El látex apretaba mis curvas, mis senos se presionaron uno contra otro, se pronunciaban descaradamente, no eran los mismos, el embarazo provocó que estos perdieran firmeza, pero a Bastian no le hacía ninguna diferencia, seguía amándolos, amándome de cualquier forma. Mis curvas lo volvían loco, así que insistió en resaltarlas esta noche con el vestido que me estaba haciendo usar. Era cómodo, el material se amoldaba a mí, de tanto en tanto este se subía un poco, si me agachaba otorgaría una vista perfecta de mi culo. Eso a Bastian no le importaba cuando se metía en su papel de Dominante, diferente sería si estuviéramos fuera de él.
—¿Estás lista? —preguntó su voz a mi espalda. Advertí su penetrante mirada a través del espejo. Sus ojos se fijaron en mi trasero.
—Creo que sí. Es extraño usar esto —murmuré, mirándome en diferentes ángulos.
—Te ves jodidamente caliente, preciosa —dijo.
Lo miré por encima de mi hombro. Él terminaba de abotonar su camisa negra. Amaba verlo vestido de negro, lucía más poderoso, más dominante, más imponente. Avanzó despacio hasta mí a paso lento, de primer instante no me tocó, solo rozó su cuerpo de manera sutil contra el mío.
—Los años transcurren y mi deseo por ti aumenta. Comienzo a creer que nunca tendré suficiente de ti, te buscaría mil veces en otras vidas.
Lentamente di la vuelta. Mis palmas descansaron en su pecho firme. Descendieron despacio, él las sujetó.
—Me encanta tu sexi romanticismo —musité. Esbozó una sonrisa y depositó un beso en la punta de mi dedo índice, lo llevó despacio entre sus labios, sentí su lengua y posteriormente el roce de sus dientes.
—Déjame llevarte a mi mundo esta noche —susurró.
—Ya pertenezco a él —dije—. Sé que me amas como yo te amo. Sé tus limites y tu tolerancia para ciertas cosas —continué, él me prestaba atención, curioso—, pero quiero disfrutar completamente contigo, cumplir tus deseos perversos.
—Follarte frente a muchos en el club es uno de ellos, sin embargo, mis celos son un impedimento —musitó.
—Pero eres tú el que va a tocarme —refuté.
—Soy el único que estará dentro de tu coño —siseó, atrayéndome a su cuerpo. Jadee—. ¿Estás dispuesta a hacer lo que te ordene? —Mi sexo palpitó ante aquella pregunta.
—Sí, lo haría.
—Muy bien, mi preciosa gatita quiere jugar, vamos a darle lo que quiere —susurró, depositando un beso fugaz en mis labios—. Colócate el abrigo y vamos a despedir a los niños.
Tragué saliva y asentí, me hallaba un tanto abrumada por lo que vendría, por la noche que tendríamos. Hacia tiempo que no íbamos al club, comúnmente llevábamos nuestras sesiones en casa, sin publico de por medio. De vez en cuando salíamos, por supuesto, mas no a ese lugar que había sido testigo de muchos de nuestros encuentros. Bastian era muy celoso, celoso conmigo y mi cuerpo, pero yo sabía que aun mantenía ese morbo que lo excitaba al pensarme en brazos de otro o al menos ser observada.
Sin perder tiempo me coloqué el abrigo para cubrir mi vestimenta. Enseguida fuimos a la habitación de los gemelos, quienes yacían dormidos, la madre de Bastian se quedaría al cuidado de ellos y de mi pequeño Jayden.
ESTÁS LEYENDO
Deseo ©
ChickLit-¿Y bien? ¿Estás de acuerdo? -Preguntó serio. -Dame el bolígrafo -dije segura sin perder más tiempo. Su sonrisa se hizo más grande, me tendió el bolígrafo y sin dudarlo firmé entregándole el contrato que él observó complacido para después firmarlo...