07.

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La jornada era dura, trabajar en una tienda no era del todo una pesadilla, pero aún así era agotador.


Le agradaba mucho el hecho de que su hyung trabajase con él, Hyunwoo era un buen suplente en algunos casos.


Hyungwon, la señora necesita que le des un poco de ésto.—habló el moreno, señalando una de las tazas de condimento.


El mencionado asintió y caminó con prisa hacía el mostrador, tomó una pequeña bolsa y la llenó del condimento sugerido, luego registró el dinero y entregó el pedido, recibiendo una sonrisa por parte de la canosa mujer debido a la atención empeñada.


El moreno a su vez luchaba contra un comprador, el cual debatía entre los precios y las diferencias, presentando quejas por estoy lo otro. Simplemente molestando.


A su orden, ¿qué desea?—preguntó el castaño, plantándose frente al mostrador, desplazando a su compañero.


Su semblante era serio, pero no denotaba molestia. El señor frente a él ni siquiera podría adivinar lo mucho que Hyungwon quería decirle que dejara de interrumpir y se fuera de inmediato.


Me gustaría saber porqué los cubiertos plásticos son más caros que los palillos, es injusto.—habló al minuto.


El moreno soltó una carcajada mientras atendía a una chica y luego se disculpaba por aquello, pero reírse fue algo que no pudo controlar. La cara del castaño por poco muestra una sonrisa estúpida, pero sólo se enfocó en mostrar una pequeña mueca.


Porque los palillos son producidos aquí, en cambio, los cubiertos plásticos son de otra zona. Y son más complicados para conseguir, de nada,vuelva pronto.—respondió, sacudiendo su mano de un lado a otro junto a una sonrisa tímida en su rostro.


Y el señor, sin más que decir, sólo se fue.


Su turno prosiguió como lo haría normalmente, tanto, que al final del horario establecido, ambos chicos estaban agotados por completo.


Servir a una multitud con prisa por hacer sus compras no era muy liviano después de todo.


¿Tu casa o la mía?—preguntó Hyunwoo, mientras colocaba su uniforme dentro del bolso y alisaba su playera gris.


El castaño lo miró pícaro para luego soltar una risa, es que realmente sonó prometedor.


Vamos a la mía, tengo que cuidar de mí cría.—decidió el menor, mientras tomaba su bolso y salía del local.


El moreno le sonrió y asintió conforme, la casa del castaño era acogedora, y pues, a él no le importaba el lugar siempre y cuando pudiese dormir.


¿Ya sabes qué nombre ponerle?—preguntó éste, mientras se ponían en marcha.


El contrario negó mientras avanzaban, realmente no sabía cómo llamarle a su pequeño conejo.


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El agua fría le servía de terapia, relajando cada uno de sus músculos. Su cuerpo realmente se encontraba cansado luego de pasar toda la tarde de píe frente al mostrador, sus píes dolían como la mierda.


Decidido a evitar un resfriado por tardar tanto en la ducha, cerró el agua y tomó la toalla, secando primero su cabello, para luego enrollarla en su cintura.


Hyunwoo se miró en el gran espejo junto al lavamanos y se asombro de lo mal que se veía su espalda. Hace tres días que una caja había lastimado esa zona en el despacho de la tienda y ahora su morena piel se encontraba tintada de purpura. Tanteó un poco la zona y salió del baño, quedándose de pie simplemente apreciando la escena frente a él.

Hyungwon sonreía mientras mecía suavemente al conejo blanco entre sus manos, y éste solamente se dejaba hacer.


Muy tierno.


Hyung, míralo. Es como un muñequito.—habló el castaño, sacando al moreno de la linda nube en la cual estaba.


Éste le sonrió y caminó hacía ellos, con cuidado de no dejar caer la tela que le cubría. Pero de un momento a otro, el conejo miró al mayor y comenzó a restregar su cuerpo contra el castaño. Siendo mayormente su barbilla, sacándole un pequeño susto a su dueño, quien lo miró asombrado por aquel comportamiento tan inusual.


Te está marcando, Hyungwon.—habló el moreno, comenzando a reír por la actitud de la pequeña bola de pelos blancos.—Así dice que eres suyo, tu cría es posesiva, me agrada.


Y sin más que agregar, fue a la habitación del menor para tomar algo de su ropa interior y un suéter ancho. Dejando al contrario confundido, mirando al conejo ahora dormitar en su regazo.


Creo que ya sé cómo llamarte.—le susurró, acariciando sus puntiagudas orejas con cuidado.—Te llamaré Wonho.


Sin duda alguna, aquel pequeño era un gran protector.



Red wish;; 2won.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora