Observó con atención la sustancia blanca y viscosa en su mano. Se sintió mal, no por lo que acababa de hacer sino por haber pensado en su maestro mientras lo hacía. Pero gracias a eso tuvo éxito en su segundo intento. Tomó los pañuelos desechables, limpió todo en silencio y colocó en su lugar las cosas que minutos atrás habían flotado por todas partes, antes de acostarse en su futón y arroparse hasta la nariz. Afuera podía escuchar las voces de Hoyuelo y Ritsu.
—Shigeo necesita estar a solas con él mismo.
Le molestó el comentario del espectro. ¿Y si su hermano entendía el sentido de esa frase? También se preguntó si su maestro se daría cuenta al verlo. Si su maestro también lo hacía y si pensaba en él... Finalmente se durmió.
Tal vez no fue una buena idea hacerlo la noche anterior a su turno en la oficina. Le costaba ver a Reigen a los ojos sin sentirse ansioso. Trataba de disimular, pero al mayor no se le escapaba nada.
Atendían a un cliente que había llegado acompañado de un molesto espíritu que le causaba dolores de cabeza e insomnio. Sólo Mob podía verlo y se dispuso a exorcizarlo, pero el espectro se apresuró a decir algo antes de desaparecer.
—¿Tu maestro sabe lo que haces por las noches?
Mob sintió los pies fríos y miró a su maestro. Unas gotas de sudor bajaron por su sien.
—¿Qué sucede, Mob? ¿Dijo algo el espíritu?
—Nada... Ya terminé.
Sintiéndose mucho más aliviado, el cliente les dio las gracias, pagó y se marchó. Reigen se acercó a Mob haciendo que se sobresaltara.
—¿Pasó algo, Mob? Te he notado muy nervioso.
El esper negó con la cabeza. Reigen lo abrazó contra su pecho y le acarició el cabello. Sintió que el joven se estremeció así que lo apartó un poco para verlo a la cara. Mob no sólo estaba sonrojado, tenía una expresión de deseo en su rostro. Le tomó del mentón y le acarició los labios con el pulgar. Mob abrió un poco la boca y Reigen introdujo el dedo tocando la lengua y los dientes. El menor dejó escapar un pequeño gemido, aferrándose con sus manos a los brazos de su maestro. Reigen estaba perdido en las expresiones de Mob mientras movía el dedo dentro de su boca, y los gemidos comenzaban a excitarlo. Una molesta voz los interrumpió.
—¿Saben que un cliente puede entrar en cualquier momento?
Molesto con el espectro, Reigen alejó sus manos de Mob y se lamió el pulgar haciendo que Mob se sorprendiera y huyera al baño. Se ocultó allí con la esperanza de que su maestro no hubiera notado su erección. Hoyuelo atravesó la puerta para entrar al pequeño cuarto.
—¡Vete de aquí!—se escuchó el grito desde su interior y los objetos en la oficina se estremecieron.
Hoyuelo salió a toda prisa, muy asustado. Acababa de romper su regla número uno: No hagas enojar a Shigeo.
—Déjalo tranquilo, Hoyuelo.
Reigen tomó una botella de agua y se sentó a beber su contenido buscando calmarse. Por un momento sintió que también se pondría duro. Comenzaba a preocuparse por Mob quien ya llevaba mucho tiempo en el baño.
<<¿Acaso él está...? No, no creo que vaya a hacer algo así en la oficina. Pero tampoco imaginé que se iba a emocionar tanto.>>
Mob salió finalmente. Tenía el flequillo mojado al igual que las mangas de su uniforme. Ya estaba más... Tranquilo. Al ver al mayor, su rostro se encendió y optó por sentarse en el sillón que le daba la espalda. Permanecieron en silencio por casi treinta minutos hasta que fue hora de visitar a un cliente.
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El significado de un beso
FanfictionLuego de años de contener sus emociones, Kageyama Shigeo, también conocido como Mob, al fin es libre de sentir lo que lo lleva a descubrir que tiene sentimientos hacia su maestro, Arataka Reigen, quien es mucho mayor que él. Pero también descubrirá...