the earth, visit viii

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El resto de la semana junto a Minho pasó más rápido de lo que a Jisung le gustaría recordar

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El resto de la semana junto a Minho pasó más rápido de lo que a Jisung le gustaría recordar.

El miércoles por la mañana despertaron casi al mismo tiempo. Minho ocupaba la mayor parte de la cama y, al estirarse, empujó tanto a Jisung que lo hizo caer. Asomando su cabeza desde arriba, le susurró una disculpa que nadie habría creído; entonces Jisung le pegó con una almohada. Desayunaron algunas cosas que quedaron de la fiesta, llamaron a Felix y partieron rumbo al alojamiento para volver a encontrarse con el curso de Minho. Tenían que pulir algunos detalles del trabajo.

Juntos visitaron un hospital, una biblioteca y la universidad de la hermana mayor de Felix. En el camino, Jisung hizo buenas migas con Dos y recibió algo de información extra sobre la vida de Minho en el infierno. Tuvo que fingir ser de una familia de brujos para no meter al otro en problemas, después de todo la forma en que se conocieron podría considerarse peligrosa, y Felix contestó por él todas las preguntas que le hicieron en base a su extraña experiencia familiar.

— Eres el brujo más erudito que he visto en mi vida— le dijo Changbin luego de que Felix relatara la forma en que su madrina limpiaba los espacios de las malas vibras. Felix le dio una sonrisa pequeña, y luego miró a Jisung con una expresión que casi rozaba el pánico.

Bueno, a Changbin le gustaba coquetear. Su forma no era como la de Minho y eso desconcertaba a Jisung un poco, después de todo jamás había presenciado un coqueteo antes. Minho era todo sobre movimientos sutiles, sonrisas ladeadas, guiños aleatorios y palabras inoportunas que te ponían en una situación peligrosa. Changbin, no obstante, soltaba piropos extraños que acompañaba con una sonrisa medio chueca de un sólo sentido. Luego suspiraba pesado y decía algo como "renacuajos infernales, ¿por qué dije eso? Quedé como un patán". Y Jisung no podía evitar pensar que era muy tierno, jugando a ser un casanova cuando en realidad era bastante torpe, además de que tenía un vocabulario muy particular. Felix sonreía más con esas tiernas ocurrencias que gracias a los piropos difíciles de entender.

Volvieron a la casa para la hora del té. Felix se despidió luego de una hora, y Jisung aprovechó el tiempo libre para enseñarle a Minho a hacer un buen café. Esa tarde descubrió que los hijos de la bestia podían vivir sin tomar agua, y que todo lo que necesitaban para mantenerse sanos era comer de los frutos de jardín de no sé qué.

— Perséfone— lo corrigió Minho entre una risa dulce—. Esa una de las diosas del convenio, creo que existe en una de las mitologías terrenales. Ella cosecha frutos nacidos de una planta que es hermana de la bestia, mi mamá; una historia muy larga que te contaré otro día.

— Tienes que contarme muchas cosas, no creas que lo olvido— dijo Jisung, forzando un tono serio. Y Minho asintió, volviendo a reír.

Por la noche retomaron su maratón de Crepúsculo y decidieron cenar en la cama. Pidieron pizza, y Minho tuvo que comerla haciendo las porciones un rollito porque sino el morderlas le resultaba incómodo. Minho le confesó allí que podía manipular su temperatura corporal a gusto, pero aún necesitaba practicar para hacerlo en cuerpos ajenos. "Es lo que quise hacer contigo esa vez", le dijo, "pero se me salió un poco de control". Jisung contestó que estaba bien, y volvieron su atención a la película. Al comienzo del último título de la saga los ojos de Jisung comenzaron a cerrarse, y Minho le ofreció recostarse entre sus brazos para que entrara en calor. El jueves por la mañana despertaron en la misma posición.

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