Hades
Sus palabras me atormentaban día y noche, no dormía esperando su hablar. Mi niña hermosa esta perdida y yo no sabía donde, ni como encontrarla.
Su voz se presentaba junto a mi todas las noches, donde en el descanso de la oscuridad me permitía llorar escuchando sus leves susurros... eso era hasta hace dos días, desde ahí que no a llegado a mis oídos sus suave voz.
¿Dónde estas, mi amor?
Me encontraba vagando por el olimpo, Zeus me había llamado con urgencia pero hasta ahora no había aparecido frente a mi. Rondaba por los verdes prados rodeando el lago... aquel lago donde Andrómeda llegó a este mundo por primera vez, tan inocente y asustadiza.
Tan linda como siempre, llegó asustada y a la vez impaciente por ver que ocurriría mas adelante y yo... yo aún no era consciente de toda la mierda que sentía por ella.
— ¡Hermano!— La voz de Zeus sonó a lo lejos, giré en todas direcciones buscándolo hasta que lo encontré corriendo hacía mi a lo lejos.
— Zeus.— Dije a modo de saludo cuando se encontró cerca.— ¿Para qué me llamaste?
— Alguien quiere verte.— Respondió simplemente. Alcé una ceja en señal de confusión ¿Quien podría ser? No recuerdo tener asuntos pendientes con nadie por estos lados.
Mi hermano comenzó a caminar y sin mucha queja me dispuse a seguirlo. Eso era desde que la humana se fue, me sentía una carcasa que hacía o decía las cosas de forma mecánica sin importarme siquiera la acción en si.
Rodeamos los prados y terminamos en el centro del lugar donde altas columnas de cuarzo se hacían visibles sobre nosotros, el piso blanco brillaba gracias a la luz del sol. Desde este punto se podía ver absolutamente todo el Olimpo.
Barrí el lugar con la mirada pero no veía a nadie que pudiera tener algún pendiente conmigo hasta que de repente algo captó mi atención, a lo lejos algo se acercaba... Eros, pero no venía solo ya que logré divisar a Perseo y a una mujer algo extraña que nunca antes había visto.
— ¿Qué es todo esto?— Pregunté desconfiado. Zeus se giró hacia mi, me miro por unos segundos para luego seguir con su mirada hacía donde algo frente a nosotros captaba mi atención.
— Ella es Magntih.— Avisó en un susurro. ¿Quien demonios era esa mujer? Su nombre resonaba entre mis pensamientos, de algún lado la conocía pero no lograba recordar de donde.
Hasta que...
— El oráculo.— Susurré abriendo los ojos de sobre manera ¿Qué querría ella conmigo?
Zeus atinó a responder pero cerró su boca segundos después ya que Eros, Perseo y Magntih se encontraron frente a frente como nosotros.
— Te ves del asco.— El primero en hablar fue Perseo.
— Gracias.— Respondí con notable sarcasmo sin quitar mi mirada de la mujer.
— Hola, Hades.— Su voz siempre tuvo un poder extraño sobre todos, era tan calmada que podría hacerte dormir con unas simples palabras, pero a la vez su tonó sonaba tan frío que podría helar tu pecho con facilidad.
— Magnith.— Respondí con firmeza.
— Iré al punto.— Avisó y se acercó hacía mi dejando atrás a Eros y Perseo.— Sos el único capaz de traer a Andrómeda nuevamente.
— ¿Qué?— Pregunté. Pronto sentí todo rastro de oxígeno abandonar mis pulmones, ella estaría nuevamente conmigo...
— Sus almas se enamoraron mutuamente, están conectados.— Respondió Eros tomando lugar a un lado de nosotros.
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La estúpida que enamoró a un Dios (Wattys2020)
RomanceAndromeda es una chica algo introvertida que pasa su vida con un misero sueldo de mesera con el cual tiene que mantener una casa y a su perro. En su mente lo único que encontraras son problemas de dinero y en su casa sobras y paquetes de sopas insta...