-A mi la vida tampoco deja de sorprenderme, tranquila. -Confesé mientras tiraba mis patatas en la bandeja. -Puedes coger si quieres.
-No, no tengo hambre. -Alcé mis hombros y cogí varias patatas para empezar a comer. Observaba, mientras tanto, a Natalia. Seguía mirando a su alrededor, y frotaba sus manos entre si. Quería preguntarle si le ocurría algo, pero desde que asumí donde estaba y con quien, tenía miedo de hacer algo de lo que me arrepintiese y, al parecer, mi mente creía que hablar mucho con ella sería una de esas cosas. -¿Te acuerdas de lo que estuviste a punto de decirme antes de entrar a la discoteca?
-¿Perdona? -Dije, con la boca casi llena.
-Ya sabes, lo de que aún recuerdas la primera vez que me viste, o algo así...
Natalia era un laberinto de gestos indescifrables. A veces parecía... no tímida, más bien precabida. Otras, como ahora, parecía la persona con más confianza del mundo.
Y si, recuerdo la primera vez que la vi, y recuerdo lo que iba a decir después de aquello: que parecía una persona totalmente diferente. La primera vez que vi un ápice de simpatía en ella sabía que lo otro era una personalidad que ella escogía tener.
¿Para qué? No lo sé. Tenía la sensación de que ese personaje que ella misma creó estaba dejando de serlo para convertirse en una faceta suya más.
Ahora me miraba fijamente, con toda la intensidad del mundo concentrada en sus ojos. Tenía su mentón apoyado sobre sus puños, y sus codos apoyados sobre la mesa infantil. Estaba tan poderosamente sexy que me daba miedo dejar de concentrarme en mi aperitivo para concentrarme en contestarle.
Así que lo hice sin mirarla.
-Me acuerdo, si.
-Y... ¿A qué te referías?
La miré, nos miramos. Y, a partir de entonces, hubo un silencio en el que tardé en entender que me correspondía a mi romperlo.
-Nada. Que parecías una persona totalmente diferente. Aunque bueno... -Ella inclinó su cabeza hacia un lado, esperando que siguiese con mi discurso. -Yo siempre pensé que era un papelón lo tuyo, pero creo que me estoy equivocando.
-Es un poco triste pensar que una persona es siempre igual, ¿no? -Su dedo índice pasó a estar en su mejilla, y el pulgar de la misma mano debajo de su barbilla. -Yo creo que cada persona saca una personalidad diferente de cada uno.
-¿Y yo cual saco de ti? ¡Porque no lo sé ya! -Protesté, haciendo un gesto con mis brazos mientras masticaba. Ella se rió y mantuvo su sonrisa.
-Ni yo lo sé. Por eso quiero conocerte, para conocerme a mi también.
Si otra persona me hubiese dicho esto en otras circunstancias, seguramente mi interior estaría dando vueltas y vueltas. En realidad ahora también lo estaba haciendo, pero porque no entendía nada.
Llegados a este punto sería muy ingenua si no me diese cuenta de que Natalia estaba intentando algo conmigo. Pero, ¿el qué y por qué? A veces sentía que tenía que ser yo la que tuviese en cuenta las cosas que ella ignoraba por completo.
-Hablando de conocer, ¡qué majo es tu novio! -Solté, metiendo con rapidez unas cuantas patatas en mi boca.
Natalia, al escucharme, dejó sus ojos en blanco y soltó un sonoro suspiro, destensando su espalda para apoyarla de manera vaga en la silla.
-¿Si? ¿Te cae bien?
-¡Si! A ver, es un poco raro, pero...
-Es así siempre.
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Limerence
FanfictionAlba obtiene la mayor oportunidad de su vida cuando es la elegida para exponer sus propios cuadros en el nuevo museo de Madrid ''Mascart'', el cual ha conseguido mucha popularidad desde su reciente apertura. Desde entonces, su vida profesional empi...
16 - Creep
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