26.-De momentos bizarros y "Me gustas cuando..."

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Maratón 4/7

Beeeeeeeeeeeeep Beeeeeeeeeeeeeeeeep

El sonido de los signos vitales se había detenido, me estremecí y asuste al ver al doctor Garland inquieto, dejando sus utensilios de lado, yo sabía que pasaba y aun así no quería contestar, me llamaba o eso parecía pues solo podía escuchar un pitido y el sonido de una pequeña alarma en el monitor de signos vitales, la persona en la camilla me tenía temerosa, sabía que hacer pero a la vez no, el hombre estaba muriendo y la impresión de ver como se le iba la vida poco apoco me paralizaba

En la escuela de medicina no te enseñaban como era el ver morir a alguien, no a un maniquí o uno de esos robots en los que podíamos manejar, una persona real. A mi lado, el otro residente Jared se veía igual que yo, tal vez peor, esperaba que peor.

—¡Sheridan! grito Garland por fin trayéndome de regreso a la realidad, el aún le intentaba con la reanimación cardiopulmonar —¡Desfibrilador!

Ordeno y atendí sus órdenes, corrí por el aparato, en tan solo cuestión de segundos este ya estaba encendido, el hombre en la camilla ya tenía pegados unos parches por el cuerpo y el doctor Christopher ya estaba frotando ambas palas. Garland me observo en busca de mi aprobación, miré la pantalla del desfibrilador, el hombre estaba listo para recibir una descarga, asentí con la cabeza, a mi lado, la doctora Rojas dio la orden para reanimarlo. Garland, hizo lo que pudo, agacho la cabeza y supe que después de esto, nos iba a leer toda la santa cartilla a mí y a Jared por no actuar con la velocidad adecuada.

—¿Hora de muerte? — pregunto Garland, mire al reloj encima de la puerta.

—Una treinta y siete de la mañana. — respondí, sin aliento.

El frío viento corría por los rostros de todos, los árboles se movían con ritmo provocando la caída de sus hojas, incluso la proveniente noche amenazaba con llover, porque el cielo quería llorar, los quería ver sangrar, derrumbarse y regocijarse sobre las sombras de sus almas.

Lucy tenía las manos teñidas en rojo, una de ellas presionando la herida de su hermano, la otra le temblaba frenéticamente, ya no estaba enojada, quería tumbarse a llorar pues delante de ella observaba como a su hermano se le iba lentamente el conocimiento, Evan trataba de mantenerse despierto, apretaba los labios reprimiendo sus quejidos y con la poca fuerza que tenía también presionaba su herida, encima de la mano de su hermana.

—Por favor, necesito ayudarlo, mi mochila... — hablo Lucy pero una mujer de cabello negro le interrumpió pronunciando un suave "shhhh" le apuntó más cerca de la cara y retrocedió un paso.

—¡Porque ustedes aun no aprenden!

Grito Negan, Marcus estaba atrás de él, traía sujetando de los hombros a una persona, a una mujer de playera blanca y jeans azules, con una bolsa negra en la cabeza, seguro era Sasha, las piernas le temblaban y no dejaba de moverse. Lucy observó la escena del como arrodillaban a Rick y a Carl frente a él, la pecosa giro su cabeza hacia la izquierda, observó a Aaron y Michonne siendo apuntados, con las manos levantadas.

—¡Por eso, sólo por eso, me voy a cargar a tu hijo y a Sasha! — gritoneo Negan agarrando tan fuerte a Lucille que los nudillos se le tornaron blancos, se posicionó atrás de Carl y le quito el sombrero, la pecosa observó como Rick le hablaba, tal vez rogando por la vida de su hijo.

—Venga Evan, venga, no te duermas... — le pidió y soltó un par de lágrimas, su hermano como podía levantaba la cabeza, cerrando los ojos, demostrando dolor, el pasto ya estaba colorado y Lucy sabía a la perfección que si no paraba esa hemorragia en los próximos minutos se desangra ría y tal vez solo tal vez existía la posibilidad de llevarlo a algún lugar seguro hacerle una transferencia de sangre y coserle la herida, giro nuevamente a la escena de Rick, todo su mundo se quebraba justo ahí, justo en una cabaña quebrada bajo un cielo quebrado. —No, no... — susurro Lucy observando que Negan de verdad iba en serio, que de verdad estaba molesto.

What we lost |Daryl Dixon|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora