13. El baile.

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Cuando el día del baile llegó, decidí que abandonar la locura del Olimpo no afectaría. Sólo por una noche, me olvidaría de la maldita profecía, de la ausencia de Zeus, de la traición de Ares y la estúpida obsesión de mi hermana con él. Todo quedaría fuera, todo sería sustituido por una romántica pieza de baile con mi hermosa Jade.

Sonreí al imaginarlo.

—¿Estás sonriendo?

Hera se mostró completamente confundida al verme así.

Suspiré, lento y tranquilo.

—Iré con Jade.

—Hades, estamos en medio de una guerra. No puedes simplemente ir a visitar a tu noviecita.

—Le prometí que iría al baile con ella —respondí, observando mi reflejo en la fuente de la eterna juventud.

Ella soltó aire con pesadez, pero al mismo tiempo, su triste mirada tradujo que me entendía.

—Estás loco, ¿lo sabes?

Asentí.

—Completamente, hermana. Estoy muy loco por ella.

Poseidón se incluyó en nuestra plática, metiéndose como la humedad.

—No es momento para que juegues a las muñecas en Grants, Hades.

—Ustedes no lo entienden y realmente no me importa. Iré a la tierra esta noche. Nadie lo impedirá, y quien lo intente, deseará jamás haberlo pensado.

Ambos intercambiaron un par de miradas que supe interpretar a la perfección.

—No hagan eso —pedí—. Estoy enamorado de ella, ¿tienen algún problema?

—Muchos, para ser sincero— aclaró Pos.

Apreté mis labios, inhalé con fuerza.

—Y, entonces, debes saber que me importa un carajo.

—Lo sabemos, así que diviértete esta noche —soltó delicadamente mi adorada Hera.

—Pero debes tener claro que no podrás regresar allá una vez más, Hades. Al menos no hasta que esta pesadilla termine.

Asentí lentamente.

Si alguien llevaba la cordura puesta, era yo.

—Sé lo que debo hacer.

☠️☠️☠️

Usaba el traje perfecto y me miraba frente al espejo. Me sentía ridículo, hay que admitirlo. Pero, ¿qué más da? Jade valía incluso disfrazarme de payaso y bailar frente a un semáforo haciendo un par de malabares.

Si dejaba una guerra de lado por acompañarla a un baile, ¿qué diferencia habría con lo demás?

El celular que había conseguido antes, se iluminó.

Hola, Idiota.
¿irás al baile?
¿O me dejarás plantada?

Sonreí. El primer mensaje que recibía desde que partí... y me llamaba idiota. Quizá por eso me había enamorado tan perdidamente de ella.

Te lo prometí, fea.
A las ocho paso por ti.

El tiempo pasaba tan lento y mi desespero cada vez crecía más rápido. Sólo quería ver a Jade. Vivía en completa ansiedad. La necesitaba, habían pasado ya dos semanas desde que la había visto por última vez desde su ventana, y cada parte de mí pedía a gritos cada parte de ella.

Era como una maldición. Una cruel maldición que me llevaba al borde de la locura. Una maldición que me hacía volver a sentir. Una que... no deseaba abandonar.

El Olimpo: HADESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora