La sangre corría y bajaba por su garganta, los gritos de los pobladores eran música para sus oídos, sus garras penetraban cada centímetro de la piel humana... disfrutaba como nadie del caos que su presencia creaba. Era capaz de acabar con pueblos enteros, pero siempre llegaba él a interrumpirlo. ¿Por qué no lo entendía? Según él, quería que todos fuesen felices, pues para Leviatán la felicidad era matar y provocar dolor.
No se detendría, ellos lo habían creado, ahora tenían que aguantar. Los haría sufrir indefinidamente, acabaría con cada uno de ellos, no dejaría rastro de la humanidad... era definitivo.
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Desahogos de madrugada.
General FictionHistorias alternas entre Persephone, Leviatán y Phoebe.