Capítulo 8.

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Capítulo 8. Día fatal 2.

Chuuya estaba tranquilo, miraba la pantalla de su celular para arreglar unos asuntos en su trabajo, aunque sabía que debía salir, suspiro de ello, le costaba dejar a los niños con el rubio, mientras que Kunikida armaba un castillo de bloques con Atsushi y Ryunosuke. – Kunikida debo ir a arreglar unos asuntos de mi trabajo, regresaré en la noche – decía Chuuya mientras se ponía su saco – yo me quedaré para llevarlos al kínder

― Sería mejor si yo paso aquí la noche

― ¿estás bromeando? Das clases a chicos de escuela media, yo paso por el kínder, vamos en direcciones opuestas. Los dejaré en el kínder, los iré a buscar y esperaremos a Dazai – decía Chuuya

― ¿Por qué crees que no puedo quedarme un lunes con ellos?

― Por qué das clases maldito listado de compras

― Hacer listas al comprar es bueno, así no compras cosas incensarías como los condones que jamás usas

Ambos chicos se miraban retadores, estaban molesto. Atsushi miro a Ryunosuke, se le fue encima y mordió su brazo - ¡Atsusi suéltame! – grito Ryunosuke y ambos chicos reaccionaron

― ¡Atsushi! – grito Chuuya

― Mocoso suelta a tu hermano – dijo el rubio.

Chuuya optó la opción rápida. Dio un golpecito leve en la nariz de Atsushi y el albino soltó al azabache. Ryunosuke se puso a llorar, Atsushi había dejado una marca en su brazo, mientras Chuuya lo sostenía – ya Ryunosuke, ya, vamos. Lavaré tu brazo y le pondremos un curita

― Me duele Chuuuya – decía Akutagawa entre sollozos

― Ya, ya – decía Chuuya llevándose al azabache

Kunikida arreglo sus lentes y se sentó en el suelo frente a Atsushi – y bien. ¿Qué fue eso?

― Ryu se veía sabroso

― No tenías que morderlo

― Es que... es que uug – Atsushi apretaba sus propias manos y esto lo noto Kunikida

― Parece que te dan ansias – decía el rubio – no debes de morder a tu hermano, - de su pantalón tomo una pelota suave y grande – puedes morderla

Atsushi la mordió, mordía y mordía sin parar - ¿te sientes mejor? – pregunto y el albino sonrió

― Si – dijo relajado – Ryu ¿me pedonara?

― Sí, pero asegúrate de disculparte bien ¿está bien?

― Si – dijo mientras corría al baño en el trayecto comenzó a gritar - ¡RYU PEDONAME! – gritaba

Chuuya no tardo mucho, Atsushi regresaba con Ryunosuke caminando, aunque el menor no dejaba de besarle el brazo al azabache – creo que... lo mejor es no pelear

― Si, se alteran – dijo Kunikida levantándose – me encaré, resuelve las cosas tranquilo, los dejaré listos para irse a dormir

― Gracias, recuerda que Ryunosuke come mucho higo, si te descuidas se lo comerá todo, incluyendo el de Atsushi

― Lo sé

― Y no dejes que Atsushi coma tanto arroz

― Tranquilo – sonrió Kunikida – regresa con cuidado

― Si – se arrodillo abriendo sus brazos – niños, me voy – dijo Chuuya

Ambos niños corrieron a abrazar a Chuuya. El pelinaranja beso sus frentes y sonrió – háganle caso a Kunikida-san ¿de acuerdo? Regreso en la noche para arroparlos

― Ve con cuidado Chuuya, cuidaré de Atsusi

― Si, te potas bien – dijo Atsushi

― Nos vemos en la noche – dijo el pelinaranja para salir

Ambos menores miraban a la puerta y al rubio, una y otra vez, hasta que Kunikida pregunto - ¿Qué pasa?

― Ahora Kunikida-san y Chuuya ¿son nuestros padres?

― ¿De qué hablas?

― En las cadicatudas, el papá se depide de la mamá y se va a tabaja

Kunikida se sonrojo y suspiro. Sería un largo día. 

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