El gran viaje.

By EX-T88

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El universo.... Una infinita zona donde billones y billones de estrellas y planetas habitan. Y la humanidad s... More

Capitulo 1: Prólogo.
Capitulo 2: El viaje comienza.
Capitulo 3: Tierra 2.0
Capitulo 4: ¿Accidente, o ataque?
Capitulo 5: Primer contacto.
Capitulo 6: Historias del pasado.
Capítulo 7: La calma antes de la tormenta.
Capitulo 8: La gran marcha.
Capítulo 9: La Batalla de Harelian (Part 1)
Capitulo 10: La batalla de Harelian (Part 2)
Capítulo 11: Ecos de una victoria amarga.
Capítulo 12: Santos y Verdugos.
Capítulo 13: Pactos.
Capítulo 14: Cosas del destino.
Capítulo 15: Nuevas propuestas.
Capitulo 16: Misión de paz.
Capitulo 18: "Te doy paz, para no destruirte" (Part 2)
Capítulo 19: "Si quieres paz, prepárate para la guerra".
Capitulo 20: ¿Alianzas?.
Capítulo 21: Sea por pluma, o por bala.
Capítulo 22: Cuatro almas perdidas.
Capítulo 23: Rescate y Condena (Part 1)
Capitulo 24: Rescate y Condena (Part 2)
Capítulo 25: Una ira de Dios.
Capítulo 26: Nuevas responsabilidades.
Capítulo 27: Esperanza y Guerra.
Capítulo 28: Una guerra que nadie pidió.
Capítulo 29: Las mareas del cambio.
Capítulo 30: Fuego Esmeralda.
Capítulo 31: Quien mueve los hilos.
Capítulo 32: Dos tipos de diplomacia.

Capítulo 17: "Te doy paz, para no destruirte" (Part 1).

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By EX-T88


Hola a todos otra vez, acá EX-T una vez más trayéndoles el siguiente capítulo de esta gran historia, de la cual ya les aviso que alguien más está haciendo una parte aparte de este fanfic, sin embargo, de eso les voy a hablar con mayor detalle al al final de este cap, sin mencionar que estoy pensando en hacer algo que tal vez a muchos les llegue a interesar.

Pero como dije; eso es algo que voy a decir al final de este episodio. Así que sin más que decir por ahora, los dejo con esta parte, y espero que la disfruten tanto como yo en haberla escrito. Nos vemos habano, y.... ¡¡¡GOZENLA!!! XD

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[Hirelian]
[Base de la F.U.T]
[Dos días después]
[P.O.V Arnol]

Las cosas habían estado un poco movidas desde los sucesos de hace un par de días, con las guardias de la base tornándose un poco más presentes en cada zona de las murallas, sin mencionar la ahora llegada de vehículos blindados por pedido del capitán Evans, y con la participación de un par de ellos en nuestra partida hacia Tarzgovania.

Por otro lado, también en algunas ocasiones llegaron incluso la participación de los Tanques Predator, una verdadera mole en términos de versatilidad, y potencia de fuego, aunque espero que solamente sean requeridos para términos de defensa en la base.

Pero como si eso no fuera suficiente, la llegada de otra poderosa máquina de guerra me hizo dudar si realmente no nos estábamos preparando para invadir a alguien, siendo que la sola vista de los imponentes Juggernauts ahora transitando por las calles, estaba dándome ese temor.

Afortunadamente, cuando se lo pregunté al capitán este afirmó que no quería correr otro riesgo como con lo que pasó la vez anterior. Y a juzgar por lo que Smolder nos había dicho acerca de estos 'Skavens', no eran algo que debían tomarse a la ligera, pese a que incluso mencionó que habían sido derrotados por otras razas, y que usualmente eran cobardes. Sin embargo, la chica dragón también mencionó que habían sido destruidos por ellos, sin mencionar algunas armas que se asemejaban un poco más las que la humanidad tenía, aunque en versiones mucho más primitivas, eso y sus variaciones distintas de artillería.

Y ahora que lo pensaba, tal vez si eran necesarias las armas que nos estaban enviando, puesto que de todas las demás razas que nos habían atacado, tal vez los Skavens podrían ser la más grande amenaza hasta ahora. Y hablando de la dragona. Smolder por un tiempo se había mostrado algo distante con nosotros, tal vez por el hecho de todavía estar algo enojada por las ordenes que le había dado, solo espero que en el transcurso del viaje pueda calmarse lo suficiente como para contarnos algo sobre su odio a estos hombre rata.

Acomodando mi equipo para el viaje, me levanté de las bancas, mirando los diferentes casilleros de cada soldado en las barracas, notando el nombre de mis cuatro amigos en algunos de ellos, incluso el de Smolder al lado del casillero de Carem, sin duda un mejor lugar no pudieron elegir. Y ahora que recuerdo, y pasó bastantes desde la últimavez que hablé con mis padres y mi hermana, tal vez debería tomarme el tiempo para hacerlo cuando instalen un sistema de comunicación estable.

Sacudiendo mi cabeza para centrarme en lo que debía hacer, cargo la mochila militar en mi espalda, me dispongo a salir del lugar con mi rifle M4 en mano, y tan pronto salí hacia los pasillos, encontré a dichos conocidos esperándome a una distancia prudente de la salida mientras hablaban entre ellos, incluso con Smolder apoyada de espaldas a la pared con su mirada baja en aparente pensamiento.
Les hice una seña con mi brazo en alto para que me notarán, cosa que no tomó mucho para que lo hicieran, acercándose a mí tan pronto me vieron.
Solo les dediqué unas palabras antes de salir, dirigiéndonos directo hacia la puerta de las murallas.

Afuera, tal como se dijo, la actividad se estaba volviendo bastante más intensa que siempre, pareciendo ya como si nos fueran a atacar en cualquier momento. No obstante, tras unos minutos pudimos llegar a nuestro destino, encontrando ya a los dos grupos que saldrían cada uno en su respectiva misión, sin mencionar al capitán Evans en frente de ellos, seguramente hablándoles acerca de adonde irían y los motivos.

En ese entonces, para cuando estuvimos a una distancia lo suficientemente cerca para notarse nuestra aproximación, el líder de la expedición se giró hacia nosotros, esperando así luego nuestra llegada.

"Justo a tiempo, teniente. Como puede ver, aquí está los otra siete integrantes de su nueva escuadra, procure mantenerlos al margen de lo que valen" mencionó el hombre de mediana edad, señalando con su mano a cada hombre y mujer que nos acompañaría a las tierras de los Wargens.

Yo por minparte, me adelanté un poco para inspeccionar de uno en uno a cada soldado, o eso es lo que esperaba. Mientras evaluaba al último de estos, me di cuenta de que en realidad eran seis, faltando uno de ellos para formar los siete, motivo por el que levanté una de mis cejas en evidente confusión, seguido de girarme hacia el capitán Evans.

"Señor, pero aquí hay seis soldados, donde está el séptimo?" pregunté mientras que levantaba una de mis cejas.

Sin embargo, no fue necesario que el contrario respondiera, cuando el sonidos de unos poderosos pasos resonaron mediante se acercaban, sólo para revelar a un Juggernaut llegando hasta nuestra ubicación, y permaneciendo estático frente a todos.

"Ese sería yo...." respondió el piloto desde los altavoces del gigante motorizado, algo por lo que no pude evitar girarme otra vez a mi superior.

"¡Capitán, de verdad no pensará en enviar a un Juggernaut junto a nosotros esta vez, sierto?" le pregunté al contrario, formando una sonrisa nerviosa por la idea.

"Sé que podría ser una acción exagerada de mi parte, y más sabiendo de la misión que realizarán.... Pero quiero tomar mis precauciones si van a estar lejos de nuestro territorio, así que no le queda de otra más que aceptarlo" respondió el oficial de máximo rango, provocando en mí un suspiro de resignación.

"La cosa tampoco es únicamente con usted, Teniente, para quienes irán a Luztria, llevarán dos Persecutores" escuché decir por último al contrario, viéndolo alejarse y dirigirse hacia el otro equipo.

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[P.O.V Tercera persona]
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Dejando por un momento al grupo de Arnol conocerse mejor, el capitán Evans se encaminó hasta el siguiente escalón de soldados, notando como su respectivo teniente ya los estaba evaluando minuciosamente, motivo por el que el hombre de mediana edad se colocó al lado de dicho oficial.

"¿Todos listos para emprender el viaje, Teniente Vargas?" preguntó ahora Evans, mirando a todos los soldados, junto a los pilotos de los Persecutores.

"Diría que sí, señor.... Salvo por un problema que podría llegar a afectar al pelotón a lo largo de la estadía" respondió el susodicho oficial, captando la atención de su superior.

"¿Y ese problema sería...?" pidió el capitán, sin embargo, pese a su pregunta, ya se hacía una idea de cual podría ser.

"Mi segundo al mando.... El Sargento Alejandro, todavía está afectado por la pérdida de su.... Hermano, y es probable que actúe con recelo ante, ya sabe, los nativos" respondió Vargas, señalando con la mirada hacia el ya mencionado oficial al final de las filas, pudiéndose ver la expresión poco amable de este.

Evans no dijo palabras alguna, en cambio, movió sus calmados pasos hacia la dirección del sargento, quien nonle dirigió la mirada, incluso cuando se percató de que se estaba aproximando a él.

"¿Listo para su siguiente misión en tierra extranjera, sargento?" preguntó con calma el hombre de mediana edad, pero manteniendo un tono firme mientras tenía sus manos detrás de su espalda.

"Quisiera decir que sí.... Señor" fue la respuesta que dijo este, con un tono que no denotaba mucho entusiasmo, por así decirlo.

"Sé que lo de su hermano todavía le afecta, pero ya le aclaré que fue culpa mía lo que sucedió.... Aún así, le pido que se mantenga fuerte, y honre su memoria, del motivo por el cual llegaron aquí..." continuó el contrario, sin cambiar su expresión templada.

"Pero señor.... Es que, ellos..." trató de decir Alejandro, frunciendo un poco más el ceño, y notándose el constante enojo de este.

"Sigame, Sargento...." al final dijo Evans, dándose la vuelta para alejarse un poco del grupo, con el susodicho oficial menor detrás suyo.

Para ese entonces, cuando los dos estuvieron a una distancia lo suficientemente prudente, el capitán se giró una vez más para encarar al contrario, justo a tiempo cuando este llegaba con él.

"Señor.... Con todo respeto, le pido que me deje fuera de esta misión. Después de lo que pasó, no esperará que fraternise con estas.... Cosas, o sí?" preguntó con indignación Alejandro, haciendo una seña con su cabeza para enfatizar lo que había fuera de las murallas.

"Estas 'cosas' podrían ser el camino a una nueva era dorada para la humanidad, y una nueva oportunidad para usted de olvidar su odio, y cumplir con el deber por el que tanto su hermano como usted vinieron" insistió el canoso oficial, quitando sus brazos de detrás suyo, y cruzarlos por el frente.

"Aunque me lo pregunte, no creo que pueda. No.... No puedo, no puedo congeniar con estos monstruos" el veneno era evidente en el tono del sargento, motivo por el que Evans endureció un poco más su semblante.

"No generalice por lo que un par de ellos hicieron, y no se lo estoy preguntando, Sargento.... Es una orden, por lo que le aconsejo no dejarse llevar por el rencor, y aprenda a poner la otra mejilla" finalizó el hombre de mediana edad, provocando que el contrario apretara los labios por un momento, antes de dejar salir un pequeño suspiro.

"Sí señor..." con esta última respuesta de mala gana, el capitán despidió al contrario para que volviera con su pelotón, seguido de que el mayor se dispusiera en dar la orden de abrir las puertas.

Un par de minutos después, el respectivo estruendo que anunciaba la apertura de las murallas una vez más se escuchó por todo el lugar, seguido de los motores de los vehículos ya preparados para su salida. Y entre todos ellos, el líder de la expedición se posicionó al frente de todos ellos para dirigirles unas últimas palabras, pero nada de lo que todos los asignados no supieran, aún así, no estaba mal recibir un par de palabras de aliento.

Acto seguido, cada soldado se subió a su respectivo vehículo, tanto los que encabezarían su caravana, como los de transporte que llevarían a la mayoría debsoldados. En retrospectiva, fueron tres vehículos cada grupo. El de los oficiales, los transportes de tropas, y el transporte para los caminantes, siendo estos últimos unos voluminosos camiones, superando en tamaño incluso al resto.

Y ya estando todo listo, cada uno se puso en marcha de inmediato, saliendo cada vehículo por la enorme puerta hacia una dirección en especifico, mientras que dejaban tras de sí una estela de tierra, sinónimo de su reciente paso.

De regreso a las puertas de de las murallas, un Capitán Evans se mantuvo en esta junto a algunos soldados, mientras veían como sus compañeros se alejaban para cumplir su tarea. Aunque claramente la preocupación en el oficial de máximo rango se mantenía en auge, sabiendo los posibles problemas que podrían suceder. Pero ya había tirado los dados, solo esperaba que cuando terminaran de rebotar, estos cayeran en el número que esperaba.

***************************

Los minutos pasaron, y los vehículos que encabezaban ambos convoyes pronto divisaron algo a la lejanía. Tomando los vinoculares, Arnol realizó una rápida conformación de quienes podrían ser, y tras haberlo asegurado, el Argentino le dio una señal con su brazo en alto a su contraparte en el transporte contrario, quien le respondió con un "OK".

A la distancia, dos gobernantes se mantenían estoicos mientras esperaban a sus respectivos 'visitantes', ya pudiendo divisar a la distancia como varios objetos se dirigían hacia ellos a gran velocidad. Claro que estos ya sabían que se trataban de los supuestos humano, pero eso no quiso decir que no sintieron algo de nervios ante la visión de algo nuevo por parte de estos.
Y para ese entonces, el sonido de los motores se presentaron ante los oídos de todos los presentes, quienes dieron un trago de saliva ante la vista.

Y si no fuera porque la velocidad de estos empezó a reducir mediante se acercaban, casi habrían pensado que querían arrollarlos. Afortunadamente, a una distancia lo suficientemente cerca como para distinguirlos en toda su gloria, los vehículos dieron un giro hacia uno de los lados de las dos caravanas nativas, seguido de que estos se detuvieran.

Acto seguido, de los dos vehículos líderes bajaron dos escuadrones de cuatro soldados cada uno, sin mencionar a la supuesta shortstack dragón junto a uno de ellos, no calmando los nervios de tanto Na'Krox como los de Volguer, sobre todo los de este último, puesto que este sabía que el gobierno de Arnol se encargaría de ir a sus tierras.
Por otro lado, algunos otros soldados bajaron de los blindados, aunque no todos, quedándose a la espera cerca de estos mientras los primeros se acercaban a los contrarios.

"Saludos, magestades, soy el Teniente Benjamín Vargas, y aquí el Teniente Arnol Torres, los encargados de acompañar a cada uno a sus tierras para entablar lo acordado" saludó dicho oficial, seguido de hacer un ademán con su mano al argentino tras nombrarlo, a lo que este respondió con un asentimiento de cabeza.

"Y nos alegra que hayan venido, pero algo que me gustaría preguntar.... Para qué son esas cosas que llevan en esas.... 'Carrosas'?" preguntó Volguer, señalando al caminante, y al par de trajes súperpesados.

Ante la duda, tanto Arnol como Vargas se miraron entre sí de reojo, antes de que el latino decidiera responder.

"Es una precaución que nuestro superior decidió darnos, puesto que como estaremos en tierra ajena, no quiere arriesgarse a que suceda otro.... Percance similar" dicho eso, el rey cocodrilo sintió algo de confusión por eso, en cambio el Wargen lo entendió perfectamente, habiendo sido testigo de los eventos de hace unos días, hasta él elegiría algo más de precaución con reinos a los que no conocía en su totalidad.

"En ese caso será mejor ponernos en marcha, no será que tardamos demasiado con nuestros asuntos...." comentó el Lígator cruzándose de brazos.

Y no diciendo nada más, los dos contingentes se reunieron en uno solo antes de poner rumbo hacia una dirección en especifico, con los soldados de las tres facciones escoltando a ambos lados de este, y los vehículos humanos por detrás de las carretas que lideraban todo. No obstante, tras pasar unos minutos, entre ellos no tardó en comenzar las miradas de reojo por parte de los nativos, en especial la de los guardias de los reyes, observando con mejor detalle a los extraños seres de rostro plano que ahora los acompañaban.

Por un lado, los Lígators al igual que Na'Krox, se mostraron algo escépticos ante el hecho de que criaturas con tan poca masa pudieran vencer en el ataque de siete reinos juntos, incluso los Wargens u otras razas del mismo tamaño mostraban ser más fornidos, incluyendo también a las otras estirpes de Lagartos. Y aunque las armadura que tenían no parecía gran cosa, eran las armas que cada uno portaba lo que no terminaba de convencer a estos, careciendo de cualquier borde afilado o punsante, incluso su aspecto no demostraba ser un arma contundente, y la forma en que las sujetaban lo indicaba.
Aunque claro, eso sólo era bajo la perspectiva de los Lagartos de mayor tamaño.

Mientras tanto, los lobos antropomórficos tenían un particular interés en dichas armas de fuego, puesto que como algunos estuvieron presentes en la batalla de Hirelian, el hecho de tener algo que era capas de ejecutar a alguien con tan solo apuntarte, era un poder bastante tentador. Sin embargo, habían algunos de ellos que tenían su atención en otra parte, sobre todo uno en especifico, quien tenía su vista puesta sobre Carem, e inspeccionándo su curvulíneo cuerpo, una sonrisa de lado se formó en su hocico cuando sus ojos terminaron en el gran y redondo trasero de la susodicha mexicana, sacudiéndose de un lado a otro con cada paso que daba, incluso en esos pantalones militares.

Sin embargo, su disfrute pronto sería cortado de golpe, cuando al levantar la vista hacia un lado, encontró encontró Arnol viéndolo fijamente con una expresión tan fría como el acero de su arma. Ante eso, el guardia de Volguer rápidamente desvió la mirada, procurando simular no darse cuenta de nada.

Por su parte, el teniente argentino dejó salir un suspiro antes de inclinarse un poco hacia la bajita chica, y murmurarle lo acontecido, como resultado, esta obviamente se giró un poco hacia el canino, inflando las mejillas con evidente molestia mientras continuaba caminando. Ahora cambiando de atención, pronto los ojos del teniente se pasarían sobre cierto sargento, uno que por obvias razones era el que más apartado estaba de los seres antropomórficos, y dedicándoles una que otra mirada de desdén a dichas criaturas.

Sabiendo a qué se debía esto, Arnol apresuró un poco el paso, llegando hasta estar a la par con el otro oficial de rango menor.

"Hey, Alejandro" saludó Arnol, aunque recibiendo solamente una fugaz atención del contrario.

"¿Teniente?" respondió de forma neutra el venezolano, dejando tras de sí un silencio algo incomodó.

".... Al fin algo de aire libre, no?, uno ya empieza a sentirse algo encerrado en la base" volvió a intentar entablar una charla el argentino.

"Si usted lo dice...." al igual que la primera, la respuesta de este fue cortante y carente de entusiasmo, algo que provocó otro suspiro más en Arnol.

"Escucha, Alejandro.... Entiendo que lo de tu hermano todavía te afecta, pero-..." en esta ocasión intentó decir el teniente, mas no tuvo la oportunidad cuando el mismo sargento lo interrumpió con una pequeña risa sin gracia.

"Si lo que vas a decir es que debo ser fuerte, y esas cosas.... Con todo respeto, teniente, le digo que se abstenga de decir cualquier cosa relacionada. El capitán Evans ya me dijo lo mismo, y mi opinión sigue siendo la misma.... Sin mencionar que no puedo tomar mucho en cuenta a alguien que.... Tiene a uno de ellos en su escuadrón..." contestó de manera casi cortante el venezolano, llegando por un momento a molestar al contrario, pero rápidamente Arnol lo dejó pasar.

"Solo digo que no debes guardarte todo lo malo. Sí, lo de tu hermano fue por causa de un mal nacido, pero recuerda que él mismo se ofreció a intentar dialogar con ellos, incluso pese al peligro que eso también conllevaba" contrarrestó, pero lejos de convencer al sargento, este dejó salir un suspiro de resignación, antes de dedicarle finalmente una mirada.

"Si ya terminó, teniente, voy a adelantarme un poco al grupo...." dicho eso, el mismo soldado apretó su paso un poco más, adelantando así al contrario.

El argentino tras ver eso, bajó un poco la mirada mientras negaba con su cabeza. Aunque sabía que la actitud que este tenía ahora no era la adecuada para un oficial, esta también estaba justificada. El perder un hermano debe ser una experiencia horrible en todos los sentidos, y si Arnol estuviera en su lugar, si algo le llegara a pasar a Belén, él estaba seguro que su semblante sería el mismo ante los nativos, o inclusive peor.

-

El tiempo pasó, y poco a poco los soldados de la F.U.T habían empezado a mostrar sinónimos de aburrimiento, puesto que el estar caminando constantemente sin nada más que hacer, estaba empezando a poner ansiosos a algunos de ellos. Sin embargo, la llegada a un cerro puso la atención de todos en un nivel mayor, viendo como el camino por el que estaban transitando se dividía en dos cuando llegaban a cierta parte del trayecto, y siendo ahí cuando tanto la caravana de Volguer como la de Na'Krox se detuvieron, incitando a que todos los vehículos humanos lo hicieran también.

Acto seguido, ambos reyes bajaron de sus dos carrosas para mirar dicha separación que daba a dos direcciones opuestas. Acto seguido se giraron hacia los humanos, haciendo una seña con la mano para que los dos oficiales a cargo de sus grupos se acercaran.

"Hasta aquí nuestros caminos se separan, por un lado se va hacia Luztria, y el otro los llevará a Tarzgovania. Será bueno saber quién acompañará a quien" comentó Na'Krox, seguido de dirigirse nuevamente a su transporte, haciendo otro ademán con su enorme mano para que se reanudara el viaje.

"Bueno, supongo que nos veremos luego, Vargas. Buena suerte" se despidió Arnol, estrechando rápidamente su mano con la del contrario.

"Lo mismo digo, espero que no tengan muchos problemas hacia donde van" contestó el nombrado, antes de girarse hacia sus propias fuerzas, y disponerse a marcharse.

Arnol por su parte, se quedó por un momento viendo como el resto de grupo se alejaba de a poco, al mismo tiempo oía a su propio contingente continuar el viaje por detrás suyo, pero en eso, sintió como alguien le tocaba uno de sus costados. Y bajando su vista, se percató de que evidentemente se trataba de Smolder, la cual estaba con sus brazos cruzados viendo a la misma dirección que él.

"¿Crees que les valla a ir bien?" en eso preguntó la susodicha chica dragón, girando su atención al soldado humano con una de sus cejas levantada.

"No sabría que decirte. Por mi parte espero que todo sea acorde a lo planeado, aunque mayormente espero que sierti sargento no haga algo demasiado estúpido por su rencor" respondió el humano, volviendo a poner su vista en el grupo ya alejándose.

"¡Teniente, tiene que venir, rápido!" en eso anunció uno de los soldados, captando así la atención de los dos individuos.

Ante eso, estos se intercambiaron miradas antes de disponerse apresurar sus pasos hacia el frente de la caravana, misma que parecía haberse detenido por algún motivo. Acto seguido, mientras los dos se apresuraban al frente, pronto Arnol se daría cuenta de que hasta el rey Volger se había bajado de su carrosa, estando ahora adelante discutiendo fervientemente con al parecer un recién llegado, lo supo por el Caragor en el que estaba montando, pero lo que de verdad llamó su atención, fue que este resultaba ser Janna, motivo por el que ahora supo por qué no la había visto en todo momento.

"¡Nuestra guarnición está haciendo todo lo posible por retenerlos, pero su moral no parece flaquear, sin importar cuantos de ellos caigan. Si no hacemos algo ya, la ciudad caerá!" exclamó la Wargen de pelaje rojo, dejando a un gobernante atónito por las noticias dadas.

"¡Rey Volguer, cual es el problema ahora?" llegando hasta los hechos, el Argentino preguntó, levantando un poco las cejas cuando reconoció a Janna.

"Los Urzar.... Esos malditos salvajes tuvieron la osadía de atacar a nuestra ciudad principal!!" contestó con auténtica frustración y enojo el lobo antropomórfico, a la vez que cerraba sus ojos y apretaba los dientes.

"¿Atacando la ciudad.... Osea, el reino del que procede?" otra vez preguntó el teniente, mirando a los dos lobos, y frunciendo el ceño con sorpresa.

"¡¡Que hay del General Vytrus?, dime que al menos él está sosteniendo la moral de nuestras fuerzas!!" volvió a exclamar el gobernante, dejando por un momento al humano con la duda.

"Desafortunadamente él.... Cayó en convate glorioso, intentando reclamar la vida de su líder" respondió la guardia, bajando la cabeza con un poco de tristeza.

"¡¿Su líder, Vytrus era uno de mis mejores generales interinos, qué líder podría tener la fuerza suficiente para vencerlo?!" la incredulidad era notoria en el rostro de Volguer, llegando a pensar que la fémina le estaba jugando una broma.

"Ése es el problema, su alteza. No es un líder ordinario quien comanda a los barbáricos Urzar.... Sino que no es nadie más que el mismo Rognar!" si antes el rostro del rey era de impacto, la sola mención de ese individuo casi lo había puesto en shock, algo que claramente el humano había notado mientras fruncía un poco el ceño.

"Ahora veo porqué decidieron directamente atacar la ciudad.... Veo que el saquear y destruir pequeñas aldeas ya no es suficiente para ti, verdad Rognar?" preguntó Volguer a nadie en particular, bajando la cabeza ya con una sonrisa de derrota.

"¡Su majestad, no se deje llevar por la noticia, si se da prisa podremos llegar. Su presencia sería un gran empuje en la moral de nuestras tropas!" trató Janna de convencer al contrario, pero la expresión del mismo cambió a uno de enojo.

"¿Cuanto tiempo te tomó llegar hasta aquí?" en eso preguntó el rey, confundiendo un poco a la guardia.

"¿C-como dice?" devolvió la pregunta la loba antropomórfica.

"¿Que cuanto te tomó llegar hasta aquí, soldado?" volvió a preguntar el gobernante, alzando el tono de su voz para poner más atenta a la fémina.

"A-alrededor de cinco horas.... Prácticamente el ataque fue hace unas tres horas después de que se fue" respondió Janna, casi empezando a entender lo que su rey le estaba diciendo.

"Cinco horas te tomó llegar hasta aquí, y ahora cinco más para regresar. Para ese entonces es posible que la ciudad esté devastada.... Maldito seas Rognar, pareciera que esperabas a que me fuera!" exclamó Volger, apretando tanto sus dientes como sus puños con impotencia.

"Ehhh.... Si me permiten decir algo-..." en eso estuvo por sugerir Arnol, mas no esperó que el lobo rey le contestara de forma tan brusca.

"¡¡¿AHORA QUE QUIERES?!!" el grito del Wargen había puesto un poco en alerta a tanto los soldados de la F.U.T como a su escolta personal, mientras que Arnol después de la alterada respuesta del contrario, pronto su expresión lentamente fue cambiando a una enojo en advertencia.

Volguer al percatarse de eso, al instante cerró sus ojos mientras dejaba salir un suspiro para intentar tranquilizarse, incluso en la angustia que sentía ahora.

"Lo siento.... Que intentabas decirnos?" pidió el gobernante, aunque todavía conservando una expresión de malestar.

"Estaba por decir; que no sería necesario cinco horas para llegar, cuando podríamo hacerlo en una...." propuso el teniente, haciendo que al instante sintiera las grandes manos del contrario tomarlo de los hombros, y sacudiéndolo un poco.

"¡¿De verdad, de verdad podremos llegar ahí en una hora?!" preguntó Volguer tres incrédulo y exigente, sacudiendo un poco más al humano.

"Sí, podemos.... Ya sé olvidó de esos vehículos que tenemos con nosotros?, ellos son capaces de recorrer grandes distancias en un tiempo recor. Si usted quiere, podríamos llevarlo en uno de ellos, w ir directamente a Tarzgovania. El problema es que su caravana se quedaría atrás" mencionó el oficial, quitándose respetuosamente las manos del contrario, seguido de señalar a los tres transportes blindados que los acompañaban.

El rey por un momento dudó ante la idea de separarse de su escolta y quedarse sólo con estos seres, sin mencionar la expresión de sus propio guardias que tampoco se sentían muy cómodos por la idea. No obstante, el tiempo que tenían era escaso por decir lo menos, así que aunque Volguer quisiera, no podía darse el lujo de dudar ahora mismo. Así que tornando su expresión a una decidida, el gobernante dio un asentimiento con su cabeza.

"¿Donde me subo?" preguntó con seguridad el lobo antropomórfico, a lo que Arnol no puso evitar dar una sonrisa de lado, seguido de hacer un ademán para que este lo siguiera.

"¡Pérez, tendrás que ir en el T.P.C, llevaremos al rey Volger nosotros mismos!" anunció el líder del grupo humano, al mismo tiempo que se acercaba al transporte de tropas con el supuesto gobernante siguiéndolo de cerca.

Sin embargo, uno de sus oficial se puso en frente de su rey, mostrándose evidentemente preocupado por la decisión que el mismo estaba tomando.

"¡Su majestad, está seguro que quiere ir sólo con esta gente?, quien sabe si podrían, no sé.... Tomarlo de rehén" preguntó el susodicho Wargen, susurrando para ellos dos la última frace. Pese a eso el gobernante no le dio mucha importancia.

"¡Ustedes lo vieron, si quisieran tomarme de rehén, no les costaría nada en hacerlo ahora. Y dadas como están las cosas, no puedo arriesgarme a llegar tarde con nuestra ciudad bajo ataque!" el tono de este dejaba en claro que no le importaba que otros lo escucharan.

Sin embargo, el oficial insistió en que su rey no se expusiera así a un posible riesgo, mas sus palabras no fueron escuchadas, viéndose como tanto Arnol como Volguer llegaban al transporte, mismo que ya tenía la compuerta trasera abierta para el ingreso de cualquiera. Pero sin que ellos se hubieran dado cuenta, una persistente loba de pelaje rojizo ya los estaba siguiendo, e interviniendo cuando el oficial Wargen estaba por impedir de forma directa que su rey se subiera a esa cosa de metal.

"No se preocupe, capitán, si le hace sentir más tranquilo, yo acompañaré a su majestad en el viaje a Tarzgovania" ante esas palabras, el Argentino, y el gobernante se giraron hacia la guardia, quien por un momento se encogió bajo la mirada de ambos líderes.

"Digo.... De otra forma, el capitán seguirá insistiendo, mi rey" añadió Janna, formando una sonrisa nerviosa.

Silencio fue lo que esta recibió por parte de los dos varones, incluyendo también una mirada mutua entre los mismos. Acto seguido, negando con su cabeza de mala gana, Volger procedió a subirse como podía al transporte blindado, mientras que el P.D.D se frotaba un poco las sienes con molestia.

"Braznov, acompaña a Pérez en el T.P.C...." terminó diciendo Arnol, cosa que tan pronto suborden fue dicha, otro soldado salió del vehículo antes de dirigirse al enorme camión blindado, pero no sin antes dedicarle una mirada de molestia a la chica lobo.

Ante eso, Janna emitió una risa nerviosa, seguido de subirse ella misma junto a su rey. Acto seguido, la compuerta del blindado se cerró automáticamente de abajo hacia arriba, sorprendiendo por un momento al par de pasajeros nuevos como a los Wargens de afuera. Y por dentro del pesado transporte, rey y guardia vieron a los soldados de la F.U.T que estaban acompañando, dedicándoles a ellos dos miradas serías y carentes de emoción, motivo que incitó a Janna para saludarlos nerviosamente sacudiendo una mano.

Para ese entonces, por fuera cada uno de los soldados ya se encontraban listos para apresurarse, siendo Arnol el último en subirse, o eso pensaba, cuando el mismo capitán Wargen se paró al lado de su puerta, captando la atención del dichoso latino.

"Asegúrense de que nuestro rey llegue con bien a Tarzgovania" pidió el antropomórfico, apoyándose con una mano en el vehículo blindado.

"Le doy mi palabra de que en donde está, nada podrá tocarlo. Ustedes por otro lado, traten de llegar tan rápido como puedan. Nos veremos allá!" dicho esto, el teniente subió el vidrio reforzado de la puerta.

Acto seguido, para la impresión de la escolta de Volguer, todos los vehículos dieron marcha a una velocidad que no era acorde al tamaño de las enormes carrosas de metal, dejando tras de sí una estela de polvo que se elevaba conforme el contingente se alejaba rápidamente. Ahora, lo único que quedaba era llegar a tiempo, tratando de no pensar en los eventos que se daban a cabo en la ciudad.

***************************

[Ciudad de Tarzgovania]
[Treinta minutos después]

El sonido de las espadas chocando inundaban toda la planicie, acompañando también los gritos de guerra que cada individuo emitía en su confrontación. Y en las bastas murallas que protegían la ciudad era donde se desataba la mayor lucha, con las flechas que de vez en cuando volaban hacia los atacantes por debajo, mientras que altas escaleras se mantenían acopladas a los ya mencionados muros, permitiendo el ascenso de los enormes invasores por sobre estos.

Los pocos soldados defensores hacían todo lo posible por evitar eso, incluso la milicia compuesta mayormente de civiles se unían a la guarnición. Sin embargo, la fuerza mayor de los Urzar obviamente más grandes que ellos comenzaban a abrumarlos, viéndose como algunos bárbaros sacaban volando a un Wargen con un golpe de martillo, o partidos a la mitad por sus enormes hachas y espadas. Por otro lado, como si eso no fuerza suficiente, desde las grandes puertas se escuchaban los fuertes golpes de algo contundente embistiéndo desde afuera, y es que un rústico, pero efectivo ariete era movido de adelante hacia atrás con cada impacto del enorme tronco contra la puerta.

Otro grupo de soldados y milicianos también estaban ellos uniendo sus propias fuerzas a los bloqueos para empujar dicho umbral, con la intención de evitar todo lo que podían la tan ansiada apertura. Mientras tanto, detrás de ellos un contingente de lanceros yacían preparados con sus largas armas, listos para recibir a cualquier hombre o mujer Oso si las puertas cedían.

De regreso a las murallas, un Wargen de armadura un tanto más adornada se precipitó contra uno de los Urzar que lograron subir las murallas, esquivando los poderosos tajos de esa enorme hacha. Acto seguido, mientras desviaba con algo de dificultad otro golpe del contrario, aprovecho la apertura para darle un fuerte golpe con la empuñadura de su espada en el rostro al Oso de aspecto nórdico.
Aún así, recuperándose de la contundente lesión tras dar un paso atrás, el mismo guerrero urzino levantó su arma para aplastar a su contrincante.
Acción que claramente el aparente oficial aprovechó para deslizarse por entre las piernas del contrario, y antes de que se diera vuelta, clavar su espada en la espalda del Vikingo Urzar.

Entre la mezcla de un rugido, y un grito de dolor, aunque dado su tamaño, el Oso forcejeó un poco con el Wargen todavía clavando su arma, para luego girarse como pudo e intentar darle otro tajo con su herma. Sin embargo, reaccionando más rápido, el oficial se agachó para evitar el ataque, mientras retiraba su espada nuevamente, solo para que antes de lo que el contrario pudiera evitar, realizar un rápido corte en el cuello del bárbaro, degollándolo en el acto.

Ahogándose en su propia sangre, el Urzar se llevó las manos a la mortal herida, dando unos pasos hacia atrás mientras trataba inútilmente de respirar. Pero sólo fueron necesarios unos minutos para que la vida del Urzar abandonara su cuerpo, terminando así desplomándose de espaldas en el suelo.

Jadeando en aparente agotamiento, el lobo antropomórfico miró a sus soldados todavía combatiendo, pese a sus números decayendo con cada muerto.

"¡Sigan luchando, la ciudad no caerá hoy!" exclamó tan fuerte como pudo, aunque al no ser un general, sus palabras no animaron de sobre manera a la moral ya menguante de sus compañeros. Incluso a él le costaba creer en lo que decía.

Soltando una maldición en silencio, procedió a dar otro grito de desafío mientras se lanzaba al siguiente guerrero enemigo.

Mientras tanto, en una zona algo apartada de entre el gran ejército de Urzars, había uno de ellos que se encontraba observando la confrontación, destacando también por sobre los demás por su tamaño levemente mayor al resto, la experimentada mirada mirada sin perturbación del enorme Oso, conseguida tras las numerosas batallas libradas anteriormente, y la armadura que claramente diferente a las de sus guerreros. El supuesto luego líder dejó en el suelo su viejo martillo de piedra congelada con una de sus mano apoyada en la punta del mango, manteniéndose con una mirada analítica sobre las murallas, como si esperara una oportunidad para asestar otro golpe más a la ciudad.

Pero en eso, el comentario de uno de los soldados captó por un momento su atención, aunque no girara su cabeza para verlo.

"Bueno, hay que darles algo de crédito.... De verdad que se empeñan en defender su ciudad" un Oso de pelaje marrón oscuro se cruzó de brazos con una sonrisa divertida, generando algunas risas de otros.

"Pese a eso, solo será cuestión de tiempo para que la primera linea los aplaste, o que la puerta caiga. De una u otra, están perdidos" agregó otra de los guerreros, una Urzar de pelaje blanco, y pinturas tribales en gran parte de su cuerpo, hasta en sus cubiertos pechos.

Habiendo oído las palabras de dos de sus mejores guerreros, no se movió de su posición, confundiendo un poco a sus vasallos de que su líder estuviera tanto tiempo de forma estoica, cuando antes de llegar, él parecía ser uno de los que más ancianas esta contienda, pero por algún motivo, ahora hasta parecía algo desilusionado el enorme Oso humanoide, incluso pese a la idea de estar a nada de saquear una de las más grandes ciudades de Tarzgovania, y hacerse con grandes cantidades de riquesas y esclavos.

"Gran Rognar, parece poco desinteresado.... No le alegra que finalmente consigamos saquear la más gran ciudad de los Wargens?" preguntó otro de su guardia personal, cosa que dejó por un momento en silencio al susodicho Jarl.

"No está aquí...." fue la única respuesta del gran Urzar, con una voz grave y levemente rasposa, no aclarando las dudas de los demás.

"¿Como dice...?" volvió a preguntar otro del grupo.

"Volguer.... Él, no está aquí...." respondió ya claramente Rognar, provocando diferentes reacciones en los que lo oyeron.

"Seguro?.... Es la gran ciudad donde rige ese rey la que estamos tomando!" discutió el primero que había comentado, apuntando al castillo a la distancia de las murallas.

"Aunque también es por eso mismo que no sería una gran sorpresa si el cobarde optara escapar para salvaguardar su linaje" continuó la Urzar femenina, escupiendo en el suelo en señal de desdén.

No obstante, había algo que no cuadraba en lo que sus guardias estaban ahora discutiendo sobre la ausencia del gobernante, como si hubiera algo de lo que ellos no estaban enterados todavía. Girando su cabeza hacia un lado suyo, encontró el cadáver del que sería el gran general interino que había comandado las fuerzas defensoras de la ciudad, el mismo que había intentado asesinarlo por sorpresa en medio de la inicial refriega. Un acto tonto, sí, pero a la vez muy astuto, después de todo, muchas veces era necesario cortarle la cabeza a la serpiente para que el cuerpo muriera. Sin embargo, por que los Wargens no lo hacían?, con su general muerto, y su rey posiblemente ido, sería más que suficiente para que la voluntad de la guarnición se quebrara.

Pero los pensamientos del Jarl pronto serían interrumpidos, cuando logró divisar una flecha en lo alto que se dirigían hacia él. Lejos de sentirse amenazado, el enorme oso antropomórfico no se movió de su lugar, y solamente esperó a que dicho proyectil llegara a su posición, solo para que justo antes de que lo tocara, la mano/garra del mismo rápidamente atrapó la flecha sin el más mínimo esfuerzo a centímetros de su rostro, mirándola luego con detenimiento antes de simplemente dejarla caer al lado suyo.

En las murallas, un oficial Wargen había maldecido por dentro mientras soltaba la ballesta que había disparado la aparente flecha, notando como el mismo líder enemigo ni siquiera se había inmutado tras haber evitado su 'muerte'.
Mirando luego a cada lado, el oficial contempló con impotencia los últimos vestigios de su inminente derrota. Soldados como milicianos muriendo en cada rincón de las murallas, más Vikingos Urzar adentrándose por las escaleras, sacando por los aires de un solo golpe a las unidades de proyectiles. Las grandes puertas que ya estaban por caer, viéndose como los maderos que constituían el bloqueo ya estaban quebrándose con cada golpe del ariete. Al parecer finalmente todo había acabado, por lo menos habían resistido lo más que podían, frente a un enemigo que era evidentemente más fuerte que ellos, nadie podría decirles que no lo habían intentado.

Alzando la mirada hacia el cielo, el oficial contempló por última vez el cielo de su patria, cerrando los ojos mientas que un guerrero urzino más se acercaba lentamente por detrás suyo, dispuesto a ponerle fin antes de ver a la gran ciudad arder.

Por el lado de los Urzar, Rognar cerró los ojos, puesto que ya estaba hecho, su más grande saqueo se daría este día, y su gente regresaría a sus tierras como reyes.... O eso es lo que habrían querido.

De pronto, un especie de sonido desconocido comenzó a escucharse en la lejanía, generando un eco que poco a poco recorría el campo de batalla, a los oídos de algunos guerreros urzinos, y volviéndose cada vez más fuerte a cada segundo.

(N/A: recomiendo la reproducción de "AC DC Thunderstruck" para una mejor ambientación de escena)

A tal punto fue el sonido, que llegó a incluso captar la atención de varios oyentes, en especial la de Rognar, quien logrando predecir la procedencia de este, se giró hacia el busque que tenían detrás suyo. Y no fue hasta que se oyó el sonido de una rama rompiéndose fuertemente dentro de la basta arboleda, y unas aves volando lejos cuando más guerreros Urzinos se giraron en la misma dirección, sólo para que ante la enorme sorpresa de estos, del bosque emergiera el enorme TPC blindado tirando algunos de los árboles, y sacando volando varias ramas.

Los osos antropomórficos que espectaron a la 'bestia' salir, pronto oyeron una estruendosa bocina ser emitida por el vehículo hacia el ejercito mediante se precipitada hacia ellos. Por puro instinto, todos los que estuvieron en el camino rápidamente se apartaron tan como pudieron, incluso algunos saltando hacia un lado, dejando así pasar al enorme camión, al mismo tiempo que por detrás de este lo seguían los otros dos vehículos que traían al resto de íntegra humanos.

Los que luchaban en las murallas también detuvieron su contienda, tomándose un tiempo para contemplar con asombro a lo que se aproximaba hacia las murallas. No obstante, en vez de impactar contra el muro, el TPC dio un giro para quedar de lado a dicha muralla, pero dejando el paso libre al resto de transportes. En especial al de tropas, que girando a la misma dirección del camión, siguió de largo hacia las escaleras que acceso por sobre el muro de piedra, rompiendo a la mayoría de estas mediante las chocaba, y por ende haciendo caer a los Urzar que todavía estaban escalando.

No acabando ahí, el vehículo blindado continuó su camino hasta el rústico ariete en la gran puerta. Por ende, los guerreros que estaban en este no dudaron en abandonarlo para ponerse a salvo, al mismo tiempo que el transporte lo desarmada con tan solo una embestida bien dada.

Atónitos a lo que estaba pasando, los Urzars se quedaron parados sin saber que hacer, incluso algunos mirándose entre ellos para encontrar una respuesta a como debían actuar frente a lo que tenían en frente. Por otro lado, Rognar se dispuso a adelantar a sus guerreros junto a su guardia personal para ver mejor a los recién llegados. Y fue justo ahí cuando el transporte de tropas realizó un giro que ponía un poco en duda el tamaño del mismo, antes de regresar junto al TPC y Humvee en el que estaban Arnol y sus amigos.

Acto seguido, las puertas traseras del blindado se abrieron, del mismo que obviamente descendieron varios soldado de la F.U.T, formando una fila frente a las murallas de la ciudad, todos equipados con su propia armadura, y exoesqueleto equipado a los brazos y piernas de dichos soldados humanos. Pero como si eso no fuera suficiente, la vista del rey Volger alertó un poco a los Vikingos Urzinos, quienes al instante comenzaron a apuntarle y exclamar entre ellos. Claramente algunos sonrieron con malicia antes proceder mostrar intensiones hostiles contra él, acción que al instante fue detenida tras ver la imagen de cierta pequeña chica dragón que también bajó de uno de los vehículos, incluso haciendo que retrocedieran con evidente temor.

Smolder por su parte, dejo salir un pequeño suspiro tembloroso mientras se abrazaba a sí misma por el frío, seguido de poner su atención sobre los enormes osos del otro lado, sonriendo un poco con gracia ante un posible recuerdo.

"Je.... Se ve que los Urzars no han cambiado nada en estos cientos de años" comentó la misma shortstack, solo para luego escucharse el sonido de unos parlantes siendo conectados a un micrófono.

Y eso se debía a que Arnol tenía un dispositivo de radio en una de sus manos, el mismo que luego acercó a su boca antes de oprimir uno de los botones y disponerse a hablar.

"¡Ejército Urzar, les habla el Teniente Arnol Torres. Esta ciudad está ahora bajo la protección de las Fuerzas Unidas de la Tierra, por lo que se les exige retirar sus fuerzas y detener cualquier acción hostil contra los Wargens del lugar. Cualquier conflicto que tengan, podríamos arreglarlo de manera pacífica, y con nuestro apoyo.... De lo contrario, nos veremos obligados a responder de la misma forma!" exclamó el oficial humano, bajando el dispositivo mientras se quedaba viendo de manera expectante a la facción contraria.

Y hablando de ellos, cada oso antropomórfico no daba crédito a lo que sus orejas estaban escuchando. Unos extraños seres habían llegado de quién sabe donde, trayendo consigo al mismo rey lobo, y ahora les estaban demandando con un pequeño puñado de lo que para ellos resultaron ser soldados de algún tipo, que se fueran del lugar como si nada. Eso más que convencer a los Urzars, los estaba haciendo enojar de cierta medida, llegando a algunos a amenazar con cargar contra los recién llegados.
Rognar por su parte, tenía un ceño fruncido al igual que sus mejores guerreros, mas no era por enojo o algo parecido, sino por la confusión de no saber con lo que estaban tratando.
Quienes eran esta gente, por que la Devoradora de Infernales estaba con ellos?, pese a saberse que la misma había sido aprisionada en alguna parte de Hirelian. En eso, el solo pensamiento de dichas tierras hizo que los ojos del enorme Oso se abrieran con sorpresa al recordar un evento que se estaba hablando en boca de varias aldeas, sobre la aparición de los Dioses, o una especie de seres que habían aplastado con unos pocos a un gigantesco ejército de los demás reinos. En eso, la expresión de Roganr se contorcionó en una sonrisa, que pronto dejó pasar a una pequeña risa, llamando la atención de algunos.

"Al parecer esto se puso interesante...!" comentó un entretenido Jarl, dando un par de pasos al frente con su martillo en mano.

Todos los soldados Urzar al parecer entendieron lo que se avecinaba ahora, motivo por el que todos se prepararon para el inminente combate, emitiendo risas entre ellos conforme desenfundaban sus armas. Esto obviamente fue visto por cada uno de los que venían a ayudar a los lobos, quitando el seguro de sus armas por su las dudas las negociaciones no llegaban a un punto esperado.

"¡Repito, retiren su ejército o-...!" el argentino no tuvo la oportunidad de repetir su advertencia, cuando vio como el que sería el líder levantó su martillo con dirección a sus fuerzas, antes de verse como el pequeño ejército de osos iniciaba una carga contra ellos.

"Mierda.... Todos listoooos!" ordenó el teniente, saliendo del vehículo, y apuntando su fusil hacia la muchedumbre de Urzinos que se precipitada hacia ellos.

El resto de integrantes también acataron la orden, quitando seguros, y jalando percutores para dar paso a la munición paralizante. No obstante, de manera astuta, Smolder se puso en frente de todos los soldados de la F.U.T, antes de dar una buena inhalada, llegando incluso a expandirse un poco su pecho, solo para luego expulsar una llamarada de fuego azul por en frente de los hostiles, quemando el suelo en un barrido de izquierda a derecha, y creando un muro ardiente que detuvo el avance de todos ellos. Sin embargo, hubieron algunos que tuvieron la suficiente osadía para atreverse a cruzarlo, incluso cuando parte de su pelaje y ropa se quemó por el camino.

Y quién había sido el que se atrevió a cruzarlo?, pues nadie más que el mismo Rognar, acción que tampoco fue exclusiva de él, cuando el resto de sus mejores soldados lo siguieron, además de algunos otros más. Acto seguido, estos realizaron la carga por ellos mismos, precipitándose sin miedo al nuevo enemigo.

Los humanos viendo ahora que tenían que lidiar con sus adversarios de manera más llevadera, rápidamente prepararon sus armas, y sin dudarlo comenzaron a disparar contra estos. El resultado en parte fue el esperado, algunos se detuvieron en seco mediante la electricidad de las balas paralizantes hacían efecto en su sistema nervioso. Eso claramente fue una sorpresa para los Urzar todavía en trayectoria, siendo que en ningún momento habían visto los proyectiles llegar a ellos, sólo un sonido estridente, y una luz algo azulada siendo emitida por esos extraños bastones.

Por otro lado, hubieron excepciones, siendo que algunos de ellos mostraron una buena resistencia a la electricidad, pero sólo hasta sierto número de impacto. También un evidente problema fue el hecho de que algunos levantaron sus escudos a tiempo para bloquear los imperceptibles proyectiles, pero no duraba por mucho, siendo hasta ser obligados a soltar dicho bloqueo cuando la misma electricidad fue demasiada para sostenerlo. Aún así fue suficiente para que algunos pudieran llegar a su objetivo.

Los soldados de la F.U.T que fueron intentados ser golpeados por los guerreros Urzinos, rápidamente reaccionaron usando la modalidad de salto de sus exoesqueletos para apartarse de la trayectoria y evitar el golpe. Sin embargo eso no detuvo a los antropomórficos para perseguirlos.
Por su parte, Rognar, que había resistido la mayor cantidad de balas paralizantes cubriéndose con sus brazos, levantó su prominente martillo, con la intención de aplastar a Smolder con él, cosa que ágilmente ella evitó esquivándolo, viéndose como la contundente arma impactara contra el suelo, generando así un pequeño, pero visible cráter por la mira fuerza del individuo, además de hacer retumbar levemente el suelo.

Eso no detuvo al Jarl para volver a intentar asestar un golpe contra la Shortstack, balanceando su martillo en diferentes direcciones, y de manera experimentada, aparte de generar una pequeña corriente de viendo en cada golpe errado. La dragona por su parte, en todo momento se mantuvo esquivando los ataques de su advertencia, su tamaño mucho menor le daba una clara ventaja en los se refería a velocidad. Pero la fuerza de la misma otra vez desmintió su pequeño tamaño, viéndose como en una ocasión la chica dragón aprovechaba una grieta en la defensa del veterano oso vikingo, realizando un golpe con todo su cuerpo como si de una bala de cañón se tratara. Rognar, quien pudo divisar por muy poco las intenciones de la contraria, se logró troteger con sus brazos otra vez, aunque la fuerza del choque lo hizo arrastrar los pies unos seis metros hacia atrás.

Un pequeño vapor, junto a un moretón se pudo ver en la zona donde Smolder realizó su golpe, motivo por el que el líder Urzar se quedó en la misma posición, antes de bajar los brazos, mostrando una sonrisa complacida en su rostro.

"¡No esperaba menos de la Devoradora!" comentó Rognar, regresando a su postura estoica.

"¡Tú tampoco lo haces mal, otros Urzar se habrían roto con ese golpe!" respondió la pequeña luchadora, sonriendo de lado ante el hecho de poder divertirse un poco más.

"¡Es por eso que a mi me llaman Rognar PielHierro, dado que todavía no hay arma que pueda dañarme gravemente. Y al parecer, ni siquiera una de los cinco Dragones Ancestrales!" volvió a comenzar el Urzar, preparándose para otro intercambio de ataques.

"¡Subestimar a los míos tiene un precio caro!" ahora advirtió la supuesta dragona, formando una sonrisa de dientes afilados mientras algo de fuego azul brotaba por las comisuras de su boca.

No obstante, justo cuando la misma fémina se había lanzado contra el líder de los osos, una mano la tomó del hombro, detienéndola de golpe, y haciéndola levantar un poco las piernas hacia adelante por el impulso no detenido. Acto seguido, giro su atención hacia el dueño de dich extremidad, resultando ser Arnol quien la detuvo para la consternación de la misma.

"¡Awwww, ahora que quieres, no vez que me estoy divirtiendo aquí?!" la expresión de esta instantáneamente había cambiado de una amenazante, al de casi una niña, incluso notándose como apretaba los puños de manera caprichosa, y dar un pisotón con un puchero, algo que en cierto modo impresionó a Rognar, puesto que se sabía que pocos, o nadie podía negarle algo a un Dragón Ancestral, y este ser la había detenido sin recibir un castigo por parte de la misma.

"Smolder, mira!" en eso dijo el teniente, girando su mirada hacia el muro de fuego, del cual más Urzars estaban pasando a través de él, pese a las visibles quemaduras.

"La mayoría del pelotón están lidiando cuerpo a cuerpo contra los demás. Solo hay dos que siguen disparando, y las palas paralizantes no serán suficientes para parar a tantos, eres la única que puede hacerse cargo de eso. Yo te relevo aquí" contestó Arnol, poniendo su atención en el expectante Rognar.

"¡Awww, pero es que justo ahora-....!" trató de quejarse otra vez la shortstack, dejando colgar sus brazos de forma desanimada, pero al instante siendo interrumpida por el humano.

"¡Te lo compensaré luego, ok?, has caso y pediré que te den de esas hamburguesas completas en la base!" Arnol frunció el ceño mientra rodaba los ojos hacia un lado por la actitud de esta.

"¡Hecho!" fue la respuesta de la chica dragón, para luego como si ahora el Jarl frente a ellos tuviera poca importancia, acelerar hacia los Urzars que tenían la intención de apoyar al resto de invasores.

Rognar no negaría que le molestaba de cierta manera la forma en que este sujeto interrumpió su gloriosa batalla con la Devoradora, e hizo que cambiara de objetivo como si nada. Pese a eso, también sentía curiosidad por el mismo motivo. Tal era el poder de estas criaturas como para 'someter' a un Dragón Ancestral a su voluntad?.
Acto seguido, viendo como la shortstack colisionaba contra el resto de Urzars, Arnol centro su atención al enorme oso que yacía ahora acercándose a paso calmado.

"Me sorprende que tengas a una de ellos bajo tu mando.... Me gustar saber tu nombre, criatura!" demandó el contrario, sujetando con firmesa su martillo.

"¿Importa....?" contestó cortante el teniente, apuntando ya su rifle contra el Jarl.

"Hm.... Supongo que no..." sonriendo por lo directo del humano, apenas terminando de hablar, al instante se lanzó en su encuentro con el oficial de la F.U.T.

Arnol abriendo sus ojos en aparente sorpresa, reaccionó lo suficientemente rápido como para realizar su salva de proyectiles no letales hacia el otro líder, quien tal como la anteriores veces, solo le bastó levantar sus brazos para proteger sus zonas más vulnerables ante la electricidad que ya sentía recorrer sus brazos. Sin embargo no fue suficiente para frenar la arremetida del Vikingo Urzar.

Mientras tanto, corriendo por en frente de las murallas, Volger y Janna se aproximaron prontamente hacia las grandes puertas del muro, girando su atención de vez en cuando a la confrontación. Y decir que era absurdo tal vez era quedarse corto, los humanos literalmente estaban casi igualando en lo que se respecta en fuerza a los enormes osos antropomórficos, algo que sería imposible, superándolos únicamente en agilidad por ser evidentemente más pequeños. Incluso viéndose como en esa ocasión, el que sería David, frocejeaba con uno de los guardias de Rognar, antes de que dicho oso se lo quitara de encima e intentara dar un tajo en diagonal contra el mexicano, pero este respondió aproximándose lo suficiente para esquivar el ataque, y aprovechando la fuerza hecha del contrario, forzar increíblemente todo el pesado cuerpo del Urzar sobre su espalda, y terminar azotándolo contra el suelo.

En otra, viendo a batirse en duelo con la Urzar hembra, intercambiando golpes y tajadas, puesto que al no tener el tiempo suficiente para recargar su arma, la bajita de mechón azul procedió a utilizar su cuchillo de combate, de una forma tan fluida que aveces a la contraria le costaba seguir.

Pero pronto la atención del gobernante sería puesta nuevamente en su sitio, cuando una enorme hacha pasaba a centímetros por delante de ella, y se incrustaba en la muralla al lado suyo. Girando su vista al perpetrador de su casi asesinato, vería a uno de los agresores que anteriormente había tenido hachas duales, preparándose para hacer un nuevo intento. Más no lo conseguiría gracias a uno de los soldados en exoesqueleto disparando una salva de balas paralizantes contra él.

"¡Su majestad, por aquí!" en eso exclamó Janna, haciéndole una seña mientras estaba frente a la puerta casi tirada abajo.

Ante eso, el lobo rey apresuró sus piernas, terminando así llegando al umbral de su ciudad, para luego dar unos rápidos golpes contra esta, aún habiendo grietas lo suficientemente grandes como para asomarse al interior.

"¡Abran las puerta, lo demando!" exclamó el Wargen, a lo que con algo de cautelar, uno de los que mantenían la puerta cerrada se dejó ver por una de las grietas, abriendo sos ojos con impacto cuando se encontró al regente.

"¡R-rey Volguer, pensábamos que todavía estaría en Hirelian!" comentó el guardia de la puerta, llamando la atención de sus otros compañeros tras mencionar el nombre del noble.

"¡Hubo un cambio urgente. Abran estas puertas, necesito apoyar a mis tropas!" volvió a exigir Volguer, cosa que al instante todos comenzaron a quitar los bloqueos tan rápido como pudieron, seguido de abrir la enorme puerta doble, aunque casi cayéndose la izquierda por el daño que habían recibido.

El rey, viendo las tropas que todavía yacían custodiando la puerta, rápidamente giró su atención por sobre las murallas, presenciando como la batalla antes detenida por su llegada ahora volvía a estar en auge, o más bien dicho, lo sobrevivientes que quedaban hacían lo que podían por mantener la posición, entre ellos, el oficial liderándolos.

"¡Suban a las murallas y presten apoyo a esos hombres!" ordenó el gobernante, desenfundando su propia espada y apuntando con ella a dicha dirección, pero ganándose miradas confusas de los soldados y milicianos.

"¡Pero su majestad, y la puerta?!" preguntó en que había recibido al noble Wargen.

"¡Ya no importa, las fuerzas aliadas están repeliendo a cualquiera que intente pasar. Nosotros haremos lo mismo en las murallas!" contestó Volguer, adelantando a sus soldados.

Estos claramente supieron a lo que su rey se refería, por lo que tomando cualquier arma que tuvieron a la mano, rápidamente se sumaron a los lanceros que se ponían a la par con el roy y su guardia personal. Por ese motivo, dicho lobo miró detrás de él para ver a sus fieles soldados, antes de levantar su espalda y prepararse para el grito de guerra que seguiría.

"¡¡POR LA HELADA GLORIA DE NUESTRA TIERAAAAAAAA!!"

______________________________

Buff.... Bueno chicos, acá el siguiente capítulo de esta gran historia que parece no parar de crecer, jeje. Y como pudimos ver, la cosa se está intensificando bastante, además de conocer un poco más del trasfondo de cierta Dragona Shortstack, aunque sólo sea una pequeña mención.

Pero bueno, algo que también les quería decir, es sobre la idea que estoy pensando de proponerles a USTEDES, y eso es que estoy pensando en darle a cierto número de personas el permiso para hacer sus propias historias bajo el contexto de la mía, algo así como sucesos apartes con otros personajes creados por ustedes, o eligiendo uno de mis historiaque les guste.

Pero eso es algo que todavía estoy pensando, no estoy dando ningún permiso.... Todavía. Pero no me opongo a escuchar ideas de su parte, y convencerme de profundizar un poco más en el lore de este nuevo universo.

En fin, ya habiéndoles dicho eso, me despido. Muchas gracias a todos, y no se olviden de comentar, votar, seguirme, y compartir este fic, para que más personas puedan conocerlo.

Voy a estar esperando sus ideas B]

Así que nos vemos en el siguiente capítulo, y.... ¡¡¡GOZENLA!!! XD

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