no recuerdo más hasta cuando unos rayos de sol alcanzaron mi rostro, me estiré y sentía como si algo me faltara, recordé lo de la noche anterior y sonreí mientras giraba en la cama sin darme cuenta que Nathan estaba observándome, estaba demasiado al filo de la cama como para detener la caída cuando noté su presencia y caí al suelo.
—Mierda—susurré, arrastré la sábana blanca y la coloqué sobre mí para cubrirme ¿En serio soy tan torpe? Lo escucho moverse y se agacha hasta mi ¡Hasta eso me parece tan varonil en él!
— ¿Estás bien?—pregunta sonriente.
— Me has dado un susto de muerte Nathan ¿Esperas que esté bien? Me caí de la cama, no estoy bien—escucho su carcajada y me descubre la cara, nos miramos fijamente y noto cómo se acerca.
—Espera—lo detengo y le tiendo una mano para que ayude a levantarme, al estar casi a su altura, porque es demasiado alto, le sonrío—. Ahora sí, me lanzo a sus brazos y las sábanas caen a mis pies, acaricia mis muslos y me acerca un poco más a él, puedo sentir su erección.
—Si seguimos así no podré ir a trabajar—susurra contra mi boca, me separo de él, agarro las sabanas y hago un nudo para que no se caiga. No sé nada de él, y sé que todo lo que me contó probablemente sea mentira ¡Me acosté con él, por Dios! Al darse cuenta de mi enojo intenta agarrarme de la cintura pero me alejo de él.
—Sé que no te he contado todo sobre mi y tú tampoco, pero prometo hacerlo cuando regrese. Yo respeto tú espacio, pero necesito que confíes en mí. Eres una persona llena de secretos y lo has puesto todo al revés desde el primer día en que te vi—se acerca hacia mí y sosteniéndome la barbilla para que lo mire fijamente los ojos, susurra—: No quiero que te vayas—cierro los ojos y un nudo me atraviesa la garganta, no puedo evitarlo y las lágrimas brotan por mis ojos.
—Tranquila, mi amor. Lo solucionaremos—besa mi frente para tranquilizarme.
—No podemos—balbuceo mientras mi lágrimas siguen cayendo.
—Ya verás que sí, lo prometo— y levantando mi cara, besa lentamente mis labios, le correspondo a aquel beso lleno de ternura, se separa de mí y noto la falta que me hace estar entre sus brazos y sólo han pasado segundos—. Te he preparado el desayuno antes de que Luz llegara, ya ha de estar abajo, los muchachos me están esperando.
— ¿Van igual de guapos que tú?—pregunto sonriente.
— ¿Eso importa?—pregunta arqueando una ceja, luego seca las lágrimas de mis mejillas y tras darme un último beso lo veo salir de la habitación vestido con un traje americano gris, no sin antes decirle que me despida de los chicos.
Esto me entristece aún más y mis lágrimas vuelven a rodar por mis mejillas, me arrojo en la cama y me cubro con las almohadas procesando todas sus palabras. Me ha llamado ''Mi amor'' no quiere que me aleje de su lado y yo no quiero hacerlo tampoco, pero esto no debe estar pasando, yo no puedo seguir aquí, no quiero sentir dolor cuando me toque desaparecer, pero sé que es demasiado tarde, tendré que hacerlo en cualquier momento y lo peor de todo es que me estoy acostumbrando tanto a este lugar, me estoy encariñando con todos y siento que me estoy enamorando de Nathan, si se llega a enterar de todo lo que oculto, me odiará por el resto de su vida. Me ha prometido que lo solucionaremos juntos pero estoy segura de que en cuánto sepa toda la verdad no querrá volver a verme.
¿Tan difícil es ser feliz? Debo admitir que en estos últimos días me he sentido la mujer más feliz y libre del mundo, aunque todo eso acabará pronto, me propongo a disfrutar de los últimos días que me quedan y levanto la cabeza de la almohada, me seco las mejillas y observo el rico desayuno que Nathan me ha preparado, estoy hambrienta. Me levanto de la cama y me acerco al desayuno sobre el buró, tomo una galleta y le unto mermelada, me la termino gustosa y me dirijo al baño para darme una ducha, salgo y me coloco unas braguitas que compré cuando Nathan me llevó a comprar ropa para aquel fiestón y un pantalón corto, vuelvo a entrar a su habitación de él, gris. Entonces, me doy cuenta de que no tengo demasiada ropa aquí y dejé algunas prendas en casa de Rob.
Bajo de inmediato con el charol vacío, después de haberme terminado el desayuno y lo llevo a la cocina, allí me encontré con Doña Luz.
—Buenos días Doña Luz, los chicos me han hablado muy bien de usted, por cierto ayer le ordenamos lo que pudimos para darle menos trabajo, esto parecía casa de locos—siento que hablé demasiado rápido, pero no podía evitar lo contenta que estaba porque no me quedaré sola durante la ausencia de los muchachos, noto que entiende y suelta una carcajada.
—Tranquila señorita, me han ahorrado mucho trabajo y puedes llamarme Luz, me hacen sentir muy vieja si me llaman Doña.
—Le llamaré luz, en cuanto usted me llame Juliette y no ''señorita''—sonrío.
—Perfecto, nos entenderemos bien y la pasaremos de maravilla. No sabes cuánto me alegra saber que ya no estaré sola en compañía de Máximus—dice alegre.
— ¿Quién ese Máximus?—pregunté aturdida.
Mi pregunta quedó respondida cuando Luz me llevó a conocer a Máximus era un perro enorme, vamos, un Gran Danés, es que no entiendo cómo ella pudo estar sola con aquel perro todo este tiempo. Debo admitir que es una hermosura de perro, no podíamos parar de reír con las locuras y las travesuras que hacía. Luz me comentó que cuando era cachorro acumulaba los calcetines de los chicos y se formaban grandes peleas por no saber quién tomó el de quién, cuando todos se marchaban y se quedaba sola con Max revisaba en su casita y todos los calcetines estaban ahí, no podía parar de reír.
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Esperaré por ti
Humor-¿Confías tu nombre a un desconocido y no a mí? -¿Por qué tendría que confiar en ti? - Porque fui yo quien te salvó la vida, niña. Juliette está a punto de cometer un error, pero en el momento menos esperado se encuentra con Nathan, un apuesto model...