Capitulo 26

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Rosy

La oscuridad se había cernido sobre nosotros, podía sentir el frio ingresar a mi cuerpo, esto de ser una criatura no definida me perjudicaba ya que no solo no podía transformarme en loba si no que mi cuerpo era vulnerable a todo, prácticamente era una humana con sangre de Lycan en mis venas, ni siquiera llegaba a ser una omega, en realidad no sabía lo que era.

Mire a Jordán a un lado de la cama, solo tenia descubierta la mitad superior de su cuerpo, las sabanas cubrían el resto al igual que lo hacían conmigo.

La poca luz se filtraba por la ventana del departamento hacia que su perfilado y apacible rostro; el era un Beta, el Beta de mi hermana y su manada, desde que lo conocí siempre había deseado encontrar a su mate, como cualquier lobo de hecho, yo exceptuándome de ellos. Mi destino no era encontrar a mi mate, mi loba estaba inhibida por lo que el deseo de la diosa y el privilegio de obtener un compañero debía olvidarlo.

Pero Jordán no, él si tenía a esa mujer especial que lo esperaba por lo que no podía rechazar a su compañera, yo estaba en medio porque yo misma lo quise pero me haría a un lado cuando llegase el momento.

Dolería, lo sabía, pero era lo correcto.

Me levanté de la cama usando una camiseta de Jordán que había dejado en el suelo, me acerqué a la ventana del departamento que habíamos rentado por esa noche, Camil nos había dicho que encontráramos la forma de sacar a Mary del lugar donde la tenían confinada pero no había tenido suerte con eso, el lugar era un maldito campo de batalla, hacían rondas cada dos horas y como si fuera poco todo estaba controlado con cámaras. Era una tarea casi imposible.

Luego estaba el tema con los collares. Yo no me preocupa tanto por mí, pero si estaba aterrada por Camil y Jordán.

—¿Rosy?. —fije mi vista en Jordán quien se había despertado y sentado en la cama. —¿Qué sucede?

—No quería que te sintieras incomodo conmigo en la cama, tu lobo...

—No hables tonterías. —me silencio y luego soltó un suspiro cansado.

—¿Lograste relajarte? —sonreí mientras me sentaba en el sofá cerca a la ventana, la mirada de Jordán hizo que borrara mi sonrisa de inmediato.

—Crees que eso fue lo de anoche, solo un desquite. —desvié mi mirada hacia la noche.

—Dentro de diez días será luna llena, tanto tu como Camil...

—No es por la luna o el efecto que tiene en nosotros que hacemos esto, si hubiera una manera de decirte que...

—No lo hagas, te arrepentirás. —lo silencie. —La única que puede escuchar eso es tu mate. —Jordán bufo.

—No la he hallado y no creo que lo haga.

—Camil lo encontró pese al tiempo que tiene, un siglo esperándolo y lo hayo en este lugar. Tu aun puedes encontrarla. —este hizo un gesto y desvió la mirada.

—Solo la hallare si la busco, pero mientras que no...

—Jordán no hagas eso. —el Beta de mi hermana sonrió y camino hasta a mí, su collar estaba al descubierto el resplandor ámbar había disminuido mucho al igual que el mío. —Ya no brilla como antes. —Jordán miro su collar y luego el mío. —Yo estoy bien, sabes que incluso sin él no podrán descubrirme.

—No quiero correr riesgos, no te arriesgaré. —suspire y levanté mis piernas hacia mi pecho, no quería pensar en lo que pasaría si los Legionarios nos descubriesen. —Camil no ha llamado de nuevo, me estoy preocupando.

—Debe estar con Daniel, ¿Te dijo donde estaba?

—No, solo me dijo que llamaría cuando tenga algo certero, no se que quiso decir con eso pero me angustia, tu hermana a veces corre riesgos innecesarios. —sonreí porque sabía que era cierto.

Eres mio, Humano©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora