Faltaban unas pocas horas para la dichosa ceremonia y con Hades estábamos mas aburridos que la mierda, comenzamos jugando Veo-Veo pero después de cuarenta minutos nos quedamos sin objetos, apoco no es triste.
Estaba pensando seriamente en deshacer la cama donde estaba acostada y hacer una carpa ¡Y lo iba a hacer! hasta que un click me hizo girar la cabeza hacia el Dios con el que compartía habitación.
— ¿Qué haces?— Pregunté sentándome en la cama.
— Escapar.— Respondió simplemente y abrió la puerta. Oh Jesús, nunca quise tanto a este hombre. Me paré de un salto y camine a paso rápido hasta su lado, Hades me sonrió.
Sacó la cabeza fuera del cuarto y luego de que el lugar sea seguro, salió y pegada a él yo, obviamente.
El pasillo era innecesariamente grande, aunque estaba muy bien decorado. Tenía las paredes blancas con detalles en dorados, una alfombra roja decoraba el piso y unas extrañas estatuas nos hacían compañía en el lugar.
— Vamos a buscar a tu Romeo.
— ¿A Eros?— Pregunté con una sonrisa. Si, lo había hecho a propósito y al ver la mueca que se le formó en el rostro pude ver que mi cometido fue logrado.
— ¿Te gusta?— Preguntó, se le notaba el enojo en cada palabra. Comencé a caminar y pronto sentí sus pasos detrás de mi.
— Es precioso y un gran amigo.— Le respondí. No iba a mentir diciendo que si, ya que no me sentiría cómoda mintiendo tan descaradamente pero al menos podría jugar un poco con Hades, un juego en el que yo me divierta y él se carcoma la cabeza.
Oh si querido, ya sufrí mucho daño mental, ahora te toca.
— ¿Tendrías una relación con él?— Que directo, así ni gracia da.
— No tendría una relación con nadie.— Respondí. De repente sentimos unos pasos ajenos a nosotros, miré a Hades presa del pánico. Tiró de mis brazos sin siquiera dudarlo y nos metió a ambos en una de las puertas que ahí había.
¿Qué... qué es esta sensación tan cálida?
No me soltó, se quedó ahí, con mi cuerpo preso entre su pecho y sus brazos, sin moverse. Atiné a hacer el primer movimiento de separarnos, pero lo único que logré fue que me apretara mas contra él. Aspiro el aroma de mi pelo y suspiro.
— Ni tratando de alejarte saliste de mi mente.— Susurró. Mi cuerpo se tensó, no sabía que hacer.
— Necesito respirar.— Murmuré, pero ni así me soltó.
— Podes.... ¿Podes corresponder el abrazo, humana?— Preguntó apretando aun mas el agarre. Bueno maquina, para de apretar que me vas a tronar los huesos.— Voy a ignorar tus pensamientos solo esta vez, Andromeda.
Inhale profundamente y sin poder evitarlo el aroma de Hades inundó mi olfato, tan embriagante como la primera vez. Llevé mis temblorosos brazos hasta su cuello y los enredé ahí, uniéndonos por fin en un abrazo mutuo. Escondí mi cara en su cuello y suspiré, tratando de quedarme con su aroma el mayor tiempo posible.
Sus manos bajaron de mi espalda hasta mi cintura, donde se acunaron a cada lado de esta e hicieron presión.
— ¿Por qué me queres confundir otra vez?— Pregunté en voz baja, sin quitar mi rostro de su cuello.
— ¿De qué estas hablando?
— Siempre que precisas algo de mi me buscas.— Respondí y me anime a separarme. Busqué su mirada pero me esquivo. Me reí con amargura, yo no se leer mentes, pero se que ahora lo carcome el pensamiento de que tengo razón.
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La estúpida que enamoró a un Dios (Wattys2020)
RomanceAndromeda es una chica algo introvertida que pasa su vida con un misero sueldo de mesera con el cual tiene que mantener una casa y a su perro. En su mente lo único que encontraras son problemas de dinero y en su casa sobras y paquetes de sopas insta...