-¡Dada! - Sentía como pequeñitos saltos retumbaban en el piso de la habitación - ¡Dada!
-Yuuji - Digo susurrando, éste de inmediato me mira con sus ojos violetas profundos - Papá está durmiendo, ayer estuvo con tu abuelo solucionando unos asuntos del clan, cariño.
-¡Mama! - Viene corriendo a mí mientras extiende sus manitas para que le tome en brazo.
-Ven aquí - Le doy un besito en su mejilla mientras le cargo - ¿Cómo está mi terroncito de azúcar? - Le reparto besitos por sus mejillas y este ríe escandalosamente.
Apodo que le dí por su cabello, es del mismo tono que el de su padre un poco más blanco, pero con leves mechones de mi tono, que se hacen notorios a los destellos reflejados por el sol.
Era una copia pequeñita de Toge.
-¡Tuna! - Responde contento.
-¿Eh? - Digo divertida - ¿Estás contento porque hoy viene tu padrino Megumi y Panda?
-¡Salmón! - Dice extiendo sus manitas hacia arriba.
Le dejo en el piso y me observa de su posición, a sus cuatro años ya era un niño que entendía y le gustaba curiosear sobre todo.
-Ve a jugar, mamá tiene que ducharse y cambiarse ropa - Le sonrío.
-Mama - Dice neutro, no quiere irse.
-Pero Yuuji - Digo de cuclillas frente a él - No es justo que tú ya estés limpio y vestido con tu linda yukata, mientras mami anda así - Da un vistazo a mi kaori blanco de dormir.
-Atún... - Repone amurrado.
-Inumaki Yuuji - Le digo en tono de advertencia, pero entre divertida - ¡Ah! el abuelo te está buscando, dijo que quería verte hijo.
Sus ojos se iluminan y sale corriendo del cuarto.
Pues sí, me casé hace ya cinco años con Toge, actualmente tengo 27 años y soy madre de un niño de 4 años que también al igual que su padre, heredó el ritual del clan Inumaki: el Discurso Maldito, por lo que también se comunica con ingredientes de comida. Además, en honor a mi queridísimo difunto amigo pelirosa le quisimos nombrar "Yuuji".
Doy una mirada al peligris y noto como duerme plácidamente sobre el futón matrimonial, me acerco a darle un beso en su cabeza y me retiro al baño para limpiarme y poder cambiarme a un kimono bonito, hoy vendrían nuestros amigos a una comida familiar.
Meto mi cuerpo sobre la tina llena de pétalos de flores aromáticas y me relajo cerrando mis ojos, no obstante estaba tan absorta en mi mundo que no noté cuando Toge se adentra conmigo a la bañera totalmente desnudo.
-Buenos días - Digo sonriendo - ¿Cómo has amanecido? Yuuji está con tu padre.
-Salmón - Se coloca detrás mío, haciendo que mi espalda quede pegada su pecho.
Comienza a repartir besos en mi cuello y su mano la movía traviesamente por toda la longitud de mi cuerpo.
-Alguien amaneció con ganas de-
No alcanzo a decir nada, ya que me sujeta del mentón haciendo que ladee mi rostro hacia él, luego de ello atrapa rápidamente mis labios con los suyos.
Tal parece que este no sería sólo un baño...
Pues efectivamente nuestros cuerpos se unieron bajo la cálida y relajante agua de la bañera, lo único que se podía escuchar eran nuestros gemidos y chapoteos al movimiento de nuestros cuerpos.
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-¡Salmón! - Gritaba emocionado Yuuji dando saltos hacia Panda - ¡Salmón!
Panda de nuevo lo estaba convenciendo de entrenar esas atajadas, sólo que a mí me parecían peligrosas, recuerdo mis años de joven cuando caí de lleno al asfalto del campo de entrenamiento de la escuela.
Tomo el muslo de Toge, haciendo que este se sorprenda sonrojado, acerco mi boca a su oreja para susurrarle.
-Amor, Panda-senpai de nuevo incentivó a Yuuji a jugar esos juegos peligros - Digo con un puchero.
-Ho...hojuelas - Repone nervioso.
-Haz algo, Yuuji no quiere escucharme.
Éste se levanta de forma veloz y se dirige a decirle algo a nuestro hijo, entre los usuarios del clan Inumaki que portan el ritual maldito, se comunican mediante el corazón. Por lo que, desde mi posición noto como Yuuji y mi esposo se miran, cada cual coloca en el pecho del otro su mano, justo en la zona del corazón, transmitiendo así las palabras que callan a diario. Era una imagen que siempre me enternece ver.
-Joder como lo tienes amiga - Nobara me codea - Maki es igual de sumisa - Me susurra divertida.
-Te escuché amor - Dice la peliverde.
Solo ruedo los ojos y noto como Megumi se acerca a mi hijo a saludarle, es su padrino de nacimiento.
-¡Dada! - Decía Yuuji sonriendo a Toge, cuando ve a al azabache se lanza a abrazarle - ¡Gumi! ¡Gumi!
De pequeño le pudimos hacer aprender a que al menos diga ciertos nombres sin que su garganta duela y afecte su ritual. Ya que, con Toge no queríamos que tenga el mismo complejo de él en que no puede decir ni los nombres de sus seres cercanos.
Por lo que, las veces que Toge ha pronunciado mi nombre, las tengo contadas e insertas en mi memoria.
Al mirar a mi alrededor notaba como las cosas a pesar de haber estado tensas y difíciles, no fueron del todo malas. Veo como mi familia y amigos están reunidos, pero siempre recordando en mi corazón la sonrisa de mi querido amigo pelirosa...Yuuji donde estés me gustaría mandarte un video de lo que mis ojos ven, así completarías tu linda colección de recuerdos visuales de tu móvil.
-Hojuelas de bonito - Toge me acerca a él para abrazarme, reposando así su mano en mi cintura.
-La comida ya está casi lista - Digo mirando el suelo.
-¿Mostaza? - Interroga curioso, siento como el agarre en mi cintura se intensifica más.
-Sólo tengo muchos sentimientos reencontrados - Le sonrío débilmente - Pero, hoy será un bonito día, ¿Yuta-senpai ya viene en camino?
-Salmón - Dice mientras entirra su rostro en mi cuello, dejando un pequeñito besito fugaz allí.
Sin embargo, somos interrumpidos por un carraspeo insistente frente a nosotros.
-¿Que siempre tengo que pillarles en algo? - Repone el albino con ojos vendados con una mano en la cadera.
-Gojo-sensei...estamos casados - Digo con tono cansino y divertido.
-Para mi siempre serán mis alumnos de la escuela - Repone burlesco - Y si tengo que decirles comentarios así, es mi deber como sensei.
-Ya ya, estás todo un viejo chismoso ahora - Digo divertida.
-¡Eh! - Me acusa con su dedo - Y ustedes unos desconsiderados, aún recuerdo que fui el último en enterarme que se casaban, lo hicieron también cuando se hicieron novios - Dice limpiando una lágrima imaginaria sobre su venda.
-Con Toge decidimos que sería lo mejor - Río por el recuerdo - Sucedió justo lo que temíamos que sucediera, usted...de inmediato nos pidió que tuviéramos un hijo.
Se hace el ofendido.
-¡Óyeme como me recriminan eso! - Dice indignado - Yo sólo quería...bueno...ustedes saben que los niños me adoran - Dice con aires de divo - Sólo observen.
Se voltea rápido y se dirige hacia Yuuji con sus brazos extendidos.
-¡Yuuji-kun! ¿Quién es tu persona favorita en el mundo? - Va con intenciones claras de abrazarle.
Sin embargo, nuestro pequeño hijo tenía claro lo que quería y no cerca de él, así que sale arrancando mientras gritaba desesperado viendo como las largas piernas del albino se acerban a él. Corre directo a nuestra dirección.
-¡Dada! ¡Mama! - Se arrima en nuestras piernas sujetando con fuerzas nuestras ropas, sin embargo en su rostro había una enorme sonrisa.
-¡Gogo! -Le apunta al albino.
-¿Ven? ¡Me ama! - Decía nuestro sensei convencido.
Sólo ruedo los ojos.
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Por la tarde, estaba sobre el futón matrimonial sentada mientras desenredaba mi cabello, estaba cansada. Nobara se emborrachó y el escándalo que hizo fue digno hasta de grabar, tuve que controlarle junto con Maki, luego de ello tuve que ir con Toge a hacer dormir a Yuuji, no quería ir a acostarse, pero sus párpados ya se cerraban solos, por lo que Megumi se ofreció en quedarse con él mientras se quedara dormido.
Luego de ello todos nosotros nos quedamos sentados en la terraza del jardín de cerezos conversando de cosillas triviales y recuerdos de cuando éramos jóvenes.
Salgo de mi burbuja por el ruido de la puerta del baño abriéndose, Toge venía con sólo puesto un pantalón de chandal negro holgado y para la parte superior estaba descubierto , por lo que veía claramente su tonificado y blanco abdomen más la inexistencia de brazo.
El 31 de Octubre de ese año es un día que vivirá siempre en mi memoria.
Noto como apaga la luz del centro de la habitación, quedando levemente iluminado el cuarto por la lámpara de la mesita de noche y se dirige a mi lado para venir a acostarse, cuando está a mi lado se hinca quedando sentado frente a mí, pero se arrastra por el futón quedando detrás mío. Sin decir nada sólo quita de mis manos el peine y comienza él a desenredar mi cabello, la acción me llena de cariño y relajo, por lo que hago que libremente me acaricie con el objeto mis hebras.
-Esto es muy relajante - Digo en bajito.
Cuando termina deja el peina a un lado y deposita un suave beso en mi mejilla, me volteo lentamente para mirarle de frente.
-Hoy ha sido un día bonito - Comienzo a decir.
-Tú eres bonita - Dice con voz ronca, pues los años le hicieron cambiar el tono de voz.
Me sonrojo mirando mis manos, evito su mirada profunda amatista o sólo terminaría lanzandome a besarle. Sin embargo, los planes del peligris son otros, toma con su mano mi mentón y me obliga a mirarle, me sonríe tan hermoso, que me es inevitable no acariciarle con con mis pulgares sus bonitos símbolos que manchaban sus mejillas.
-Me haces tan feliz - Le doy un fugaz beso - Nunca creí que al verte por primera vez me terminaría casando contigo y teniendo hasta un hijo - Digo conmocionada - Siento que fue sólo ayer cuando me besaste por primera antes del intercambio contra la escuela de Kioto.
-Salmón - Susurra con una sonrisa que no sé si definirla como de añoranza o felicidad completa.
-¿Te gusté de un principio? - Pregunto curiosa.
-Salmón, salmón.
-No seas mentiroso - Le golpeo juguetona - No tenías idea quien era.
Noto como sólo ríe mientras me acerca a él, haciendo que nuestros abdómenes hagan contacto, un pequeño jadeo se me escapa. Su nariz la roza tiernamente con la mía y termina por acabar la distancia completa entre nosotros, concretando un beso francés, su mano recorría mi muslo y luego la ahueca en mi seno, apretando y masajeando a su antojo sobre la tela de mi kaori, suspiros salían de mi garganta.
Sin embargo, me separo.
-Toge - Recibo un beso - El niño... - Otro beso recibo - Yuuji, está en la otra habitación, cariño.
-Sh - Dice silenciando.
Rápidamente me voltea haciendo que quede debajo de él, nuestros ojos se miran cariñosos, cuando vuelve a acercarse con la intención de besarme, somos interrumpidos por el gritito de nuestro hijo.
Toge rápidamente se aleja de mí, quedando sentado con un cojín sobre sus piernas.
-¡Mama! ¡Dada! - Abre la puerta corrediza de un sopetón, sus mejillas eran bañadas por lágrimas que caían de sus ojos.
-¿Qué sucede terroncito? ¿Una pesadilla? - Digo mimándole mientras seco y retiro las perlas que mancharon su rostro, con cuidado limpio sus símbolos por el costado de sus labios.
-Salmón - Asiente rápidamente con un puchero.
-¿Quieres dormir con mami y papi? - Digo suavemente.
-Salmón - Vuelve asentir mientras comienza a restregar su cabeza contra el pecho de Toge, pidiendo protección, el mencionado sólo le arrima cuidadosamente a él.
-Ven aquí terroncito - Hago espacio en el futón para que todos caigamos.
Una vez que los tres nos acomodamos para dormir, noto la mirada de Toge insistente en mí.
-Esta vez no cariño, mañana - Digo sonriendo coqueta, Yuuji ya se había quedado dormido en el instante.
Mi mano la llevo para acariciar sus hebras platinadas y noto como poco a poco el sueño nos invade a los dos.
Lo último que logro que ver es como los dos hombres más importantes de mi vida caían en un profundo y relajante sueño.
"Y quizás el destino no eran tan cruel en juntarles...ya que ambos vivieron felices hasta sus últimos momentos de vida"
FIN
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