El infierno de una rosa

By ItsEvy99

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Eloise Edevane: Este mundo es tan perverso que puede corromperte de una y mil maneras. No es que nosotros vay... More

Advertencia
0. Prefacio
1. El último día en el jardín
2. La rosa se despierta
3. El diablo llega al jardín
4. La rosa se despide del jardín
5. La rosa y la margarita
6. El diablo y la rosa
7. La margarita marchita
8. El trato del diablo y la rosa
9. El contrato del diablo
10. La rosa en el jardín de Hedein
12. El castigo de la rosa
13. El pasado de la rosa
14. El pasado del diablo
15. El Cephalotus
16. La sangre de la rosa
17. La margarita se va
18. La descendencia del diablo
19. El espantapájaros.
20. Busquen a la rosa
21. Encuentran a la rosa
22. Los tres demonios
23. La imagen del demonio
24. La rosa es el objetivo
25. La rosa recuerda
26. Los demonios se acercan a la rosa.
27. Cerca del objetivo
28. La rosa, el demonio y el espantapájaros fantasma
29. La rosa, el diablo y el demonio
30. El diablo y el demonio

11. La gardenia roja

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By ItsEvy99

Eloise Edevane

—¿Qué ocurre contigo?

Charlotte le dió un mordisco a su galleta mientras se acomodaba en la cama de mi habitación.

La mire concentrándome en ella.

—¿A qué te refieres? —pregunte haciéndome la desentendida.

—Me refiero a el porque estás tan distraída. Desde que volviste de con tu tío estás así.

En efecto, estaba así por alguna razón.

Estuve procesando lo que había ocurrido en el jardín con mi tío. Y caí en cuenta de que lo que hicimos estuvo mal.

Pero se sintió tan bien.

—No es nada, es solo que ver la flor Zahri me trajo recuerdos de mi madre —baje la mirada.

No era mentira, haber ido a ese jardín me había dejado nostálgica.

Extrañaba a mi familia, mi vida en el pueblo y por supuesto todo lo que viví ahí.

Le había contado a Charlotte la mayoría sobre mi vida, le conté de la flor Zahri y del trato que hice con mi tío.

—Entiendo, en ocasiones cuando veo algo que me recuerda a mi madre me pongo así —levante la vista para mirar su rostro que se torno triste.

—Hey, ahora estamos juntas. Somos nuestra familia ahora —le mostré una sonrisa pequeña y ella me la correspondió.

—Lo se.

Pasamos el resto del día en la habitación. Nos subieron la comida y comimos postres, vimos películas y pasamos el rato ahi.

—Castiel me mostró el lugar, es enorme —su voz estaba somnolienta.

—Si, es hermoso.

—Seria lindo vivir aquí por siempre. ¿No crees?

—Honestamente solo estoy aquí por la venganza de mis padres —me sincere—, pero una vez que se concluya me iré. Planeo volver al pueblo en el que creci.

Y alejarme de mi tío y de todo lo que sentía a su alrededor.

—Pero no queda nada —dijo Charlotte.

—Lo reconstruire. Justo como hizo mi padre desde un inicio —respondí decidida.

Ese era mi objetivo después de la venganza. Según lo que me contó mi tío, mi padre lucho mucho para construir ese pueblo y hacerlo conocido.

Iba a seguir su legado.

Lo haría por él, por mi madre y por mi.

—¿Qué hay de tu tío? —pregunto Charlotte casi quedándose dormida.

Me acosté a su lado.

—Él lo entenderá. Después de todo, no puede obligarme a quedar aquí, ya soy mayor.

Poco a poco nos fuimos quedando dormidas al caer la noche. 
 

━━━━━━━━◇◆◇━━━━━━━━
 


Michael De Santis

"Él no puede obligarme a quedar aquí"

Y un carajo si no puedo.

Pase el día arreglando asuntos de mi trabajo, luche contra todo mi instinto y deseo para mantenerme alejado de ella y darle su espacio. Y cuando vengo a su cuarto para darle las buenas noches escucho su estúpida e incoherente conversación.

Me aleje a paso rápido y furioso de la habitación para ir directo a la mía.

Una vez dentro cerré la puerta de golpe.

¿Quién carajos se cree esa niña estúpida para pensar que puede decidir por si sola?

Ella no tiene ni puta idea.

Es mía.

¡MIA!

Fui directo al mini bar y me servi un trago.

Tome mi teléfono y seleccione un número y marque, mientras esperaba en línea tome un trago de whisky.

Contestaron al tercer tono.

—Capo, ordine.

—Come sta andando il mio ordine? —pregunte directo.

—Tutto pronto Capo, appena ordini sarà eseguito.

—Stai attento alla mia chiamata, ci vediamo presto —colgue la llamada y arroje el teléfono a la cama.

Me bebi el whisky de un trago.

Mañana los agrónomos traerían todo lo que Eloise pidió para crear la semilla, una vez que germinara ellos se encargarían del resto.

Pero por supuesto esos no eran mis únicos planes con Eloise.

Ella no se iría a ningún puto lado sin mi.

Y nadie la iba a alejar de mi.

Ni siquiera ella misma.

Mi hermano no pensó mal al querer ocultarmela, tal vez el sabía el efecto tan adictivo que tendría esa niña sobre mi.

Tal vez en el fondo él pensó que yo caería tan profundamente en su hechizo y no habría forma de alejarme de ella.

Deje el vaso de whisky de lado y me acosté en la cama.

Tal vez debía acelerar un poco mi plan. 
 

━━━━━━━━◇◆◇━━━━━━━━
 


Eloise Edevane

Durante dos días no había visto a mi tío.

El día después de contarle a Charlotte mi plan sobre irme una vez que la venganza se llevará a cabo, los agrónomos vinieron a la mansión para notificarme que ya tenían los elementos para crear la semilla de la flor.

Castiel me llevo a él jardín de Hedein y me dejó sola con ellos, un par de guardaespaldas se quedaron conmigo supervisando que estuviera a salvó, después de dejarme ahí Castiel regreso para hacerle compañía a Charlotte.

Me gustaba saber que ella tenía a alguien como Castiel para que la cuidara y se asegurará que estaría bien.

—Todo está sobre la mesa. ¿Segura que no necesita que la ayudemos con la semilla, señorita De Santis? —el Dr. Graison, un agrónomo de edad avanzada me preguntó esperanzado de que le permitiera ver cómo creaba la semilla.

—No —respondi directa.

Se fue de mala gana junto con los demás dejándome sola en el laboratorio.

Mire todos los materiales sobre la mesa.

No pude evitar pensar en mi madre.

De alguna forma sentí que le estaba fallando al compartir la flor Zahri con otras personas.

"Estás haciendo esto por ella, esta es tu forma de vengar su muerte"

Comencé a preparar la semilla.

>>—Es más despacio, necesitas moler bien las especies, pero con delicadeza —mi madre tomo mi mano mientras me ayudaba a moler.

—¿Para que sirve la flor? —pregunte mientras la ayudaba emocionada, era la primera vez que mi madre me mostraba como se creaba la flor Zahri.

—¿A qué te refieres, cariño? —pregunto mi madre.

Con mi mano libre apunte a las flores y plantas sobre el estante.

—La valeriana ayuda a reducir el estrés, la alcachofa ayuda a aportar calcio, hierro y a reducir el colesterol, el espliego ayuda a la circulación sanguínea, el amapola ayuda a...

Mi madre me interrumpió con una risa suave.

—Bien, veo que alguien ha hecho sus lecturas sobre botánica —me felicito con orgullo en su voz.

—Las plantas están aquí mucho antes de que los humanos existieramos, gracias a ellas vivimos. Cada una tiene su propósito, así como nosotros. Pero en todos mis libros de botánica no viene nada sobre la flor Zahri —mire a mi madre—, ¿Hay algún libro sobre ella?

—No cariño, no lo hay.

—¿Por qué?.

—Es porque la flor Zahri es diferente a las demás, está flor fue creada por tu padre y por mi. Es como nuestro pequeño descubrimiento —algo en su voz había cambiado.

—¿Algún día tu y papá harán un libro sobre la flor Zahri?.

—No, cariño.

—¿Por qué?.

Mi madre dejo de moler y me hizo girarme, se agachó a mi altura y coloco su mano sobre mi mejilla.

—Por que está flor es especial, así como tú. Tenemos que mantenerla escondida, protegida y resguardada, así como debemos hacer contigo amor.

—¿Por qué? —pregunte insistente.

Ella soltó un suspiro y su mirada se torno triste.

—Haya afuera hay un mundo, Eloise. Y en ese mundo hay personas que hacen daño a las cosas hermosas y vulnerables. En especial los hombres, hay hombres que toman y toman hasta no dejar nada. Y no lo hacen de la mejor manera. La codicia es grande y peligrosa, el mundo está lleno de codicia.  Y por la codicia se hacen cosas horribles —miro la flor Zahri que estaba plantada en un estante especial—, la flor Zahri es una flor que sirve para muchas cosas, es hermosa y poderosa —me miró con sus ojos grises—, así como tú, mi pequeña. Cuando crezcas sabrás más sobre la flor y sobre nuestra historia, pero haré lo posible para que nunca sepas lo que es sufrir por la codicia del hombre.

Antes de que pudiera decir algo, ella me abrazo fuerte y correspondi su abrazo.

—¿Siempre estaremos juntas, verdad mami?.

—Siempre, mi pequeña flor...<<

Ese día mi madre me hizo prometer que la flor Zahri sería nuestro secreto, y ese día jure que nunca compartiría su creación.

━━━━━━━━◇◆◇━━━━━━━━


Después de un par de horas delante de mi tenía tres pequeños bultos amarillos.

La semilla de ella flor Zahri no era una semilla como tal, pero solo debían sembrarse esos pequeños tres bultos para que la raíz saliera y se propagara por la tierra.

Salí del laboratorio y tres agrónomos incluído el Dr. Graison estaban sentados esperando.

—Estan listas.

Vi como sus rostros se iluminaban y algo brillaba en sus ojos cuando pronuncie esas palabras.

Se pusieron de pie y dieron un paso hacia mi, mirando detrás de mi esperando que les diera instrucciones sobre cómo sembrar.

Codicia.

Por alguna razón recordé las palabras de mi madre.

En los ojos de aquellos hombres se veía la codicia.

Aquello que tantas veces ella me había dicho. 
 

━━━━━━━━◇◆◇━━━━━━━━


Después de mostrarles como y donde sembrarlas, salimos a una parte del jardín al aire libre.

Fuera del hibernadero  las sembramos.

Les mostré como, los cuidados, incluso si yo tendría que supervisar cada parte del proceso.

Una vez todo listo, me despedí.

—¿No desea que le hable al señor Castiel para que venga por usted? —el Dr. Graison me llamo—, la única salida es por el laberinto, y usted aún no lo conoce muy bien.

Mire a los guardaespaldas que me esperaban, por lo visto ellos tampoco sabían cómo volver por el laberinto.

Mire al Dr. Y asentí.

Los guardaespaldas se sentaron en una banca y aproveché que hablaban entre ellos para caminar por los alrededores.

Miraba el hermoso paisaje, disfrute pasear por los alrededores y me aleje más de la cuenta.

Llegué hasta la entrada del pequeño bosque y antes de adentrarme más un carraspeo me detuvo.

Me gire y observé a una chica pelirroja con una gardenia en su cabello observandome.

—Hola...

—Eloise —la voz de la chica era suave.

La mire confundida.

—¿Cómo sabes mi nombre? —pregunte caminando lentamente hacia ella.

—No debes entrar ahí —miro hacia los árboles que daban la bienvenida al bosque—, el terreno es extenso y no sabes lo que pueda haber más allá, incluso puede que no te guste lo que encuentres ahí —entonces me miro—, no es como el bosque de Villa María.

La claridad llegó a mis pensamientos confundidos.

—Creo que te he visto antes —le hablé con una sonrisa—, ¿Solías vivir en Villa María?

La chica asintió.

—Mi nombre es Beatriz —hizo una pequeña reverencia—, jamás tuve la oportunidad de hablar contigo en el pueblo de Villa María. Pero por lo visto aquí te veremos seguido.

Aún confundida por su reverencia la mire atenta.

—No lo entiendo, ¿cómo llegaste aquí? —tenia muchas preguntas—, pensé que todos los sobrevivientes del pueblo se habían ido...

—Asi fue —su voz cambio—, los menores fueron a orfanatos y los mayores estuvimos en la deriva por unas semanas, al menos así fue hasta que Michael nos rescató y nos trajo aquí, para trabajar para él.

Tal vez fue la manera en la que pronuncio su nombre o por como su rostro se ilumino al mencionar a mi tío, pero algo en eso hizo que mi estómago se revolviera.

—¿Así que el tío Michael los trajo a todos?.

Ella solo sonrió.

—Ven conmigo.

Se dió la vuelta y camino, mire la entrada al bosque.

"Tal vez después", pensé.

Seguí a Beatriz.

━━━━━━━━◇◆◇━━━━━━━━


Caminamos durante unos minutos hasta que llegamos a una pradera.

Entonces ví a muchos jóvenes ahí.

Se reían mientras estaban sentados en el pasto, hablaban entre ellos y no notaron nuestra presencia hasta que Beatriz hablo.

—Miren a quien traje —ella soltó una risita y se acercó a los demás.

Todos dejaron de hablar en cuanto me vieron.

Se pusieron de pie rápidamente.

—Ella es... —uno de ellos se acercó.

—Asi es —Beatriz me miro—, la sobrina del Señor Michael.

Algo en como pronuncio eso no me gusto.

—La hija de el señor y la señora Edevane —el chico me sonrió.

Agradecí que él recordara a mis padres y me llamara por mi apellido.

—Deja eso en el pasado, Austin —Beatriz le hablo molesta—, ellos ya no están —dijo con amargura—, y su apellido nunca fue Edevane. Eran los De Santis.

No pude evitar mirar a Beatriz con molestia.

—No la escuches —el tal chico Austin se acercó, pude notar que era más alto de cerca, sus ojos eran de un miel muy bonito y su sonrisa era amable y gentil—, Beatriz siempre ha sido desagradable.

Ella se acercó.

—Mejor cierra la boca si no quieres que le diga a Michael que no haces bien la cosecha —ella se cruzo se brazos y lo miro con prepotencia.

Tragué saliva, si bien al principio me pareció una buena persona, ahora me parecía odiosa.

Tal vez no te gusta como habla de tu tío...

Una voz molesta me habló en mi cabeza.

—No eres la jefa, Beatriz —Austin se giró para responderle.

—Michael me dió autorización de pasarle reportes sobre nuestro trabajo —ella le respondió.

—Ya basta, Beatriz —otra chica se metió en la conversación—, si nos ven discutiendo habrá problemas.

Iba a meterme en la conversación pero ví a Castiel  llegando.

—¿Qué ocurre aquí? —su voz sonaba más grave de lo normal.

Me sorprendió ver a todos bajar la mirada.

Detrás de Castiel estaban los dos guardaespaldas que venían conmigo.

Nadie hablaba, y podía ver en sus posturas que estaban nerviosos.

Vi a Castiel mirar a Austin, se acercó a él.

Note como Austin contenía la respiración.

Algo aquí no andaba bien.

Antes de que Castiel se acercará a Austin le hable.

—Me perdí —dije rápidamente y Castiel detuvo su paso y me miró con rostro serio—, estaba caminando por los alrededores y llegué aquí. Les estaba preguntando cómo volver. Pero ya que estás aquí podrás llevarme a la mansión.

Castiel miro a los demás, luego a Austin y después a mi.

Al final solo asintió.

Se dió la vuelta y camino, lo seguí.

Di una rápida mirada hacia atrás y ví a todos relajarse, le di una última mirada a Austin y el solo susurro un "gracias".

Le sonreí de despedida.

━━━━━━━━◇◆◇━━━━━━━━


Al llegar a la mansión le agradecí a Castiel.

—Asumo que todo salió bien en el laboratorio —menciono él.

—Asi es —respondi y le expliqué como había resultado todo y como trabaje en conjunto con los agrónomos.

—Perfecto, Michael quedará satisfecho una vez que regrese.

—¿Él no está aquí?

—No, él salió ayer para arreglar un asunto respecto a ya sabes... —hizo una pausa cuando pasamos a un lado de unas sirvientas.

—¿Está cerca de descubrir quién provocó el incendio en Villa María? —pregunte con cierto dolor en mi voz.

Castiel no respondió.

—Él hace lo que puede. Pero esto lleva tiempo.

Nos detuvimos en el pasillo que daba a mi habitación.

—Solo espero que sea pronto, quiero que todo esto termine rápido.

—¿Tienes planes después de que todo termine?.

—Planeo volver al pueblo, tal vez pueda reconstruir todo justo como mi padre lo hizo.

Al mirar a Castiel ví como su expresión cambio.

—Tu padre no era muy inteligente, pero pensé que tú lo serías más. Ese pueblo no te puede ofrecer nada, ya no queda nada de el.

Ahora quería golpearlo. ¿Quien se cree para hablar de mi padre de es forma?

Iba a responderle pero un grito emocionado lleno el pasillo.

Al mirar en esa dirección ví a Charlotte acercándose.

—¡Eloise! —su voz animada me hizo sonreí—. No vas a creer lo que ocurrió esta tarde —me tomo de las manos y dió varios saltos emocionada.

—¿Qué ocurrió? —pregunte con una sonrisa.

Ella miró a Castiel y me sorprendió ver cómo él la miraba con una... ¿Sonrisa? O por lo menos el intento se una, era algo parecido a una mueca.

—Bueno, como te comenté antes, me encantaba la pintura...

━━━━━━━━◇◆◇━━━━━━━━


Al entrar a mi habitación no pude evitar sonreír.

—Charlotte... —apenas pude pronunciar su nombre—, es hermoso...

En una de las paredes de mi habitación, Charlotte había hecho un boceto de un hermoso paisaje, lo impresionante era que se parecía al quiosco que había en uno de los jardines de Villa María.

—Aun no está terminado —dijo ella—, pero en unas semanas estará listo.

El boceto era en puro lápiz de carbón o algo parecido, pero por si solo se veía hermoso, no imaginaba como se vería terminado.

—¿Pero como conseguiste pintura? —pregunte mirando los materiales en una mesa de la habitación.

—El señor Castiel —la voz de Charlotte cambio al pronunciar su nombre.

La mire.

—¿Como sabía él que te gusta pintar? —la mire alzando una ceja y sonriéndole.

Ella soltó una risita.

—Mientras tú has estado platicando con tu tío o en el jardín, él me ha hecho compañía.

Charlotte se pasó el resto de la tarde terminando su boceto en la pared de mi habitación.

Yo leía un libro acostada en mi cama.

Alguien tocó la puerta dos veces.

Charlotte dejo de pintar para mirarme y le correspondí con una mirada igual.

—Adelante.

La puerta se abrió revelando a Castiel parado en el umbral.

Decidí ignorarlo volviendo a mi lectura.

—¿Qué sucede? —le hablé en tono molesto.

—Michael ha vuelto, quiere verte en su estudio.

Pase saliva y un nudo se formó en mi estómago.

—Ire después. Estoy cansada y estoy con mi lectura.

—Si no vienes tú, él vendrá por ti.

No le respondí por un momento y al levantar la vista lo ví observando a Charlotte quien seguía dibujando en la pared.

Frunci el entrecejo.

—Ire después, ahora puedes irte —le hablé duramente.

Él me miró con molestia.

—Señorita Charlotte, su arte es esquisita —le hablo a ella, Charlotte se ruborizó—, lastima que sus amistades sean lo opuesto —esta vez me miró a mi.

Hijo de perra.

Entonces se marchó.

Mi vista fue directo a Charlotte quien seguía ruborizada y una sonrisa se asomo por sus labios.

—No entiendo cómo puede gustarte, es desagradable —volvi mi vista a la lectura.

—¡Él no me gusta! —su voz cambio y ví como me arrojo un pincel.

Me rei al verla reaccionar así, ella también rio dejando sus cosas de lado y se acercó a mi.

—Esta bien, no te juzgare por tus gustos malos —bromé con ella.

—Él no me gusta, es solo que —hizo una pausa—, ha sido muy amable, y es muy educado, y tan sofisticado. Parece alguien salido de los libros de Jane Austen —al final soltó un suspiro pausado.

—De Bram Stoker, querrás decir —dije bajo concentrándome en mi lectura.

—Creo que estás siendo muy mal educada —me dijo ella aparentando estar molesta.

Ella volvió a su pintura.

━━━━━━━━◇◆◇━━━━━━━━
 


Eran las tres de la mañana cuando desperté por una pesadilla.

Tarde en tomar aire, mire a Charlotte quien se había quedado dormida en el suelo sobre unos cojines cerca de la pared.

Había terminado su dibujo, tome una cobija y me acerque a ella para taparla, le di un beso en la frente.

Camine fuera de la habitación.

Los pasillos estaban casi a oscuras, solo eran iluminados por luces en las paredes.

Seguí mi camino hasta bajar las escaleras grandes y llegué a dónde estaba el retrato de mi padre y mi tío.

—Otra vez tuve ese sueño —le hablé a la pintura—, solo espero que las pesadillas terminen cuando pueda vengar tu muerte y la de mamá.

—No creo que las pesadillas se vayan nunca, mi niña —una voz hablo desde las penumbras del pasillo.

No tenía que darme vuelta para saber de quién se trataba.

No me gire.

Él se acercó hasta que estuvo a espaldas de mi. Inmediatamente sentí su calor, su enorme cuerpo se acercó al mío casi consumiendolo.

Sus manos se posaron en mis hombros y sentí una corriente recorriendo mi columna vertebral.

Mi corazón se aceleró.

—No fuiste a mi oficina cuando llame por ti —dijo con frialdad, apretó un poco más fuerte mis hombros—, me gusta que me obedezcan cuando doy una orden.

—Estaba cansada, pase mucho tiempo en el Jardín de Hedein —mi voz salió en apenas un susurro.

—Lo dejaré pasar esta vez —sentenció—, pero no olvides lo que dije hace unos días en el comedor —lo sentí agacharse hasta que sus labios estuvieron cerca de mi oído—, si te portas mal tengo el poder de subirte el vestido, bajarte las bragas y azotarte con mi cinturón, o mi mano...

Tragué saliva y ahora estaba temblando.

De nuevo un calor en mi zona íntima se hizo presente.

Él se enderezó de nuevo y se alejo.

—Ven conmigo, hablaremos en mi oficina.

—Son las tres de la mañana...

—Eloise De Santis —su voz sonó como una amenaza.

Me gire para seguirlo. 
 

━━━━━━━━◇◆◇━━━━━━━━
 


Su oficina estaba a oscuras, encendió unas velas para añadir algo se iluminación.

Me senté frente al escrito y él tomo asiento en su silla.

—Los agrónomos me han pasado el reporte de la siembra. Al parecer todo ha ido bien.

—La semilla germinará en una semana, iré todos los días para verificar el proceso y la calidad de la tierra.

Él me miraba analizandome.

Sus ojos azules no apartaban la vista de mi.

—Perfecto, pero no es sobre eso de lo que quería hablar contigo esta tarde —su mirada fue a uno de los papeles que habían en su escritorio, los deslizó a mi lado.

Tome uno de ellos, era una hoja.

Casi no podía ver por la falta de luz.

Pero en cuanto ví la primera oración note que estaba escrito a maquina en italiano.

Certificato di nascita

—Sabes que no se italiano, tío —lo mire.

—Lo se, es claro que voy a tener que enseñarte el idioma muy pronto —me mostró una media sonrisa, no pude evitar notar lo guapo que era—, como sabes, tu padre y yo fuimos nacidos en Italia. Ambos tenemos nuestra nacionalidad ahí, es por eso que desde antier partí a Italia para registrarte.

No podía creer lo que estaba escuchando. Mi vista fue a la hoja que tenía en mis manos y ví mi nombre ahí.

Salvó que mi apellido no estaba ahí.

Eloise De Santis.

Ni siquiera estaba el apellido de mi madre.

—¿Que demonios significa esto? —me pare de golpe y arroje el papel al escritorio.

La mirada de mi tío se torno oscura y sus facciones se endurecieron.

Se paró imponiendo su altura y apoyo sus manos sobre el escritorio.

—Lenguaje, señorita —su voz salió más fría y más dura.

Incluso si todo en el gritaba advertencia no tuve miedo.

—¿Me has registrado con otro apellido? —mi tono de voz subio—, sabes perfectamente que mi apellido es Edevane, no tenías derecho a decidir por mi. Jamás autorice que cambiarás mi apellido.

Estaba tan furiosa que ni siquiera me asustó cuándo él rodeo el escritorio para llegar hasta mi.

Me sujeto fuerte del antebrazo y me jaló hacia él.

—Te sugiero que bajes ese tono de voz y dejes de actuar como una maldita niña malcriada —su voz era baja pero grave.

—No soy una De Santis, soy  Edevane. Y tú no tienes derecho de hacer cosas sin consultarme —mi adrenalina estaba por los cielos.

—Estas equivocada, mi niña —él sonrió maliciosamente—, el contrato que firmaste hace unos días dice lo contrario.

━━━━━━━━◇◆◇━━━━━━━━


Michael De Santis

En el fondo sabía que debía alejarme de ella antes de cometer una estupidez. Pero también deseaba que siguiera revelándose contra mi para tener un motivo para castigarla.

—¿De que hablas? —su dulce voz se torno confundida.

—Hablo de el contrato que firmaste, en ese contrato me otorgas ciertos derechos y poder sobre ti. Así que no hay mucho que puedas alegar al respecto.

Apreté más mi agarre en su brazo cuando sentí que se quería safar.

—¡Suéltame! —grito y trato de alejarse.

Pero su fuerza no era nada comparada con la mía.

—¡Me vas a escuchar! —alce el tono de mi voz—, has firmado un contrato, Eloise. En ese contrato aceptaste cambiar tu apellido y me diste poder sobre ti. Ahora no solo soy tu tutor —hice una pausa y mire sus labios temblorosos—, ahora soy tu padre adoptivo.

Espere todo menos una bofetada en mi mejilla derecha.

Gire mi cara ante el impacto.

No me dolió, pero si sentí un pequeño escozor.

Gire mi rostro para mirarla y no me contuve más.

Está pequeña mocosa aprendería a respetarme.

Ahora era su dueño.

Y no toleraria este comportamiento.

La arrastre fuera de mi oficina para llegar a mi habitación.

—¿A dónde vamos? —pregunto con temor mientras seguía arrastrandola por el pasillo.

Si, es mejor que tengas miedo.

Al llegar a la puerta de mi habitación, la abrí y metí a Eloise. Cerré la puerta detrás de mi y puse seguro.

La mire ahí de pie, en el centro de mi habitación.

No pude evitar mirar mi cama, y de imaginar las cosas que podría hacerle ahí.

Pero volví a mirarla a ella, su pequeño cuerpo temblaba y su mirada gris me miraba con temor.

—Quiero que te bajes las bragas —dije en una orden.

No pude evitar que mi miembro se endureciera dentro de mis pantalones.

━━━━━━━━◇◆◇━━━━━━━━


Eloise Edevane

Tenía miedo, estaba a punto de desmayarme.

Él... Él me pidió que me quitará las bragas.

—N-No —negue con voz temblorosa.

Él dió un paso adelante, su enorme cuerpo me hizo sentir más pequeña.

—Te he dado una orden, y espero que cumplas —sus ojos azules se oscurecieron y ví sus manos ir directo a su cinturón, después lo desabrocho y lo retiro de sus pantalones.

—Quiero irme, ya —trate se que no sonará en tono de súplica pero falle.

No sabía lo que él podría hacerme, y estaba asustada.

—Si no te bajas las bragas, lo haré yo. Y créeme que el castigo será peor —vi cómo se arremangaba las mangas de su camisa de vestir, el cinturón aún seguía en sus manos.

—Tio, por favor... —estaba a punto de llorar.

—No, pequeña —él se acercó y ahora toda su altura estaba sobre mi, con su mano derecha me tomo fuertemente de la mandíbula y me hizo mirar hacia arriba, mis ojos con conectaron con los suyos—, ahora es papá para ti —pude ver el hambre en su mirada, su voz estaba cargada de algo que no pude reconocer y ví la codicia en él.

Él era hermoso, todo en el emanaba poder. Era como un enorme demonio hambriento. 

Y estaba asustada.

"Los hombres solo toman y toman" había dicho mi madre. "Por la codicia hacen cosas horribles"

Y estaba segura que él tomaría mucho de mi. 


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