Después de varias entrevistas, pude seleccionar al personal adecuado para el turno de la mañana. Consulté con los chicos mi elección y todos estuvieron de acuerdo en que eran los más adecuados para el trabajo.
Así, los nuevos empleados tomaron el turno de la mañana, los supervise durante varios días, corrigiendo uno que otro error, guiándolos de la mejor manera para que pudieran manejar la pastelería por sí mismos. Sobre todo en las horas en que más clientes teníamos, además de contactar con los proveedores para que estos no intentaran venderles cosas que no son.
El último tema fue el de la caja y administración, una vez que todo estuvo claro, los chicos se ganaron mi confianza y dejé de ir supervisarlos, a excepción de uno que otro día, por mera precaución. Grecia me había dicho que no debía ser tan confiado.
Cuando me di cuenta ya había pasado un mes y un poco más desde que Chris y yo habíamos vuelto del bautizo de su sobrino.
Las veces que nos veíamos se habían reducido drásticamente, puesto que entre la pastelería, mis clases y su universidad, el tiempo era realmente escaso, aun así intercambiábamos mensajes de texto todos los días, y aprovechábamos los breves momentos en los que podíamos vernos, al máximo.
La segunda semana de mayo estaba iniciando y seguía sin tener noticias de Eleanor. Ella no me había dado una fecha exacta de llegada, y me moría de los nervios al pensar que en cualquier momento ella aparecería por la puerta de mi pastelería.
Porque tenía la dirección, me la había pedido hace aproximadamente una semana, en una breve llamada telefónica, donde me aseguró que estaba planificando todo para poder viajar.
Ella había alegado que no era necesario que la recogiéramos en el aeropuerto, y que además se hospedaría en un hotel para no incomodarnos a Grecia y a mí.
Así que solo me pidió la dirección y el horario de "Sweetness" y cuando le pregunté sobre la fecha en que vendría, solo respondió con un "nos veremos pronto" y un "cuídate" para después colgar, dejándome con los nervios de punta y con la impresión de que mi abuela materna era realmente rara.
No debí sorprenderme cuando esa tarde, mientras rellenaba unos churros, Tobías entró a la cocina con una expresión confusa.
El chico se acercó y en voz baja dijo: —Edgar, no estoy seguro si escuché mal, pero hay una señora muy elegante afuera, y cuando tomé su orden dijo que esta pastelería era de su nieto y me preguntó si él estaba, así que... pensé... ¿podría ser que tu abuela está de visita?
El churro resbaló de mi mano, pero lo tomé rápidamente antes de que tocara el suelo, previniendo un desastre de chocolate y azúcar en este.
Miré a Toby sorprendido.
¿Mi abuela?
No puede ser.
― ¿Estás seguro de lo que dijo?
―Seguro
―Está bien, en un minuto salgo
Tobías asintió y salió de la cocina.
De pronto sentí una mano apoyarse en mi hombro, sobresaltándome. Carla me sonrió con suavidad y apartó la mano.
― ¿Todo bien? ¿Pasó algo malo?
―N-Nada. Saldré un momento
Ella asintió y sin decir nada más, caminó hacia su estación de trabajo y continuo haciendo sus postres.
Respiré profundo, me quité el delantal y salí de la cocina. Una vez en la barra eché un rápido vistazo, tratando de localizar a la que sería mi abuela materna.
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"Sweetness"
RomanceEdgar es un excelente pastelero que prefiere las comidas saladas con un toque de picante. Quien además tiene un pequeño trauma con las mujeres, debido al abandono de tres de ellas. Una navidad recibe el mejor regalo que un repostero podría desear, l...