Llegó el día de año nuevo.
Annette, Cindy y Paul estaban en la casa de el Benjamín, las mujeres de la casa preparaban las tradicionales hallacas de navidad, mientras Paul y Max estaban en el vestíbulo. Max tenía entre sus manos una guitarra acústica y ambos interpretaban canciones de los Beatles en un tono desafinado que tenía su encanto, definitivamente no tenían las mejores voces, pero se dejaban escuchar.
-¿Te sabes Let it be? -preguntó Paul.
-Mierda, como no, si es la primera que me aprendí de ellos.Paul respondió con una sonrisa, inmediatamente después empezó Max con el “When i find myself in time” introductorio de la canción.
Las mujeres estaban charlando en el fondo de la casa sobre temas casuales y cada tanto haciendo una broma acerca de los músicos amateurs sin pena ni gloria.
El año viejo se fue y el nuevo llegó tan pasajero como todos los demás, entre abrazos y alegrías formemos un parrandón, decía la canción, y así fue en la casa de los Backell. Annette y Lisa justo salieron justo después de la medianoche con las maletas y dieron una vuelta por toda la calle riendo como niñas, la gente los recibía con la misma sonrisa y las abrazaba, deseandole los mejores deseos. Paul, atípico a la tradición, alertó a Cindy de que su madre y su tía se estaban yendo de la casa. Cindy se destornilló de la risa y le dijo que era un bruto. Paul quedó atónito. Siendo campesino y todo, aquella costumbre pueblerina no tenía la más mínima gracia para él.
Bebieron y celebraron hasta altas horas de la madrugada, cuando cada quien se metió de nuevo a su casa a seguir celebrando la llegada del año nuevo en la cotidianidad de su hogar. Para Paul, la noche fue bien, diferente a la quietud de su año nuevo campesino, que era casi como cualquier noche. Aunque pasaba el resto del año en Levington, las navidades solía pasarla en casa, donde volvía a sus labores de campesino junto a su padre. Cindy le había contado que en ésa época en la casa de los Backell se pasaba el alcohol como si de agua se tratase, no había niños en la familia, y todos, a excepción de Lisa que aquejaba un problema en los riñones, bebían compulsivamente. Afortunadamente, el hombre Backell no se volvía agresivo de ninguna manera al estar en estado de embriaguez, por el contrario, Benjamín parecía ponerse hasta cariñoso con Lisa cada vez que se daba una pea de veinte pares de cojones. Lisa aguantaba el olor a aguardiente de su aliento y hacían el amor esas noches inrecordables para un Benjamín borracho. Por otro lado, en casa de los Pearson el alcohol era un tesoro invaluable y de consumo casi ritual; sólo se abría una botella cuando en verdad había algo que celebrar, y desde que Paul tenía conciencia, sólo habían sido destapadas en cuatro ocasiones alguna bebida alcohólica en el hogar Pearson: la primera antes de irse a casa del tío Ben, su padre abrió un vino añejo que guardaba en el cobertizo, y entre él y Ben bebieron su contenido sentados en sillas mecedoras frente de la casa. La segunda fue al entrar a la universidad, la escena se repitió, pero esta vez se había añadido Paul. La tercera fue cuando llevó a Cindy a casa, el tradicional vino había sido sustituidos de un par de cervezas baratas. La cuarta y última hasta entonces fue cuando se graduó de la universidad. Con estas experiencias, Paul había aprendido a relacionar el pop que hacía el corcho al salir de la boca de la botella con el cumplimiento de una meta, de estar cada vez más cerca de la independencia y de la plena adultez.
Volvieron a casa, subió las escaleras, se puso la pijama y cayó en la cama rendido. En sus sueños esta vez no habrían polillas revoloteando al rededor ni tampoco motosierras que buscaban desmembrarlo, nada de eso. Soñó que tenía alas, que podía volar, y volaba hacia la cima de la montaña con punta nevada que se veía imponente a la lejanía. Sentía la brisa golpear contra su rostro mientras se abría paso entre los cúmulos de nubes que delineaban el techo de la Tierra, por encima de ellas, estaba la cima, un segmento casi triangular que brillaba con una luz fantasmal. Ahí, ahí alabaría, no habría otro lugar ni momento, sería ahí. Volvió la oscuridad, eran sus párpados de hombre alado que se cerraban mientras el sueño moría y los rayos de luz que entraban triunfantes por la ventana tocaban la puerta.
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Gran Garganta
Mystery / ThrillerLa Gran Garganta es una de las montañas más altas del mundo, siempre en la mira de temporadistas en busca de un gran reto. La montaña tiene una rica historia y cultura llena de mitos y leyendas que espantan a algunos y apasionan a otros, lo que lo h...