1. La Reina de la Secundaria

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Dahlia en multimedia.

Dahlia:

Reconocimiento, popularidad y ser el centro de atención.

Es todo lo que una chica de mi edad necesita en su vida y la que diga lo contrario, es una mentirosa.

Para empezar no hay nada como tener los ojos de todos sobre ti mientras modelas cada mañana por los pasillos de la escuela hasta llegar a tu primera clase, ya sea las miradas de los chicos en todo el campus o las expresiones envidiosas de las chicas que desean ser como yo, porque al final es lo que disfruto más y lo que termina sacándome una sonrisa.

No las culpo.

Muchas quieren ser yo, pero nadie es como yo y otras quieren asesinarme, pero al final todos solo me miran a mí.

Y la prueba de ello es:

Haber sido escogida tres años seguidos como la reina del baile, ser la capitana de porristas y ser la dueña de las masturbaciones del 99% de los chicos, el otro 1% o son Gay o tienen alguna promesa religiosa que va en contra del sexo.

Esa soy yo.

Dahlia Baker.

Pero...

Jamás pensé que mi reinado iba a acabar tan pronto y que mi corona sería solo un recuerdo.

—¿Y bien..?

La expresión emocionada de la señorita Milenka me produce nauseas, la profesora de matemáticas, conocida por usar maquillaje de mala calidad y tener un horrendo lunar de carne sobre saliendo de su mentón.

Trato de forzar una sonrisa y no mirar esa horrible protuberancia.

—Dahlia...—Ella separa los brazos.—Dime que piensas... ¿Te unirás al Decatlón académico?

Sonrio con burla, ella sigue hablando.

—Nos serviría mucho tu ayuda.

¿Está hablando en serio?

—Dahlia.—Niega con la cabeza.—Tienes buenas notas... —Ella revisa las hojas sobre su escritorio.—Muy buenas a decir verdad, eres la primera en mi clase.

—Señorita Milenka.

—Estoy segura que esto te abrirá a una buena universidad.—Me halaga.—Harvard, Yale... Stanford...

—Con todo respeto, señorita Milenka, no necesito nada de eso.—Hablo claro.—Mi padre me dará buenas recomendaciones.

La sonrisa se le borra.

—Estoy segura, pero... ¿Por qué desaprovechar ese buen potencial que tienes?.—Y el burro seguía y seguía.—No soy del rogar, Dahlia, pero estoy segura que contigo ganaríamos el concurs...

Cojo mi bolsa y la cuelgo a mi hombro, enseguida me levanto de la silla, ella hace lo mismo.

—Dahlia...

Estoy por abrir la puerta, pero su voz me detiene, me obligo a girarme.

—Realmente te necesitamos..—Sus ojos se achican.—¿Por qué no quieres...

—Le diré porque.—Le interrumpo, acercándome de regreso a ella.—Porque es suicidio social.

La señorita Milenka abre los ojos, le doy una sonrisa y estoy lista para irme.

Prefiero salir sin maquillaje un día completo, que estar en un estúpido Decatlón Académico.

—Solo piénsalo ¿Si?

No te enamores de la apuesta (#1 Amores Y Apuestas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora