Capítulo 32 - Avanzar

                                    

                                          
◆AXL◆
                          
28 DE JUNIO DEL 2011
                          
                    
                          
No diré que los últimos días estando solo en el apartamento sin Shay no la he extrañado, porque la verdad es que sí. La extraño cada minuto, pero entiendo que ella está donde debe estar, al igual que yo.
                          
—¿Cómo estás, papá? —Él me ha llamado hace un minuto, llegó a Nueva York el día de ayer y, aunque me envió un mensaje avisando, apenas es ahora que hablamos realmente. 
                          
—Estoy en la clínica. Justo aquí, sentado a un lado de tu madre, viéndola dormir.
                          
Siento mis ojos humedecerse porque recuerdo haber estado en el mismo lugar, sosteniendo la mano de mamá.
                          
—¿Cómo está ella? ¿Algún avance?
                          
—Están haciendo todo lo posible para ayudarla, al parecer está teniendo una buena respuesta al tratamiento, pero todavía es muy temprano para generar un diagnóstico. Dicen que la paciencia es nuestro mejor aliado en este tipo de situaciones, hijo.
                          
—Seguro. —Me paso una mano por el cabello, peinándolo hacia atrás con los dedos. Quiero morderme los labios y no decir nada más, pero no puedo evitarlo—. Así que... te fuiste de Alabama. Estuviste tres días allí... ¿resolviste algo?
                          
Esto probablemente es egoísta, pero una parte de mí no ha podido dejar de pensar en qué pasaría si mi papá tomara la decisión de quedarse junto a Diane. Sé que ella no está pasándola bien con su enfermedad, pero tiene a Shay y a Nora. Si mi papá se muda por ella, no puedo evitar pensar en qué pasaría entonces con mi mamá. En algún momento puse mis sentimientos por Shay sobre ella porque creía que solo se trataba de mi madre teniendo problemas en aceptar que su matrimonio había fracasado, que odiaba la idea de verme con la hija de la mujer de la que su esposo se enamoró. Pero no es eso. Es mi madre teniendo problemas por una enfermedad que ninguno de nosotros supo detectar, es mi madre sufriendo y necesitando apoyo. Y yo sé que sería una enorme decisión para tomar, porque está en juego mi oportunidad como jugador profesional de béisbol, pero si mi padre regresa a Montgomery, yo no me quedaré en Boston este verano, iré a Nueva York sin pensarlo.
                          
Lo oigo respirar hondo y luego soltar todo el aire.
                          
—Recibí una llamada del abogado la semana pasada —me informa—. El divorcio es un hecho. 
                          
Se me pone un nudo en la garganta. Frunzo el ceño, tratando de tomar la noticia de la mejor manera.  Después de todo el divorcio de mis padres es algo que siempre temí, y aunque no es la tragedia que imaginaba que sería, eso no implica que no duela. 
                          
—¿Qué significa eso?
                          
—Significa que tu madre y yo vamos a estar divorciados. Pero el hecho de que un papel diga qué somos o qué no somos no va a hacer la diferencia. No estoy abandonándola. Quedan batallas por luchar, un camino difícil por delante, no voy a dejarla ir sola por todo eso de nuevo. No puedo hacerlo.
                          
Pellizco el puente de mi nariz con dos dedos.
                          
—¿Diane y tú...?
                          
No me atrevo a terminar la pregunta, sin embargo no puedo simplemente callarme mis inquietudes. He pasado años viviendo en mentiras que pretendían protegerme, no quiero continuar de esa manera.
                          
—No voy a engañarte, Axl. Si fuese mi decisión le habría hecho venir de vuelta a Nueva York, le habría conseguido los mejores doctores y habría insistido en hacerla mi esposa. Lamento si es duro para ti oírlo, quiero a tu madre y siempre la querré, pero también la amo a ella. Creí que podía cuidar de ambas y...