Mafia Alemana | Herederos 1 ©

By _dannagirl_

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** Libro 1 perteneciente de la saga "Herederos". ** Todo principio tiene fin y conocerse fue el inicio del su... More

Advertencia
Prólogo
Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 05
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Epílogo

Capítulo 34

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By _dannagirl_

"Sentimientos"

Raina Karsten.

Mis párpados pesan, mis músculos arden y mi cabeza da vueltas en cuanto trato de recordar que ha pasado. Hago el amago de levantar mi mano para tocar mi cabeza, pero la siento pesada y lejos de mi cuerpo.

Tomo una gran bocanada de aire y es entonces cuando todos los recuerdos me golpean, casi dejándome inconsciente por la cantidad de información que he recibido de repente.

Un pequeño gemido se escapa de mis labios, relamo mis labios resecos y poco a poco comienzo a abrir los ojos. Mi visión es confusa y tengo que parpadear varias veces hasta que consigo enfocar algo. Una lámpara. Miro con determinación la lámpara que cuelga del techo mientras me acompaña un murmullo de fondo que no consigo entender. Esa lámpara no me suena.

Aún más desorientada, miro hacia un lado, pero no consigo ver nada que me resulte familiar.

¿Dónde estoy?

Miro hacia el otro lado y reprimo el grito de sorpresa cuando veo un rostro muy familiar. Su cabello castaño oscuro, algo revuelto, su rostro feliz al verme que la observo, pero sobre todo sus ojos plateados que no me quitan la vista.

Veo como sus labios se mueven, demasiado rápido para mi gusto. Ella es la que estaba provocando el murmullo, pero sigo sin ser capaz de oírle. Escaneo mi cuerpo, tendido en la cama y cubierto por una sábana. Estiro mi brazo, el que no me duele tanto como el otro y aparto la sábana.

Tengo diversas vendas por todo mi cuerpo. Mis dos muslos. Mi abdomen está prácticamente entero. Veo mi hombro, entendiendo ahora porque no podía moverlo. Lo tengo inmovilizado con un cabestrillo y con algunas vendas por mis brazos, por los cortes de cuchillo. Alzo la mano para tocar mi rostro, pero Renata me lo impide.

— Te harás daño. — Oigo su voz lejana, dando un significado al molesto murmullo.

Vuelvo a lamer mis labios secos y al tragar noto que mi garganta arden.

— A-agu-ua — Casi soy incapaz de decir una simple palabra, por el dolor de garganta.

Renata rápidamente se gira y toma un vaso de la mesita de noche y lo llena con la botella de agua que lo acompaña.

— Toma, te consolará la garganta.

Tomo el vaso con mi mano y me lo bebo lentamente, disfrutando de la frescura que deja a su paso. Al terminar me da otro y repito el mismo procedimiento hasta que siento que ya puedo hablar con claridad.

— ¿Dónde estoy? — Pregunto con dificultad.

— En casa de Cassian.

La respuesta me deja más desorientada que antes. Nunca he estado en su casa, siempre que nos hemos visto ha sido en la mía y me sorprende que esté aquí, pero lo que más me deja confusa es la presencia de Renata en ella.

— ¿Qué haces aquí?

Hago el amago de incorporarme, pero de nuevo, Renata me lo impide.

— Es mejor que no hagas movimientos bruscos, deberás quedarte en reposo hasta que se curen tus heridas y recuperes energía. — Vuelve a colocar la sábana sobre mi cuerpo. — He venido a ayudaros, a tí y a Cassian, pero no solo yo. Estamos todos, lo que pasa que han ido a encargarse de un par de cabos sueltos.

Parpadeo confusa.

— ¿Cómo? ¿Cassian os ha traído a todos aquí?

He debido de morir y resucitar en una dimensión alternativa. Es imposible que el Cassian que yo conozco haya alzado la bandera blanca a los que ha tratado como enemigos desde que los conoce.

— Sí, el que hayamos colaborado con ayudarte ha hecho que se replantee sus ideas.

Soy incapaz de vocalizar alguna palabra coherente. Sigo mirándola, como si todo se tratase de una broma, pero no, su rostro sigue con la misma expresión. Al ver que el rumbo de esta conversación me está dejando más confusa, decido cambiar de tema.

— ¿Cuánto tiempo llevo durmiendo?

Mira su reloj.

— Unas seis horas. Cualquier persona normal seguiría aún durmiendo, pero tu eres una hija de puta que sigue teniendo fuerza para despertarse.

Mis labios se estiran en una sonrisa orgullosa.

— Hierba mala nunca muere. — Susurro provocando su risa. — ¿Lo vistéis?

Aún recuerdo como la cámara grababa todo al detalle, sus palabras y la dura pelea que tuve que enfrentarme. Pero sin embargo, a pesar de estar herida hasta la saciedad, me encuentro más ligera que nunca, más libre y por extraño que parezca, más feliz.

— Sí. Él también, por si te lo preguntas. — Se deja caer en la cama, mirando hacia el techo. — Veníamos en avión todos y de repente Dorian encontró una alerta de su mafia, al meterse vió que se estaba reproduciendo un video en directo de tu pelea con ellos. Poco después de que matases a Gunther, nosotros ya estábamos allí y te trajimos corriendo a su casa.

Cuenta los sucesos con emoción, como si fuese una increíble historia de acción.

— Deberías haberlo visto. No sé qué clase de embrujo le has hecho, pero tu novio estaba que le iba a dar un infarto. Loco por llegar a ti y ver que estabas bien. Y mientras veníamos a su casa, te puedo asegurar que iba al máximo de la velocidad que daba el coche. — Giro mi cabeza para mirarla, casi puedo ver corazones saliendo de sus ojos. Al notar mi mirada, carraspea. — Sé que no eres romántica, pero fue impresionante. Ese hombre te ama y te puedo asegurar que solo un hombre enamorado es capaz de romper todas sus reglas para salvarte. Es decir, míranos aquí. Si no hubiese sido por eso, él nunca nos habría aceptado.

Ni siquiera quiero darle muchas vueltas a sus palabras. No ahora, no cuando aún puedo sentir la conmoción cerebral que tengo. No cuando aún me quedan varias cosas que hablar con él. No cuando puede que no me perdone el haberle drogado y mentido.

Con toda la información que me ha soltado en minutos, noto como poco a poco pierdo la energía de tanto pensar y mis ojos comienzan a cerrarse de nuevo.

[...]

Un par de voces me espabilan. No se cuanto tiempo me he vuelto a dormir, pero me siento aún más cansada que antes.

— Sí, se despertó hace un par de horas. — Esa es la voz de Renata. — Será mejor que te duches, hueles fatal y lo estás manchando todo. Menos mal que es tu casa.

Parpadeo varias veces para recuperar la visión y alejar las pequeñas motas borrosas que me fastidian.

— Se nos fue un poco de las manos, pero estaba cargado de rabia y necesitaba desfogarla. — Ese es Cassian. — Deberías ver a tu hermano, el muy cabrón es un sanguinario hasta las cejas.

— No me lo recuerdes.

Veo junto a la puerta del dormitorio a Cassian y Renata. Los dos parecen no haberse dado cuenta de que me he despertado y estoy tan cansada que apenas tengo fuerza para hablar. Esta debilidad no me gusta ni un pelo, pero sé que si no hago un esfuerzo por curarme, tendré heridas irreversibles para toda la vida. Además, esta debilidad es mucho mejor que estar muerta junto con los ineptos de Gunther y sus socios.

Enfoco toda mi atención en Cassian cuando veo un surco de sangre a sus pies. No mucha cantidad, pero si lo suficiente para alarmarme. Veo su pelo manchado de sangre, junto con su ropa. Las manos las tiene magulladas en la parte de los nudillos y sangre que cubre sus dedos.

— ¿Qué mierda te ha pasado? — Jadeo con dificultad mientras me incorporo notando como todas mis heridas se estiran y arden. Un movimiento más y los puntos se irán a la mierda.

Dos pares de ojos se posan en mí, pero yo solo tengo mi atención puesta en el cuerpo de Cassian, tratando de buscar de dónde procede esa sangre. Da varias zancadas hacia mí cuando prevé mis intenciones de levantarme, a pesar de no tener fuerza y me inclina de nuevo hacia la cama.

— Relajate y no vuelvas a hacer eso. — Me regaña y su mirada no da lugar a réplicas. Tal vez en otro momento le desafiaría pero ahora no tengo ganas. — Renata, gracias de nuevo, pero ya me quedo yo con ella.

— Cuidate Raina. — Se despide y se marcha de la habitación.

Escaneo todo su cuerpo ahora que lo tengo más de cerca. Se ha alejado de mi sitio, pero sigue junto a la cama para no perderme de vista.

— ¿Estás herido? — Pregunto al ver que no tiene intenciones de decirme nada.

Niega con la cabeza después de unos eternos segundos.

— No es mía, es de Garin y algún que otro soldado que ha intentado detenerme. — Sigo luciendo confusa, pero antes de que pueda volver a preguntar, sigue hablando. — Ví el video donde Gunther lo declaraba como el chivato que nos espiaba. No pensaba dejar a un traidor en nuestro imperio.

No sé que declaración me sorprende más, así que me decanto por ir a la última.

— ¿Nuestro? No quiero nada Cassian, no lo he hecho para quedarme con todo el poder de Gunther. Es todo tuyo.

Vuelve a negar con la cabeza. Agarra una tableta de pastillas, saca una y me la extiende con un vaso de agua.

— Tómatelo. — Agarro primero la pastilla metiéndola en mi boca y luego el vaso. Una vez que me la trago, le extiendo de nuevo el vaso. — Voy a ducharme y quitarme toda esta mierda. No pasa nada si cuando salgo estas durmiendo, tenemos todo el tiempo del mundo para hablar. Lo primero ahora es que descanses.

Y dicho eso, se da media vuelta y se pierde en un baño que hay dentro de su enorme habitación. Me quedo sola, con la cabeza aún dándome vueltas. Hago todo lo posible por no dejar que el cansancio me gane y para cuando sale Cassian del baño, con una toalla envuelta en su cadera, estoy apunto de cerrar los ojos.

Parpadeo alejando el sueño y lo observo cambiarse entrando a un vestidor que hasta ahora no me había dado cuenta, en un lado de la habitación. Con solo un pantalón negro de chandal se acerca a la cama y se tumba a mi lado.

Nuestros brazos se rozan, nuestras manos se entrelazan y giro mi cabeza para mirarle. Choco con sus ojos negros repletos de emociones que soy incapaz de leer e interpretar. No digo nada, por miedo a cagarla y solo cruzo los dedos para que su advertencia sólo haya sido un farol y de verdad pueda entenderme.

Mis párpados comienzan a pesar de nuevo y acabo durmiendo con el recuerdo de sus ojos y nuestras manos juntas.

[...]

Veo salir a todos los herederos del dormitorio de Cassian después de despedirse. Sus palabras de ánimo y de felicitación consiguen quitarme un peso de encima, sabiendo que cuento con su apoyo para todo lo que se me viene encima con la mafia alemana.

Cassian sale junto con ellos para despedirlos en la puerta de la entrada. Su relación con ellos ha cambiado tanto que casi se me saltan las lágrimas, cosa que jamás hago y por suerte no he hecho delante de nadie. Los herederos son mi familia y Cassian es la persona más importante para mi, y verlos juntos es realmente satisfactorio.

Ninguno me ha dejado levantarme para despedirme de ellos o por lo menos darle mi última imagen sentada y no postrada en una cama y cubierta de heridas, pero todos han amenazado con matarme si me levantaba.

Cuando me quedo sola en el cuarto hago justo lo que me prohibieron, me levanto. Camino con lentitud, un paso detrás de otro y me apoyo en la pared. Mis piernas tiemblan, pero me mantengo en pie, rechazando la idea de humillarme ante Cassian.

Noto como cada centímetro de mi piel arde y se estira, pesa y me insta a que me deje caer para eliminar el dolor, pero no me detengo hasta que unos brazos me rodean y me alzan alejándome del suelo.

— ¿Cómo hay que decirte las cosas Raina? Nunca escuchas a la gente que quiere cuidarte y protegerte. — Dice Cassian enfadado, aún plantado en el suelo conmigo entre sus brazos.

— Necesitaba ir al baño.

Me mira fijamente y al final acaba suspirando y caminando conmigo hacia el baño. Gruño de dolor cuando doblo mi cuerpo para sentarme en el váter.

— Adrien te ha preparado el desayuno antes de irse. — Levanto mi vista hacia Cassian quién luce cansado. — Voy a subirlo, pero me tienes que prometer que no te vas a volver sola a la cama.

— No lo haré, te lo prometo.

No luce muy confiado, pero se acaba marchando. Yo tardo más de lo normal en mear ya que las heridas de mi abdomen me dificultan la tarea, pero para cuando llega ya he terminado y he cumplido mi promesa de mantenerme en el váter. Me lleva de vuelta a la cama y dejo que el delicioso olor de unas tortitas caseras con sirope me distraiga.

— Lo siento si estoy siendo demasiado duro. — Murmura después de un rato. — Aún estoy algo alterado por todo lo que ha pasado y verte de esta forma, tan débil y llena de heridas no me resulta nada fácil, siento que esto podría haberse evitado si me hubieses escuchado o por lo menos hubieras tratado de hablar conmigo y no solo con los demás.

Mastico con calma el último bocado que le he dado a la tortita. Adrien tiene un don en la cocina y el cabrón lo sabe.

Miro a Cassian quien esquiva mi mirada y se dedica a despeinar su pelo por la cantidad de veces que pasa su mano.

— Sé porque estás actuando así y no te lo tengo en cuenta, yo también estaría igual o peor que tú si la situación fuese al revés. — Admito. — Solo necesito saber una cosa.

— ¿Cuál?

— ¿Me vas a perdonar por haberte mentido? Tu advertencia aún la tengo grabada en mi cabeza y si todo esto es por lástima, te pido por favor, que dejes de hacerlo y me dejes marcharme.

Alza su cabeza con rapidez mostrando sus oscuros ojos enfadados por mis palabras.

— Borra esa maldita idea de tu cabeza, Raina. — Se sienta a mi lado y peina mi cabello sin apartar su mirada ni una sola vez. — No te estoy cuidando por lástima, yo... — Mira un momento al techo antes de volver a bajar la mirada. — Raina, todo lo que he estado haciendo desde que nos conocemos es cuidarte, porque sería incapaz de soportar toda esta mierda sin tí. Elaboré un plan para que ambos pudiéramos estar juntos, gobernando codo con codo y sin importar la promesa que le hicimos a Gunther. Porque ambos estábamos siendo obligados a jurarle que mataríamos al otro, y yo no puedo estar en esta vida sin tí.

Mis ojos no son capaces de reprimir las lágrimas por más tiempo y acabo derramándolas.

— Por eso no quería que hicieses lo que has hecho. Entiendo que es tu venganza, que necesitabas poder encontrar un escape al infierno que ellos te han hecho pero, no quería que tú también acabarás muerta con ellos.

— Pero no lo estoy.

— Pero podrías haberlo estado si no llego a tiempo. — Besa mis mejillas llevándose mis lágrimas. — No vuelvas a hacerlo, ¿vale? Dimelo, desafíame, pero no me mientas en mi cara, Raina. Puedo no estar siempre de acuerdo con lo que haces, pero te aseguro que haré todo lo posible por entenderte.

— Prometo no volver a mentirte nunca más, Cassian. Jamás tendrás que temer que te mienta y si me lo permites, me gustaría volver a tomar la confianza que tenías en mí.

— Nunca la has perdido. — Besa mis labios y mantiene su mirada fija en mis ojos, hasta que parpadea con fuerza y me vuelve a mirar. — Te amo Raina y si me lo permites, me gustaría pasar el resto de mi vida a tu lado gobernando esta mafia que tanto dolor nos ha causado, pero que gracias a ella nos hemos conocido.

Sus palabras me sobrecogen, me pillan desprevenidas. Mi pulso se acelera de una forma extraña, inusual, pero con tanta fuerza que mi pecho comienza a doler por la presión de cada latido. Mis lágrimas se detienen y parpadeo varias veces para observarlo, para asimilar que todo lo que ha dicho es cierto y no una broma pesada.

— ¿Me amas?

Pregunto como una boba, aún perdida en el recuerdo de su voz pronunciándolas.

— Con todo mi ser, Raina.

Mis músculos me arden cuando en un movimiento impulsivo y arriesgado, me lanzo contra él. Enrollo mis piernas en su cintura y mis brazos en su cuello.

— Nunca, en mi vida, pensé que esas palabras podrían emocionarme tanto. — Nuestro cuerpos ruedan hasta que estoy encima de él. — Cassian, yo tampoco podría estar sin ti, y por extraño que parezca, sé que jamás podría gobernar la mafia sola, no si tu no estás a mi lado.

Sus manos se deslizan por mi espalda hasta alcanzar mi nuca para besarnos, pero antes de que nuestros labios choquen, murmuro las palabras que sé que está deseando escuchar y que yo necesito decirlas.

— Te amo Cassian.

___

EL ÚLTIMO CAPÍTULO 😓

Iban a ser 35 en un principio, pero he tenido menos tiempo y sentía que dar otro capítulo era dar relleno innecesario. Lo que queda por saber se dará en el epílogo que está en proceso.

La continuación de la saga lo dará...
Na, no voy a decirlo aún, pero os voy a dar un pequeño adelanto:

• La historia va a estar partida en dos partes (Una de ellas sucedida antes del tiempo actual en el que trascurre MAAC)

• El cliché/tropa principal de la historia será amor prohibido.

Nos leemos en el epílogo.

Danna Girl.

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