8. Humillación tras humillación

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Reina en multimedia.

Dahlia:

—¡Reina está en celo!

Bajo las escaleras cargando a mi perra en brazos, le cojo de ambos costados al estar frente a mamá.

—Mamá, Reina está en celo.

Ella le da una mirada rápida a Reina.—Te oí la primera vez.

¿Ella va de salida?

—¿Y qué quieres que haga?

Arqueo una ceja.—¿A dónde vas?

—A trabajar y te dije que podrías acompañarme los fines de semanas.—Me recuerda.

—¿Ir a trabajar al supermercado? Tengo mejores maneras en las que gastar mi tiempo, mamá.—Respondo.—Y si vamos las dos ¿Quién cuidara a Reina?

—No estará ni un dia encerrada.

—No puedo dejarla sola, se estresa.

Mamá resopla.

—¿Al menos podrías ayudarme a asear la casa?

—¿Qué?

Mamá sonríe y se acerca a mí.—Seré clara, Dahlia Andrea Baker.—Ella ha pronunciado todo mi nombre.—O ayudas con la casa o te quitaré el teléfono una semana.

Abro los ojos.—No puede...

—Entonces has lo que te digo.—Me dice con una sonrisa.

Mamá ha ganado esta discusión.








(***)






—¿Qué te parece, Reina?.—Le pido opinión a mi perra, como si esperara una respuesta suya.—¿Quedó limpio, no?

Ella me mira con la lengua afuera, menea la cola y la muy desgraciada pasa por encima de todo el piso limpio, dejando sus patas marcadas.

—¡Reina, no...—Suspiro y dejo caer la escoba al suelo, ya he limpiado toda la sala e incluso he pasado el trapo por la puerta de perros innecesaria que tiene la casa. No pienso dejar que mi perra salga.—Olvídalo, ya está limpio, no pienso volver a hacerlo.

Ella se queda quieta, cojo mi blusa y olfateo.

—Genial, ahora soy yo la que está sucia.

La llamo y ella sube conmigo directo al segundo piso, voy a mi habitación, me quito la ropa y envuelvo la toalla a mi cuerpo, subo las manos y me hago una cola.

Mirando a Reina, ordeno.—No te vayas a mover de aquí.

Ella ladra como respuesta, sacándome una sonrisa.

—Buena chica, no demorare mucho.

La dejo e ingreso al baño, me quedo debajo de la regadera de agua helada hasta quitarme todo el rastro de sudor y suciedad de mi piel, me quito el lazo con el que me hice la cola y esparzo un poco de shampoo, sin embargo solo logro enjuagar un poco, porque comienzo a escuchar ladridos.

No te enamores de la apuesta (#1 Amores Y Apuestas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora