𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐃𝐈𝐄𝐂𝐈𝐒𝐈𝐄𝐓𝐄 🌷 ⊹
“ Honey ”
›ZOOLÓGICO
DE GOTHAM CITY
El área de felinos del zoológico se encontraba llena de gente, confusa e incrédula al ver a dos vigilantes nocturnos caminar apresurados hacia el lugar en donde los Leones en cautiverio vivían. A Catgirl poco le importaba las miradas de aquellas personas sobre ella cuando al encontrar a los Leones, se apoyó en el barandal de seguridad y, mandándole una mirada significativa a su compañero, saltó hacia el vacío.
—Catgirl, no... ¡Catgirl!
Robin apretó el barandal entre sus manos con frustración al no se escuchado por su compañera, y miró hacia abajo en donde la chica había aterrizado de cuclillas, llamando la atención de los felinos en el lugar qué, al tener una invitada no deseada, empezaron a rodearla con cautela.
—¡Catgirl!
El segundo llamado de Robin se escuchó en el lugar, siendo opacado por las expresiones y gritos de terror de las personas a su alreder que se arremolinaban cerca del barandal para mirar mejor a Catgirl, inclusive, varios adolescentes habían sacado sus celulares para grabar el acontecimiento tan raro que protagonizaba la nueva vigilante de Gotham.
Por otro lado, Catgirl se levantó con lentitud mientras miraba a su alrededor, percatándose por primera vez de las miradas defensivas que le lanzaban los leones, atentos a cualquier movimiento que hiciera ella para lanzarse sobre su cuerpo. Todo para proteger a los cachorros que se mantenían escondidos entre las patas de sus madres o entre la maleza.
Se mantuvo calmada, llevando sus mirada esmeralda hacia un león que se acercaba a ella con lentitud, su pelaje alrededor de su cabeza se encontraba algo deteriorado además de las ligeras cicatrices por su cuerpo que le dieron un aire de vejez. Catgirl no tuvo que preguntar para saber que aquel León era el lider, por así decirlo, de los felinos que se encontraban allí al ser el más viejo entre ellos.
El León dió un rugido por lo bajo, y en un segundo los demás empezaron a dispersarse al ver que no había peligro, al menos no por el momento y se retiraron a sus lugares habituales, pero aún sin quitar su mirada de la chica.
Catgirl sonrió dejando a la vista sus colmillos e hizo una reverencia hacia el León, siendo correspondida por el animal que bajó un poco su cabeza en señal de respeto hacia ella.
Se sentó sobre sus tobillos.
—Me han dicho que hay una pequeña cambiaformas en el lugar, ¿Podría decirme donde encontrarla? —preguntó hacia el líder, usando su idioma paterno— Es de mi Clan, vengo a buscarla. —agregó, sabiendo muy bien que la entendería perfectamente.
El León de pelaje rústico dió otro rugido, girando la cabeza hacia los cachorros que se escondían entre las hierbas. Uno de ellos olisqueo el aire y emitió un pequeño chillido, corriendo hasta el líder que la tomó con su dientes del pescuezo y se la tendió, diciéndole con la mirada que esa era el cachorro que buscaba.
—Gracias. En verdad. —tomó a la pequeña leona y le dió una pequeña caricia en la cabeza— Vendré más seguido al zoológico para verlos, se lo prometo. —le comunicó al líder, levantándose para darle una última reverencia y ajustar el agarre de la leona en uno de sus brazos para segundos después impulsarse hasta dar un gran salto para llegar al barandal, en donde se sostuvo con fuerza con su diestra y la ayuda de Robin.
—Estas loca. —se quejó en voz alta el chico al tenerla a su lado, y la sostuvo del brazo con fuerza para susurrar en su oído, agregando:— Hablaremos de esto después, tonta.
—Si, si, como sea. —se sacudió el agarre de Robin, poniéndose sería. La pequeña leona en sus brazos se removió y volvió a chillar— Tengo que hablar con el director de este lugar. Ahora.
(...)
Lo único que podía decir, mientras se sostenía fuertemente de la capa de Robin para no caer de la motocicleta junto a la pequeña leona, era que Batman se había enterado.
Para mal o para bien, Bruce se había dado cuenta de que había ido a visitar al Beta para sacarle información, la cual él todavía no sabía con exactitud de que se trataba, y que también había ido al zoológico llevándose consigo un cachorro de León.
Hizó una mueca al tener que sostenerse con más fuerza, pasando uno de sus brazos por la cintura de Robin para no caer al dar un giro bastante cerrado. Sabía con exactitud que cuando llegara a la cueva tendría problemas, pero dándole una pequeña mirada de soslayo a la cachorra supo que había hecho lo correcto.
Después de todo y, a pesar de todo, tenía todo el derecho de haber hecho aquellos pasos tan imprudentes que le costarían un buen regaño por parte de murciélago de Gotham.
Con el paso de los minutos se fueron acercando hasta la entrada de la batcueva, en donde al entrar Catgirl se dió cuenta con rapidez que casi todos se encontraban en el lugar. Bruce, Jason, Alfred y Dick estaban concentrados hablando entre ellos con un tono medianamente alto, parecían querer comenzar una discusión cuando Tim quizo intervenir pero cuando Damián estacionó la motocicleta la atención de Bruce fue hasta ella.
Afirmó el agarre en el pequeño animal que tenía entre sus manos y que ahora, se encontraba mirando a todos lados con aquello ojos resplandecientes en curiosidad pura y las expectativas de lo que, ahora en adelante, pasaria con ella.
—Nixie...
El tono con el que Bruce había comenzado era cansado, mientras con una mirada silenciosa le daba un vistazo al cachorro en sus brazos.
—Lo siento, pero no entiendo tu posición para tomar estas desiciones, Nixie. Falsificaste una autorización para que te dejaran pasar a la cárcel donde ese cambiaformas se encontraba, lo golpeaste y, a pesar de no haberte entendido, sé que le estabas sacando información. ¡Y no contenta con eso, robaste un cachorro de león y amenazaste al dueño del zoológico! —se acercó a Catgirl lo suficiente para que su actitud imponente se dejara ver, casi idéntica al aura que tenía cuando se vestia de Batman— ¿Qué demonio te está pasando?
—No me pasa nada, Bruce. —La cachorra se movió en sus brazos, inquieta— Y te pediría de favor que no gritaras. Le afecta.
Su seriedad y neutralidad al decir aquellas palabras dejó descolocado a más de uno en la cueva, Dick le dio un pequeño empujón a Damián con su brazo y una pequeño mirada interrogativa, el menor de los Wayne solo se encogió de hombros. Al igual que todos, él enteraria de lo que pasaba en ese momento.
—¿Hablas del cachorro? No te quedaras con él, Nixie. Tienes que devolverlo.
—No la devolvere. —se negó, frunciendo él ceño.
—Entonces yo lo haré, damela. —exigió, dando un paso al frente tratando de tomar al animal.
Nixie dio un paso atrás y gruñó, enseñando los dientes comenzando a molestarse con todo lo que Bruce decia.
—No lo harás, nadie devolverá nada a ese zoológico inhumano del que se enorgullece ese asqueroso hombre. ¡¿Es que no lo entiendes?! ¡A pesar de aparentar ser el mejor detective del mundo no sabes ver una red de tráfico animal en tu propia ciudad! ¡Delante de tu rostro, maldita sea!
—¡Nixie no me hables así, si eso es lo que pasa entonces lo resolveremos pero no tenías que robar a ese animal y tampoco...!
—¡Callate! ¡Ni siquiera lo entiendes, tú crees que la robe pero no te pones a pensar que desicion me hizo hacerlo! —se alejó de Bruce unos paso, acercandose a Damián rápidamente para quitarle la capa que colgaba de sus hombros con velocidad y colocarla arriba de la cachorra, envolviendola.
—¡Mismas decisiones que te llevaron a descuartizar el cuerpo de un hombre, Nixie! ¡Te he desconocido estas semanas y si esas decisiones de las que dices enorgullecerte son las mismas que te llevaron a hacer todas esas cosas es mejor devolver a ese animal!
Nixie soltó una risa carente de gracia, mirandolo con odio y entregándole con cuidado el cachorro a Alfred.
—¡¿Por que demonios siempre actúas así?! —le gritó a Bruce, acercándose a él con lentitud— Lo único que te importa es tu estúpido código moral, si nadie hace lo que tu digas lo haces pasar por el peor de los criminales ¡¿acaso en verdad te importamos?!
La voz de Nixie se había vuelto unos grados más grave, sus ojos por otro lado destellaban en un color dorado que hizo retroceder a Bruce, que sintió una gota de sangre bajar por su nariz. La tensión en el lugar creció con esas palabras tan familiares que hicieron flaquear a más de uno. Unas palabras tan iguales como las que había dicho el segundo Robin en sus días de compañero de Batman, iguales a las que había dicho días antes de su muerte.
—Nunca vuelvas a cometer la misma estupidez de ordenar me algo que solo me concierne a mi, Bruce. Nunca vuelvas a ordenarle que hacer con los suyos a un líder de Clan. —habló con una lentitud peligrosa— Eso nunca sale bien cuando interfieres con el bienestar del clan.
Bruce limpió la sangre que brotó de su nariz, y fijó su mirada por un momento en el pequeño animal que se revolvió entre los brazos de Alfredo y la capa de Robin.
—Haz lo que quieras, Nixie.
Y se fue, dejándo a todos plantados en su sitio. Catgirl negó, manteniendo esa sonrisa sin chiste, definitivamente cuando Bruce se comportaba de aquella manera era un verdadero imbécil.
Catgirl volteó hacia los demás, tomando a la cachorra de los brazos de Alfred que un segundo después entre movimientos bajo la capa se transformó en una pequeña niña de tres años, rubia y con una pequeña sonrisa en sus labios.
Luego de aquello las horas se fueron volando. Nixie después de cambiarse el traje y salir de batcueva fue junto a Alfred a terminar el almuerzo que había quedado a medias, además de cocinar algo más para que la pequeña niña que se presentó como Honey comiera. Por otro lado Bruce se mantenía alejado, mirando a las chicas desde lejos con cierto arrepentimiento.
Al terminar el almuerzo y con las energías renovadas Nixie volvió a colocarse su traje y se fué junto a la niña pasando por el bosque que rodeaba la mansión siendo seguida por Robin en su motocicleta. Fue un largo camino de varias horas hacia Rusia, donde el Clan se escondía celosamente del exterior.
De vez en cuando se detenían para descansar, principalmente Nixie que había ido a pie alegando que necesitaba ejercitar un poco sus piernas. Asi que luego de cinco horas de viaje se detuvieron, dejando ir a la niña que rápidamente se transformó y se fue corriendo el último tramo que quedaba.
Robin miraba todo sentado en su motocicleta, teniendo el ceño fruncido y una gran pregunta en su cabeza.
—¿Por que sí sabias el camino hacia el Clan nunca regresarse? —Catgirl caminó hasta él con una pequeña sonrisa sincera, observando como encendía la motocicleta. Damián por su parte esperaba su ansiada respuesta.
Catgirl suspiró, pasando sus brazos por el cuello del chico.
—La vida no fue muy buena conmigo cuando pequeña, Dam. El Clan nunca fue mi hogar, obviamente era el lugar que en algún momento en mi madurez reinaría, pero había algunas personas que solo pensaban que no era hija de mi padre por mis poderes y... Me llamaban Engendro, pensaban que mamá había engañado a su rey con un demonio y yo era el resultado de aquel amorío.
—Esos bastardos. —Robin apretó las manos sobre los manubrios, acercando su rostro al de Catgirl— Eran estupideces, que bueno que nunca volviste.
La chica sonrió, dándole una pequeño beso en la mejilla— Cuando mis padres murieron y acabe en aquel horfanato sabía que no podía volver, si lo hacia me manipularian para que les dejara el reinado a alguien o me comprometerían con algun heredero de otro Clan y pasaría lo primero, me dejaría como un simple adorno para darle hijos poderosos.
Robin gruñó, murmurando un insulto en árabe.
—Parece que nuestra herencia es una mierda, al menos ambos salimos de eso. Te prometo que aquello no pasara conmigo si me dejas intentarlo contigo, Nix.
Catgirl sonrió con cariño, recordando con levedad sobre la poco historia que le había otorgado Tim sobre la vida de Damián. Se fue acercando a Robin hasta juntar sus labios con suavidad en un beso lento que prometía tantas cosas sin una sola palabras. La chica se dejó llevar, pasando poco a poco sus manos por sus había hasta descansar en su pecho.
Sintió el corazón de Robin latir con rapidez haciéndola sonrojar a la par mientras tambien percibía una oeuqña mordida en su labio inferior.
—Lo sé. —suspiró, dejándose llevar por otro beso que a ambos le quito el aliento.
Y mientras eso pasaba, en un lugar más lejano y que parecia irreal, varias personas paseaba por su reino con grandes felinos acompañando su caminar, algo que regularmente pasaba con mucha frecuencia. En la cima de un castillo se encontraba un hombre de ojos rojos mirando por su balcón con una sonrisa nostálgica pensando que esa calma no duraría mucho.
—Ya está todo listo.
El hombre escuchó atrás de él. Asintió.
—Perfecto. Manda a todos a los refugios y no los dejes salir hasta que termine, no podemos permitirnos que lo de hace dos años se repita, ¿entendido?
El castaño se colocó a un lado del de ojos rojos, llevando su mano derecha al pecho e incando una rodilla en el suelo, bajó la cabeza y habló:
—Entendido, mi rey.
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