Había transcurrido unos pocos días desde que su hermano mayor renunciara a su empleo. Ritsu recibía la habitual visita de Shou. La madre había salido y los dos se encontraban a solas en la sala, sentados en el suelo conversando sobre sus poderes.
—¿Una bola de energía?
—Sí. Quisiera saber si puedes enseñarme a hacerlo, Shou.
El pelirrojo se ubicó detrás de Ritsu y deslizó las manos por los brazos del contrario hasta llegar a las manos, haciendo que el más alto se ruborizara.
—Ya te expliqué cómo canalizar tu energía a través de los brazos—le dijo muy cerca del oído.
Le tomó las manos y las levantó enfrentando las palmas, como si sostuviera una pelota invisible.
—Deja salir la energía despacio y le vas dando forma.
Una luz se formó entre sus manos, pero desapareció en una pequeña explosión que lo hizo sentir frustrado.
—Sólo inténtalo de nuevo.
Fue cuando se dieron cuenta de la presencia del hermano mayor. Aunque Ritsu se sintió incómodo permaneció en la misma posición con Shou quien saludó a Shigeo tranquilamente.
—Sólo vengo por algo de beber—se excusó Shigeo pasando hacia la cocina.
Ritsu se enfocó nuevamente en sus poderes.
—¡Lo hice! Shou, lo logré.
—Por supuesto, eres muy hábil, Ritsu.
—Te felicito, Ritsu—le dijo Shigeo, sosteniendo un envase de leche, recibiendo una sonrisa como respuesta. Luego, regresó a su habitación.
—No sabía que tu hermano estaría hoy en casa—dijo Shou apoyando el mentón en el hombro de Ritsu.
—Renunció a su empleo.
—¡Qué!
—Mis padres le pidieron que renunciara para dedicarse a estudiar para los exámenes.
—¿Y cómo lo tomó tu hermano?
—¿No lo viste? Parece un zombie—se giró quedando frente a Shou—. Algo sucedió el último día en la oficina. Según Hoyuelo, mi hermano salió muy alterado y llegó actuando muy extraño.
—¿Tú qué crees que sucedió?
—No se me ocurre nada. Lo que haya sido, ya pasó y ahora mi hermano está en casa, lejos de esa oficina.
—Que raro de ti que no hayas indagado más.
—Mantengo mi distancia. Me preocupo por él, pero ya no puedo hacer más—Ritsu buscó cambiar de tema—. ¿Qué tal si salimos a caminar un rato?
Los chicos fueron hasta el centro comercial. Como de costumbre, Shou miraba las vitrinas antojándose de todo mientras Ritsu trataba de evitar que comprara demasiado. El pelirrojo se detuvo frente a una tienda de mascotas y entró sin darle aviso a Ritsu quien lo siguió.
—Quiero un hámster—le dijo al pelinegro mientras observaba la jaula con los pequeños roedores.
—¿Para qué quieres una rata? Ya tienes un gato. O es que lo vas a alimentar con eso.
—No es una rata, es un hámster. Es diferente. Y en cuanto a Hitoshi, él ya está muy viejo, no será problema. Pero si tanto te preocupa, te puedes quedar con el hámster.
—No, en casa están prohibidas las mascotas.
-—¡Qué aburridos!—luego se dirigió a la chica que atendía el lugar—. Quiero llevarme uno, por favor.
—¡Espera, Shou! ¿Cómo vas a comprar una mascota así nada más?
Unos minutos más tarde, los dos se encontraban en una cafetería con la jaula del hámster sobre la mesa en medio de ellos. Ritsu observaba con seriedad al pequeño animal correr en su rueda, mientras Shou revisaba la bolsa con la comida y los juguetes.
—¿Cómo te gustaría nombrarlo?—le preguntó Shou recostándose sobre la mesa para ver mejor a su nueva mascota.
—Eh... ¿Hámtaro?
—Bromeas, ¿verdad?
—¡No sé sobre nombres para hámsters!
Continuaron observando al roedor rubio que había bajado de la rueda y ahora comía semillas de girasol, llenando sus cachetes. Ritsu sonrió al ver la tierna imagen.
—Mofletes—dijo Ritsu de repente.
Shou arqueó las cejas sorprendido por el buen nombre que su novio había elegido.
—Me gusta. Entonces, Mofletes será su nombre.
Una mesera se acercó para avisarles que en el establecimiento estaban prohibidas las mascotas, así que los chicos compraron una tarta de frutas para llevar y se marcharon.
Llegaron a casa de los Kageyama. Mofletes ocupó nuevamente un lugar en la mesa mientras los chicos compartían una rebanada de tarta en el mismo plato, sentados uno junto al otro. Shou disfrutaba de darle de comer en la boca a Ritsu quien le recibía con gusto. Su relación había progresado mucho aunque el pelirrojo no podía evitar sentir celos al pensar que el otro estaba todos los días junto a su hermano y aún no estaba seguro de si esos sentimientos seguían allí. Sin embargo, no podía negar que Ritsu le dedicaba tiempo y energía a su relación y que había una atmósfera confortable cuando estaban juntos.
—¿En qué piensas, Shou?
—En tí—contestó para luego inclinarse y besarlo.
—No estamos solos—le susurró Ritsu.
—¿Le avisaste a tu hermano que estamos aquí?
—Sí, dijo que bajaría después de terminar su tarea.
—Al parecer, ya terminó.
El sonido de los pasos de Shigeo se acercaba y el mayor entró a la cocina. Saludó a los otros dos, percatándose del único plato entre ellos, además de hámster.
