Capítulo X (Final)

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Tres días después....

La noticia de la muerte de las damas Marlowe acaparó titulares de los más importantes periódicos de todo el País y aun más allá; y no precisamente porque se tratara de la ex actriz que salvó la vida del famoso actor del momento, sino por las declaraciones del único testigo del doble homicidio, quien tras hacer mención de la peluca, el aspecto y la particular vestimenta que la joven Marlowe llevaba cuando ocurrieron los hechos, dejó claro y a la vista de todos que el ataque no era en contra de Susana Marlowe sino contra la esposa del guapo actor, Candice Grantchester,  heredera de la familia más poderosa de Chicago, de descendencia escocesa, los poderosos Ardley, amos y señores de más de la mitad de los bancos de los Estados Unidos.

Luego de leer la noticia por enésima vez, Terry sintió escalofríos recorriendo su cuerpo.

Agradeció al cielo la insistencia de su madre la noche anterior al ataque, para que Candy y él permanecieran en su casa mientras las cosas con Susana Marlowe se suavizaban un poco.

Sin previo aviso, Terry se puso de pie y abrazó a su madre con tanta fuerza que la actriz presentó un ataque de tos.

—¿Y esto? , ¿A que debo tantas muestras de cariño? —preguntó Eleonor tras recomponerse.

—Gracias madre, muchas gracias, de no haber sido por tu insistencia aquella anoche y el plan que pusimos en marcha, aquella despreciable mujer hubiese cumplido su propósito y eso jamás me lo hubiera perdonado.

Eleonor, al sentir como el cuerpo de su hijo se estremeció ante la sola idea de que Candy y el bebé hubiesen sido las víctimas de aquella desquiciada mujer, lo abrazó como nunca antes lo había hecho desde que él la perdonara por años de abandono, al hacerlo,  cerró los ojos y recordó como Terry había accedido a que Candy permaneciera en su casa mientras él regresaba por algunas noches a su departamento, ya que si Susana estaba dispuesta a seguirlo lo haría hasta la casa de ella.

Fue así como finalmente y luego de planearlo con detenimiento, ella vistiendo una peluca rizada había ingresado del brazo de Terry al edificio donde éste vivía para salir luego sola, reemplazando la peluca rubia por la negra que utilizó para asistir al estreno de Romeo y Julieta, mientras Candy aguardaba por ella en su casa.

—Todo terminó Terry, no puedo decir que me alegra la manera como sucedieron las cosas, pero ahora tengo la seguridad que Candy, mi pequeño nieto y tú, no corren peligro alguno y podrán disfrutar de la felicidad que se merecen sin temor que alguien atente contra ustedes.

—Eso espero madre, realmente eso es lo único que deseo.

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Al otro lado del Atlántico, lady Margot, duquesa de Grantchester se encaminaba a la biblioteca tras ser informada por una de sus mucamas que tenia una llamada de su hombre de confianza, quien utilizando un disfraz apropiado, se había ganado la confianza de Susana Marlowe en un tiempo récord, consiguiendo que la muy tonta e ilusa joven le dijera todos los pasos que Terry daba, fue por esa razón que él estuvo presente en la estación de tren cuando Terry y la chica rubia arribaron a New York, y fue a partir de ese momento que comenzó a seguirlo.

La robusta mujer sonrió creyendo que finalmente se había deshecho de su estorboso hijastro.

Tomó una bocanada de aire y dejó caer su regordete cuerpo en la amplia silla frente al escritorio.

Entre El Amor, El Poder y El OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora