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Contenido adulto🔞

— Señor Dankworth...

— ¿Que te dije sobre lo de señor, Abi? — Intenta sonar molesto Malcolm, fallando en el intento al ver como reprimía una sonrisa— Malcolm para ti cuando estemos a solas.

Siento mis mejillas sonrojarse y bajo mi mirada.

— Lo siento, Malcolm. Me asustaste.

— Lo se, mis oídos lo escucharon fuerte y claro — El ríe haciendo que me ponga más roja de lo que estoy. — Debo decir que tienes una garganta muy potente, Abi. Eso es asombroso.

Subo mis ojos y veo los de el para darme cuenta que tiene esa mirada oscura que prometía muchas cosas que todavía no descubría. Y en ese momento me di cuenta que estábamos más cerca de lo debido. Intento dar un paso atrás pero el no me lo permite, colocando su mano en mi cintura haciendo que mis nervios se disparen.

— ¿Estudiando un sábado, Abi?— Su voz baja y ronca hace que mi vientre se alborote y sentir una extraña humedad entre mis piernas.

Solo puedo asentir. El había dado un paso y estaba muy cerca de mi, solo otro más y nuestros cuerpos estarán en contacto. El toma mi barbilla con sus dedos y sube mi rostro quedando cara a cara.

— Yo no soy el que adora que seas tan sumisa, Abi. Eso dejaselo a Magnus. — El se acerca un paso más haciendo que nuestros cuerpos rocen y la diferencia de tamaño sea muy notoria.— A mí también me gusta que sean atrevidas y me digan lo que quieren.

Siento como mis piernas tiemblan y mi vientre se contrae al sentir sus dedos rozar mis labios.

Mi mente tenía un revoltijo de pensamientos, peor aún, ni siquiera estaba pensando. El me atrapó en su burbuja y expulsó todo pensamiento racional e irracional de mi mente. No podía hablar. Solo podía mirarlo a el.

—¿Sabes lo perfecta que eres Abi? Eres toda una muñeca de porcelana con la que me gustaría jugar pero también encerrar en una caja de cristal para cuidar y proteger — El se inclina a mí rostro y siento como dejo de respirar — ¿Me dejas, Abi? ¿Me dejas jugar contigo?

Yo solo no pienso, solo puedo ver su rostro a centímetros del mio. Aquellos ojos verdes oscuros viéndome como si fuera irreal. Sus labios se acercan y rozan los míos haciendo que cierre mis ojos y empiece a respirar con dificultad.

— Respóndeme, Abi — Susurra sobre mi boca con su voz ronca— ¿Nos dejaras jugar contigo?

Yo, envuelta en su burbuja llena de el y su lujuria solo asiento con mi cabeza sin saber en qué me estoy metiendo. Sin saber que me metí en un juego peligroso en el cual no había marcha atrás para arrepentirse.

Sentí como sus labios por fin chocaron contra los míos y empezó a besarme con necesidad y esmero haciéndome gemir. Sus brazos me envuelven y me alzan haciendo que envuelva mis piernas sobre su cintura haciendo más fácil el trabajo de besarme. Puedo sentir su lengua dominando mi boca, sus manos acariciando y tocando mis muslos y espalda para después posarlas mi trasero y dar un apretón que me hace gemir. Se separa de mi mordiendo mi labio y mira mis ojos.

— Te cuidaremos, Abi. A partir de hoy eres nuestra y solo nuestra para cuidar, proteger y mimar. Serás nuestra pequeña reina, muñeca. — Vuelve a besarme impidiendome preguntar el por qué hablaba plural. Pero así como esa duda vino, se esfumó al sentir como bajaba mi cuerpo y me colocaba en sus caderas haciendo que nuestros sexos se rocen. Gimo al sentir aquel bulto que no es para nada pequeño.

Empieza a caminar y siento como soy recostada en una superficie plana.

— ¿Eres virgen, cariño? — Pregunta separándose unos centímetros de mi. Me sonrojo a su pregunta y malos recuerdos empiezan a surgir y los desecho. Quería esto. Deseaba esto.

Dankworth [ 18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora