Capítulo 10 (2/2)

                                    

                                          
- ¡Hombre Rabis!- Saludó Luzu al osito, mientras lo abrazaba efusivamente.
                          
- Hola Luzuu- le golpeó la espalda- ¿Qué tal te ha tratado la vida?
                          
- Nada, pues aquí preparándome para las elecciones, ya tu sae- comentó mientras caminaba hacia el cartel de Karmaland.- A ti ¿Qué tal la vida?
                          
Rubius giró con entusiasmo- ¡Olee, Ole los caracoles, ése es mi alcalde chavales!- Subió ambos brazos en modo de celebración.- Pues nada, siguiendo el camino del señor Jesucristo, ameno dorime.
                          
- Pues sí, para que vayas votando por mi chaval, que quiero hacer de éste lugar un sitio más seguro y feliz.
                          
- Y más religioso, supongo- tosió falsamente arqueando una ceja.
                          
- Hombre claro.
                          
- Con fondos religiosos, supongo.
                          
- Bueno bueno, tampoco te pases chaval. Que ni siquiera he empezado mi campaña electoral.
                          
- Tu falta de amor hacia la religión me hace dudar de mi voto, Luzu...- lo miró con los ojos entrecerrados.- Es coña, venga, ¿donde está tu gatita?- miró tras de él.
                          
- ¿Quién?
                          
Rubius lo miró unos segundos, esperando que fuese una puta broma.
                          
- El calvo tóxico, joder, Auron.
                          
Luzu se ruborizó al instante, y a Rubius le tentó una risa enorme. ¿Se había puesto nervioso por AuronPlay?
                          
- Ya veo- siguió Rubius.- En tu defensa, los calvos son... llamativos. Por ejemplo, Vegetta es calvo, Vegetta es una buena y... llamativa persona, en plan amigos ¿sabes? pero tú y el calvo parecen parejita, macho, se andan besuqueando por los rincones de la manito, tú defendiendolo y él como perrito faldero lloriqueando por...
                          
- Hey, tío, ¿Qué clase de películas te estás pasando?- rió nervioso, rascandose la cabeza desesperadamente.
                          
- Los piojos pa otro lado, tío, que luego me joden a mí.
                          
- Auron y yo solo somos amigos, mejores amigos casi, no nos andamos besuqueando como Vegetta y tú, que aparentais que no quereis comeron el morro candentemente- le ignoró y habló tan rápido que tuvo que tomarse un momento para respirar y proseguir, mientras caminaba sin rumbo fijo por el pueblo- Es otro tipo de... química, quiero decir, Auron y yo somos más bien como hermanos, nos protegemos, nos reímos y pasamos tiempo en plan guay ¿sabes? no nos andamos rompiendo los pantalones ni calentandonos el uno a otro como vosotros con Vegettita. Que a mami Luzu no le engañas.- rió mirandolo coquetamente, tratando de apartar el incómodo tema.
                          
- Vamos a ver, Luzu, no me enrrolles ni me dejes de caliente a mí, tío, que estabamos hablando específicamente de tu afable relación con Auroncito.- mencionó, viendo como su amigo se ruborizaba.- ¡Ahí está! rojísimo chaval, quién lo diría- rió efusivamente- Si basta ver como se miran, tío, que Auron no ha parado de mirar aquí y como nos paseamos juntos. Sé que es un puto imbécil el Auron, que lo más lindo que podrá decir alguna vez en su vida sea que tienes una amigable cara de guarro, pero tú eres más inteligente, Luzu, y te conozco. Te conozco tanto como para saber que a ti te importa una puta mierda tirarle los cables sea donde sea, pero porfavor no te hagas el gilipollas conmigo, tío, si hemos creado más salseo juntos que separados.
                          
Luzu mantuvo silencio, y era cierto, era complicado pasar de ser el shippeador al shippeado, ése era su trabajo, y que alguien tan impersonal como Auron le llamase levemente la atención le cabreaba. Joder, ¿Por qué no Alexby? el simpático, constante y chistoso Alexby, siempre solitario y con un gran amor para dar. Pero no, Luzu se sentía tan tóxico por elegir al tóxico.
                          
- No sé que decirte, tío- le miró para después bajar rápidamente la mirada, había admitido algo indirectamente, y sabía que por muy gilipollas que fuese Rubius, había entendido a la perfección.
                          
- A ver, no soy don cupido, pero tío, sé tu mismo, invitale a cosas y sé obvio aunque no lo note. Veo algo de interés de su parte y mientras más obvio seas, con mucha suerte notará que...
                          
- Existo- rió.
                          
- Algo así, ése es nuestro Auron- subió sus hombros, resignado.- Pero le queremos, ¿no?- subió una ceja, esperando escuchar las palabras correctas.
                          
- Pero le queremos.- admitió Luzu, siguiendo su camino hacia su casa.