20. No estoy listo

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→ Conoces a las personas por la forma en que reaccionan con la felicidad de los otros←


Eckart y yo quitamos la lona del sofá más grande y nos sentamos. Su rostro lleno de ojeras delata su cansancio  y casi puedo jurar que esta mas delgado, imagino que la falta de ejercicio empieza a afectar su cuerpo.

— ¿Que quieres que te diga? —Me pregunta y yo ruedo los ojos, estamos sentados a una distancia prudencial.

— Eckart, ¿Que pasa? ¿Ernest no te contó que hablamos? Me dijo que tienes pesadillas y me pidió con fiereza que me aleje de ti.

Él asiente pero se queda callado. Yo imagino las mil formas de como matarlo por no contarme nada.

— ¿Le haras caso? —Me pregunta al fin.

— Solo si eso quieres —Murmuro y el asiente.

— Ya estoy mejor —Me dice— Estuve ausente porque no puedo concentrarme mucho y en realidad es algo complicado y en serio preferiría hablar de cualquier cosa menos de eso y el peligro que soy para la sociedad cuando me pongo así, prometo contarte todo pero no ahora, no estoy listo para que te alejes de mí Cassie.

Eckart se acerca y me toma la mano.

Yo trato de soltarlo pero aún así nuestros meñiques quedan entrelazados, él lo aprieta.

— Esta bien —Acepto finalmente. Con mucha cautela— Podemos entonces hablar de que pasara ahora. 

Él sonríe abiertamente.

— No quiero alejarme de ti Cassandra, esta semana que paso fue suficiente para darme cuenta que no quiero una vida sin ti, se que es abrumador y que tal vez sea muy pronto pero eso es lo que siento.

Su voz tan calmada y serena hace que mi corazón se desboque porqué de alguna manera se que está lleno de honestidad. Lo abrazo y escondo mi rostro en su cuello, toda la ansiedad que había sentido la semana pasada se esfumo, él nos tumba en el sofá y me abraza.

— ¿Que pasara con Ernest?

— Bueno, al carajo con mi hermano. Él debe cuidarse solo.

Yo suelto una risita y asiento, estoy completamente de acuerdo. Mi cabeza descansa sobre su pecho y me siento embobada al escuchar los latidos de su corazon, él traza con su índice la línea de mi mandíbula, haciendo un recorrido por mi ceja y mi nariz que me vuelve loca.

— Pareces una muñeca Cassandra, toda una princesa—Me dice y yo no puedo evitar sonreír porque me siento feliz, me siento plena con toda la felicidad que este momento con Eckart me esta generando.

— Mira quien habla —Murmuro aún con los ojos cerrados.

— ¿Que? —Me pregunta con una voz llena de ternura, yo levanto la cabeza y lo miro entrecerrando los ojos— ¿Por que dices eso? —Eckart suelta una risita tan melodiosa que me llena el pecho de felicidad y ternura, me gusta saber que soy yo quien provocaba esa risita tan poco común en él.

— Porque pareces tallado con cincel —Le digo y él vuelve a reírse, yo me uno a su risa y de repente solo nos quedamos en silencio, viéndonos a los ojos. Se que va a besarme porque hunde sus dedos en mi cabello y tira de mi cabeza hacia la de él.

Nada delicado pero tampoco brusco.

Entonces me besa, sus labios sobre los míos son mas suaves de lo que había imaginado, su tacto es un poco caliente con un ritmo muy nuevo para mi boca, no es suave, no me besa como si en cualquier momento fuera a desaparecer, tampoco me besa con ansias de nada, en sus besos Eckart me demuestra lo mucho que me quiere, me hace sentir amada y segura. Me demuestra toda su personalidad en un solo beso.

El secreto de los Neisser (Larkin#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora