.—Roberth gruñó.—Odio a los brujos. ¿Por qué habrá dicho eso? Y Lucas, ¿De verdad es lo que dice?
—Si lo ha dicho es porque debe ser cierto.—levante las piernas apoyándolas en mi pecho.—Pero si no hacemos algo lo matarán.
—En eso tiene razón. Debemos irnos por ese cuanto antes.—sentí mi celular vibrar en el bolsillo, sonreí al saber que era Daniel.
—"¿Si una mujer no te llama o escribe después de pasar una increíble noche de múltiples orgasmos significa que el papel de novio no es tuyo?"
Reí llamando la atención de Roberth, respondí con otro texto.
—"Día ocupado, más de lo que creí"
—"¿Te veré hoy?".—mordí mi labio, por supuesto que quería verlo.—Tengo las fotos de la excursión, esta vez iré a tu departamento, espero tengas una buena lencería para mi. —quise provocarlo.
—"Tengo algo Perfecto para ti".—finalice y guarde el celular.
—¿Cree que lo tome bien?, ya lo hizo una vez y no salió como quería, ahora el vínculo es más fuerte y su rechazo podría...
—Confío que en esta vez sea diferente, ahora estamos juntos, de verdad juntos.—Roberth no parecía muy convencido de esto pero tenía fe en Daniel.
Mi celular vibro nuevamente, sonreí pensando en Daniel.
—"Tengo noticias de Nicolás, se ha puesto en contacto conmigo y se donde encontrarlo, estoy frente a tu edificio. Te espero. Nina"
—Roberth ve a mi departamento.—ordene enseguida.—Nina sabe de Nicolás, tiene su paradero.
—Felizmente apareció el chupa sangre.—giro la camioneta, felizmente no estábamos tan lejos del lugar donde me encontraba.
Si tenía que irme, no lo haría sin matar a ese desgraciado de una buena vez y dejé en paz a Nina.
(...)
Roberth estacionó frente a mi edificio, fui la primera en salir pero no pude ver a Nina por ninguna parte. Saque el celular pero no había mensajes o llamadas.
—¿Donde está?.—mire hacia todos lados, ya no había casi nadie de personas en las calles, el frío los había repelido, ya era tarde y el sol pronto se ocultaría.
—Me dijo que estaría frente al edificio.—nuevamente sentí esos escalofríos nada propios en mi, me apoye de un lado del auto y Roberth se mantuvo a unos pasos de mi, quise salir de la duda. —¿Es posible que Daniel pudiera sentir mi voluntad y eso lo afectará?
Roberth giro a mi lentamente frunciendo el ceño.
—¿Que dijo?.—estaba sorprendido, incluso más que yo.
Suspire agobiada, no sabía que era lo que estaba pasando.
El motor de una moto llamó mi atención, las pistas estaban despejadas no había tráfico habitual, la moto comenzó a acercarse sin reducir su velocidad.
Roberth miro en la misma dirección que yo.
—¿Es Daniel?.—me pregunto, fruncí el ceño. No. No era Daniel, esa no era su moto, el conductor llevaba un traje de cuero, pantalón y casaca hasta el cuello; llevaba unos guantes oscuros y un casco de igual color. A menudo iba acercándose aumentó más la velocidad.
Llego hasta mi girando la cabeza lentamente a mi dirección, me centre en la ventanilla casi oscura y fije mi mirada en la suya; todo lo demás después de eso fue en cámara lenta, vi cuando el motorizado saco el arma de su cintura y vi cuando apunto a mi pero no pude moverme de mi lugar y a pesar de que Roberth corrió para quitarme de su blanco no pudo hacerlo.
Escuché el Boom y luego gritos de las personas que quedaban por los entornos.
—¡Camil!.—Roberth llegó a mi, el disparo no debía afectarme al grado de tirarme al suelo pero lo hizo, este no debió doler pero al segundo que sentí que me carcomía el abdomen supe que esa no era una bala normal.—No puede ser, tranquila.—escuche como gruñía.—¡Donde está ese maldito!.—sentí la cálida sangre entre mis dedos.—Te sacaré la bala y sanarás.—negué frenéticamente.
—No,¡no lo hagas! Es plata.—Roberth se paralizó.
—No puede ser, está sangrando demasiado.—Roberth rompió su polera y comprimió el lugar del disparo. —Debemos salir de aquí, es un Legionario ellos ya lo saben.
Negué con la cabeza y apreté los labios, no había sido un Legionario, había podido ver a través de esa ventanilla del casco y esos ojos verdes quedaron grabadas en mi mente pues sabía, claro que sabía quién era. Las sirenas policiales comenzaron a sonar alguien había llamado a la policía o quizás ambulancia.
—Debemos irnos, escucho a las sirenas.—dije casi sofocada.
—Demonios.—Roberth me tomo en brazos y me llevo al auto, me coloco con suavidad en la parte trasera.—Iremos a mi casa, Lisa debe extraerla. Estará bien.
Hice más presión en la herida, maldije, maldije esto.
No debía ser genio para saber qué Nicolás tenía que ver con todo esto, Nina había disparado una bala de plata que sabía que el se lo había dado, todo esto en parte fue mi culpa, debí verlo venir, debí suponer que él planearía esto, el maldito cobarde la uso para llegar a mi, de alguna manera la convenció de esto.
Nina ahora sabía de mi, de lo que era y posiblemente de lo que Nicolás es y la había puesto en mi contra.
Mire a Roberth quien maneja muy rápido, me miraba y luego al frente, sus manos estaban cubiertas de sangre y estaba segura que yo también estaba cubierta de mi propia sangre.
—Daniel.—susurre sin saber si tendría más tiempo con el, sentí terror de no volver a verlo nunca más.