—Lan Zhan. ¿Cómo me veo? ¿Crees que soy hermoso?
Recuerda tan bien esa angelical voz llena de entusiasmo y alegría, siendo igual que el canto de un bello pájaro.
Puede escucharlo hablar, con sólo mirar la fotografía que su mano atesoraba con tanto afán, sin ninguna intención de querer soltarla. Mucho menos de olvidar esa nueva imagen del joven que buscaba con toda su desesperación.
No cuando la persona que estaba en esa foto era su querido Wei Ying. El único chico que alguna vez llegó amar y que jamás tuvo la oportunidad de poder decirlo. Ese mismo por el cual aún guarda sentimientos de cariño y amor. Sin importar los años que hayan pasado, la emoción sigue siendo igual de cálido como la primera vez que lo vio.
Puede contemplar esa foto todo el día, hasta aprenderse todo los rasgos que Wei Wuxian mantiene en su hermoso rostro, con esa ropa (que aunque le hace ver como alguien muy hermoso) no favorecer a su persona. No cuando conoció la actitud rebelde e indomable del chico, con sus ropas holgadas y relajadas, adecuada para alguien de su edad y personalidad.
La persona en la foto era muy distinta a Wei Wuxian.
Esos labios se veían tan rojos y delicados, siendo brillantes con el maquillaje que llevaba puesto. Las túnicas que vestía en esa imagen eran igual que las vestimenta que los omegas de alta clase usaban en la antigua China, hecho de delicadas telas y con finos bordados a los bordes como un detalle especial y moderno para la época.
Sabía que Wei Wuxian era un omega, uno muy distinto a cómo debería ser, era hermoso, con ese exquisito aroma a flores, pero sin tener esa delicadeza y actitud sumisa por debajo de un alfa.
Era un omega irrespetuoso y muy diferente a los demás, dónde debería haber delicadeza, hubo rebeldía y libertad. Aún así lo amaba tal y cómo era.
El chico que veía en ese papel, era como ver a un omega perfecto y realmente bello.
Desde que Lan Wangji encontró esa foto, no hubo un momento en que dejara de verlo, de admirar la belleza que Wei Wuxian se había vuelto y de la sonrisa que había perdido.
Una imagen decía mucho, no necesito palabras para describir el brillo y la alegría perdida en esos ojos grises. Diferente a la mirada que alguna vez le saludó tan radiante como los rayos del sol, con una felicidad inocente y ajena al mundo real. Podía decir fácil que su amigo, se veía triste y cansado, como una muñeca tan bonita, elegante y sin vida.
Pasaron tres días luego de encontrar lo que parecían ser pistas de la desaparición de Wei Wuxian. Pistas que terminaron en más dudas y un rompecabezas imposible de armar, con piezas inútiles que no encajaban en ningún lado.
Con el único indicio de una fotografía rota de Wei Wuxian, que lo único que le decía era lo mal que lo estaba pasando.
Lan Wangji siguió admirando la fotografía en sus manos, sus ojos perdidos en esa bella mirada de ojos grises. Esos mismos que se vieron tan apagado y perdido y tanto deseaba volver a ver en real.
—Lan Zhan... ¿Te gustó? ¿Es por qué soy hermoso?
Esa imagen de pronto tiene voz, recordando una vez más esas preguntas lanzadas como un interrogatorio, con una sonrisa burlona al igual que las carcajadas que la acompañaban.
Esa voz que tanto desea escuchar una vez más, se va alejando cuando el sonido de su teléfono celular lo interrumpe y lo saca de sus pensamientos.
Tiene que obligarse a alejar la vista de la foto por unos minutos, en lo que su atención está totalmente a la llamada telefónica entrante.
—¿Sucede algo? —Preguntó utilizando su mismo tono neutral y sin ninguna emoción.
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Volverte a ver
RomanceLan Wangji era el mejor y reconocido detective dentro del Departamento de Policías en Gusu. El agente que era famoso por ser un amante de la justicia, que jamás descansó hasta encontrar la verdad o al culpable, sin fallar en ninguna de sus investiga...