La razón de estar a tu lado

                                    

                                          
Kral volteó y miró al lobo de cabello gris extrañado porque lo seguía, estuvo siguiéndole alrededor de quince kilómetros, se paró en seco y giró para quedar frente al lobo quien solo lo miro. 


                          
-¿Porque estas siguiéndome?
El lobo no dijo nada, él solo agacho su cabeza, las orejas se aplanaron contra la cabeza y su cola se colocó entre las patas.


                          
Kral al ver eso solo suspiró acercándose cuando quedo a pocos centímetros levantó la mano, la acción hizo que el lobo echara el cuerpo hacia abajo haciéndolo ver más pequeño, cerró los ojos mantenía sus orejas y la cola en la mima posición.


                          
Abrió los ojos al sentir la mano de aquel hombre acariciando su cabeza, lento y cuidadoso fue levantando la cabeza, cuándo lo miró este sonrió.


                          
-No te asustes, no te haré nada.
Dicho eso dejó de acariciarlo miró que había desencorvado el cuerpo pero evitaba el contacto visual, sus orejas y cola seguían en la misma posición.


                          
-¿Cuál es tu nombre?- preguntó para hacer que lo mirará.
Él lobo miró hacia abajo.


                          
-¿Puedes hablar?- preguntó curioso al ver que no emitía ninguna palabra.
Él lobo solo asintió con su cabeza.


                          
-Bien- Kral puso su mano en el cabello del contrario y volvió a preguntar- ¿Cuál es tu nombre?


                          
-Yo... No... No tengo nombré- respondió nervioso y en voz baja.


                          
-Venga no juegues y dímelo.


                          
-No juego, mi amó nunca me nombró.


                          
-¿¡Qué!?- miró al lobo que mantenida su mirada hacia abajo -Pero quiero saber tu verdadero nombre, aquél que te dieron tus padres. No el que te dio Ariki.
Hubo unos minutos de silencio, el lobo miró de reojo hacia Kral quien al notarlo sonrió dulcemente haciendo que mirará nuevamente abajo, tomó una gran bocanada de aire antes de volver hablar.


                          
-Yo no lo recuerdo... Mi amo siempre cuido de mí, así que no sé qué nombré me pusieron.
Kral abrazó al lobo mientras volvía acariciar su cabeza, durará varios minutos antes de que Kral se separe.


                          
-¿Te puedo poner un nombré? Claro si no te molesta- dijo un poco avergonzado volteando la cara hacia su izquierda mientras rascaba su mejilla con su dedo.


                          
Miro de reojo al lobo que al escuchar eso había levantado sus orejas y su cola se movía suavemente, Kral no pudo contener una pequeña risita provocando que el contrarió lo mirará de reojo unos segundos.


                          
-Bien, déjame pensar- puso una mano en su barbilla para pensar mientras miraba al otro.


                          
Era un chico de quince años, su ropa era solo una playera de mangas largas y unos pantalones blancos bastantes sucios y rotos, él lobo estaba igual de sucio y tenía varias heridas los únicos rasgos que hacían notar que él era un monstruo eran su cola y orejas de color gris, sus ojos color Amarillos.


                          
Kral sonrió al pensar en el aspecto que tendría en su forma de lobo.
-Que te parece... Lupus- Miró que la cola se movía más rápido y que ahora lo miraba, supuso que le gusto el nombre.


                          
-Y bien Lupus ¿Porque me sigues?


                          
-Bueno, usted es mi nuevo amo y me ordenó que lo siguiera.


                          
-Yo no soy tu amó. No tienes por qué seguirme
Dicho eso Kral dio media vuelta y siguió su camino sin percatarse que la cola de Lupus dejó de menearse y sus orejas se habían echó hacía atrás, Lupus miró a Kral hasta que se perdió en la distancia.