Capítulo 24.

                                    

                                          
Capítulo 24. Caída sin dolor 
                          


                          
Era primavera, las flores salían, los pájaros cantaban y la lluvia caía. Atsushi miraba desde la ventana la lluvia mientras Ryunosuke descansaba en una siesta – Atsushi ¿Por qué miras la lluvia? – pregunto Dazai curioso 
                          
―     Agua – dijo el pequeño albino 
                          
―     Sí, es agua 
                          
―     Agua 
                          
―     Sí, es agua – repitió
                          
―     ¡Agua! 
                          
―     ¿Qué tienes con el agua? 
                          
―     ¡Agua! – volvió a gritar el niño y Dazai aunque cansado se acerco 
                          
―     ¿Qué pasa? 
                          
Cargo al niño y solo notó lo inevitable, Atsushi se había hecho pipí. 
                          
Dazai fue a cambiar al niño, mientras tanto. Ryunosuke se removía en el futon, no por que estuviera incomodo, estaba teniendo un asombroso sueño. 
                          
Dazai cambio a Atsushi y llevo al albino de nuevo consigo, aprovechaba sus momentos de tranquilidad para escribir lo más que podía, dejo a Atsushi en su coral lleno de juegos, el albino jugaba con unos cubos y rayaba hojas. Dazai se dedicaba a escribir su manuscrito, desde que tenía a los niños sus intentos de suicido habían bajado considerablemente, no, no los había abandonado todavía. 
                          
Volteo a ver a Atsushi en el mejor momento, el albino se había parado y se sostenía del corral, Dazai le miro sorprendido, aunque ya lo había hecho ahora el albino lo hacía solo, comenzaba a caminar por el corral y Dazai solo se quedó atrapado en aquel bello momento cuando Atsushi caminaba de un lado a otro para juntar todos sus cubos – esto es tan bello y valioso... Merece un intento de suicidio 
                          
Atsushi cayó de cara, Dazai solo pudo sentir el dolor del albino, espero a que Atsushi llorara pero no lo hizo, levanto el rostro, miro a Dazai y se volvió a levantar – muy valiente Atsushi-kun
                          
―     Dyu – el albino le llamo al azabache, pero Ryunosuke estaba dormido en el futon fuera del corral - ¡Dyyuuu! – volvió a llamarle 
                          
―     ¿quieres a Ryunosuke? – pregunto Dazai y el albino asintió mirándolo. 
                          
Saco a Atsushi del corral y el albino fue caminando hasta Ryunosuke, se cayó de senton justo frente al azabache, con sus manitas comenzó a moverlo y el azabache despertó mirándolo - ¿Atsusi? 
                          
―     Dyu – dijo el albino para comenzar a llorar – me caí – dijo llorando 
                          
El azabache se levantó, acaricio el cabello del albino y lo abrazo – ya Atsusi, yo te potego, ya, - dijo mientras besaba el rostro del albino – besitos mágicos para que no duele más 
                          
―     Si, besio mágico – dijo el albino llorando pero alegre
                          
―     A veces dudo si me necesitan... - se quejó Dazai mirándolos 
                          


                          
...
                          
¡Hola! 
                          
lamento la ausencia en este fanfic pero a veces me concentro mucho en una temática, bueeeno, el próximo capítulo será sobre el sueño de Ryunosuke y las quejas de Dazai sobre que sus hijos no lo necesitan 
                          
Significa mucha diversión para los próximos capítulos, y también que los subiré mas o menos como... ¡quien sabe! pensaba terminarlos hoy pero quizá no tenga tiempo, seguros mañana.
                          
Pd. Los besitos mágicos si existen, una vez mi primo se cayo, entonces le dije que si dejaba de llorar le daría un beso mágico, el pregunto que querrá eso, le dije que los besos mágicos curaban todos los dolores. Ahora cada que alguien se lastima mi primo da besitos mágicos
                          
Dato curioso para quien lo necesite. 
                          
¡Gracias por leer!