—¡Oh! ¡Es un hámster!—exclamó acercándose a la jaula—. Es adorable. ¿Tuyo, Suzuki?
—Sí, lo compramos hace un rato. Se llama Mofletes, tu hermano le dio ese nombre.
—Mofletes es un lindo nombre—se dirigió a su hermano que ahora se encontraba sirviendo una rebanada de tarta para el mayor.
—Sólo se me ocurrió.
Ritsu dejó el plato de su hermano sobre la mesa y se sentó al lado de Shou, incapaz de continuar comiendo juntos como hacía un momento. Shigeo no se sentó. Tomó el plato y regresó a su habitación con la excusa de tener mucha tarea.
—Tu hermano ya se dio cuenta.
—¿De qué?
—¿De qué será? De lo nuestro. Y si no es así, por lo menos lo sospecha.
—Si lo dices porque no se sentó a la mesa, es porque tiene mucha tarea. Él mismo lo dijo.
—¡Qué ingenuo eres, Ritsu! No conozco bien a tu hermano, pero me di cuenta que quería estar un rato con nosotros y Mofletes.
—Tal vez sea lo mejor, ¿no crees?—Ritsu se encogió de hombros.
—Dime, Ritsu. ¿Aún sientes eso por tu hermano?—el pelinegro iba a contestar, pero Shou lo interrumpió—. Mejor, no me respondas. No quiero escuchar ninguna respuesta. Terminemos la tarta.
—El cumpleaños de Reigen es en una semana, ¿quieres asistir, Shou?
—Sí, por supuesto que iré. ¿En serio vas a ir?
Los chicos se encontraban en la habitación, recostados en el suelo vigilando a Mofletes que estaba fuera de su jaula comiendo una semilla de girasol.
—Nunca me agradó Reigen del todo, pero no puedo negar que siempre se preocupó por mi hermano y que le enseñó muchas cosas buenas.
—Ok—Shou se sentó y regresó a Mofletes a su jaula—. Para ese día me vas a ver con un nuevo corte de cabello.
—¿Te vas a cortar el cabello?—Ritsu también se sentó.
—Sí. Mi tutor y la junta directiva de la empresa de mi viejo quieren que participe de las reuniones para que vaya conociendo la compañía. Y debo verme presentable—dijo Shou con un gesto de fastidio.
—Pero se supone que Garra ya no existe.
—No hablo de Garra. Eso era más como un pasatiempo retorcido de mi viejo. Él fundó una compañía que comercia artículos de consumo masivo. ¿De dónde crees que sacaba todo el dinero?
Ritsu se sintió avergonzado. En todo este tiempo nunca se había preguntado realmente de qué vivían su novio y su familia.
—Mamá también está participando en la compañía y está muy entusiasmada con que yo haga lo mismo. Piensa que es una forma de limpiar el nombre de mi viejo.
—Que mal que te vas a cortar el cabello. Porque me gusta así—Ritsu le sonrió y las mejillas de Shou se ruborizaron.
—Pues tendrás que acostumbrarte—Shou se levantó de su lugar.
—¿Ah? ¿Por qué huyes?—bromeó Ritsu poniéndose de pie.
—No huyo y si lo hiciera, no podrías detenerme.
—¿Ah, sí? Tal vez no pueda detenerte en un combate de poderes, pero sí en uno de fuerza.
—¿Me estás retando, Kageyama Ritsu?—Shou sonreía entre desafiante y divertido.
—Sí, ¿por qué? ¿Tienes miedo de enfrentarme?—Ritsu tenía la misma expresión.
Los chicos entrelazaron sus manos empujando entre sí con fuerza. Con un movimiento de su pie, Shou enredó la pierna de Ritsu y lo derribó colocándose sobre él.
—Te gané.
Ritsu tomó el rostro de Shou y lo besó. Rápidamente, se giró intercambiando lugares.
—Bajaste la guardia.
Los dos reían emocionados. Unieron de nuevo sus labios, pero les faltó el aire muy pronto debido a la agitación.
—Me gustas, Shou.
El pelirrojo no podía disimular su felicidad aunque hubiera querido hacerlo. El momento quedó ahí al sentirse observados. Ambos giraron la cabeza a la vez para encontrarse con la imagen petrificada de Shigeo quien se sostenía del picaporte sin emitir ningún sonido. Detrás de él, Teruki reía más por la reacción de su amigo. Lo tomó de los hombros para alejarlo de la puerta y se disculpó por la intromisión antes de cerrar.
Los chicos exalaron y se vieron entre ellos, incómodos. Shou se sentó con las piernas cruzadas y comenzó a reír.
—Ahora tu hermano ya lo sabe. También Teruki.
—¡Qué horror!—dijo Ritsu ocultando su rostro entre las manos.
—¿Qué? ¿Te avergüenza que tú hermano nos haya visto?
—En realidad, me avergüenza que me hayan escuchado decir algo tan cursi.
Las carcajadas de Shou lo molestaron aún más.
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Saludos.
Definitivamente, amo el Shouritsu.🥰
Quería escribir este capítulo hace mucho tiempo y pues, ya no me quedaba más espacio así que lo agregué aquí, antes de iniciar con la última parte.
Creo que el jueves no podré actualizar porque aún me encuentro trabajando en los capítulos siguientes, espero me perdonen. 😓
Sin embargo, no es definitivo. Todo dependerá de qué tanto avance en estos días. También quiero aprovechar que habrá toque de queda en mi ciudad el próximo fin de semana para dedicarme a escribir.
Aprovecho para agradecer todo el apoyo que me han dado, eso me motiva a continuar y a dar lo mejor.
Muchas gracias. 😉