XXII. Deseos de la energía

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𝑵𝒂𝒓𝒓𝒂 𝑶𝒍𝒊𝒗𝒆𝒓:

- Bien, el pie va más atrás - Le indiqué. Antes de intentarlo sobre la escoba hay que posicionarse sobre la tierra -. Ahora, la escoba te seguirá en busca de tu aterrizaje, pero tendrás que tener las manos firmes. Salta impulsándote y abre mucho las piernas. Con la mano derecha tira la quaffle con toda tu fuerza - Asintió entiendo. Se preparó, tomo un poco de aire y salto con todas sus fuerzas, tiro la quaffle tan lejos y con tanta precisión que por un momento la perdí de vista - ¡Genial! ¡Bien echo!

- Oliver... - Me miró con cautela.

- ¿Sí? 

- Llevamos una semana practicando sobre el suelo. No es que no me guste pero ¿Podríamos ir al aire ya? - Preguntó de forma ansiosa, queriendo despegar de una vez por todas.

- No lo sé, no creo que estés lista aún - Bufó cansada sentándose con los pies cruzados sobre el césped.

- ¿Para qué? - La miré confundido, sentándome a su lado.

- ¿Para que, qué? - Me miró disgustada, se le notaba algo enojada.

- ¿Para qué me dijiste de entrenar otra vez si no confías en mí? - Tragué saliva, no era mi intención que se enojara.

- Claro que confió en ti, pero hace falta práctica y... 

- ¡No! - Me interrumpió - Se nota en tus ojos el miedo constante a que me lastime. ¿Sabes? Si me lastimo no es tu problema. No es necesario que seas mi amigo por culpa - Soltó ofendida levantándose del suelo. Frunciendo el ceño me levanté también.

- ¿De qué hablas?

- De que eres mi amigo solo porque te sientes culpable de que me haya lastimado en ese estúpido partido. Y ahora me traes aquí y no me dejas subirme en una escoba por miedo a que me caiga de vuelta y vuelvas a sentir toda esa culpa - Negué con la cabeza. Mateo me decía ciego pero comparado con esta mujer, yo tenía una vista perfecta.

- Estás equivocada.

- ¿A si? - Preguntó irónicamente.

- Sí, y mucho - Intenté hacerla entrar en razón - Si tuviese culpa no estaría aquí en primer lugar, pero no lo entiendes Adhara. Yo quiero pasar tiempo contigo, no porque tenga culpa o miedo, sino porque me gusta estar junto a ti. Eres increíble pero parece que la única que no se da cuenta eres tú - Nos quedamos en silencio. Yo acababa de medianamente admitir que me gustaba, y ella había escuchado cada palabra. Ensayé esta situación más de una vez, sin embargo era distinto tenerlo así, frente a mí, de forma real.

- Yo... creo que te debo una disculpa - Murmuró ella con la cabeza gacha.

- Esta bien... - Respondí restándole importancia - Ahora, súbete a esa escoba. Dejaré que lo intentes en el aire - Elevó la cabeza sorprendida antes de sonreír de oreja a oreja, ambos nos subimos a nuestras escobas y volamos hasta las alturas.

Derrapé normalmente en el lado izquierdo del campo de Quidditch. Miré hacia el lado derecho y vi a Adhara sobre su escoba.

- ¡TU PUEDES! - Le grite con las manos alrededor de la boca de forma que se oiga mas alto para que me escuche. Esto se parece cada vez mas al sueño, solo pido que por favor no termine igual.

Ella me miró y asintió con una sonrisa algo tímida, dio un suspiro y avanzó con su escoba, poco a poco se fue levantando y una vez que se paró sobre su escoba intento derrapar. Su pie izquierdo, otra vez, estaba mal ubicado, ademas de inclinarse demasiado. Todo junto hizo que ella comience a caer. Volé con todas mis fuerzas, como si el tiempo no existiera o como si me faltara el aire cuando estuviese a punto de estrellarse contra el suelo.

Llegue a tiempo y la atrapé entre mis brazos pero estaba tan preocupado en salvarla que me olvidé de salvarme y como consecuencia ambos caímos. Por suerte ya estábamos cerca del suelo pero no evitó que doliera.

- ¿Estas... bien? - Le pregunté entre quejidos

- Si, bien... ¿Me recuerdas el significado de "bien"? - Bromeó. Por primera vez, teniéndola encima como en el sueño, pude entenderlo. Siempre fue ella...

El sueño no fue coincidencia, siempre supe que era ella. Cuando entrenábamos o salíamos, cuando la veía a los ojos sabía que algo se llenaba, que el vació desaparecía y que se sentía tan especial. En sus ojos me quería quedar por el resto de los días.

¿Me enamoré? Capaz, pero ¿Tiene eso algo de malo? Si el amor es tan hermoso, ¿Por qué lo relacionan con el dolor? El dolor viene cuando ya no hay suficiente amor, ¿Por qué siento que hay demasiado amor como para que duela?

Y cuando la tuve entre los rayos del sol, con el olor a pasto recién cortado, sus cabellos que caían a pesar de que tenia una colita, el sudor que corría sobre su frente, su boca que sonreía mostrando sus dientes.

En ese momento, no me arrepentí, no me contuve. Desperté, y no pensaba volverme a dormir.

Me acerqué un poco mas y no lo dude, la besé. Sentí sus labios tibios y mi cuerpo se llenó de electricidad. No podía sentir dolor o tristeza, era pura adrenalina y me liberé como si el alma de mi cuerpo saliera por unos momentos. Nos separamos y me miró sorprendida, pero cuando estaba a punto de disculparme por el impulso me volvió a besar, y se sintió más real todavía.

¿Por qué? Porque ambos sabíamos que la electricidad que corre por las venas es incontrolable, y no hay que contener los deseos de la energía.

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AAAAAAAAAAAA

Lo se, lo se, me emocione y quedo un poco largo el capitulo pero valió la pena por el beso

Quiero decir que poco a poco esta llegando el final así que quiero agradecer por el apoyo a esta historia, fue hermoso escribirla y me alegra que a mucha gente también le guste, así que sin mucho mas que agregar, se les quiere <3

𝐀𝐧𝐲𝐰𝐚𝐲 │Oliver WoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora