Capitulo 32

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 ¿Qué harían ustedes si tuvieran todo un reino bajo sus pies? ¿Si fueran el amor de un Dios? 

¿Saben que voy a hacer yo? Renunciar. Si, así como lo leen.

Después del incidente con Hades, tomé un baño para calmar mi corazón y mi cerebro ya que ambos eran un desastre. Mientras el agua fría se colaba por cada poro de mi piel comencé a pensar si en verdad todo esto valía la pena... y no, en estos momentos no lo vale.

Odio decir esto pero extraño estar en mi pocilga, con mi perro y mi trabajo mal pagado. Nunca en mi vida pensé en desear volver a esa vida de mierda, pero acá me tienen.

Me encontraba con Perseo en el salón, habíamos decidido merendar acá como una cita de amigos. Aunque lo que menos hacía era prestarle atención y se que él lo notaba, pero le encanta hablar así que ignoro mi ignoración y siguió hablando.

— Quiero renunciar.— Solté de repente haciéndolo callar.

— ¿Qué?

— Eso. Quiero volver a mi vida ¿Es posible?— Pregunté.

— ¿Estas loca?

— Hace mucho ¿Nunca lo notaste?— Bromeé.

— Desde el primer día.— Respondió rodando los ojos.— No es tan fácil, tenes que ir con la deidad del oráculo y dependiendo su respuesta podrás renunciar a los recuerdos de esta vida.

— ¿Perder los recuerdos?— Pregunté sin entender. 

— ¿Que esperabas, volver al mundo humano con todos los conocimientos de acá? Al volver perderas todo. Los recuerdos con Hades, la amistad con Eros... todo.

Oh... admito que eso no estaba en mis planes. ¿En verdad estaba segura de querer olvidar todo? Todo lo vivido, lo aprendido... el dolor de cada parte vivida en este mundo.

¿En verdad quería olvidar a Eros?

¿Me vería capaz de olvidar a Hades? ¿Cómo sería despertarme un día sin su recuerdo? 

— Aún así quiero hacerlo... ya no puedo seguir acá.— Murmuré con inseguridad.

— Te llevaré con el oráculo mañana en la mañana, por ahora descansa.— Habló con calma, Perseo era el tipo de persona que te puede estar insultando que por su tono de voz no te darías cuenta. 

Se levantó de la silla, dejó un beso en mi frente y luego partió dejándome sola en el enorme salón... se veía aun mas enorme cuando estaba sola.

Creo que así estaría mi mente después de olvidarlo todo. 

Seré muy egoísta, lo sé. Olvidarme de todos sin siquiera avisarles será lo peor que podré hacer pero se que si les doy aviso de algo me lo impedirán... y ya me han echo tomar decisiones que no quería en el pasado, no volverá a pasar.

Creo que una parte de mi no quiere esto, pero mi parte racional es mayor a la parte amorosa que se guía por instintos.

— Princesa.— La voz de Clarisse me sacó a patadas de mi mente. Ella era una de las criadas, era con la que mayor tiempo pasaba y poco a poco me había aprendido su nombre y hasta algunas de sus manías.

— ¿Qué pasó?

— Eros la busca, la espera en su habitación.— Avisó, dio una reverencia y salió del salón.

Me lleva la mierda, no puedo con uno que ahora me toca lidiar con el otro.

Me levanté con lentitud de la silla, como si quisiera evitar por el mayor tiempo posible a Eros... y la verdad si estaba tratando de hacer eso, para que mentirles.

La estúpida que enamoró a un Dios (Wattys2020)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora